domingo, 27 de febrero de 2011

DIRECCION EQUIVOCADA

Marcelo Colussi

Con gran esfuerzo, trabajando más de diez horas diarias y sin dejar de interesarse nunca por sus dos hijos –que habían quedado viviendo con la madre luego de la separación, pero con quienes pasaba todos los fines de semana– Nabucodonosor logró graduarse de abogado.

No era común que alguien de 43 años terminase una carrera universitaria, menos aún trabajando como él lo hacía. Pero lo cierto es que lo logró. Y sus calificaciones no eran malas, hay que reconocerlo.

Desde que había roto con su ex esposa, con los hijos aún pequeños –el menor era un bebé de pecho todavía– se había dedicado sólo trabajar como mula en su pequeño negocio: una librería y fotocopiadora en el predio de la universidad, que él mismo atendía en persona y donde en los pocos, muy pocos ratos libres que le quedaban, leía para sus clases. No era especialmente inteligente (él decía que como consecuencia de su crónica desnutrición de cuando niño. Había comido carne vacuna por primera vez a los diez años, estando ya en la capital). Probablemente podría ser así; pero si bien es cierto que no era una luz, como contrapeso era terriblemente tesonero. Cuando no entendía algo, lo releía incansablemente, lo preguntaba hasta la saciedad a los catedráticos, a sus compañeros de clase, lo anotaba en papeles que leía hasta cuando estaba sentado en el inodoro…. Así era de perseverante Nabucodonosor.

Durante varios años, luego de la separación, no volvió a salir con ninguna mujer; sólo trabajaba y estudiaba. Los fines de semana, bueno…, el domingo, porque el sábado se quedaba sacando fotocopias hasta la noche, los domingos, decíamos, aseaba un poco su casa, lavaba su ropa –a mano, herencia de sus costumbres de la aldea donde aún el día de hoy las mujeres lavan en el río– y leía todo lo que podía.

A los golpes fue aprobando materia tras materia, y así llegó a tener el título. "Aboganster", se dijo. Le daba un poco de risa el ejercicio de su profesión; pero tenía pensado dedicarse al derecho laboral, no para ser un gánster más –como tantos y tantos abogados– sino para consagrarse con sentido ético a defender trabajadores.

Una semana después de graduado, tan contento que no se lo podía creer, luego de almorzar con sus hijos como hacía todos los domingos, la vio en el restaurante. Por años la había cruzado en la universidad, sin hablarse nunca. Sabía que era docente en la carrera de Sociología. Ahora hacía ya unos meses que no la veía, quizá un año…, o dos. Se sorprendió con el reencuentro.

Mientras los niños jugaban en el área de juegos, se acercó a ella. Le resultó demasiado fácil todo. Eso no le podía estar pasando a él: graduarse, y una semana después de ser ya todo un abogado, caerle a ese encanto de mujer y obtener ya una cita luego de no más de un cuarto de hora de conversación. Además, ella era soltera, y por lo que parecía, con ganas de dejar de serlo.

"¿O será que esto de ser un profesional abre puertas tan mágicamente?", se preguntó sorprendido. Lo cierto es que, habiendo recibido la tarjeta de presentación de Irma –así se llamaba su ¿amada?, de quien vio que era también abogada– quedaron en que el martes la pasaba buscando por su estudio.

Lo que restaba de ese domingo y el lunes siguiente fueron los días más felices de Nabucodonosor; estaba más eufórico que cuando obtuvo el título incluso. Se sentía que no cabía en sí. ¡Volver a salir con una mujer después de años! No lo podía creer. "¿Me acordaré todavía cómo se hace?"

Llegó el martes. Cerró la fotocopiadora más temprano que de costumbre. Se puso corbata –era de la vieja usanza, y para salir con una mujer las "buenas costumbres" así lo indicaban, se dijo–. Algo de perfume, una retocadita al cabello, y cinco minutos antes de la hora pactada estaba en el lugar. El edificio, más o menos humilde, parecía más una vivienda que lugar de oficinas. Tuvo que subir hasta el tercer piso por las escaleras (no había ascensor). Tocó timbre y salió un varón bastante gordo, calvo, de unos 60 años, en chancletas. Le llamó la atención un tic que tenía en el ojo izquierdo. Cuando preguntó por Irma, su interlocutor se puso pálido y casi cae desmayado.

"Pero… ¿quién es usted? ¿De dónde la conoce?", preguntó secamente.

Ante esa respuesta, pero más aún, ante el tono con que fue interpelado, Nabucodonosor quedó atónito. Sin saber de qué se trataba exactamente, vio que la situación era, como mínimo, bastante rara. En un instante se imaginó las peores y más terribles cosas: que Irma era abogada de gánsters y que él, sin saberlo ni quererlo, se había metido en problemas. Ya se veía acribillado a balazos, sin terminar de entender por qué.

El que ahora se puso pálido fue Nabucodonosor.

"Es que ella…, esteeee….., ella me dio esta dirección en su tarjeta. Y, bueno…. Habíamos quedado que hoy teníamos que vernos", pudo articular pobremente, con una mezcla de miedo, vergüenza y consternación.

"Pues sepa, señor, que Irma murió hace un año".

Escuchando eso, nuestro héroe quedó estupefacto. Sin responder una palabra, sin despedirse, sudando frío, salió del edificio. Dos cuadras después se quitó la vida saltando los 50 metros del Puente del Yacimiento, cayendo estrepitosamente sobre una calle lateral. Los bomberos debieron trabajar más de dos horas para recoger lo que quedaba de su cadáver.

Post scriptum

El teléfono de la fotocopiadora de Nabucodonosor no paraba de sonar, y así estuvo por más de tres días. Irma llamada desesperada porque, en una confusión –acto fallido dirían los psicoanalistas– le dio la tarjeta equivocada. Desde que se había ido de su casa paterna donde antes tenía su despacho, peleada con ambos progenitores y sin hablarse nunca más con ellos en el año siguiente, era la primera vez que le sucedía algo así.


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REVOLUCIONES PACIFICAS

Jon Juanma (Desde España. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)

Durante estos agitados días no dejamos de oír en prensa, televisión e internet sobre las revoluciones en el Norte de África y Oriente Próximo. Y una de las características que la mayoría de los medios destacan sobre éstas es el componente pacífico de las mismas.

Además del pacifismo de las revueltas, una y otra vez, los medios de comunicación masivos nos transmiten otros aspectos de esa matriz de opinión en la que las revoluciones del siglo XXI aparecen impulsadas por medios como Facebook, Twitter u otras redes sociales mediante el valeroso empeño de líderes periféricos de clase media occidentalizados (léase modernos/buenos). Hombres y mujeres que luchan por lo que tenemos aquí ("democracias" por si no caía en la cuenta) contra malvados y "tercermundistas" déspotas. Además, en este relato posmodernista los obreros (léase sucios/molestos/feos) aparecen poco menos que como monos de comparsa, miembros de un conjunto protoarcaico, periférico, anecdótico, casi imposible y en todo caso obsoleto, llamado "clase trabajadora". Un ingrediente caduco que se empeña en permanecer en la nevera de nuestros días para disgusto de la "progresía" posmodernista. Así que, en definitiva, tenemos revoluciones "limpias" con gente joven derrocando malvados dictadores (que anteayer no lo eran para el "mundo libre") a través de métodos pacíficos. Visto así, ya casi podríamos visualizar el próximo anuncio de Coca-Cola donde esculturales jóvenes árabes occidentalizados cantarían en una manifestación tipo videoclip de Santana bañados por las burbujas del conocido refresco mientras la voz en off dice en perfecto y seductor árabe: "Rompe con el pasado y saborea tu libertad". Pero desde una perspectiva crítica, deberíamos preguntarnos si estas revoluciones son verdaderamente pacíficas, y si lo son: ¿Para quién?

Repasemos los datos que tenemos hasta el día en que escribo estas líneas: más de 345 muertos en Egipto1, 219 muertos en Túnez2, 5 muertos en Marruecos3, 300 muertos en Costa de Marfil4, 12 muertos en Yemén5, 7 muertos en Bahrein6, y de 46 a 62 muertos en Libia según otorguemos mayor credibilidad a Amnistía Internacional o Human Right Watch7. Además en otros países como Arabia Saudí, Irán, Argelia, Djibouti o Kuwait, también se están dando fuertes protestas y manifestaciones pero aquí las cifras de víctimas no acaban de ser del todo fiables dado el oscurantismo informativo que existe en muchos de esos regímenes, si bien todo parece indicar, lamentablemente, que lo más probable es que se estén produciendo. Y por supuesto dentro de todo este "paraíso pacifista" hablamos "sólo" de víctimas mortales. Deberíamos añadir los miles de heridos, detenidos y/o torturados8. Entonces al final, ¿tenemos revoluciones pacíficas o violentas?9

Allá por 1848 los jóvenes Marx y Engels ya lo tenían muy claro. En el Manifiesto escribían que las revoluciones serían violentas, sin ninguna duda. Y no porque los amigos comunistas fueran unos sanguinarios deseosos de colgar empresarios y aristócratas de la copa de un pino (el propio Engels era empresario), sino porque sencillamente entendían que la mayoría de los miembros de las clases dirigentes, los propietarios de los medios de producción, no se dispondrían pacíficamente a devolver con una sonrisa en sus rostros todo aquello que robaron al pueblo tras años de explotación y latrocinio. Robo forjado al amparo de sus leyes derivadas de la propiedad privada y el predominio en el control de las fuerzas coercitivas (Ejército, Policía, etc.). Y todo esto simplemente porque las élites de las clases poseedoras, a diferencia de la mayoría de los miembros del pueblo, sí tienen conciencia de clase todo el tiempo. No una vez cada muchos años como el pueblo. Se lo crea usted o no, realizan una lucha de clases todos y cada uno de los días de su existencia para garantizar y aun ampliar su poder en el sistema-mundo en que vivimos. Lo hacen desde las empresas, los juzgados, los parlamentos, las universidades, la televisión, la publicidad, los libros, el cine, etc. Y si en los tiempos de "paz" les da igual condenar a la muerte a millones de personas en el mundo por hambre10 o guerra, ¿de verdad cree que dudarían en pegarle un tiro en la cabeza si usted formara parte de una de esas "turbas" que pusieran en peligro sus intereses?

Nosotros les importamos menos que nada, y sinceramente considero que ésta es una de las primeras lecciones políticas que deberíamos aprender si queremos actuar seriamente en pro de la emancipación del ser humano. Más allá del seductor contoneo de las sacrosantas banderas nacionales ondeadas bajo la partitura de la alienación colectiva y la danza de los payasos célebres (llámense Alonso, Messi, Shakira o Maldonado), ésta es la primera lección que deberíamos aprender: ellos no creen que usted sea parte de su grupo, ergo ellos no creen en las banderas que muchos de los de abajo besan y ondean reproduciendo una falsa aunque anhelada unidad. Estas telas pintadas ocultan las vergüenzas de una sociedad enfrentada entre los dueños del capital y los esclavos asalariados a duras penas propietarios de sus cuerpos. Humanidad escindida entre los que disfrutan de la mayor parte del producto del trabajo social y aquellos que, para poder si quiera aspirar a tener un techo sobre el que cobijarse o alimentos que echarse a la boca, deben vender la mayor parte del tiempo de su vidas a los expropiadores.

Y esta infección del pensamiento burgués, del poder dominante, sobre las llamadas "revoluciones pacíficas" arriba con la resaca de la marea postcolonial hasta las fronteras de un país, donde se supone, hay un ejecutivo gobernado por socialistas, como se reconocen (así mismas) las propias autoridades venezolanas. Allí, sorprendentemente, se viene repitiendo una y otra vez que la revolución que acontece en esas tierras es "pacífica", haciéndole el juego al pensamiento de derecha. ¿"Pacífica" de qué? ¿Pese a haber sido asesinados cientos de luchadores sociales como sindicalistas, abogados, líderes indígenas y populares?11 Desde luego que la "revolución" ha sido pacífica para la oligarquía venezolana, para los De Abreu, Macedo, Mendoza, Cisneros y compañía. Prueba de ello es que muchos de los que organizaron el golpe de estado en 2002 contra el gobierno de Chávez fueron absueltos de muchos delitos con un Decreto de Amnistía que el mismo Chávez promulgó el 31 de diciembre de 2007 para esos "demócratas de derecha" a pesar del consiguiente escarnio entre las bases revolucionarias. Sin duda, hay que reconocer que la mayoría de esos oligarcas siguen en sus mansiones y con su dinero en los bancos, de un modo harto "pacífico". Extraña revolución aquella que no es capaz de, por dejadez o falta de convicción, cuando no por cierta connivencia, impedir que a los miembros más combativos del pueblo se les asesine y en cambio, sí garantiza la seguridad jurídica a la élite explotadora. Extraño camino al socialismo, extraña "revolución" la caribeña...

Extraño pacifismo en todo caso el de todas estas revoluciones. Parece que, al margen de los discursos y la ampulosa retórica, unas muertes cuentan más que otras. Así los 365 asesinados del pueblo egipcio no merecen que se le quite el epíteto de "pacífica" a su principio de revolución, quizás sea porque los violentos de siempre fueron "respetados" y sus amigos de allende los mares también (con sus multimillonarios contratos empresariales). Tengan por seguro que si las cosas se profundizan y el pueblo egipcio consigue forzar a sus gobernantes que renegocien o nacionalicen algún sector de la economía egipcia en manos de multinacionales foráneas, la prensa "libre" occidentales comenzará a repetir como una papagaya que la revolución en Egipto se tornó "violenta".

No me malinterprete el lector, con este artículo no quiero que crean que abogo por cortarles el cuello a los explotadores o proclamar el culto a la violencia en las revoluciones. Si lo hiciéramos, nos convertiríamos en parte de ellos, ensuciaríamos nuestros sujetos humano-políticos desviándonos del objetivo emancipador y dificultaríamos el ánimo prosocialista de las masas. Más bien lo que sugiero es que las cárceles, abarrotadas de no pocas víctimas sistémicas, sean oxigenadas reduciendo la densidad de presos por m2 con unos pocos hijos de sus madres que actualmente siguen viviendo "pacíficamente" de la explotación y la violencia generalizada. Auténticos criminales que sortean la justicia a golpe de talonario, desde cámaras legislativas y tribunales. Además, por supuesto, tendríamos que reingresar toda su fortuna a las arcas públicas y declarar inoperativas todas sus cuentas extranjeras (en paraísos fiscales y bancos del norte). Porque ya está bien de que se les permita que "pacíficamente" nos vayan matando a todos, millones a millones, de miles a centenas, de centenas a decenas, uno a uno. De muerte lenta o súbita. Ya basta.

Nosotros sí queremos la paz, ellos nunca la quisieron. Lo que para nosotros es nuestro más excelso sueño, para ellos sólo significa el final de su permanente orgía genocida de cuerpos asalariados sacrificados a cambio de plusvalía. La violencia es su medio y su único remedio; la paz nuestra meta, fuerza y fortaleza. Nuestra bandera siempre ha sido la blanca y debemos garantizar que lo siga siendo hasta el último momento, hasta que no exista otra posibilidad para nuestra supervivencia que teñirla de rojo. Pero la suya es la de la violencia, siempre lo ha sido y siempre lo será mientras existan los explotadores. Dos no bailan si uno no quiere.

