martes, 18 de marzo de 2008

REFORMA ENERGETICA

Isabel Dorado Auz

 

La ambición de la derecha no tiene límites. Desde que gobiernan nuestro país (de 1982 a la fecha) los Prianistas han logrado privatizar una gran cantidad de empresas. Primero la Banca Mexicana que hoy en día está en manos extranjeras, después Teléfonos de México y, últimamente, Aeroméxico por citar solo las empresas más representativas. Hoy están en la mira La Comisión Federal de Electricidad y Petróleos Mexicanos.

A pesar de que siempre se ha dicho que las empresas del gobierno solo muestran ineficiencias y no permiten un control de precios, se ha recurrido al engaño para "convencer" a la opinión pública de la importancia de arrebatarle al gobierno el control de todas estas empresas claves para el desarrollo nacional y que fueron o son pilares de la soberanía nacional.

No se debe dejar de lado, que gran parte de la riqueza generada por la CFE y PEMEX contribuye a que los trabajadores de ambas empresas tengan prestaciones y sueldos que les permiten vivir en la honrosa medianía. Además, estas dos empresas representan la única opción que tiene el gobierno para generar proyectos sociales que logren paliar la pobreza extrema que padecen millones de mexicanos. A pesar de ello, desde hace varios años la derecha prianista está insistiendo en pasar a particulares el patrimonio de todos los mexicanos. Ante ello, empiezan a surgir las voces de defensa y, lo que parecía imposible, ha hecho coincidir a Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, lo cual puede ser un indicio de una reconciliación de la izquierda en relación a los temas torales de la política mexicana.

De igual forma, en cada uno de los Estados de la República Mexicana se han estado instalando los Comités Estatales de Defensa de la Industria Energética y, todo indica, se empieza a organizar la sociedad civil para evitar un atraco más a la nación. De no detenerse esta ofensiva de la derecha, el siguiente paso será la Reforma Laboral que aunada a la Reforma Judicial solo traerá como consecuencia una mayor represión y una política del garrote en contra de quienes tengan la osadía de oponerse a la actitud vendepatrias de la derecha "mexicana". Se rompería también con los frágiles equilibrios que aún existen y que han sido, hasta el momento, los garantes de la estabilidad social.

La izquierda, pues, tiene la obligación de convocar a una manifestación masiva y pacífica para frenar las negras intenciones de quienes quieren privatizar los bienes públicos. Así como no debe permitirse la destrucción del Parque Villa de Seris, aquí en Hermosillo, de la misma manera el movimiento ciudadano debe empezar a darle rostro a la inconformidad para lograr restablecer los equilibrios recientes y convencer con la fuerza de la razón a la derecha para que desista de llevar a cabo un atropello más.

No hace mucho, en Guaymas, se tenía el sistema de Cooperativas. El dinero, producto de la pesca del camarón, generaba riqueza social y era la base de la economía del Puerto. Cuando se privatizó la pesca, el trabajador pesquero empezó a ganar sueldos de miseria y unos cuantos Armadores se convirtieron en los nuevos ricos y pasaron a ser los dueños de los destinos de no pocos guaymenses. Por eso, deben buscarse nuevas formas de distribución de la riqueza nacional, donde cada mexicano tenga derecho a vivir dignamente y a disfrutar, no padecer, los recursos naturales que genera nuestra nación.

Por todo lo anterior, la defensa de PEMEX y CFE es solo el inicio de la defensa de nuestro patrimonio nacional, y tiene que pasar necesariamente por la recuperación, en un futuro cercano de todo lo que la derecha nos ha saqueado. Será pues, el punto de partida para salir a la búsqueda de una mayor equidad social, lo cual provocará también una menor polarización y un entorno de mayor convivencia social. Podría pues, restablecerse la confianza en nuestras autoridades y, con ello, una mayor paz social.

 



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Fernando V. Ochoa
cel 6621 50-83-33
ser como el clavo, que aun oxidado, sigue siendo clavo.

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