miércoles, 18 de junio de 2008

la opinion publica del narcotrafico

 

  Jorge Buendía

> ¿Usted invertiría en un país sin conocer sus variables económicas como PIB, tasa de interés o inflación? ¿Invertiría en una empresa de la cual desconoce sus ventas o sus utilidades? Seguramente, no. Para tomar una decisión, en éste y en otros ámbitos, hay que contar con información relevante.

> Uno de los principales problemas en la campaña contra el narcotráfico es la falta de indicadores adecuados para saber si ésta va por buen o mal camino. La cantidad de droga decomisada es un indicador, pero no sabemos cuál es su porcentaje del total. Los decomisos pueden aumentar simplemente porque creció la cantidad de droga que se comercializa. Otro indicador que las autoridades mencionan es el incremento en el precio de las drogas, ya sea en México o en EU, pero este puede ocurrir porque aumenta la demanda o porque disminuye la oferta (la versión preferida por las autoridades). Más importante aún, dada la naturaleza de los productos, es que desconocemos qué tan válida y confiable es la información sobre el precio de las drogas.

> En este contexto, resultan predecibles la incertidumbre y el escepticismo que hay sobre los resultados de la guerra contra el narco. Uno sabe que la economía de un país va bien cuando se generan más empleos, cuando la inflación es baja y cuando los salarios reales aumentan. Pero no tenemos información similar para la guerra contra el narcotráfico. Hay manifestaciones de la guerra, pero no sabemos qué lectura darles. La expresión más clara es el número de muertes vinculadas al narcotráfico, pero su interpretación es un debate abierto.

> El procurador general de la República, Eduardo Medina Mora, plantea que las muertes son indicadores de dos cosas: 1) Las bandas se están peleando entre sí. 2) Las peleas son derivaciones de la estrategia gubernamental. Ergo, la batalla contra el narcotráfico la va ganando el Estado mexicano y las muertes son síntoma de que la estrategia gubernamental funciona. Pareciera que a mayor número de muertes, mayor éxito. El problema con esta interpretación es que la existencia misma de la violencia es síntoma de que el Estado está fallando. El Estado tiene la obligación de procurar la paz y el orden, y las ejecuciones y la violencia son muestra de que no está alcanzando estos objetivos.

> Para que el argumento del Procurador funcione, la opinión pública tiene que adoptar una perspectiva intertemporal, es decir, tiene que creer que la situación primero debe empeorar para que después venga el repunte. Esto es lo que se espera de los programas de ajuste económico: primero aumenta la inflación y el desempleo, y después se espera estabilidad y crecimiento económico. El aumento del desempleo es síntoma de que el programa de ajuste está funcionando. La lógica del Procurador es similar: el aumento de la violencia es muestra de que la estrategia es exitosa. ¿Cree la ciudadanía en este argumento?

> Las encuestas muestran que son minoría quienes apoyan la interpretación oficial. De acuerdo con una encuesta del periódico Reforma (primero de junio, 2008), 53% piensa que la guerra entre el narcotráfico y el Gobierno Federal la va ganando el primero y sólo 24% piensa que el gobierno es el triunfador (el resto no tiene opinión). El seguimiento de Ipsos-Bimsa sobre el tema muestra que siete de cada diez mexicanos creen que la violencia ha aumentado. Las explicaciones de la violencia muestran a una ciudadanía dividida: 40% cree que los narcotraficantes están ganando la guerra, 30% cree que éstos han tenido que defender sus territorios ante la presencia del Ejército y 21% la relaciona con disputas entre las diferentes bandas. Más aún, quienes perciben que la violencia ha aumentado tienden a creer que la estrategia gubernamental es un fracaso, y quienes perciben una disminución de la violencia la consideran un éxito. En suma, la opinión pública cree que a menor violencia, mayor el éxito de la guerra contra el narcotráfico.

> Las cifras anteriores muestran la dificultad de transmitir convincentemente la idea de que la violencia significa algo positivo en el corto plazo. Esta idea es contraintuitiva y nadie preparó a la opinión pública para ello. Además, la ausencia de indicadores válidos y confiables sobre el combate al narcotráfico ocasiona que los medios y la ciudadanía se concentren en los pocos indicadores a la mano, notablemente las muertes vinculadas al narcotráfico. Son indicadores poco favorables para el gobierno, pero es lo que hay.



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