En tiempos de paz y en tiempos de guerra permanecerá la violencia mientras se produzca explotación (estructural, individual, colectiva, etc.), sólo que en las revoluciones, si verdaderamente lo son, la violencia también se vuelve como un boomerang contra los violentos sistémicos de siempre. Por eso no hay nada que les aterre más que una revolución, sinónimo de la posibilidad que tienen, muy de vez en cuando, de encontrar una horma a su zapato.

Cuando sus medios de comunicación dicen "revoluciones pacíficas" los explotadores anhelan que el pueblo continúe poniendo los cuerpos para contar muertos, explotados, castrados y desempleados. Le prometen reformas, medallas y días "nacionales" en los calendarios de la derrota. Nos aseguran encenderán velas, cantarán himnos a "los mártires de la patria" y todos seguiremos juntos, enmomiados en telas multicolores pintadas por las manos de los esclavos, mientras no dejamos de bailar el vals de los condenados al ritmo que marcan las razones del Mercado.

Ante las revoluciones, las élites de aquí y de allá nos pedirán por favor, asustados ante el poder inigualable del pueblo unido, que nos dejemos "razonablemente" persuadir para seguir siendo explotados y asesinados en el más pútrido de los silencios, entre la farsa de unas democracias que no lo son y las "razones de Estado". Rompamos ese enmudecimiento de la dignidad. Hay demasiada sangre derramada, demasiados sacrificios, como para no hacerlo.

Nosotros queremos la paz y ellos la guerra, no queda otra, no lo elegimos: libremos la última batalla en nombre de la paz.

Empecemos llamando a las cosas por su nombre.

Es el principio del camino al Socialismo.

* Jon Juanma es el seudónimo de Jon E. Illescas Martínez.

Exposición de parte de su obra plástica: http://jon-juanma.artelista.com/

Notas:

http://www.abc.es/videos-actualidad-internacional/20110222/gadafi-esta-dispuesto-morir-799564343001.html .8. Nótese además que las cifras anteriormente expuestas de asesinados suelen ser conservadoras y dependientes de los Ministerios de Interior de turno.
9. Aquí tenemos un vídeo donde, para continuar con nuestra exposición, se ve lo "pacifica" que está siendo la revolución egipcia: Extraño pacifismo este reguero de sangre:
10. Según el Banco Mundial se espera que debido a la especulación con los precios de los alimentos, desde junio de 2010, o sea, hace poco más de medio año se hayan sumado 44 millones de personas a las filas de la extrema pobreza en el sistema-mundo: http://www.bancomundial.org/temas/preciosalimentos/alerta-sobre-precios-2011.htm .
11. Líderes estudiantiles como el merideño Yuban Ortega (http://www.aporrea.org/ddhh/a77179.html), trabajadores como Pedro Suárez y José Marcano, de la empresa multinacional Mitshubisi muertos por la policía del Estado de Anzoátegui
dirigentes sindicales como Richard Gallardo, Luís Hernández y Carlos Requena (http://www.aporrea.org/ddhh/a67832.html) o los más de 200 campesinos asesinados como reconoció el Frente Nacional Campesino Ezequiel Zamora (http://laclase.info/movimiento-campesino/campesinos-asesinados-en-venezuela-desde-el-2001 y http://www.nodo50.org/tortuga/Campesinos-son-asesinados-por ). Esto sólo por poner algunos de los cientos de casos (puede que lleguen a los mil) reportados por organizaciones de base, en su mayoría de ideología de izquierdas y progobierno. Las autoridades públicas (no pocas "chavistas") se muestran incapaces de capturar a los asesinos, cuando no se vislumbran como altamente sospechosas, en algunos casos, de ser conniventes con los intereses que fueron a consolidar los ejecutores. Como prueba decir que el FNCEZ citado anteriormente decía que de 214 campesinos asesinados en 2009 sólo había 7 personas detenidas, lo que nos da una idea con la impunidad con la que operan. Esta impunidad judicial hace que muchas veces se haga perentoria la autodefensa del pueblo por parte de grupos revolucionarios no adscritos a las órdenes de los mandamases del PSUV como el MRT en Caracas y otras ciudades. También es de destacar el caso del líder yupka Sabino Romero que permanece en la cárcel con pruebas muy dudosas, seguramente por su defensa de los derechos de su pueblo contra los terratenientes. Y por supuesto, imposible olvidarnos del caso del abogado ecologista e izquierdista Danilo Anderson que murió en un atentado de coche bomba cuando estaba investigando a los autores y asesinos que estuvieron a favor del golpe de estado derechista de 2002 en Venezuela (http://es.wikipedia.org/wiki/Danilo_Anderson).


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REVUELTAS SOSPECHOSAS

Edgar Borges (Desde España. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)

Ya sé que resulta incómodo vivir desconfiando de todo cuanto se promueve con obstinada insistencia en la industria mediática. No obstante, eso es lo que hay: son ellos los fabricantes de la desconfianza. Uno no tiene tanta imaginación como para inventarse tanta locura (disfrazada de cordura). Y en el marco de este ir y venir de las informaciones manejadas (desde un control central, EEUU, que opera como el jefe de prensa de los medios del mundo), ya me parecía extraño (muy extraño) tanta promoción a las llamadas "revoluciones" del mundo árabe. ¿Cómo es esto que los grandes medios comienzan a utilizar con tanta "normalidad" la palabra "revolución"? ¿Desde cuándo la jefatura de información global se reconcilió con una palabra que a través del tiempo sólo le ha inspirado terror? ¿Acaso no resulta muy (pero muy) sospechoso ver a los "modelitos mediáticos" anunciar (casi con velitas en mano) la llegada de la "revolución" al mundo árabe?

Bastaría con estar calmadamente informado (más allá de la saturación del segundo a segundo) para saber que las dictaduras clásicas del medio oriente (como en un pasado las de América Latina) han sido patrocinadas por el poder alojado en los Estados Unidos. Sin embargo, a partir de la estupidización generalizada (impuesta por la jefatura de la idiotez), el poder centra su discurso en quienes (la mayoría) padecen el síndrome de la confusión. Gracias a la repetición de unos determinados acontecimientos, los espectadores terminan creyendo que soplan "vientos de libertad" en la Madre Tierra. Y lo que su "comprensión tapizada" no alcanza a ver son los hilos invisibles que mueven las piezas del guión. El caso árabe va en serio, las revueltas tienen un objetivo claramente definido. Ya lo dijo Fidel Castro: "El plan de la OTAN es ocupar Libia". Que nadie se llame a engaño, lo que muchos (incluso desde sectores de izquierda) pensaron podía ser una nueva vía para salir de las dictaduras financiadas por EEUU no es más que un globo de ensayo para penetrar "libertariamente" el mundo árabe. Lo que sus antecesores no pudieron lograr a sangre y fuego, Barack Obama lo pretende "lanzando flores" desde su sillón. El asunto va mucho más allá de unas "bonitas revueltas populares". Sólo desde la ingenuidad o desde el chantaje se podría creer que de la noche a la mañana cada pueblo decidió salir a la calle para deshacerse de sus yugos. Y, como si de un efecto dominó se tratara, la ola se mueve en dirección a los dos países que les interesa: Libia, por su petróleo, e Irán, por su poder militar (Siempre mirando hacia América Latina, esperando una brecha para entrar y sorprender. "Sur a Sur el mundo es nuestro", susurran los bárbaros "modernos").

Estamos ante un tema que requiere múltiples análisis y actuaciones, ya sabemos que en el mundo árabe la humanidad se juega su futuro (y su memoria). Es hora de ir articulando las claves de una mejor comunicación popular a escala global, hay que pasar del puente de la interpretación al puente de la difusión. ¿Cómo hacer para explicar (a un mundo saturado), en términos estratégicamente mediáticos, los verdaderos movimientos de la administración Obama? El planeta sólo tendrá posibilidad de liberación cuando los sectores críticos dejemos de ser minoría, mientras, desde la confusión generalizada (la gente que simula la vida a partir de la TV) se comienza a creer que la "democracia" está llegando al mundo árabe. Mi sospecha me hace pensar que la "democracia" que se pretende instaurar tiene más de "dictadura de mercado" que de "revuelta popular". Ojalá me equivoque o que los vientos del Sur desvíen la gélida intención.


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MUSICA TRADICIONAL DEL JAPON

ARGENPRESS CULTURAL

En Japón existe una innumerable variedad de tipos de música tradicional. Dos de los estilos más antiguos son shōmyō, u "hombre gordo que canta", y gagaku, o música orquestal de la corte, ambos estilos proviene de los períodos Nara y Heian.

El gagaku es un tipo de música clásica que ha sido ejecutada en la Corte Imperial desde el período Heian. Kagurauta, Azumaasobi y Yamatouta son repertorios relativamente autóctonos. Tōgaku y komagaku se originaron a partir de la dinastía china Tang por transmisión por la península de Corea. Adicionalmente, el gagaku se divide en kangen (música instrumental) y bugaku (danza acompañada de gagaku).

Las honkyoku ("piezas originales") se remontan al siglo XIX a.C. Estas son piezas para solo de shakuhachi ejecutadas por los monjes de la secta mendicante Fuke de budismo Zen. Estos monjes, llamados komusō ("monjes de la vacuidad"), ejecutaban honkyoku para las limosnas e iluminación. La secta Fuke dejó de existir hacia finales del siglo XIX, pero actualmente continúa una tradición escrita y oral de numerosos honkyoku, si bien esta música es hoy a menudo ejecutada en conciertos o escenarios musicales.

Los samurái a menudo escuchaban y tomaban parte en la ejecución de actividades musicales como parte de sus prácticas para enriquecer sus vidas y conocimiento.

El teatro musical se desarrolló en Japón desde épocas muy antiguas. El noh o nō se generó a partir de varias tradiciones populares y hacia el siglo XIV se había convertido en un arte altamente refinado. Kan'ami (1333-1384) y Zeami (1363?-1443) lo elevaron a su posición de máxima sofisticación. En particular Zeami fue autor del núcleo del repertorio Noh y fue autor de muchos tratados sobre los secretos de la tradición Nō (que recién fueron ampliamente difundidos a partir de la edad moderna).

Otra forma de teatro japonés es el teatro de títeres o marionetas, a menudo llamado bunraku. Este teatro de marionetas también posee raíces populares y se desarrolló especialmente durante Chonin en el período Edo (1600-1868). Generalmente es acompañado por versos recitados, en varios estilos de jōruri acompañados de música shamisen.

Durante el período Edo los actores (a partir de 1652 solo adultos varones) actuaban en el teatro kabuki que era muy popular y colorido. El kabuki, incluía todo tipo de representaciones desde obras históricas hasta piezas musicales con números de danza, era a menudo acompañado por cantos en estilo nagauta y actuaciones shamisen.

El biwa, que es una forma de laúd de cuello corto, era tocado por grupos de músicos itinerantes (biwa hōshi) que lo usaban para acompañar sus historias. La más famosa de dichas historias es el Cantar de Heike, un relato del siglo 19 a. C. sobre el triunfo del clan Minamoto sobre el Taira. Hacia el siglo XIII los Biwa hōshi se comenzaron a organizar en una especie de asociación de oficios (tōdō) para hombres con deficiencias visuales. Esta asociación eventualmente llegó a controlar una gran porción de la cultura musical de Japón.

Adicionalmente, numerosos grupos más pequeños de músicos ciegos itinerantes se formaron en la zona de Kyushu. Estos músicos, llamados mōsō (monjes ciegos) recorrían la campiña y ejecutaban una variedad de textos religiosos y semireligiosos para purificar las casas y traer buena salud y suerte. Ellos también tenían un repertorio de géneros seculares. El biwa que ellos tocaban era considerablemente más breve que el Heike biwa tocado por los biwa hōshi.

Lafcadio Hearn cuenta en su libro Kwaidan: Stories and Studies of Strange Things "Mimi-nashi Hoichi" (Hoichi el desorejado), una historia japonesa sobre fantasmas y un biwa hōshi ciego que toca "Cantar de Heike".

Desde la era medieval, las mujeres ciegas que eran músicos, llamadas goze, también recorrían los campos, entonando canciones y tocando música acompañadas por un tambor pequeño. A partir del siglo XVII ellas tocaban el koto o el shamisen. Las organizaciones goze se difundieron por toda la región, y hasta hace muy poco tiempo existieron en lo que hoy es la prefectura de Niigata.

El taiko es un tambor japonés que es utilizado en la ejecución de varios géneros de música, existen diversos modelos que se diferencian por su tamaño. Ha alcanzado gran popularidad en épocas recientes como el instrumento de percusión central de numerosos conjuntos musicales, el repertorio se basa en música folclórica del pasado. Dicha música taiko es tocada por conjuntos con grandes tambores llamados kumi-daiko. Sus orígenes son un tanto inciertos, aunque se lo puede rastrear hasta los siglos VI y VII, a partir de una figura de arcilla de un músico con tambor. Aunque después tuvo influencias china y coreana, el instrumento y su música permaneció unido a sus raíces auténticamente japonesas. Los tambores taiko durante este período fueron utilizados durante las batallas para intimidar al enemigo y pasar órdenes de comando. El taiko fue posteriormente adoptado para la ejecución de música religiosa budista y shintō. Antiguamente los ejecutantes de taiko eran hombres santos, que solo tocaban en ocasiones especiales y en pequeños grupos, aunque posteriormente también hombres seculares (muy rara vez mujeres) tocaron el taiko en festivales semireligiosos como bon dance.

Se dice que los conjuntos de ejecutantes modernos de taiko fueron inventados por Daihachi Oguchi en 1951. Oguchi que tocaba el tambor en eventos de jazz, incorporó sus conocimientos musicales en la constitución de conjuntos con gran número de ejecutantes. Su estilo energético hizo que su grupo alcanzara gran popularidad en Japón, convirtiendo a la región de Hokuriku en el centro de la música taiko. Entre los músicos que surgieron por dicha época se destacan Sukeroku Daiko y su compañero Seido Kobayashi. Hacia 1969 surgió el grupo Za Ondekoza que fue fundado por Tagayasu Den; Za Ondekoza promovió la incorporación de ejecutantes jóvenes que plantearon algunas innovaciones a la música taiko, y se difundió en festivales y fiestas comunales. Durante la década de 1970, el gobierno japonés proveyó de soporte económico a ciertas actividades que formaban parte de la cultura japonesa, y como consecuencia se formaron muchos grupos de taiko. Hacia finales del siglo XX, los grupos taiko se difundieron por el mundo, especialmente en Estados Unidos. GOCOO es el nombre de una banda moderna de taiko.

Las canciones folclóricas japonesas (min'yō) pueden ser clasificadas de diversas formas, en general se distinguen cuatro categorías principales: canciones sobre el trabajo, cantos religiosos (tales como sato kagura, un tipo de música sintoista), canciones para acontecimientos tales como casamientos, funerales y festivales (matsuri, especialmente Obon), y canciones para niños (warabe uta).

En el minyō, los cantantes se suelen acompañar con el laúd de tres cuerdas llamado shamisen, tambores taiko, y una flauta de bambú llamada shakuhachi. Otros instrumentos que a veces se utilizan son una flauta traversa conocida por el nombre de shinobue, una campana llamada kane, un tambor pequeño llamado tsuzumi, y una cítara de 13 cuerdas llamada koto. En Okinawa, el principal instrumento es el sanshin. Si bien todos estos son instrumentos tradicionales japoneses, en instrumentaciones modernas se observa a veces el uso de guitarras eléctricas y sintetizadores, dependiendo del estilo y edad del cantante, a veces los cantantes enka incorporan elementos del repertorio tradicional min'yō (Enka es un género musical japonés).

