viernes, 12 de noviembre de 2010

EL IMSS, EL PRIMO Y LA DEL PUEBLA.


De: José Martín Vélez de la Rocha <martinvelez63@hotmail.com

EL IMSS, EL PRIMO Y LA DEL PUEBLA.

 

En Diciembre de 2008, la empresa Tata Consulting le facturó al IMSS 420 mil horas hombre de consultoría. Para realizar ese trabajo tal empresa necesitó más de 2500 programadores. Pero el total de su personal en México no llega a mil empleados.  ¿Cuál fue el resultado de esa barbaridad de horas de consultoría? ¿Cómo le hicieron para entregar tal trabajo, con mucho menos de la mitad del personal necesario? Quién sabe; pero, en ese diciembre, 115 millones de pesos del presupuesto del IMSS cambiaron alegremente de manos.

Las preguntas planteadas en el párrafo anterior, y otras muchas, tendría que responder un tal Carlos Castañeda Gómez del Campo. Si, adivinó Usted, es primo de Margarita, esposa a su vez de Felipe (el del hígado que sufre).  El señor Castañeda Gómez del Campo es, además, Director de Innovación y Desarrollo Tecnológico del IMSS. Desde ese puesto, el señor Castañeda (¿Por qué los primos incómodos son los que mejor se acomodan?) le otorgó a Tata Consulting contratos por un total que supera los quinientos millones de pesos ¡Quinientos millones de pesos!

Los primos de Margarita Zavala no sólo son expertos en computación o en embodegar niños. Cuando Calderón llegó a la Secretaría de Energía (2003), Carlos Castañeda Gómez del Campo, de empleado de casa de bolsa, repentinamente,  devino experto en computación. Llegó a PEMEX (2004) y desde ahí operó para que Hildebrando lograra millonarios contratos con la empresa petrolera. (Esos son los contratos ilegales cuya existencia reconoció el propio Hldebrando Zavala, hermano de Margarita, después de que, en un debate televisado, alguien le levantó la falda a la corrupción de la familia Calderón Zavala).

Resumamos brevemente: Felipe Calderón, Secretario de Energía; Carlos Castañeda Gómez del Campo, empleado de PEMEX en el área de Informática (bajo la autoridad de Felipe); Hildebrando Zavala, que obtiene los contratos de informática en PEMEX; por último, Margarita Zavala Gómez del Campo, ella une a la familia ¡Qué bonitas son las familias unidas! ¿Aunque se  unan para robar?  Todo indica que sí. A menos que la Familia Michoacana tenga una mejor explicación. Pero, por lo pronto ¡Cherchez la femme! (Zavala) dicen en Francia, o ¡Follow the money! (de los Calderón, los Zavala y los Gómez del Campo) dirán los gringos.

Pero, ahora que López Dóriga se acordó de que es periodista, difundió unas grabaciones en las que dos "empresarios" hablan de cómo, para obtener un contrato de 80 millones de pesos, tienen que "ponerse la del Puebla" con algún funcionario del IMSS (largo paréntesis para explicar eso de "ponerse la del Puebla": el equipo de futbol de la ciudad de Puebla tiene un uniforme cuya camiseta es blanca, atravesada por una diagonal azul. Cuando se le pide a alguien que se "moche", que se ponga generoso, o generosa, le piden, figuradamente, que se ponga la camiseta de la franja, la del Puebla).

Quienes hayan tenido algún contacto con las áreas de compras de prácticamente todas las dependencias de gobierno saben cómo se ganan licitaciones y contratos. Deambulan por oficinas, navegan por Compranet, legiones de proveedores uniformados con "la del Puebla".  

La corrupción de La Familia Michoacana (no, la de la Tuta no, la de Calderón) está perfectamente documentada en el libro titulado Camisas Azules, Manos Negras, El saqueo de Pemex desde Los Pinos. Su autora es Ana Lilia Pérez, editado por Grijalbo (2010).  Ninguna de las graves denuncias contenidas en ese libro ha sido desmentida, ni lo será.

Todo el mundo periodístico y político mexicano, se sorprende hoy de que un funcionario medio del IMSS pida mochadas de 5% (¡Poquitero!).  La lectura del libro mencionado le dará a López Dóriga, y al que sea, motivos para pensar que la corrupción en el actual sexenio no sólo está en los niveles medios. La corrupción inicia más arriba… no, no, más arriba….más arriba…un poco más arriba… ¡Eso! ¡Ahí! ¡Mero arriba!

 

Martín Vélez