viernes, 6 de junio de 2008

¿ Y LA BRUJULA?

¿Y la brújula, señor Presidente?


Este rumor parece cierto: Felipe Calderón ha perdido los hilos para enfrentar los desafíos que trascienden las fronteras. Viaja mucho y piensa que la campaña no ha terminado. ¿Tiene tiempo para planear?

Hoy, la política, simplemente ha desaparecido. El buen oficio de consensuar, batir ideológicamente al adversario y construir muros que preserven el bien común, se ha desvanecido al calor de las circunstancias que rodean a una Presidencia que sostiene con alfileres su proyecto para catapultar el desarrollo de toda una nación.

El consenso entre empresarios, académicos y ciudadanos, es unánime: el inquilino de la residencia oficial de Los Pinos está pasando por su peor momento, ya que sus más recientes medidas han sido, literalmente, vapuleadas por el círculo rojo y más allá. En la práctica, la debilidad que empieza a registrar su pacto con el PRI (léase Manlio Fabio Beltrones), las amenazas que lanza su gran aliada (Elba Esther Gordillo) y sus permanentes intentos por aplicar una aparente "política de izquierda", han alimentado la sensación de que este gobierno ha perdido la brújula, que está atrapado por un gabinete que ya perdió oxígeno y, en pocas palabras, que ve pasar el tiempo sin un plan debajo del brazo.

"Aquí, no hay interlocución política", dice Federico Berrueto, analista político. "El tejido que mantenía los acuerdos entre el Presidente y sus aliados, se ha roto. Puede pronosticarse un mal ambiente para lo que resta del sexenio, sobre todo, porque el PRI (que hasta hace poco tiempo facilitaba la toma de decisiones) ya inició los trabajos para regresar a Los Pinos."

Esta tendencia, que podría desalentar los acuerdos para la política interna, también puede aterrizar en la política exterior, donde México tiene varios retos encima: la reconfiguración de las relaciones con EU, la competencia económica de otras tierras (Brasil, China, India), el replanteamiento de los nexos diplomáticos con Cuba y Venezuela; así como la puesta en marcha de un modelo para contrarrestar el calentamiento global y las migraciones masivas.

DÍAS EN CRISIS

De acuerdo con el análisis político, Felipe Calderón está desaprovechando el tiempo en asuntos que ya cumplieron con su fecha de caducidad. Para los politólogos, el éxito de su gestión está condicionado por dos factores: el primero es su persistente obsesión por el "fantasma de la ilegitimidad" que le endosó AMLO y, el segundo tiene que ver con el estigma que él mismo se impuso de empujar las reformas estructurales y así desmarcarse de su antecesor. Ambos factores lo han acompañado todo el tiempo. Eso, consecuentemente, lo dibuja como un Presidente que todos los días, sin excepción, parece estar en campaña.

Paralelamente, el calderonismo ha empezado a caminar solo, sin el apoyo de quienes en su momento desactivaron la gritería por la aprobación de grandes medidas como la Ley del ISSSTE y la Reforma Hacendaria. La mejor muestra de ello está en las entretelas del debate para confeccionar la Reforma de Pemex, donde el PRI —sobre todo aquel que no está casado con la causa de Manlio Fabio Beltrones— se ha sumado al frente opositor y no ha perdido ningún minuto para atacar el intento oficial por ocultar los cambios constitucionales que permitirían introducir a la IP en la industria petrolera.

Este movimiento, acusan los expertos, ha modificado el orden de los factores dentro del rejuego político. En el tricolor, añaden, ya se sienten los equilibrios entre las diferentes corrientes políticas, lo que ha hecho que Manlio Fabio Beltrones pierda reflectores y tenga que convivir con otros líderes, como son los gobernadores que se perfilan para aspirar a la candidatura presidencial, junto con la lideresa del partido, Beatriz Paredes, quien está promoviendo la confección de un proyecto de ley petrolero que pulverice los alcances de la iniciativa presidencial.

De esta forma, y debido a una lucha que silenciosamente ocurre entre las filas del PRI, se espera una permanente confrontación política entre los diversos jugadores del acontecer nacional (incluido el Presidente), misma que se intensificará en las próximas semanas, cuando se oficialice el arranque de las campañas rumbo a las elecciones intermedias de 2009. Por eso, Felipe Calderón y sus muchachos en el gabinete tendrán que demostrar sapiencia.

Sin embargo, de acuerdo con versiones periodísticas, algo está pasando en el interior del círculo íntimo del mandatario, específicamente en Los Pinos, que refleja un peligroso fenómeno: la soberbia presidencial.