Existen varios términos comúnmente asociados al min'yō tales como ondo, bushi, bon uta, y komori uta. Un ondo por lo general es una canción folclórica con una melodía distintiva que puede ser entendida como teniendo un ritmo de 2/4 (si bien los músicos por lo general no agrupan las notas). La música folclórica típica que se escucha en las danzas de los festivales Obon por lo general es un ondo. Un fushi es una canción con una melodía característica. Su nombre, que se pronuncia "bushi", significa "melodía" o "ritmo." Muy raras veces la palabra se utiliza aislada, en cambio es acompañada por un prefijo que se refiere a una ocupación, ubicación o nombre personal. Bon uta, tal como lo indica su nombre son canciones para Obon, el festival de faroles de los muertos. Komori uta son canciones de cuna para niños. Los nombres de las canciones min'yo a menudo incluyen un término descriptivo por lo general al final, por ejemplo Tokyo Ondo, Kushimoto Bushi, Hokkai Bon Uta, y Itsuki no Komoriuta.

Muchas de estas canciones enfatizan ciertas sílabas como también incluyen gritos agudos (kakegoe). Por lo general el kakegoe son gritos de alegría pero en el min'yō, a menudo son incluidos como parte del coro. Hay numerosos kakegoe, y varían según la región. Por ejemplo en Okinawa Min'yō, se escuchará la expresión "ha iya sasa!". Mientras que en las zonas centrales de Japón, son más comunes las expresiones "a yoisho!," "sate!," o "a sore!". Algunas otras son "a donto koi!," y "dokoisho!"

Recientemente se ha utilizado un sistema para formación musical basado en gremios conocido como sistema iemoto a algunas formas de min'yō. Este sistema fue inicialmente desarrollado para transmitir géneros musicales clásicos tales como nagauta, shakuhachi, o koto, pero dado que mostró ser redituable para los profesores y contó con el apoyo de los estudiantes que deseaban obtener certificados de aprendizaje el método se extendió para abarcar a otros géneros tales como min'yō, Tsugaru-jamisen y otras formas de música que eran transmitidas tradicionalmente de manera informal. Hoy en día algunos min'yō son transmitidos a través de este tipo de organizaciones pseudo familiares, y son comunes los aprendizajes por períodos prolongados.


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vaivenes de la vida

Nechi Dorado (Desde Buenos Aires, Argentina. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)

Rodrigo salió de la empresa que había heredado de su padre. Sentía que la buena racha estaba de su lado, según las idas y vueltas de la economía que se marcan en zigzagueantes gráficos que a veces parecen querer devorarse todo.

Tras la reunión con los asesores y contadores, parecida a un aquelarre donde se manejaban, además, los destinos de los trabajadores, Rodrigo se despidió de su secretaria. Cerró la impecable puerta de vidrio esmerilado que separaba su búnker del resto de los salones de encuentros. En el centro del hall una fuente con agua y nenúfares trataban de humanizar el lugar dando un aspecto de serenidad, zen tan de moda en esta era "new age" promocionada para alcanzar la paz interior.

Columnas de cemento sostenían el verde parejo de las que trataban, infructuosamente, de parecer plantas desde su plástico trabajado, sin esbozos de vida natural aunque muy bien logrado el efecto. Amortiguaban la sensación de frialdad de los ásperos números que bailaban su danza fría y especuladora en el ambiente laqueado, brindando la imagen de un cónclave de reyes entronizados a los que se les rendía un culto especial.

Cuadros con firmas auténticas convivían cuidadosamente sobre las paredes blancas, asépticas, huérfanas de calor humano. En una de ésas se lucía un ventanal interminable donde los cristales parecían ausentes de tan transparentes, permitiendo ver las primeras luces de la ciudad en ese atardecer frente a un río recuperado, en esa zona donde la economía debía mostrar su esplendor.

Manos artísticas lograron expulsar su podredumbre de esas aguas hacia las zonas marginadas donde no deslucirían nada. La guardería de yates contenía las naves de la opulencia.

Rodrigo desoyó el aviso de la secretaria –señor, tiene un llamado del sector cobranzas de la papelera.

-Me fui, Yanina, respondió con un guiño, hoy fue un día magnífico y me gané un descanso. Si llama mi mujer decile que estoy en una reunión.

Salió del lugar, esperó el ascensor que lo llevaría directamente al subsuelo donde una hilera de autos de alta gama esperaba por sus dueños, todos miembros del directorio. Atrás quedaba la pila de faxes, reclamos, cheques en rojo y cheques a cobrar, resúmenes de tarjetas de crédito sin límite y Yanina con su día similar al anterior y al siguiente.

El hombre subió a su coche, se colocó el cinturón de seguridad mientras tarareaba una pegadiza canción que parecía indicadora de lo que viviera en ese día: un pasito p'alante, María, un pasito p'atrás. Así es la vida, pensó, nos da sobresaltos pero cuando llegan las alegrías uno se llena de cosquillitas en la panza. Y hablando de cosquillitas: Loli.

-Qué buena tarde para festejar con ese bombonazo ¡qué mina, ninguna como ella en la cama, te hace volar la perra!

Y la llamó para avisarle que iría hacia su departamento, mientras las cosquillitas aumentaban y el corazón latía desenfrenado.

Afuera llovía, el frío estaba haciendo su aparición de a poco. Rodrigo manejaba por las calles selváticas donde las tarántulas se empachan de insectos.

-Carajo, dijo, me comí el semáforo en rojo justo ahora que andan con las multas a dos manos. M'a sí, no pasa nada, quién será el cojudo que se anime con uno, pensó desde la inmunidad que salpica de soberbia empequeñeciendo la cordura.

Estrenó su celular de última generación con una pregunta –Hola Loli, mamita, no sabés cómo te pienso hace que se yo cuánto ¿Cómo estás para recibir a tu eterno enamorado?

-Voy para allá, preparate porque hoy te mato a besos, agregó con la voz pastosa por el deseo.

Cortó y giró en la avenida siguiente que le pareció cubierta por una capa de terciopelo. Imaginaba el encuentro, los momentos siguientes antes de volver al infierno de su casa donde lo esperaba su absorbente mujer y esos demonios a los que ella no sabía ponerles límites…

-Hoy llegaré bien tarde, dijo para sí, por lo menos zafaré de su bochinche. No soporto a esos pendejos.

-Con Loli se te acaban todas las penas, Rodrigo, se repetía mientras estacionaba su auto frente a una joyería para comprarle un regalito a la abnegada amante que lo único que tenía para con él, era amor alimentado por pilas de sí, inagotables.

Unas cuadras más adelante entró en el estacionamiento del edificio que daba la impresión de haber escapado de un cuento de jeques. Esperó el ascensor que lo elevaría al cielo donde lo esperaba Loli.

El lugar era también un regalito brindado unos años atrás a la muchacha. La atención suficiente como para que la amada siempre estuviera dispuesta para acceder a sus requerimientos.

A lo lejos aullaba la sirena que marcaba el fin de la jornada para los trabajadores de la empresa.
Tonio se despedía de sus compañeros diciéndoles –no me saco el mameluco, se me va a ir el tren y quién sabe a qué hora sale el próximo, este último tiempo andan con demasiada demora.

-Este dolor de espaldas me está matando, encima hoy el tipo se fue temprano y no dejó depositada la quincena, ya tenemos dos días adentro, puta madre, que largo se hace.

En una humilde vivienda del conurbano, Amanda esperaba a Tonio. Hacía falta comprar las zapatillas para el niño del medio y la leche para todos. –Ojalá hoy haya cobrado, pensaba.

La espera, a veces, bailotea como los vaivenes de una ilusión que se va alimentando con las horas, los días, los meses, aunque luego se convierta en decepción, desalmada situación que hasta es capaz de cortarle el paso a la salida de las palabras que mueren atragantadas, dejando un gusto a acíbar en la boca y retorcijones en las tripas.

-Pucha, se me fue el bondi, exclamó Tonio mientras daba una patada al aire, ese gas imprescindible capaz de tolerar hasta las reacciones más primarias cuando la bronca estalla, ahoga el grito que muere en la garganta y la oprime y la carga de resentimiento y te hace desear que la muerte se apiade y de una vez te recuerde.

Cuando llegó el próximo colectivo trepó como gato enfurecido, quería llegar a su casa pero no sabía para qué con los bolsillos tan vacíos como seguramente estarían los estómagos de la familia. Al llegar a la estación de trenes, no se apuró para subir. Ya le daba lo mismo tomar ese que el otro que saldría una hora más tarde. Tonio sentía que no podía enfrentar los ojos de Amanda que le preguntarían, desde su profundidad: ¿cobraste?

Tonio se sentó en un rincón, la muchedumbre pasaba al lado suyo pero no podía distinguir si eran humanos o simples hormigas como él.
En el impresionante departamento, las cortinas de voile importado parecían danzar al compás del ritmo de la pasión de Rodrigo y Loli. Todo era armónico en el lugar, el amor estallaba empapando el ambiente, mientras haces de luz tenue acariciaban la noche. En el lugar parecía que llovían estrellas y luceros. Los candelabros titilaban y el viento mecía la llamita como si fueran lilas en el campo.
Cuando Tonio llegó a su casa los niños ya dormían. Miró los ojos de su compañera, ella miró los suyos. No hacían falta palabras.

-Tenés cara de cansado, te preparo unos mates mientras te bañás, dijo Amanda con esa comprensión amiga íntima de la miseria.
Lejos de allí, en el cuarto espejado, entre el perfume de los aromatizadores y la explosión de color de las rosas rojas en jarrones de porcelana, Loli despedía a Rodrigo.

-Sabés papuchi, estoy preocupada, aumentaron mucho las expensas, decía con la boquita redondeada que era su arma más convincente.

-Mi amor, descansá tranquila, cuál es el problema. Mañana no faltes al gym que te hace muy bien. Cuando entenderás que trabajo como una mula para que no te falte nada.
Amanda puso la pava y el mate sobre una mesa desvencijada.

Rodrigo dejó un cheque sobre la mesita de ébano tallada finamente.

Tonio preguntó a su compañera, si habían comido los niños.

Loli hizo otro mohín y ronroneó como una gata, antes de acomodarse entre las sábanas de satén, mientras el amante la contemplaba admirado.

Rodrigo salió de la habitación sin hacer ruido, subió a su auto y se colocó el cinturón de seguridad, encendió el estéreo desde el cual se escuchaba "ay amor que se rompe el alma…"
Amanda pasó la yema de sus ajados dedos sobre sus ojos, recordando los agujeros en la suela de las zapatillas del niño.

-Tranquilo Tonio, dijo suavemente, ya vendrán tiempos mejores.

Tonio miró el mate tragando sus lágrimas. La noche extendió su manto sobre la casa sin revoque con el piso de tierra apelmazada.


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soy como el clavo, que aun viejo y oxidado, sigue siendo clavo

La pre-visión del estadista, la altura del Cristo y la chatura del conformismo

Mario H. Di Rienzo (Desde Fiambalá, Catamarca, Argentina. Colaboración para ARGENPRESS CULTURAL)

Un viejo refrán dice que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen. Los gobernantes que padecen adicción a la permanencia en el poder suelen conocer bien a su clientela y saben cuando darle un terrón de azúcar y cuando aplicarle las espuelas. Una vez domesticada la masa humana, pueden permanecer largo tiempo con el cetro de mando. No necesitan más que repartir dádivas inteligentemente. Es el eficaz y antiquísimo 'pan y circo' del Imperio Romano. Para que este mecanismo de dominio funcione debe haber una base social dócil, acrítica, de hábitos sumisos y con escasa capacidad de agrupamiento en defensa de sus intereses. Esto se da más fácilmente en provincias donde la mayoría depende en mayor o menor grado, directa o indirectamente, del empleo público. Eso condiciona una menor libertad individual y una escasa capacidad de generar movimientos colectivos desde abajo. Así se genera el "clientelismo político", y la disputa entre los carenciados por apoderarse de las migajas que reparten arbitrariamente los dueños del poder. Paradojalmente elevados a ese lugar de mando por los mismos que después dependen de sus dádivas.

Uno puede escuchar durante años y años las quejas crónicas por la escasez de agua de riego, pero difícilmente observará que esas quejas se transformen en un colectivo, en una organización que presione eficazmente al gobierno para que solucione el problema de fondo, no verá reclamo organizado sino lastimeras y resignadas quejas individuales. El servicio eléctrico padece de ataques epilépticos, de vez en cuando la tensión oscila, puede trepar hasta 270 voltios o bajar a los 150; a veces se arruinan aparatos: alguna heladera, un televisor, una computadora. Si usted trata de que le reconozcan el daño, se convencerá que es más fácil escalar el Piscis en camiseta y descalzo; simplemente usted "se jode". Pasarán los años, continuará deficitario el servicio, pero nunca verá una manifestación, un reclamo colectivo. Y así es con todo. Periódicamente la gente elige a sus representantes en actos eleccionarios, convencidos de que la democracia se reduce solo a eso. Luego el "representante" pasa a ser solo "representante de sí mismo", es decir, se dedica a cuidar su quintita, sus propios intereses, y olvida sus promesas pre-electorales. Lo que no es tan sorprendente pues también la gente las olvida. A los representados, a los votantes, ni se les ocurre exigirle al "representante" que cumpla sus promesas, y en caso de no hacerlo, escracharlo o escarmentarlo. La gente, sufrida, mansa y aguantadora, se banca lo que se sea hasta las próximas elecciones, donde ni siquiera hará falta estimular la imaginación: los nuevos candidatos pueden repetir las mismas promesas incumplidas, pues la mayoría de la gente tiene memoria corta. El sano espíritu de rebeldía popular parece haberse extinguido por estos pagos con la muerte de los últimos montoneros de Felipe Varela, hace siglo y medio, con el genocidio de criollos rebeldes por todo el interior argentino, practicado por las hordas asesinas de Mitre y Sarmiento. El maniqueo dilema sarmientino de Civilización o Barbarie era falsamente manipulador. La verdadera barbarie se ejecutaba desde la política mitrista, estimulada por el Imperio Británico. Como corresponde a una historia falsificada, estos personajes son honrados como próceres en los actos oficiales y escolares. Así que no asombraría que el día de mañana honremos públicamente a Massera y a Videla, y execremos (u olvidemos) a Irigoyen, Perón, Illia y al General Mosconi. Lamentablemente aquí, en plena precordillera catamarqueña, ni las nuevas ni las viejas generaciones tienen idea de quien fue, qué representó y porqué luchó Felipe Varela. Nuestro último defensor del sueño de San Martín y Bolívar, la Unidad Americana (del Sur), es un desaparecido más, un desaparecido histórico. Es el triunfo completo de la política antinacional mitrista pues ha conseguido borrarlo hasta de la memoria popular.

