lunes, 14 de abril de 2008

EL TIMIDO PAULSON


CRISIS CREDITICIA MUNDIAL


La administración Bush parece ignorar el camino para salir de la crisis hipotecaria

Media docena de iniciativas aguardan en el Poder Legislativo de EU mientras el debate aún no termina: una  mayor regulación ante la nueva realidad de que los mercados no se corrigen solos, o la vigilancia efectiva y hasta restrictiva sobre la innovación financiera. Ése es el dilema.

No más reglas, pero sí más y una mejor supervisión." En eso parece resumirse la propuesta de reforma de regulación financiera que diseñó la administración de Bush y que presentó el pasado lunes el Secretario del Tesoro, Henry Paulson.

Así que la percepción de algunos analistas de que el plan de Paulson introduce un mayor intervencionismo no parece la correcta, al menos en cuanto a  lo que se conoce hasta ahora.

"Ciertamente no se ha hecho lo suficiente aún. El presidente Bush ha enviado un número importante de iniciativas con buenos nombres para reformar a los organismos reguladores pero nada importante aún para encontrar una solución", apuntó Robert Shiller, investigador de la Universidad de Yale y autor del libro La exuberancia irracional quien se declara sumamente preocupado por la situación crediticia actual en EU.

Tampoco se ha hecho nada, censura Shiller, por apoyar a los deudores estadounidenses que de la noche a la mañana pasaron de la "exuberancia" a la pobreza en sus balances. El investigador de la Universidad de Yale menciona la iniciativa presentada por el legislador demócrata, por el estado de Massachuset, Barney Frank, para que la Administración Federal de Vivienda otorgue créditos a los prestamistas una vez que reporten como pérdidas sus carteras con problemas de pago, un mecanismo parecido al que puso en marcha el gobierno mexicano a través del Fondo Bancario de Protección al Ahorro y, posteriormente, mediante el Instituto de Protección al Ahorro Bancario (IPAB). El monto para este programa se calcula en al menos 20,000 mdd, que se sumarían a los 152,000 mdd en devoluciones impositivas extraordinarias.

La propuesta de otorgar subsidios a los intermediarios afectados y, en última instancia, a los deudores hipotecarios podría acelerar la recuperación de los ciclos crediticios y, con ello, subsanar el ciclo ingreso-consumo que, a juicio del ex secretario del Tesoro, Larry Summers, está roto.

Existe el riesgo, sin embargo, de que la desaceleración de la economía estadounidense genere un efecto similar al de la crisis financiera de Japón de 1998 y aún más grave porque la economía japonesa continuó creciendo en medio de todos sus problemas financieros. Por ello, la decisión de la Fed siempre se inclinó a bajar las tasas de interés. Sin embargo, en opinión de Shiller, la Fed sí habría tomado riesgos en excesos en su propio portafolios para evitar un colapso. Sin embargo, concede: "En el papel del Banco Central tal vez yo hubiera hecho lo mismo."

La crisis de confianza y el temor de los consumidores ha provocado una reducción significativa en el gasto y con ello, un cisma en la disponibilidad de ingresos de muchos sectores. "El ciclo está roto en EU", dijo Summers, para quien  se tuvo un periodo de crecer mucho y sin miedo y ahora viene la época de nulo crecimiento y mucho miedo.

El plan de Paulson para modernizar las estructuras financieras de los mercados estadounidenses, más que una propuesta formal, parece el primer y tímido paso que da una administración que está ya en sus últimos coletazos para abrir un necesario debate. Tan es así que pocos analistas hablan sobre el principal meollo de la crisis: cuál será el contenido de las nuevas reglas, o qué modificaciones deben introducirse, para que una gran parte del sistema financiero que no está sujeta siquiera a una mínima regulación prudencial, se someta a ella.

En opinión de Summers, el funcionario que durante la crisis cambiara de México en 1995 impulsó un rescate de apoyo, la clave se encuentra en la capitalización de los intermediarios financieros y no en frenar la innovación, la causa, para muchos, de los problemas endémicos que ahora enfrenta la economía estadounidense. La innovación de instrumentos alimentó, dice Shiller, la "exuberancia" con la que los estadounidenses condujeron sus finanzas en las décadas recientes. La regulación no fue tan aprisa como la emisión de nuevos esquemas financieros.