El pasado sábado, en el periódico Reforma, el articulista René Delgado apuntó: "No son pocos los empresarios, gobernadores, jerarcas eclesiales, intelectuales y dirigentes sociales cuyas voces sienten que rebotan en Los Pinos. No se trata, desde luego, de figuras que intentan acudir o acuden a la residencia oficial del Presidente de la República con mantas y pancartas para hacer sonar consignas o matracas para enarbolar reclamos. No, son personalidades preocupadas por la situación prevaleciente y que, más allá de su eventual simpatía por el jefe del Ejecutivo, desean respaldar la actuación del gobierno..., pero nomás no acceden al oído presidencial. Se topan con que los más cercanos colaboradores del presidente Felipe Calderón simple y sencillamente no les toman la llamada telefónica o, peor aún, se las reciben para engañarlos, asegurándoles que transmitirán su deseo y gestionarán una audiencia y, apenas cortan la comunicación telefónica, se olvidan por completo del asunto."

Así las cosas, los analistas consideran que el comportamiento del coronel del Poder Ejecutivo responde a su intento por arrancarse de los compromisos que adquirió en campaña con diversos grupos de interés y, simultáneamente, está recurriendo a una estrategia de reorganización interna en la que no están contempladas las multitudes. Este asunto, hasta aquí, no merece críticas, dicen los expertos, pero advierten que el impulso y aplicación de los programas que vengan no puede ser concebido bajo un sólo ideario. De ser así, nadie que tenga las riendas del país, podrá avanzar.

¿Cuál es la salida? Hacer caso de las experiencias internacionales como la francesa o la italiana que, al margen de sus sistemas políticos, mantienen bien aceitadas las negociaciones. Es decir: reconocer, de una vez por todas, la pluralidad política y, sobre todo, asimilar que el señor Presidente ya no es el eje de los acuerdos. Sí, que el presidencialismo ya está menguando y que la predominancia de un solo hombre ha quedado atrás.

Viajes... para el recuerdo

La premisa de la política exterior es: "Más México en el mundo y más mundo en México". Con ello, la presidencia de Felipe Calderón, según lo ha señalado la propia Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), busca colocar a México en el mundo globalizado desde la perspectiva económica y comercial. Sin embargo, ello aún no se refleja, pues al menos 80% del comercio mexicano sigue con la mirada fija en EU.

Renovar las relaciones diplomáticas con América Latina ha sido también el objetivo de la actual administración que, si bien lo ha logrado (al menos en el caso de Cuba, Venezuela, Bolivia y Argentina), esta promoción se ha llevado a cabo con la mayor discreción y baja actividad diplomática del propio Ejecutivo.

Desde el inicio de su administración, los viajes internacionales emprendidos por Felipe Calderón se han dado en un marco de cumplimiento de compromisos por asistir a cumbres que sólo funcionan, en muchos de los casos, para encontrarse con homólogos y "estrechar vínculos". Punto.

Por eso, las giras se han visto enmarcadas por declaraciones de buena intención y hasta por acciones de funcionarios de la Presidencia acusados de "tomar"  aparatos de telefonía celular que no les correspondían.

De acuerdo con el Centro de Documentación, Información y Análisis del Senado de la República, en materia de política exterior, el Presidente realizó ocho giras internacionales durante 2007, en las cuales visitó 17 países. Ello contrasta con las 15 giras que Vicente Fox hizo durante su primer año de gobierno, donde hizo gala de su protagonismo en los foros multilaterales.

En su primer año, Felipe Calderón visitó Nicaragua, El Salvador, Alemania (en dos ocasiones), Suiza, Gran Bretaña, Irlanda, España, Guayana, Italia, Bélgica, Francia, Dinamarca, Belice, Canadá, Nueva Zelandia, Australia e India. En todos ellos la versión oficial expone que el mandatario estrechó lazos de amistad, fomentó el comercio bilateral e impulsó proyectos ambientales.

El sello, inicialmente, fue concentrar la atención en América Latina y no en EU. Posteriormente, Felipe Calderón se trepó a la campaña que surgió en Europa, específicamente en Alemania con Angela Merkel, en contra del calentamiento global. Después, la política exterior fue más allá del Río Bravo y se iniciaron las primeras reuniones con los líderes de América del Norte. En ellas, se habló de fortalecer la competitividad en la región y reducir las barreras comerciales.

Este año, la actividad internacional del Presidente se ha incrementado. Al menos en lo que va del año, ya lleva seis giras de trabajo y tiene programadas dos entre junio y julio. En estos meses, Felipe Calderón ha visitado Guatemala, EU, El Salvador, República Dominicana, Panamá, Perú y Honduras. Se prevé que para la segunda semana de junio, lleve a cabo una visita de Estado a España y en julio próximo esté en Japón y China.

Ante este historial, los viajes presidenciales se han caracterizado por las buenas intenciones de "estrechar lazos". El problema es que en Europa, por ejemplo, México ha sido severamente cuestionado por la práctica actual en materia de defensa de derechos humanos.

Isaías Robles del Valle




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