Por ese dominio pleno de los resortes que hacen al poder, uno no puede dejar de reconocer la capacidad de visión lejana, futurística, que posee la mente de un político-estadista como el Intendente de Fiambalá. Estas zonas cercanas a la cordillera están en territorios apetecidos por la voracidad insaciable de la megaminería. Siendo casi todos los gobiernos socios o alcahuetes de las multinacionales (aún los que se cubren con el rótulo de "nacional y popular"), lo único que podría parar el saqueo invasor sería la resistencia popular, masiva. Esa posibilidad parece ser aquí, en Fiambalá, una quimera, una utopía, un verdadero milagro. La cruda realidad es que una golondrina no hace verano. Es imposible hacer fuego con ramas verdes y mojadas. Al puñado de ciudadanos conscientes, de Autoconvocados en Defensa de la Vida, carentes de medios económicos y censurados, sin acceso a los medios que se supone debería facilitar un régimen democrático, le es muy difícil concientizar al gran gallinero humano. El gigantesco Goliat multinacional, invasor y depredador, tiene todo el poder, la máxima capacidad propagandística y de corrupción que brinda el poder económico ilimitado. Todo el aparato estatal, nacional, provincial y municipal, a su favor. El político-estadista lo sabe, y además tiene el don de ver claramente a lo lejos, visualiza el futuro mediato: sabe que cuando ya sea demasiado tarde, cuando lo irreparable haya sucedido y las empresas hayan abandonado estas tierras, ya exhaustas, con sus galeones piratas repletos de riquezas, recién la gente se quejará, por la falta de agua, la contaminación, las enfermedades, el deterioro de la economía regional, en fin, todas esas pavadas, esas pequeñas molestias que dejará tras su saqueo la megaminería. Entonces cumplirá un papel social contenedor muy importante la fe religiosa. La fe convoca multitudes y mueve montañas (aunque las empresas confían más en la dinamita). Entonces será el momento conveniente para canalizar todas las quejas a través de la fe. Por eso es una chispa de genialidad, una visión previsora, destinar regalías mineras no a construir generadores eólicos, o aumentar la capacidad de riego, o mejorar las prestaciones en salud pública, o cualquier otro destino meramente utilitario, sino a erigir un Cristo monumental, gigantesco. Superior a la materia es el espíritu, superior al cuerpo es el alma. Se trata de darle a la gente en el futuro la oportunidad de realizar gigantescas peregrinaciones para pedir por el agua, las cosechas, el trabajo, la salud, etc. y dirigir sus ojos al cielo, al enorme Cristo, para rogarle que arregle milagrosamente las desastrosas consecuencias de lo que no se quiso prevenir. Es, sin duda, la mejor inversión que pueden tener las regalías mineras. Para que la fe colectiva (a falta de rebelión colectiva) tenga a donde ir a clamar (a falta de re-clamar a su debido tiempo). Por otro lado, nadie puede osar oponerse a tal proyecto, bajo riesgo de ser repudiado por ateo, extremista, ambientalista, subversivo, fundamentalista, o ser acusado de "pertenecer a otra religión"; acusaciones graves que en épocas no tan lejanas equivalían a una segura condena a la tortura, muerte y desaparición del cadáver. Épocas recordadas con nostalgia por algún gobernante reciclado en democrático y por un sector obtuso del gallinero humano. Este término de "gallinero humano" no debe considerarse insultante ni agraviante, es meramente descriptivo. Tampoco hace referencia a cobardía o valentía, cualidades significativas para un boxeador o un militar. Todos ansiamos progresar a nivel personal. Ser "aspirante" es bueno. Pero hay una forma de aspirar al progreso individual que no es buena. Algunos intentan mejorar su posición en la escala social a toda costa, de trepar como venga, aunque sea pisoteando la cabeza del vecino. Son seres que no simpatizan con el concepto de una sociedad igualitaria. Igualitaria no significa que todos seamos iguales, ganemos lo mismo y pensemos igual. Debemos tener diversidad pues cada ser humano es diferente, es único, con distintas virtudes y defectos.
Sociedad igualitaria significa que todos tengamos las mismas oportunidades y que fulanito no obtenga un mejor puesto laboral por ser hijo de tal mandamás o por tener tal apellido, o más dinero. Significa que deben cumplirse las resoluciones de la Asamblea del año 13… de 1813, y que en pleno siglo XXI ya no debería haber esclavitud en la Argentina. Significa que no deberían existir talleres clandestinos con trabajo esclavo, como en los talleres textiles que trabajan para la empresa de Juliana Awada, esposa de Macri, Jefe del Gobierno porteño, y para otras muchas empresas de renombre, como Topper, Kosiuko, Akiabara, Claudia Larreta, Adidas, Puma, Gabucci, Tavernitti, Le Coq Sportif, Lecop-Arena y muchas más (81 en total) denunciadas por la UTC y La Alameda. Según la organización La Alameda hay en la Argentina más de medio millón de personas sometidas a trabajo esclavo… ¿Y en esta Argentina hemos festejado los 200 años de Libertad ?... Sociedad igualitaria significa que no debería quedar impune la masacre de los Qom, compatriotas tobas formoseños. "No matarás", dicen los Mandamientos, y menos en nombre del "progreso". Pero para los adoradores del Becerro de Oro existe un solo mandamiento: acumular más y más dinero, aumentar las ganancias, tener cada vez más riquezas, aún a costa del despojo y la muerte de seres humanos. La codicia de los poderosos es insaciable, implacable, inhumana. La apetencia de tierras para la soja está desplazando de sus territorios a los pueblos originarios con violencia: si se resisten, se los asesina. La masacre toba ya no es noticia, se los invisibiliza... ¿Cuántos detenidos hay?... En una sociedad igualitaria no debe haber privilegiados, o mejor dicho, como decía Evita, los únicos privilegiados deben ser los niños. No es cristiano, no es humano, que el niño Ezequiel Ferreyra muera a los 6 años por trabajar con agrotóxicos, para satisfacer la codicia abominable de los poderosos agrogarcas… ¿Cuántos detenidos hay?... En una sociedad igualitaria la Justicia debería hacer justicia: debe haber prisión efectiva para el abusador Grassi. En una sociedad igualitaria no debería haber lugar para pedófilos, esclavistas, explotadores ni funcionarios corruptos. Sin embargo hay quien defiende al execrable cura Grassi, hay quien defiende las jerarquías sociales explotadoras, quien defiende los privilegios. Y a veces sucede que, paradojalmente, los defensores pueden ser 'buena gente', de mediano o escaso poder adquisitivo, pero "con aspiraciones", que prefieren no una sociedad igualitaria, sino una sociedad estratificada, con niveles, con escalones. Hay seres que aceptan que los c… el de más arriba, con tal que ellos puedan c… al de más abajo. ¿No es esa la estructura del gallinero, su Ley? Y allí gobierna el gallo que es capaz de dominar a la mayoría. Les deja comer sus maicitos, pero los tiene zumbando, y guay del que se rebele. Pero la rebelión no es una idea que anide fácilmente en las sumisas cabecitas de los gallináceos, con su maicito se conforman. Sólo pocos temerarios, a veces, osan apoderarse del prometeico fuego sagrado de la rebelión, entonces son aislados y, si embroman mucho, exterminados, para ejemplo y escarmiento del resto. Incluso son aplastados con el aplauso y aprobación entusiasta de los gallináceos conformistas, que esperan conseguir un maicito más con su obsecuencia al poder. Así suele ser, a veces, la historia humana. Por eso, los pueblos tienen los gobiernos que se merecen.



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soy como el clavo, que aun viejo y oxidado, sigue siendo clavo

LA LOBA

Mirta Sofía Brey (Desde Buenos Aires, Argentina. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)

La ventolera le ahuecaba la campera y le despeinaba los rulos que antes de salir había acomodado y alisado con grasa para el pelo. Le golpeaba la cara como la paleta de una hélice, pero tenía el mérito de secar la vereda húmeda después de la llovizna. No se afanó en contrarrestar el empuje con la fuerza de sus piernas porque le sobraba tiempo. Salió de su casa a las cinco y media para estar entre los primeros aspirantes al laburo de empleado de comercio anunciado en el diario. Lo compró antes del desayuno, no bien se abrió el kiosko, a las cinco. Era todavía noche cerrada y los halos de los faroles transpiraban una luz mortecina.
No se hacía ilusiones, siempre habría alguien más competente, con más experiencia o más simpático que él, pero estar entre los primeros le daba la conciencia de un deber cumplido.

En la cola ya había más de diez candidatos. Los campaneó con disimulo pero no sacó nada en limpio Tenían la pinta de cualquier muchacho modesto, algunos mas acicalados que otros. Encendió un cigarrillo y se decidió a romper el silencio porque ayuda a entrar en calor. Comentó que en el aviso no se precisaba si había que tener título o solamente experiencia. Le contestaron al unísono el de adelante y el que acababa de llegar: ¡Por supuesto, hace falta un título, por lo menos secundario! Se abrió el debate sobre lo difícil que era conseguir laburo, el tiempo y el sacrificio que suponían las largas horas de cola para volver con vagas promesas y a veces sin promesas. La conversación se generalizó y convirtió en una masa intrincada de sonidos informes que costaba separar en palabras o frases coherentes, pero de claridad meridiana en cuanto a la protesta y el desencanto, el apremio y la desesperanza.

Mientras los demás se animaban enzarzándose en discusiones políticas o confidencias personales, él prefirió guardar silencio para oír mejor. Le interesaba conocer la opinión de los otros, su situación, la forma que tenían de masticar su infortunio, sus aspiraciones, sus utopías o frustraciones, su capacidad de arrodillarse en busca de clemencia o comprensión, su manera de auscultar el mundo y las cosas que creían descubrir. Le cautivaban especialmente los disparates, todo lo que escapaba a la monotonía revelando un flujo vital que supera la resignación o el sonambulismo.

El único desatino que oyó era casi un lugar común: "Si acá no me toman tendré que mendigar hasta juntar para un pasaje de avión a Europa, o por lo menos a San Pablo". Quienes estaban cerca adornaron la idea: "A Brasil se puede llegar en ómnibus. Unos días a la salida de La Medalla Milagrosa y estás hecho". "No, allí no, que es de barrio de medio pelo. Elegí una en el centro o en un barrio distinguido".

Los lugares comunes lo sacaban de quicio. Eran como ver girar la bola de la ruleta sabiendo que siempre se pierde. Se aferró a su silencio porque no se le daba el debate vacío, terminaría en discusión áspera o en pelea. Sabía que era poco tolerante con la imbecilidad de mala fe. La otra la soportaba pero no siempre podía discriminar si era de buena o mala fe. Dejó que su cuerpo gesticulara con apariencia de participación mientras su mente volaba de vuelta a casa, donde el vórtice de su angustia lo obligaba a regresar.

Encontró a su hermano, la frente brillante por el sudor, los ojos tercos empujando una viga del techo del alero trasero. Quiere dejar la casa en buen estado antes de irse. Una preocupación menos para sus padres, en quienes la gotera ha despertado terrores irracionales, como el de morir sepultados bajo los escombros. Se ha propuesto pintar todo el interior y reparar las canaletas, con un sistema más moderno para recoger el agua de las lluvias. Roberto fue siempre hábil con sus manos y fuerte, capaz de entender el funcionamiento de cualquier aparato o máquina, arreglar desperfectos, instalar sistemas eléctricos o informáticos y hasta de construir muros y muebles. Pedro, en cambio, poco hábil y de apariencia vulnerable, respondió mejor a las exigencias del sistema escolar, por eso lo instaron a estudiar. Sonrió pensando en Roberto: seguro que se abrirá paso en cualquier lugar del mundo. Recordó su rostro trémulo de entusiasmo cuando le anunció que finalmente le habían otorgado un pasaporte que le permitiría viajar y ganarse la vida en Europa. Más de una vez se preguntó por qué eran tan diferentes. ¿Habría preferido ser como su hermano, dueño de su futuro, dispuesto a arrostrar la incertidumbre, de empezar a vivir otra vez sin detenerse ante el pasado? No estaba seguro, la quietud y la reflexión le resultaban más mullidas, más de acuerdo con sus necesidades físicas, como una fuente de calor en un desierto polar. Pedro se sumergía en el pasado, buceaba en él, se perdía con delicia entre los recuerdos felices y se martirizaba con los dolorosos.

El frío le entumecía los músculos y lo devolvía a su cuerpo, que reconocía con cierto extrañamiento en medio del bullicio de la cola, donde habían comenzado las protestas por el retraso en abrir las puertas. "En el diario decía a las siete. Si nos dejaran entrar estaríamos a resguardo del viento. ¿Por qué les molesta que esperemos adentro? No creo que les falte espacio", decía uno de los que habían llegado más temprano y estaba cuarto en la fila. Los demás le hicieron coro y él también. La crítica era una reacción, un avance con respecto a la resignación. "Hay gente adentro, se oyen voces y vi entrar a varios por la puerta que está cerca de la esquina. Hay que ser hijo de puta para dejar que nos congelemos con tal de no compartir el calorcito con los pobres desocupados", intervino con acento indignado. Alguien sugirió que empezaran a golpear la puerta, pero los primeros de la fila acogieron la idea con reticencia. No se animaban a manifestar su desaprobación con hechos.

Desilusionado por la falta de coraje, volvió a sentir su cuerpo en las pulsaciones de la vena del cuello. Se agitó y lo asaltó la necesidad de saltar para que la sangre circulara y espantara el frío. Otros lo imitaron. Uno de más atrás empezó a cantar "Abran, abran, abran que aquí estoy yo". Un coro de voces desentonadas se levantó de la fila acompañando la del chistoso, histriónicamente atiplada. Pedro dejó que el coro y sus saltos acunaran su decepción. Sentía que se marchitaba su impulso gregario. El ruido lo inducía a aislarse, lo obligaba a perderse en sí mismo, a volver a su inmanencia.

"Decidite a venir conmigo. Te pago el viaje, tengo lo suficiente. Una vez allá, conseguiremos trabajo. Los viejos se las arreglarán bien y con lo que nosotros les mandemos, tendrán lo que nunca pudieron comprarse. A medida que la edad aumenta las necesidades se achican. No te preocupes". Roberto era de los que vivían apostando. Él no. O quizá apostaba, pero dentro de sí mismo, sin que sus apuestas involucraran a otros.

Se preguntó si eso se llamaba cobardía, estrechez de perspectivas, miedo a lo desconocido. Roberto lo llamaba dejadez. Él lo sentía como un tejido de cosas que dibujaban su identidad y lo amarraban a ella: el tilo frente a su casa, amigos como el flaco Juan, las sillas del comedor, el diario con sus avisos y sus malas noticias, Ruth con sus ojos de asombro y su libro bajo el brazo, el delantal de la vieja, el cigarrillo del viejo, las baldosas del patio, el retrato de los abuelos. El mundo le parecía demasiado grande, le bastaba con su mundo cercano, con los ojos de la vieja ahogando desasosiego, sorpresa, temor, espanto, desde que Roberto le anunció que se iba a Europa. Él apartaba la mirada para no verlos porque le atravesaban las sienes como un punzón al rojo. En esos momentos juraba no abandonarla nunca, aunque tal vez se hubiera forjado un pretexto para no alejarse de la quietud del barrio, de la seguridad que da el amor de los viejos y el de Ruth. ¿Debía avergonzarse de ser como era, de pertenecer a ese mundo estrecho y no a otro desmesurado que no podía abarcar?

La gritería se intensificó y dio ritmo a los saltos. De repente, apareció en la esquina una patrulla de la policía, con cascos y armada. Al verlos llegar el jolgorio se convirtió en asombro y no tardó en disolverse en un tufo de miedo. Se les acercó el mandamás de la patrulla preguntando a qué se debía tanto alboroto. Pedro se adelantó para explicar que no había disturbio sino que saltaban para ahuyentar el frío.

"Más que saltar, están armando una gritería y molestan a los vecinos", respondió el policía con gesto adusto. "Hemos recibido una queja por el ruido. Nada de manifestaciones y menos a esta hora."