Esa falta de regulación, y no tanto el que no existan mecanismos de supervisión, es la razón que explica las arriesgadas prácticas de las compañías hipotecarias, las aseguradoras de bonos, o los bancos de inversión durante la etapa de auge anterior.

Es cierto que también la estructura de supervisión es poco eficiente y muy fragmentada, y que algo había que hacer al respecto. Pero más allá de eso, detrás del proyecto presentado no se percibe la intención de endurecer la legislación, que es donde se centra ahora mismo el debate estructural.

Hay varios detalles que hacen pensar así a los analistas: por ejemplo, Paulson dijo que el acceso de los bancos de inversión que actúan como corredores primarios de valores (primary dealers) a la ventanilla de descuento debe ser temporal. Con esto parece sugerir que, si acaso, la banca de inversión sólo debería someterse a una regulación semejante a la de la banca tradicional de manera transitoria, en tanto que acuda a la ventanilla de descuento. Una vez que no recurra a esa facilidad de préstamo, volvería posiblemente a una situación muy parecida a la que ha estado gozando durante estos años de exuberancias y excesos.

Además, a juicio de Paulson, la aplicación de cualquier medida sólo debería realizarse una vez que la crisis se haya superado. Una manera un tanto extraña de querer escarmentar a los que, sin mirar el riesgo, sólo les interesaba obtener el máximo rendimiento posible.

Una vez superada la crisis y con el sol luciendo de nuevo en Wall Street, las motivaciones para modificar el marco regulador y endurecer la legislación podrían relajarse.

Posiblemente, con la crisis conjurada, Bear Stearns, Lehman Brothers o Merrill Lynch ya no tengan que acudir a la ventanilla de descuento y, por tanto, esgrimirán argumentos para no endurecer los requerimientos de capital o los requisitos de gestión de riesgo de liquidez, por poner algunos ejemplos. Mejor seguir como estaban, pues también saben que, como a Bear Stearns, si se equivocaran, siempre estará la Fed para rescatarlos por el riesgo sistémico que entrañan.

De modo que, como dice Paul Krugman, la estructura importa pero, más que quién te va a supervisar, lo que de verdad interesa es qué reglas se van a examinar pues, por mucho que mejores la vigilancia, todo seguirá igual si no hay reglas por las qué velar y todo se deja al libre albedrío del mercado.

En cuanto al plan en cuestión, ¿cómo mejorará la estructura de supervisión? De acuerdo con el plan presentado por Paulson (Blueprint for Regulatory Reform, 31 de marzo),  es que las labores de inspección no se realicen tanto en función del tipo de institución a cubrir, esto es, un supervisor para los bancos, otro para las aseguradoras, otro para los fondos de inversión y otro para los hedge funds, sino que los supervisores adopten tareas amplias  que involucren la estrecha vigilancia de un espectro extenso de instituciones financieras.

En ese sentido, la institución supervisora que vería reforzada su autoridad y poder es la Reserva Federal, la cual se encargaría de preservar la estabilidad financiera. Para ello, dispondrá de mayor poder e información sobre los bancos de inversión, las compañías de seguros y los  hedge funds. Parece claro que, por su trayectoria y actual función dentro del sistema financiero estadounidense como promotora de la estabilidad macroeconómica, la Fed es la institución más adecuada para asumir este papel después de que algunos la señalaran como responsable importante de esta crisis y que su papel en ella provocará más de una crítica.

Además, el plan de Paulson busca fusionar a la Comisión de Mercado de Valores (SEC en inglés),  la autoridad que regula los mercados bursátiles con la comisión de los mercados de derivados de Chicago y Nueva York. Esta institución supervisora vigilaría el manejo del negocio financiero para garantizar la protección de consumidores e inversionistas ante los distintos productos financieros. También, se creará un único supervisor prudencial que supervisará todos los depósitos de las instituciones financieras, su capitalización, su gestión de riesgos y sus límites de inversión  para garantizar su buena salud y solvencia.