"Muchachos, el patrón no quiere que cantemos. Acá no hay vecinos que duermen sino galpones y oficinas, empleados y obreros que apenas están llegando. El patrón se quejó" comentó en voz alta mirando de reojo al oficial de policía, que retrucó con sorna "No te hagás el vivo que te puede costar caro".

La patrulla se fue no bien se hizo absoluto silencio. La cola parecía la entrada de los pibes a clase cuando el director los mira, sólo que nadie les abría la puerta. Sin sus voces, la calle, los árboles, la gente, la atmósfera se habían vuelto materia inorgánica, como ellos mismos, obligados a esperar en suspenso, acorralados en un tiempo impotente. La mañana se abría, todo empezaba a tomar forma, pero permanecía estático, como congelado en un silencio inerte.

Volvió a sus meditaciones secretas, porque ese silencio lo deprimía más que el callejón sin salida de su propia vida, de la vida de todos los desocupados que formaban fila allí y en cualquier lugar. Estaba recomponiendo el cuadro, barajando la posibilidad de irse con su hermano, cuando se abrieron las puertas y dejaron entrar a los diez primeros. Quedó encabezando, detrás suyo había más de cincuenta, calculó, porque se perdían en la esquina. Entre ellos, unas cuantas mujeres. Veía una con menos abrigo del necesario; temblaba de frío mucho más atrás. Sintió estallar sus nervios como una copa que se hace añicos. Dejó su lugar para acercarse a ella y ofrecerle cambiar el puesto, para que entrara en la próxima tanda. Finalmente, ese laburo no valía los huesos helados de la chica. Ella lo miró asombrada, sin comprender. Ni siquiera fue capaz de mostrar agradecimiento, los grandes ojos fijos en él, que sonreía encogido, como avergonzado. Sin tocarla, extendió un brazo hacia el comienzo de la cola y dijo que el puesto de trabajo le interesaba poco. Ella habría querido expresar su reconocimiento con una frase versallesca ("su gentileza me conmueve hasta el fondo de mis entrañas") pero sólo atinó a murmurar "gracias" y se dirigió al comienzo de la fila, junto a la puerta de entrada, que en ese momento se abría exhalando el calor interior.

Al salir, se le acercó para agradecerle de nuevo y comentarle que la entrevista había sido muy corta, pues se trataba de un puesto que requería dotes de mando y por eso preferían un hombre. Le dio la mano con efusión y partió con paso nervioso y rápido, como quien es esperado para una cita importante.
Pedro la miró alejarse admirando sus piernas bien torneadas y su andar elástico. Le gustaban esas chicas que peleaban la subsistencia sin perder el orgullo, sonriendo a la adversidad, capaces de evaluar de una ojeada a un tipo desconocido y de asimilar el fracaso sin poner cara de víctima.

Ruth era así y ella tampoco quería irse. Viajar sí, como no, cuando hubieran superado la desocupación y pudieran reunir unos pesos. Tal vez nunca, eso era lo de menos. Podría convencerla, o mandarla llamar cuando juntara para el pasaje. Roberto se lo había sugerido. Respiró con fruición, el aire parecía más clemente a medida que avanzaba la mañana.

Roberto pertenecía a otro mundo, el de la libertad, el del movimiento sin pausa, no sabía estar sentado y reflexionar, vivía de impulsos incontenibles y arrostraba las dificultades con una energía que era su verdadero placer, el de gastarla en cada instante. Sin embargo, es posible que tuviera razón, que los mejores años se evaporaran en esperas y frustraciones, en colas interminables, en desvaríos e ilusiones que no dan de comer. "La vejez y la miseria son como la basura y el calor: cada uno acelera la pudrición del otro", decía su hermano. "Nuestros padres, por suerte, no están en la miseria, tienen la casita y unos pesos guardados. Pero en su tiempo había trabajo y con esfuerzo se podía. Hoy, sin trabajo, nos comeremos sus ahorros".

La mañana avanzaba con destellos de sol que apenas compensaba el cansancio de más de tres horas de pie maltratados por el frío. Volvía a estar entre los diez primeros. Los que salían no tenían cara de triunfadores, más bien de desgraciados a quienes la suerte vapuleaba sin compasión . Trataban de no mirar a los que soportaban el plantón mientras tomaban distancia hacia la parada de un medio de transporte. Alguno que otro mostraba un rostro esperanzado y contestaba a los ansiosos interrogatorios con aire de no creer en las promesas de ser citado para una segunda entrevista. Él no los oía, ya había pasado por tantas entrevistas y esta sería igual. Pensaba en los suyos.

Roberto, que nunca había querido estudiar, ahora leía gruesos libros de historia de Roma, para no pasar vergüenza si le preguntaban cosas que todos los que tenían su pasaporte debían saber. También seguía un curso acelerado de italiano. Le había contado la leyenda de la loba y Rómulo y Remo, sabía los nombres de los emperadores romanos, hablaba de Virgilio y de Dante y cosas por el estilo. Los viejos lo miraban con admiración y comentaban que nunca acabaría de sorprenderlos. Él sabía que, en el fondo, sufrían y que su sufrimiento se ahondaba a medida que se acercaba la fecha de la partida. Un dolor tan profundo que apenas lograba emerger de sus ojos acuosos cuyos párpados cubrían con pudor la pesantez del futuro. Pedro, por su parte, seguía estudiando informática, sonreía y bromeaba sobre lo placentero de vivir en un país ajeno, rodeado de gente con la que no se compartía ni la lengua, ni los intereses, ni el pasado ni el futuro, a quienes se les importaba un comino de uno y de todo lo que había dejado atrás.

Trató de pensar en la entrevista que se acercaba sin remedio. Odiaba esos diálogos en los que estaba obligado a hablar de sí mismo y responder con mentiras a sondeos sibilinos o preguntas indiscretas, hasta íntimas, como si pensaba casarse en un plazo breve o si tenía inconvenientes en trabajar los domingos. Su mente abría grandes surcos para tomar distancia y no dar respuestas como "a usted qué le importa" o "qué remedio tengo".

Al salir del lugar con una promesa de ser llamado para una segunda entrevista, después de haber pasado tests de informática y contabilidad, se prestó al interrogatorio de los ansiosos, les dio un par de consejos y decidió caminar unas cuadras para aspirar el aire de la mañana y mirar a los pibes salir de la escuela de medio turno, el guardapolvo manchado o desgarrado, gritando y amagando peleas, con cuadernos y libros en pesadas mochilas. A unas cuadras de los galpones, talleres y oficinas, había casas bajas sin jardines al frente, árboles todavía jóvenes, veredas anchas apenas averiadas, una gran plaza con juegos para niños y vegetación rala, desnuda en invierno.

A esa hora circulaba poca gente, era la pausa del mediodía y sólo las mujeres trabajaban en la cocina preparando el almuerzo. Entró en el primer bar que se le cruzó, donde dos parroquianos aburridos leían el diario y le daban charla al dueño. Pidió un café y abrió su propio diario para informarse de los más recientes escándalos. El de los medicamentos truchos administrados a cancerosos había destripado sus entrañas hasta una náusea que desbordaba del fondo de un basural.

Roberto decía que este país no tiene remedio. El viejo opinaba que sí, pero que hacía falta fuerza, coraje y convicciones que orientaran dentro de la maraña de mentiras políticas. Al dejar atrás todo lo que más quería, Roberto asumía una redención, tal vez la de toda la familia, aunque su sacrificio le pareciera una aventura o un desafío que habría de completar su propia identidad de luchador y de sobreviviente. Por eso lo respetaba. Él, Pedro, estaba despojado de afán de redención, su propio capullo lo liberaba del miedo al futuro procurándole la miel que alimentaba la esencia de su persona, su identidad.

Salió del café y siguió a pie respirando el aire entibiecido por el solcito mañanero. Sentía las piernas livianas y tenía ganas de correr. Si seguía a ese paso llegaría hasta la parada del segundo colectivo a pie, se ahorraría un boleto. Desde que se jubiló el viejo estaba declinando, como atrapado en un desánimo que lo empujara cuesta abajo. ¿O era desde que Roberto anunció que se iba? La vieja, en cambio, con la jubilación se puso más activa, más jovial, tenía más ganas de salir, de ir al cine, de ver a las amigas. Sólo se había ensombrecido después de la noticia de Roberto. Pedro quería decirle "Yo no me voy, mamá, siempre estaré con vos." Porque ahora sabía que no se iría, ni aunque le prometieran una loba que lo amamantara hasta el hartazgo. No era por cobardía, porque se necesitaba valor para quedarse en esa lucha cotidiana desesperada y desesperanzada y, si aun le sobrara un poco de energía y coraje, entregarlo a los otros, a los que conocía de siempre y por eso quería, porque ellos eran su propia causa. Aunque se sintiera impotente, aunque no le quedara ningún pensamiento ni ninguna invención, aunque no alcanzara el mínimo de sus aspiraciones, no podía renunciar ni darse por vencido. Le hacía falta respirar el aire de su barrio, sentir en su piel la tibieza del contacto de su gente, morder la vida en el espacio que le pertenecía por haberlo pisado desde que aprendió a caminar, aunque un gusto amargo le raspara la lengua.

Entró a su casa mucho después del mediodía. Lo recibió el olor a asado que el viejo había guardado para él. La madre se acercó a la mesa puesta y Pedro le comentó que tal vez lo llamaran para una segunda entrevista.


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EN SOLIDARIDAD CON LOS ESTUDIANTES DE WISCONSIN

Queridos estudiantes de secundaria:

¿Qué les parece eso de que cientos de estudiantes de secundaria de Wisconsin hayan abandonando las clases hace cuatro días y hayan ocupado ahora el edificio gubernamental del Capitolio y sus jardines en Madison para pedir que el gobernador detenga sus ataques a los profesores y a otros trabajadores estatales?

Yo tengo que decir que es una de las cosas más extraordinarias que he visto en años. Ahora estamos viviendo uno de los momentos más asombrosos de la historia. Y este momento ha llegado porque todos los jóvenes del mundo han decidido que ya han tenido bastante.

La juventud se ha rebelado - y sólo es cuestión de tiempo. Ustedes, los estudiantes y los jóvenes desde El Cairo, Egipto, hasta Madison, Wisconsin, están levantándose, ocupando las calles, organizando protestas y negándose a dispersarse hasta que sus voces sean escuchadas. ¡Bravo, asombroso! Les han dado un buen susto a los poderosos, a los adultos que estaban convencidos de que habían hecho un buen trabajo tratando de estupidizarlos y de distraerlos con tonterías inútiles hasta hacerlos sentir sin fuerzas, como otra pieza más del mecanismo, como un ladrillo más de una pared. Ustedes fueron alimentados con propaganda sobre "cómo funciona el sistema" y muchas otras mentiras sobre como se hace la historia, de modo que estoy sorprendido de que hayan podido liberarse de todo eso y de haber sido capaces de ver la verdad tal cual es.

Todo se hallaba programado con la esperanza de que ustedes mantendrían la boca cerrada, siguiendo la fila y obedeciendo órdenes. Y no se la jueguen, porque, si lo hacen, ¡podrían terminar sin tener un buen trabajo! Ustedes pueden terminar como algo accidental y nada más. Se les ha dicho que la política no es "cool" y que una persona no cambia nada. Y por una hermosa y desconocida razón, se negaron a escuchar. Puede ser porque han visto que nosotros, los adultos, les estamos dejando un mundo cada vez más vacío y miserable, con los polos deshelándose, los trabajos mal pagados, las incesantes máquinas bélicas y este plan para endeudarlos a los 18 años con la estafa que se conoce por el nombre de crédito estudiantil. Y lo que es más, ustedes han escuchado a los adultos decirles que no pueden casarse legalmente con la persona que aman, de que no son dueñas de su útero y que si un muchacho negro llega a la Casa Blanca es porque seguramente habrá entrado ilegalmente desde Kenia.

Ahora, por lo que he visto, la mayoría de ustedes han rechazado toda esa porquería. No se olviden nunca de que han sido ustedes, los jóvenes, los que llevaron a Obama a la presidencia. Primero armaron un ejército de voluntarios para lograr su nominación. Luego en Noviembre de 2008 concurrieron en cantidades record a las elecciones. ¿Saben ustedes que el único grupo de edad en el que Obama ganó el voto blanco fue el de los jóvenes de entre 18 y 29 años? La mayoría de los blancos mayores de 29 años votó por Mac Cain y, sin embargo ¡ganó Obama! ¿Cómo pudo ser? Con los votantes jóvenes de todas las razas, un record de concurrencia que superó a la gran cantidad de adultos blancos temerosos de ver en el salón Oval a alguien cuyo segundo nombre es Hussein. ¡Gracias jóvenes votantes por haber logrado que sucediera! Los jóvenes en otro lugar del mundo, más especialmente en Medio Oriente tomaron las calles y derrocaron a sus dictatoriales gobiernos sin disparar un tiro. Su coraje ha inspirado a otros a adoptar esa actitud. Este es un gran momento, un brote de empuje juvenil que no se puede, y que no podrán, detener. Aunque yo haya dejado ya hace mucho tiempo vuestro grupo de edad, estoy tan conmocionado por los recientes sucesos que quiero poner mi granito de arena y tenderles una mano. He decidido dedicar una parte de mi página web a los estudiantes de secundaria, de manera que ellos -ustedes - tengan la oportunidad de poder dirigirles la palabra a millones de personas. Durante mucho tiempo me pregunté ¿porqué no escuchábamos las voces de los adolescentes en nuestros medios más importante? ¿Porqué vuestra voz vale menos que la de los adultos? En todas las escuelas secundarias de los EEUU., los estudiantes tienen grandes ideas para mejorar las cosas o para cuestionar por qué las cosas van como van, pensamientos y opiniones que son ignorados o silenciados. ¿Cuán a menudo las inquietudes del conjunto de los estudiantes son ignoradas? ¿Cuántos estudiantes, hoy en día, tratan de hablar, o de defender algo importante o simplemente modificar algo incorrecto y son rápidamente silenciados por las autoridades o hasta por sus propios compañeros? He visto durante años a estudiantes que querían participar en procesos democráticos y se les ha dicho que la escuela secundaria no es una democracia y que no tienen derechos (hasta el Tribunal Supremo ha dicho que los estudiantes no pierden sus derechos "al cruzar el umbral del colegio"). Siempre me ha pasmado escuchar como los adultos sermoneamos a los jóvenes acerca de la gran "democracia" que tenemos pero que, cuando los estudiantes tratan de participar, se les recuerda que todavía no son ciudadanos plenos y que deben comportarse como simples criados. ¿Hay que asombrarse, entonces, cuando algunos, llegados adultos, no se sienten partícipes de nuestro sistema político porque se les lleva enseñando durante sus últimos doce años de vida que, por ejemplo, no tienen nada que decir sobre las decisiones que los afectan? Nos encanta decir que contamos con una "prensa independiente", pero ahora ¿que tan libres son los periódicos escolares? ¿Qué tan libres son de escribir o de bloguear sobre lo que quieren? He escuchado historias de adolescentes que no pueden publicar en la escuela. ¿Por qué no? ¿Por qué debemos silenciar o quitar de la vista la voz de los adolescentes? Esto no sucede en otros países. La edad de voto en Austria, Brasil o Nicaragua son los 16 años. En Francia, los estudiantes pueden parar el país saliendo simplemente de los colegios y ocupando las calles. Pero aquí, en los EE.UU., te dicen que obedezcas y que dejes a los adultos seguir conduciendo el show. ¡Vamos a cambiar esto! Estoy iniciando en mi página web algo llamado "Periódico de secundaria". Aquí ustedes podrán escribir lo que quieran y yo lo publicaré. También lo haré con aquellos artículos que quisieron publicar en sus escuelas y no se lo permitieron. En mi sitio ustedes tendrán libertad y un foro abierto y la oportunidad de que vuestra voz llegue a millones. He pedido a mi nieta de 17 años, Molly, que se haga cargo de editar esta página durante los seis primeros meses. Ella les pedirá que le manden sus historias e ideas y las mejores serán publicadas en MichaelMoore.com. Les brindaré la plataforma que merecen. Tendré el honor de tenerlos en mi página y los aliento a que lo aprovechen. A menudo les llaman "nuestro futuro". Ese futuro es hoy, aquí y ahora. Han demostrado que pueden cambiar el mundo. Háganlo. Y me sentiré honrado de ayudarlos.

Vuestro,

Michael Moore MMFlint@aol.com MichaelMoore.com

P.D. ¿Cuando pueden empezar? ¡Ya mismo! Vayan a la página y regístrense (pueden usar un seudónimo si quieren y no tienen que mencionar su colegio). Eso es todo. Ya podrán comenzar enviando blogs, música, videos y más. P.P.D. Si estas leyendo esto y no eres estudiante de secundaria, tómate un minuto y remítelo a los estudiantes de secundaria que conozcas.



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LO DE BAHREIN .

JUAN GELMAN

Pasa algo desapercibida en los medios la situación imperante en este reino de 33 islas, 1,2 millón de habitantes y menos de 700 kilómetros cuadrados. No para la Casa Blanca: Bahrein tiene petróleo y está ubicado en un punto estratégico del superestratégico Golfo Pérsico. En el 2002 fue designado "un aliado no miembro de la OTAN muy importante", en marzo del 2008 se convirtió en el primer país árabe que comandó maniobras navales conjuntas con EE.UU., en diciembre del 2008 envió a Afganistán una compañía de sus fuerzas especiales de seguridad y es calificado "líder del Consejo Coordinador del Golfo", según cables de la embajada estadounidense en Manama filtrados por Wikileaks (www.washingtonpost.com, 22-2-11). Tiene buenas notas en las libretas del Pentágono.

Hace 40 años que el primer ministro Khalifa bin Salman al Khalifa, con las bendiciones de su tío, el rey, ejerce un poder despótico sobre el país. La familia Al Khalifa es otra de las autocracias que cuentan con el apoyo de EE.UU. en la región. El lunes 14 de febrero fue el "Día de la Furia" local contra un régimen que practica la marginalización, el sectarismo y la represión indiscriminada. La manifestación era pacífica, pero la policía disparó con fuego real. Hubo muertos y heridos, y miles ocuparon la plaza central de Manama. En la madrugada del jueves, mientras dormían, fueron atacados con bastones, gas lacrimógeno y pistolas: cinco muertos y más de 2000 heridos (www.asiatimes.com, 20-2-11). No todos pudieron acudir al Hospital Salmaniya: la policía impidió el paso de las ambulancias, sacó a los paramédicos de los vehículos y los golpeó brutalmente.

Es un ejercicio conocido en Bahrein. El año pasado fueron detenidos 450 líderes religiosos, figuras de la oposición y activistas de los derechos humanos que demandaban el fin de las torturas infligidas a los presos políticos: la mitad fue acusada de intentar un golpe de Estado y 25 personas, de "relacionarse con organizaciones extranjeras y proporcionarles información falsa sobre el reino". Denunciaron que los torturaron antes de someterlos a juicio y los examinaron médicos del gobierno que concluyeron que las heridas, cortes, quemaduras y huellas de fuertes golpes en los cuerpos de los detenidos no eran el resultado de la tortura. Bahrein tiene un sistema médico avanzado, pero ni un solo médico que reconozca esas trazas.

Sólo unos 530.000 habitantes son nacionales y un 70 por ciento de éstos, chiítas, pero la dinastía reinante desde hace dos siglos es sunnita. Esto da pie a una discriminación espesa: los primeros constituyen el 80 por ciento de la fuerza de trabajo, pero ninguno de ellos labora en la administración pública. Más de dos tercios de los mil agentes del aparato de seguridad nacional son de origen jordano, egipcio, paquistaní y el resto, sobre todo sunnitas. Es jordano el "maestro" en materia de torturas. En el informe mundial de Human Rights Watch presentado este año se reitera que continúan los tormentos infligidos a opositores políticos y la violación de niños en cárceles y puestos policiales (www.hrw.org, 24111). Pero el Pentágono instaló dos baterías antimisiles en Bahrein, un radar costero, aviones de combate en la base Isa y 2500 marines en Manana. No es cuestión de despreciar: Irán está cerca.

La Casa Blanca sigue con preocupación y en particular la situación en Bahrein. Con los ejemplos de Túnez y Egipto a la vista, el presidente Obama, la secretaria de Estado, Hillary Clinton; el jefe del Pentágono, Robert Gates; y el asesor de seguridad nacional Thomas Donildon llamaron incesantemente al rey y a otros miembros de la familia real -también a dirigentes de los países del Golfo- para instarlos a no reprimir y a negociar con la oposición algunas reformas políticas (www.washingtonpost.com, 19-2-11). Washington teme que el peso numérico de los tan excluidos chiítas dé cobijo a aventuras de al Qaida y al parecer no comprende algo muy sencillo: la mejor vacuna contra el terrorismo no es la intervención militar, sino la democratización de estos países.

Algo hay que reconocerle, sin embargo: su largo sostén a dictadores árabes de todo pelaje ha contribuido a sembrar las semillas de protestas populares espontáneas, no organizadas por partido alguno y laicas, que demandan trabajo, un alto a la pobreza, mejoras sociales y democracia. La familia real construyó una farsa en este campo: los diputados surgen de elecciones -controladas-, pero el Consejo Shura o Senado puede rechazar cualquier ley aprobada por la Cámara baja. Y no hay sorpresas: el rey elige a los miembros del Shura.

Los manifestantes cantaban en la plaza "Ni chiítas ni sunnitas, sólo bahreinitas". Esta suerte de nuevo panarabismo rechaza las guerras de religión entre connacionales.



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ACCION DIRECTA ENTREVISTA A JOËLLE AUBRON

Entrevista con Joëlle Aubron de Action Directe

Entrevista con Joëlle Aubron de Action Directe


Entrevista a Joëlle Aubron, miembro de Action Directe, durante su estancia en prisión en el año 2002, dos años antes de que fuese liberada, y cuatro, desde su fallecimiento en marzo de 2006.

¿Cómo estaba organizada Action Directe? ¿Era solo una sección la que se dedicaba a la lucha armada o era Action Directe simple y llanamente organización armada?

Action Directe no tenia secciones legales y armadas, como tampoco estaba representada por un partido político. La unidad política y militar era un presupuesto indispensable para la acción guerrillera. No es fácil explicar todo lo que conduce a esta imbricación.

No comenzamos desde un punto A con el objetivo de alcanzar un punto B. Existieron muchos factores que nos llevaron a asumir la estrategia de la lucha armada, para aplicarla en las metrópolis imperialistas, pero estos no se desarrollaron de forma lineal. La práctica de la guerrilla en este continente no posee ningún método. No disponíamos de un manual que nos indicase como proceder.

Heredamos el pasado e inventamos el presente en una mezcla explosiva de continuidades y rupturas. Lo más simple sería dar un ejemplo sobre una noción sencilla: la autonomía del proletariado.

La cuestión de la autonomía del proletariado, en tanto que clase para sí y también como movimiento portador de la abolición de todas las clases, está en el corazón de la historia comunista. Y dentro de este movimiento para abolir el orden existente, y por lo tanto las clases, incluyo a aquellos anarquistas que también reivindican su emancipación. Desde la Comuna de Paris hasta las luchas actuales, la forma y la apariencia de la autonomía de clase está en la raíz de las discusiones entre comunistas y anarquistas.

Sin embargo, estoy segura de que no han sido muchos los que han comprendido la actualidad renovada de los años 60 tras la lectura estudiosa de cualquier fascículo. Tanto este enfoque como la conciencia histórica estaban disponibles de forma «natural» en la atmósfera de aquella época. Nuestro presente estaba cargado de historia. Dentro del Estado Francés, de los maoístas a LIP pasando por las luchas de los trabajadores inmigrantes, esta autonomía no estaba circunscrita al movimiento autónomo de finales de los años 70. A finales de los años 60, la idea del Partido Comunista como vanguardia, tal y como se entendía desde 1917, fue, de una vez por todas, puesta en cuestión. Pero no se trataba de una liquidación y una conversión teórica a las tesis anarquistas. Fue por encima de todo un proceso, de prácticas, confrontaciones, experiencias, devenires.

Era resultado de lo que les había sucedido a los Partidos Comunistas salidos de la Tercera Internacional; su incapacidad de enfrentarse con muchos de los aspectos de la lucha de clases, desarrollados desde 1945, en particular los procesos de liberación nacional [1]. Pero también se trataba de la reconversión de una parte de la ex «Nueva Izquierda». Después de haberse distanciado de los viejos Partidos Comunistas, los partidos de extrema izquierda jugaron a ser Iznogud queriendo reemplazar al Califa. A finales de los años 70, en Europa, pudimos constatar el ridículo de su enésima conquista ideológica de las masas, la progresión cuantitativa en sus circos electorales y la sumisión de las luchas a los canales institucionales. Y nuestra constatación se alimentó aún más al unírsele otras evidencias.

Una de ellas fue la función del control social institucional. Esto no era ninguna novedad, realmente no existía ninguna diferencia con la concepción insurreccional que criticaba la idea de que habría una lenta maduración de las fuerzas dentro de los debates ideológicos y del trabajo sindical. Durante los años 30, Gramsci había señalado la necesidad de una nueva estrategia para superar las instituciones contra-revolucionarias preventivas que la burguesía estaba desarrollando para mantener su monopolio del poder.

Pero esta necesidad era algo a lo que también se podía acceder a través de «la atmósfera de la época». La subversión atravesaba todos los espacios, transformándolos en momentos de práctica crítica y resoluciones radicalmente alternativas al orden existente. La práctica militante cotidiana consistía en ocupaciones, manifestaciones violentas, movilizaciones militantes clásicas pero también atentados y expropiaciones. Esto formó un todo político donde la política revolucionaria avanzó sobre dos pilares: el movimiento y la guerrilla. La constatación de la necesidad de una profunda renovación de las vanguardias para que la abolición de todas las relaciones que degradan, someten, subyugan y destruyen a los hombres y las mujeres se materializase en la práctica.

Constataciones y hechos que crearon las dinámicas que abrieron todo un abanico de posibilidades. La fuerza real solamente se encuentra en la unidad de los camaradas en las fábricas, en los barrios, en los institutos, en las oficinas, una unidad sin siglas ni carnets, que rechace todas las divisiones que amenacen la verdadera unidad de clase; es decir, la estrategia revolucionaria. De esta unidad nace la izquierda proletaria, y únicamente la izquierda proletaria puede construir, a través de la lucha, la organización revolucionaria (Sinistra Proletaria, 1970). Las palabras y las expresiones se referían a situaciones concretas, les rendían cuentas a la realidad. Nuestra inspiración provenía de los clásicos, Marx, Engels, Lenin…pero también de Mao, Guevara o Frantz Fanon. La teoría marxista y los nuevos avances teóricos resultantes de las luchas de liberación nacional se entrelazaban, se fusionaban y se confrontaban. Aprendimos de los Situacionistas en la inmediatez pre-sesentayochista y nos servimos de Althusser para consolidar nuestros análisis. No se trataba de un simple entretenimiento intelectual. Influidos por las ideas de un panfleto, por los argumentos defendidos con furia en una asamblea general,… encarnábamos nuestras referencias en la práctica.

Fue este alegre «desorden», a pesar de las frecuentes y profundas divergencias entre una y otra organización de guerrilla, el que hizo posible la lucha armada en este continente. Una estrategia de unidad proletaria que implicaba una ruptura con el control social institucional.

La conciencia de estos controles estaba prácticamente en la raíz de esta opción. Y fue con Althusser como desenmarañamos la forma en que estas estructuras estaban relacionadas entre sí: la base económica, las relaciones humanas y sociales que producen; el Estado y los cuerpos sociales y de clase que crean «autónomamente»; las instituciones políticas y sociales y las consecuencias e impactos que tienen en nuestras vidas, en nuestra representación y en nuestros imaginarios.

Pero la situación específica de finales de los años 60 mostró cruelmente hasta que punto las cosas estaban contaminadas por la contra revolución preventiva. Prácticamente a escala mundial, las organizaciones políticas y sindicales con las que se había dotado la clase proletaria renunciaron a sus tareas. Desde luego, esto no era la primera vez que sucedía, por poner un ejemplo: los partidos socialdemócratas hicieron añicos la II Internacional en 1914 en aras de la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, lo novedoso fue disponer de la herramienta de la guerrilla. Tenía su origen principalmente en las luchas de liberación que se dieron tras la Segunda Guerra Mundial en los tres continentes.

El empleo de la lucha armada respondía, convirtiéndose en una herramienta estratégica de la contra violencia revolucionaria, a la generalización de las políticas contra-revolucionarias, a toda institución, a la colaboración de las organizaciones sindicales y partidos. Tomamos de Mao el concepto de guerra revolucionaria prolongada y la adaptamos a nuestra realidad metropolitana. Renunciamos a la supuesta acumulación progresiva de fuerzas para poner en marcha la lucha armada en el «momento oportuno» creyendo que la actividad guerrillera era una herramienta inmediatamente indispensable de la guerra de clases revolucionaria, disponible para destruir el sistema global de explotación y construir una organización social alternativa.

En oposición a las esperas, a los envíos eternos de delegaciones a Vietnam, la actividad guerrillera trazó una línea entre la lucha actual, la crítica-ruptura y el objetivo. La preparación para la guerra y la insurrección revolucionaria es en sí misma político-militar. Es la guerra de resistencia, la contra violencia de los revolucionarios enfrentada con la brutalidad del sistema de explotación y opresión.

Después de Génova, escuché proferir a un manifestante mediatizado: la violencia entierra el porvenir. La clase de fórmulas que no valen para nada, salvo para aquellos que están limitados por una mentalidad de encefalograma plano. La violencia integrada en el sistema es admitida como un hecho natural y autorregulado. Aunque todas las sociedades tienen la tendencia a representar la violencia como un ente externo y a desarrollar diferentes rituales, a veces muy violentos de por sí, para expulsarlos, en la actualidad, donde 358 fortunas personales superiores a los 1000 millones de dólares representan el equivalente a las rentas anuales del 45% de la población mundial, es decir 2,3 billones de personas, es más indispensable que nunca referirse a la diferencia semántica que introdujo Genet en 1977 entre la violencia y la brutalidad.

Este simple ejemplo ilustra el alienante proceso en que se encierra el espectáculo de la contestación. Se niegan los fundamentos de las relaciones de poder, borrándolos del paisaje. El acceso a la realidad se encuentra obstruido por palabras que ya han perdido su significado. Las condiciones concretas donde se determina la brutalidad estructural del sistema son, en el mejor de los casos, condenadas pero no combatidas.