De hecho, la crisis de las hipotecas en EU obligó a que la Fed reconociera de manera tácita que los mercados deben regularse, dice Shiller de la Universidad de Yale. Al menos, esto es lo que demostró el segmento de la hipotecas subprime. Ahora, Paulson está proponiendo una comisión que vigile cómo se originan los créditos hipotecarios.

Junto con el rescate que busca impulsar el gobierno de Bush tendrá que llegar una mayor regulación. De otra forma, se generaría, un moral hazzard, que dañaría no sólo a la economía sino también cualquier decisión política. Con pies de plomo, el Plan de Paulson tendrá, dicen los analistas, que aventurarse más allá de una tímida vigilancia.

Todo esto está muy bien: sin embargo, lo que ha contribuido al caos no parece tanto que haya sido la poca eficacia de las tareas de supervisión, sino la ausencia de legislación. La autorregulación que impone el mercado ha fallado, y el próximo presidente de Estados Unidos, posiblemente, tenga que ir más allá de los cambios en la estructura de supervisión y adentrarse en cómo modificar las reglas de modo que se preserve la eficiencia del mercado pero al mismo tiempo se limiten los riesgos.

A salvo por baja penetración

En México el contagio de la crisis hipotecaria de EU se ha limitado, hasta ahora, al incremento en los costos financieros.

El Banco de México reveló, sin embargo. que las subsidiarias de algunos bancos extranjeros en el país habían financiado a sus matrices enviando recursos en dólares, lo que revela la tensión a la que se encuentran sometidos los gigantes del crédito.

Sin embargo, aquí en México, Banamex –la subsidiaria de Citibank– negó que hubiera enviado recursos a su matriz mientras las autoridades regulatorias de la banca aseguraron que no tienen conocimiento de dichas transferencias que, de no superar los límites establecidos en la Ley de Instituciones de Crédito debe considerarse lícitas. 

Los hechos y los temores, sin embargo, propiciaron que las autoridades regulatorias como la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), se pronunciaran sobre la tendencia que seguirán en México las regulaciones y la vigilancia a raíz de los cambios en los mercados crediticios.

Los bancos en México, apunta Robert Shiller de la Universidad de Yale, tienen un comportamiento muy diferente al de sus matrices extranjeras. Son más conservadores y tradicionales. "No hay una crisis hipotecaria ahora en México porque los bancos mexicanos nunca perdieron sus créditos y probablemente no ocurra. Hay una cultura bancaria diferente en México, que persiste a pesar de los vínculos internacionales de los bancos", considera el investigador.

Sin embargo, a juicio del ex secretario del Tesoro, Lawrence Summers, un hecho indiscutible y que, hasta ahora, aisla a México de este tipo de crisis es la baja penetración que mantienen los servicios financieros. "Me gustaría ver un mayor avance de los bancos", agregó Summers en breve conversación.

Por ahora, la CNBV reitera que ante las preocupaciones en torno a la necesidad de una mayor supervisión –alentadas en México por la crisis en EU– el énfasis no se presentaría con un mayor número de reglas "sino ajustes en el margen".

"Debemos privilegiar la fortaleza de la supervisión para evitar que la dinámica que tenemos en el sector se convierta en una dinámica que se salga del control de las instituciones", consideró el responsable de la regulación bancaria y bursátil, Guillermo Babatz.

Un mayor énfasis en los mecanismos de gobierno para la toma y revisión del riesgo que se tiene dentro de las instituciones, es una de las rutas que seguirá la CNBV. Porque, dijo Babatz, "una de las cosas que llama la atención de la crisis hipotecaria es que algunas de las instituciones parecen no haber tenido conciencia siquiera de las posiciones que se tenían tomadas en ciertos mercados o con ciertos riegos comunes".

Por eso entre los intermediarios mexicanos, la CNBV se centraría en los próximos meses en revisar los esquemas de toma de riesgo y el peso que tienen, precisamente, los Comités de Riesgo para alcanzar equilibrios frente a las prioridades comerciales.

Un nuevo orden financiero se presenta como un hecho indiscutible para analistas en pro y en contra de una mayor regulación. La innovación financiera, dice Shiller, no se detendrá.



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Fernando V. Ochoa
cel 6621 50-83-33
ser como el clavo, que aun oxidado, sigue siendo clavo.

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