ATTAC y otros ciudadanistas pretenden renovar el contenido de la democracia formal, tal cual ha sido desarrollado a partir del siglo XIX. Ahora bien, a pesar de los derechos políticos y sociales que se han obtenido durante las luchas y los duros combates en el marco que relaciona el capital, el trabajo y el Estado, los marcos y las reglas de tal «democracia» son resultado del modo de producción capitalista, que en pleno deleite vampírico, chupa la sangre de la fuerza de trabajo. En el siglo XIX, el vampiro consumó a grosso modo «la expropiación de la masa del pueblo, [que] fundamenta el modo de producción capitalista». Se lanzó a la conquista de otros mundos donde la dependencia salarial no constituía aun su reverso, en tanto que relación social de producción. A comienzos del siglo XXI, el vampiro continúa con vida gracias a la sangre que succiona de los trabajadores a través de dos arterias; una que bombea al proletariado de las metrópolis y la otra.

La unión de lo político y lo militar no significa hacer de la violencia «el motor de la historia». Sin embargo, frente a la violencia institucionalizada, pacífica, de la relación capital/trabajo, por no decir que es la base de la sociedad de clases, la contra violencia parece susceptible de conquistar momentos de poder con y para los vencidos.

La crisis de dominación registrada por la burguesía durante los años sesenta, la crisis del modelo de acumulación y de relaciones sociales capitalistas, volvieron a poner sobre la mesa la cuestión de la conquista del poder para los vencidos. Por otra parte, dentro del mismo movimiento, las ideas del internacionalismo proletario y del antiimperialismo se habían renovado profundamente.

¿Cuál fue la relación entre Action Directe y la Rotte Armee Fraktion (RAF)?

El texto común de enero de 1985 fue resultado de condiciones objetivas, experiencias y discusiones. Y puesto que la política revolucionaria avanzaba sobre dos ejes: el movimiento y la guerrilla, las experiencias y los análisis eran materia de discusión entre las diferentes instancias: la guerrilla propiamente dicha, los grupos de resistencia y expresiones organizativas más puntuales.

Contrariamente a lo que algunos idiotas se han empeñado en decir, ese texto en ningún momento hace referencia a una fusión entre las dos organizaciones. No solamente conservábamos nuestros respectivos nombres y estructuras organizativas sino que determinábamos, oficialmente, en conjunto nuestras campañas político-militares, lo que implicaba una discusión permanente. «Desarrollar un proceso abierto dirigido a través de un ataque común que tenga como objetivo minar la estrategia imperialista en sus propios centros, porque es allí donde se deben preparar militarmente y económicamente para proteger su poder global.» (Por la unidad de los revolucionarios de Europa Occidental, Action Directe-Rotte Armee Fraktion, 1985)

Con la RAF, como también anteriormente con Comunisti Organizzati per la Liberazione Proletaria [2], no sobrepasamos el estadio de ayudarnos mutuamente de forma puntual en el marco de la solidaridad activa, tal cual se solía practicar ampliamente por aquel entonces. No se trataba solamente de compartir explosivos, armas, documentación falsa, dinero o incluso dirigir conjuntamente operaciones de logística. Atacábamos en conjunto.

En septiembre de 1988, cuando se celebraba en Berlín la reunión bianual del Banco Mundial y del FMI, la RAF atacó a Hans Tietmeyer, secretario de Estado del ministerio de finanzas de la República Federal Alemana y delegado del FMI y del Banco Mundial en las cumbres mundiales. Un texto común de la RAF y las BR/PCC se unió al comunicado del Comando Khaled Aker. En él se subrayaba que las diferencias históricas y las determinaciones políticas (…) no pueden y no deben ser un obstáculo para la necesaria unificación de las múltiples luchas y actividades antiimperialistas en un ataque consciente y coordinado contra el poder imperialista.

Al rendir cuentas de un proceso como este, siempre se corre el riesgo de caer en una descripción lineal. Y lo peor es que tal descripción contribuye a alimentar la buena voluntad de los ex, en adelante arrepentidos de haber soñado con cambiar la vida y haberse convertido razonablemente en promotores de la sumisión.

No obstante, una enumeración cronológica de los diferentes compromisos podría dar una idea de la combinación de factores que permitieron dar este paso:

- Las profundas renovaciones del internacionalismo y del antiimperialismo, inscritas en la práctica de la lucha armada en el mismo continente;

- La resolución estratégica «Guerrilla, resistencia y frente anti imperialista», publicado por la RAF en mayo de 1982. Adjuntaré algunos extractos de este largo texto.

- Los avances del bloque europeo occidental y la apuesta a favor de los proletarios y los pueblos de los tres continentes frente a ese desarrollo reaccionario.

Estos compromisos no funcionaban, al sumarse, como un modelo de programa. Se imbricaban, interactuando entre ellos y junto a una serie de prácticas. Y esto fue todo lo que se proyectó contra la reorganización burguesa.

Entre 1979, año de la aparición de Action Directe como tal, y 1982, la correlación de fuerzas había evolucionado, y no a nuestro favor. No pudiendo rendir cuentas aquí, de los múltiples factores que lo habían hecho posible, me limitaré a constatar su resultado: la burguesía recuperó la iniciativa. Se declaró la guerra contra los pueblos y los proletarios de los tres continentes. Las resoluciones de la «cumbre de Versalles» expresaban las nuevas cualidades adquiridas por la estrategia imperialista. Algunas semanas más tarde, el Estado israelí lanzaba la operación «Paz para Galilea»; su ejército invadiría el Líbano y perpetraría las masacres de Sabra y Chatila. [3]

De la misma manera, en la actualidad, todos podemos constatar la conexión entre un imperialismo sin complejos con el pretexto de la «guerra contra el terrorismo» y la tentativa del gobierno de Sharon de acabar de una vez por todas con el pueblo palestino. Y cada pueblo oprimido puede constatar dolorosamente hasta que punto este mismo pretexto sirve al Estado para reprimirlos. Sin embargo, no es solamente una cuestión de pretextos. Es la evidencia en que se apoya la interactividad entre la liberación del capital y la liberación del imperialismo. Cuanto más tropieza el modo de producción capitalista con los límites «genéticos» de su modo de desarrollo, tanto más brutales son sus consecuencias imperialistas.

La interacción entre estas dos liberaciones estuvo siempre en el centro de la estrategia de Action Directe. Cuando en 1982, la realidad, de la manera en que se estaba desplegando la correlación de fuerzas, mostraba el contorno de este entrelazamiento, comenzaríamos las campañas de junio y agosto: una fuerte movilización contra la cumbre de Versalles, numerosas operaciones que incluían un atentado espectacular contra la sede europea del FMI y del Banco Mundial, atentados contra compañías israelitas y americanas incluyendo una ocupación armada de la sede del Chase Manhattan Bank.

Así, frente a lo constatable, nos guardábamos un as en la manga. Las exigencias de una crítica práctica de las interpretaciones paralizantes del internacionalismo encontraron nuevos caminos para desarrollar la resistencia. Partiendo de la existencia de la guerrilla política en la Europa occidental, la RAF asumirá un proyecto cuyo tamaño nunca antes había sido visto.

Pero el proyecto de un frente donde se desplegasen las ramificaciones de una resistencia multiforme se inscribía él mismo dentro de un proceso. Reconstruimos esto en un texto, bajo el nombre De la «simpatía» a la convergencia estratégica, publicando con ocasión del juicio de mayo del 94:

Si la cuestión europea no ha sido examinada a priori, se va a hacer resaltar al hilo del enfrentamiento con la burguesía y las fuerzas reaccionarias. Y es esencialmente dentro de ese proceso donde se encontrará el comienzo de resolución (…) Para ser un punto de referencia del proletariado dentro de un proceso de guerra social a largo plazo, el compromiso revolucionario debe comprender y asumir todas las realidades de su época y, en primer lugar, la tendencia a la integración de la burguesía imperialista europea y el agotamiento de la omnipresencia del Estado-nación. La recomposición del proletariado depende de la capacidad de sobrepasar las relaciones políticas institucionales y de representar los intereses del proletariado y su solidaridad internacionalista y antiimperialista concreta con los proletarios y pueblos oprimidos del mundo entero. Un proceso unitario fundando sobre la contradicción fundamental entre el proletariado internacional y la burguesía imperialista. Desde el final de los años setenta, con el agudizamiento de la crisis y la tendencia a la guerra, se vuelven simultáneamente posibles la convergencia estratégica y la conciencia de los límites evidentes de la unidad únicamente objetiva.

En la actualidad, donde la naturaleza reaccionaria de la formación europea es una evidencia para todos, no es algo atrozmente banal evocarla como tal. Pero cuando cito lo que decíamos en el año 94, estoy citando algo de lo que éramos conscientes a principios de los años ochenta. A pesar de nuestros errores y equivocaciones, tomamos esta responsabilidad política con todas sus consecuencias. Y estoy orgullosa de ello.

La derrota encajada rinde cuentas de nuestros límites y errores. En retrospectiva, tengo la impresión de que nosotros, las organizaciones de guerrilla, y otros espacios de actividad para la unidad de los revolucionarios en Europa occidental, estábamos a kilómetros de distancia. Desde luego, rendimos cuentas, en la práctica, de las nuevas cualidades de la guerra de clases internacional pero fuimos demasiado voluntaristas en el terreno de la eficacia política. No supimos percibir que entrábamos en una fase defensiva de la historia para los vencidos y oprimidos. Conscientes de la fuerza de la contra ofensiva burguesa, caímos presos de la sensación de urgencia. Sin embargo, no comprendimos realmente el conjunto de impactos que suponía su reorganización. Constatamos las derrotas pero las tomamos como un mal momento que se pasará.

Esto es particularmente cierto para nosotros, miembros de Action Directe. La llegada al poder de la izquierda después de treinta años en la oposición esconde la profunda regresión en el campo de la práctica y del pensamiento crítico. Tomamos esta regresión como local y momentánea.

El hecho es que no estoy segura del valor de esta evaluación. En la actualidad, los impactos de esta contra ofensiva, especialmente a nivel político e ideológico, sobre la representación del mundo y las posibilidades prácticas de intervenir en él, son crueles. Pero estos solo son una parte de sus efectos. La historia de la lucha armada en este continente aun está por escribir. Nosotros, aquellos que no hemos renunciado a cambiar el mundo, no podemos admitir los presupuestos políticos e ideológicos de los clérigos de la historiografía burguesa. Especialmente en lo que concierne al uso de la contra violencia revolucionaria.

Erais una organización anticapitalista, pero la mayoría de vuestros atentados iban dirigidos contra el gobierno. ¿Por qué no contra empresas multinacionales? ¿No piensas que los gobiernos tan solo son los siervos del Capital?

¡Ay! Esta pregunta sienta mal. Entre aquellas herramientas de las que dispongo para comprender la realidad, con el fin de intervenir en ella, se encuentra una gran cantidad de corpus marxista. Ahora bien, la pregunta sienta mal porque la relación que planteas entre las multinacionales y los gobiernos parece ser uno de los efectos de la ideología dominante, la falsa conciencia reflejando las condiciones reales.

Desde hace unos años se ha instalado la nostalgia por el Estado intervencionista de Welfare en numerosos espacios contestatarios. Resumiendo, un rol social del Estado que preserva el territorio de los Estados nación de los efectos de la competencia del «libre mercado» y de su axioma del beneficio a toda costa. No voy a profundizar en la función histórica de este modelo estatal; la compleja relación que se da entre diferentes factores en esa época de desarrollo capitalista cubre, a groso modo, desde los años 30 hasta los años 80 del siglo XX. Como facilitan la comprensión de los diferentes planos que constituyen las formaciones socioeconómicas de esta fase histórica, citaré solamente dos:

- El desarrollo de un modo de acumulación donde se imbrica el trabajo en la cadena de montaje taylorista y las consecuencias para la burguesía de la crisis de sobreproducción de los años treinta, concretamente lo que se acostumbra a llamar políticas keynesianas o esquemáticas, una oferta masiva asociada a una demanda masiva.

- Una cierta forma de lucha de clases que implica, simultáneamente, la realidad del obrero masa, regimentado por la cadena de montaje en los grandes centros de producción, la existencia de un «modelo alternativo» [4] y, en consecuencia, la posición defensiva que esta presencia implica para la burguesía, al mismo tiempo que se debe enfrentar con las luchas de liberación nacional en la periferia del centro de su poder.

Para continuar, un ejemplo a partir de las acciones del año 84 y siguientes. No por una cuestión de azar, antes de convertirse en un especialista en despidos masivos, el gran tecnócrata, Georges Besse, se encontraba al cargo de importantes innovaciones en una industria francesa donde existía una conexión entre aplicaciones civiles y militares; la fábrica de Pierrelate, en la cual se enriquecía uranio para el tratamiento de residuos en La Hague, para producir plutonio. Tampoco era una coincidencia que Guy Brana, entonces número dos de CNPF (Consejo Nacional de la Patronal Francesa), pasase la mayor parte de su carrera en la transnacional Thompson. Nacionalizada en 1981, esta empresa producía alta tecnología civil y militar, y es uno de los actores principales del «Sector Público Industrial», una máquina de guerra de la ofensiva burguesa en curso.

Como en todos los países imperialistas, los monopolios y el Estado son los principales agentes burgueses de la lucha de clases. Pero en Francia, su fusión (el capitalismo monopolista de Estado) asume unas características muy específicas. El peso del Estado es enorme en la economía y en la producción por sí mismo, gracias a su «Sector Público Industrial» (SPI).

Al principio de los años ochenta, el Estado miterrandista concentraba las principales armas de la reestructuración. También las armas que necesitaba la burguesía para su guerra de clases; es decir, restablecer la tasa de ganancia e imponer el nuevo modelo neoliberal. Hoy, está claro que los diferentes gobiernos de «izquierda» actúan de esta manera. Los bancos e instituciones de crédito han sido nacionalizados en su mayoría (36 bancos, compañías de seguros e instituciones financieras), y los cinco principales grupos industriales, aquellos que superan más de la mitad del techo de producción, están en manos del Estado y casi todos los sectores de nuevas producciones, construcción aeronáutica y espacial, comunicaciones, investigación fundamental… y son justamente estos sectores los que sirven de ejemplo para las reestructuraciones más radicales, para la introducción de los nuevos credos productivos del control total (grupos de trabajo, cero defectos, cero existencias, cero tiempos muertos…) o bien para servicio de la especulación más descarada como los chanchullos de Crédit Lyonnis o de AGF.

Es a partir del SPI que, precisamente, la producción militar es de todo salvo insignificante, que las características del nuevo modelo de acumulación son difundidas en otras empresas y en el tejido de PME/PMI, y en la sociedad entera. Así pues, es el mismo Estado el que introduce las marcas en alza de la tasa de explotación, que impulsan aun más la relación capitalista de la extorsión del trabajo.

Los objetivos de Action Directe están ligados a esta actividad estatal, a los centros de reflexión donde las multinacionales y el Estado elaboran sus políticas, como la OCDE, instancias donde se elaboran las agresiones imperialistas, militares como la Unión Europea Continental, económicas como el Banco Mundial y el FMI.

No se puede reprochar a nuestra organización, o a la guerrilla europea en general, el hecho de no aprehender las principales apuestas de la contra ofensiva burguesa y las posibles consecuencias para la clase proletaria internacional.

¿Qué piensas de la actividad militante actual? ¿Cuáles son las diferencias que remarcarías con respecto a la época de Action Directe y la Rote Armee Fraktion?

Cuando observo la actividad militante de los últimos años, lo hago a través de un prisma muy particular. Esencialmente, está compuesto de dos «materias».

La primera, los años de encarcelación. Mi relación con la actividad actual es forzosamente intelectual. Puedo percibir poco o mal las aportaciones vivas, los intercambios entre los que se encuentran en esa situación, y con ellos, los lazos, las emociones…En pocas palabras, toda la subjetividad colectiva, parte integral de la lucha y de la vida. Estoy en cierto modo desfasada, recluida involuntariamente en mi torre de marfil donde lo que se teoriza es más importante que lo que se hace. Vivir fuera de los espacios donde se constituyeron mis propios compromisos no es de los lugares más cómodos para evaluar las distintas perspectivas.

La segunda, la «derrota» que sufrimos. Cuando digo sufrimos, voy más allá de aquellas y aquellos militantes de Action Directe que estamos en la cárcel. En 1968, yo tenía unos 9 años, no soy ninguna sesentayochista. A pesar de ello, soy parte del impulso revolucionario que surgió «allí».

La fuerza de los deseos de liberación y emancipación [5] tuvieron múltiples expresiones. Recorrieron el conjunto de campos de vivencias de hombres y mujeres:

- Las luchas, armadas o no, en los tres continentes contra los dictadores locales sostenidos por las potencias imperialistas o directamente contra sus fuerzas armadas, o las llevadas a cabo por los oprimidos en el corazón mismo de esos poderes.

- La lucha de las mujeres en la práctica y en el pensamiento crítico contra el conjunto de instituciones donde se ejercía la modelación de los seres humanos al servicio de los rendimientos sociales capitalistas y la reproducción de la sumisión alienante…

A finales de los años 80, este impulso se había «agotado». Aunque solo entre comillas. Era el resultado de la derrota frente a la contra ofensiva burguesa, la cual había estado aumentando su potencial a partir de los años 70. En la larga guerra que enfrenta a explotadores y explotados, se perdió una batalla. Por lo tanto, la incontestable fractura histórica que constituye la cruel constatación de este agotamiento no se puede confundir con un agotamiento total. Es simplemente un ciclo de lucha que se ha consumido. [6]

Los años 90, particularmente su primera mitad, fueron una pesadilla, una carrera contra el curso naturalmente opresivo de la historia. Los vencedores pueden fanfarronear.

Hoy, esta fase está a nuestras espaldas. Estos últimos años, se esboza lo que se espera que sea un nuevo impulso.

Se encuentra lo que los medios de comunicación han llamado el movimiento antiglobalización. Al principio, tenía la impresión de que parecía estar monstruosamente dominado por los presupuestos socialdemócratas. Una nostalgia por el Estado «social», demandas de un «mejor reparto de la riqueza», que no cuestionan los verdaderos fundamentos del sistema. Como consecuencia de ello, limitan las aspiraciones a la vida, las encenagan inexorablemente bajo el camino del reformismo sobre todo donde se aplica la decadencia del mismo sistema, que se caracteriza, entre otros, por un profundo impulso reaccionario (ver lo que he dicho sobre ATTAC y otros ciudadanistas). Frente a ellos, las expresiones más radicales están a la defensiva, desempolvando los brevarios (ya sean anarquistas o comunistas) para intentar oponerse a la aprehensión de una realidad falsificada y falsificante. Las lógicas de las capillas grupusculares y las concurrencias entre siglas en la marcha de la protesta espectacular están en su cenit. Estos últimos años, tengo la impresión de que se empieza a mejorar. La apertura de espacios de discusión y práctica crítica de todo tipo es interesante. Hay que decir que la realidad nos ha dado un serio impulso. Especialmente desde el 11 de septiembre y del pretexto que de él han hecho los cruzados del bien.

Ahora, dada la secuencia de eventos de los últimos meses, difícilmente se puede descalificar como inoperante el análisis de las relaciones imperialistas. Así, la globalización es el nombre de la nueva forma de imperialismo. Igual que los modos de acumulación en un «eterno» modelo de producción capitalista, las formas del imperialismo también cambian. Por un lado, la plena visibilidad de una estructura piramidal en torno a los EEUU; por el otro, la continua profundización reaccionaria de las relaciones de poder donde las pretensiones de intervenir en el mundo agotan el espectáculo de la impotencia. Esto es obviamente una situación muy peligrosa. Al menos por dos razones: la impresionante fuerza de ataque adquirida por el imperialismo y la tentación de recurrir a soluciones rápidas mediante su séquito de chivos expiatorios y políticos providenciales.

A pesar de ser consciente de estos peligros, y de lo que significan para los diferentes espacios donde se constituyen la vida y los impulsos creativos, no se me puede convencer de la aniquilación del deseo de liberación y emancipación. Hace algún tiempo, he concluido un texto donde comparo el compromiso con el mito de Prometeo, quien robó el fuego de los dioses para que los hombres no dependiesen más de sus fuerzas ciegas y arbitrarias, una insurrección en la cual la perseverancia transformaba las ilusiones perdidas en las fuerzas del futuro. La aspiración de desarrollar relaciones liberadoras entre los hombres y las mujeres está en la raíz de la aventura humana. De acuerdo a las épocas, a sus componentes ideológicos, políticos y sociales, se ha expresado de diferentes formas, y aunque se equivoquen los presupuestos de su realización siempre renace de sus cenizas. Está íntimamente unida a la vida, a su aparición donde menos se la espera.

Realmente creo que una de las muchas cosas que todos tenemos en común es el de querer cambiar la situación y cambiarla concretamente. En una colonia de maquiladoras, cerca de Tijuana, frente a la deserción de los poderes llamados públicos de una zona de libre comercio, las mujeres están multiplicando las iniciativas de educación popular, creando una escuela de 300 plazas, y levantado una universidad del saber y la filosofía. Una reciente misión civil para la protección del pueblo palestino salió adelante, con la presencia de internacionales, para permitir a los obreros palestinos reparar las bombas de agua de un campo, después de estar varados durante más de 15 días y bajo el fuego de francotiradores israelitas. Un cineasta rodó una película con los niños de las calles de Dakar después de hacer todo lo posible para que su proyecto ayudara a los niños a largo plazo. He escogido apropósito ejemplos «minúsculos», llevados a cabo en contextos donde la lógica de la muerte está omnipresente. Los impulsos de este género son innumerables. De la noche a la mañana, deconstruyen la destrucción y las desfavorables relaciones de poder, mismo si las iniciativas no son suficientes para invertir esta relación.

Hay más y más gente resistiendo alrededor del mundo. Para aquellos que persistimos en la construcción de un futuro, haber encajado la derrota puede ser una ventaja. Hemos experimentado la falta de aliento, después de la muerte de un impulso. Hoy, miramos y vivimos la germinación que se produce tras esa fase. La existencia de situaciones, donde los invisibles tejen de nuevo la conciencia de ser la única multitud creativa, reinventa nuestra potencialidad de caminar preguntando.

De una fuente de lectura a otra, percibo las convergencias. La crítica y la práctica anticapitalistas continúan mostrando sus ventajas. Estamos abandonando las posiciones defensivas. El «lo queremos todo y lo queremos ahora» germina de nuevo. De todos modos, no es posible hacerlo de otra manera. Lo que estoy diciendo es algo muy vago pero son realmente numerosas las realidades donde despuntan, de nuevo, las comprensiones globales de las luchas, resistencias y aspiraciones. En cualquier caso, en comparación con los primeros años 90, va mejor.

Por supuesto, la brutalidad de la apisonadora del trabajo hace que el impulso pueda darse en sentido contrario. Y este puede incrementarse aun más gracias a nuestros reflejos defensivos, con el fin de preservar nuestros dogmas cuando todo va mal. Pero justamente esta es la razón de que me ponga tan contenta tu próxima pregunta, porque tú eres anarquista y yo comunista.

Para vosotros, el proletariado debe tomar el poder. ¿No crees que se debería destruir la burguesía y el Estado para conseguir la autogestión donde el proletariado ya no sería explotado ni oprimido?

Por un lado, esta cuestión es una de las diferencias esenciales entre las etiquetas anarquista y comunista. Por otro lado, a los ojos de la historia, sobretodo en el último siglo, no es más que una caricatura.

Esto nos obliga a regresar a la esencia del proyecto revolucionario anticapitalista, a sus esfuerzos por desarrollar la liberación de posibilidades y la emancipación del ser humano. A partir de ahí, podemos ver que se opone a este esfuerzo. Forzosamente, mi presentación se va a referir a dos categorías marxistas, pero bueno, hay anarquistas que también las utilizan, así que espero hacer que sea lo suficientemente digerible. De acuerdo a los análisis marxistas, existen dos contradicciones de donde casi [7] deriva todo:

-Capital/Trabajo;

-Desarrollo de las fuerzas productivas/Apropiación privada de la riqueza socialmente producida.

Son en todo caso el punto de partida de la propuesta según la cual la clase explotada y los oprimidos, que no tienen nada que perder salvo sus cadenas, se van a conferir la misión histórica de abolir todas las clases.

Es solamente después cuando se declinan las propuestas para realizar esta «misión histórica». Y entre las propuestas, se encuentran las divergencias entre anarquistas y comunistas en cuanto a organización. ¿Cuál es el método para que la clase explotada complete esta misión? ¿De qué herramientas ha de servirse para luchar? Y, cuando se produzca el fervor revolucionario, ¿cuáles son las estructuras que le permitirán ir más lejos en la deconstrucción de la opresión y el desarrollo de la liberación? Es entorno a estas preguntas y experiencias donde surgen dos cuestiones:

- La conquista del poder del Estado o su destrucción.

- «Centralismo democrático» o «federalismo»

Para mí, ni las experiencias comunistas ni las anarquistas han dado un esquema que sirva como referente para garantizar una respuesta. Además, la ausencia actual de un fervor revolucionario hace que sea aun más prudente ante la tentación de programas envarados en el refrito de que hubiese pasado si…

Según los trotskistas, los stalinistas no hubiesen tomado el poder en la antigua URSS y ejercido la hegemonía en el movimiento comunista;
Según los anarquistas, los comunistas no hubiesen saboteado y destruido sus esfuerzos en cada impulso;
Según los estalinistas, los revisionistas de después de la Segunda Guerra Mundial no se hubiesen hecho amigos de los imperialistas.

Y estos refritos no son más que los rasgos generales alrededor de las cuales se despliegan las múltiples líneas de ruptura en el «campo» de los vencidos. La paradoja es que estas líneas generales politizadas de ruptura se dan en un campo donde la práctica está profundamente despolitizada. Pero no es más que una paradoja. Después de haber vivido sólo una derrota, no la puedo comparar con otros periodos. Pero todo lo que sé acerca de la historia de este campo, me incita a pensar que existen lazos entre la derrota y el repliegue sobre uno mismo, entre los impulsos y el dinamismo creador de nuevas oportunidades para avanzar juntos, generando a su vez ellas mismas nuevas posibilidades.

Este campo profundamente despolitizado tiene diversas causas. Sin duda la derrota que he mencionado. Pero por encima de ello está nuestra herencia, de un siglo de sangre, de masacre y de ruinas (…), que apenas si nos atrevemos a llamar «modernidad», y que nos ha impuesto la renuncia a todas las formas de ineluctabilidad, aunque sean revolucionarias. No es menos cierto que ese pesimismo (…) también se afinca en un contexto. Es el reflejo de ese imperialismo de la desesperanza que es la mundialización, ya que por mucho que podamos discernir sus virtualidades positivas, la atención lúcida se encuentra confiscada por el extraordinario poder de lo negativo inherente al sistema. (…) Porque de lo que se trata es de un sistema, y ese sistema —el capitalismo— sigue siendo el mismo en su naturaleza desde El capital hasta sus avatares imperialistas, los cuales, a través y al ritmo de los cambios considerables introducidos y que, de paso, han modificado nuestra manera de ver el mundo, no han hecho sino confirmarnos su nocividad, al punto de poner bajo el signo de la urgencia, (…) la necesidad de cambiarlo. No hay que ir a buscar la novedad en otra parte. Es radical. Por muy deterioradas y desarticuladas que estén las fuerzas contestatarias, por razones coyunturales análogas, no por eso dejarán de cumplir la misma función. Recién se multiplican síntomas que hacen pensar que van a producirse, que se están operando convergencias cuyo programa seguramente no tenemos disponible, pero cuya finalidad es indiscutible. [8]

Precisamente a causa de esta finalidad indiscutible, de su urgencia renovada, cuando nos hacemos la pregunta «fatal», ¿Qué hacer?, tenemos que dejar de demonizar el poder. Este verbo, su práctica, se refiere a nuestra relación con nuestra propia vida, a lo que podemos hacer juntos. Durante 1999, circuló un Manifiesto de la Red de Resistencia Alternativa [9]. De inspiración libertaria, hizo hincapié, con razón, en Resistir a la tristeza:

Vivimos una época profundamente marcada por la tristeza. No sólo la tristeza de los llantos sino, y sobre todo, la tristeza de la impotencia. Los hombres y las mujeres de nuestro tiempo viven en la certeza de que la complejidad de la vida es tal que lo único que podemos hacer, so pena de aumentarla, es someternos a la disciplina del economicismo, el interés y el egoísmo. La tristeza social e individual nos corroe y nos convence de que no tenemos más los medios de vivir una verdadera vida y así nos sometemos al orden y a la disciplina de la sobrevida. El tirano necesita la tristeza porque así, cada uno de nosotros se aísla en su pequeño mundo, virtual e inquietante, pero a la vez los hombres tristes necesitan del tirano para justificar su tristeza.

Nosotros creemos que el primer paso contra la tristeza (la forma en que existe en nuestras vidas el capitalismo) es la creación de lazos solidarios y concretos. Romper el asilamiento, crear solidaridades es el principio de un compromiso, de una militancia que no funciona más "contra" sino "por" la vida, la alegría, a través de la liberación de la potencia.

Pero precisamente, su inspiración libertaria lo condena un poco más adelante a definir la resistencia como la negación de un deseo de poder, tanto por razones buenas como malas.

En primera lugar las malas: Ciento cincuenta años de revoluciones nos enseñaron que, contrariamente a la visión clásica, el lugar del poder, los centros de poder, son a la vez centros de mínima potencia o bien de impotencia. El poder se ocupa -por así decirlo- de la gestión, y no tiene, en sí mismo, la posibilidad de modificar desde arriba la estructura social si la potencia de los lazos reales en la base no se lo permiten. La potencia se encuentra así tendencialmente separada del poder constituido. Es por ello que nosotros pensamos que lo que sucede "arriba" es del orden de la gestión y la política, en el sentido noble, es lo que sucede "abajo".

Esta distinción recicla el lema de la «sociedad civil» omnipresente estos últimos años. Y eso es de alguna manera el lógico final del lema que escucho cuando cualquier representante de ATTAC [10] vende la actividad de sus siglas como conquistar la sociedad, lo que rompería radicalmente con las voluntades precedentes. A la vista de los esfuerzos y peligros a los que se enfrentó la militancia revolucionaria durante estos ciento cincuenta años para difundir simplemente sus tesis, la supuesta inversión de prioridades hace que me dé la risa, un poco amarga, pero risa al fin y al cabo.

Este lema contiene una trampa, aun más grave: la ruptura central será entre una sociedad civil y el Estado. ¿Qué es esta sociedad civil? Nadie lo sabe. O más exactamente, si supiésemos un poco acerca de la historia de los conceptos al servicio de los vencidos, sabríamos que Gramsci antes que Foucault llamó la atención sobre el velo inducido por este concepto en las realidades clasistas de nuestra sociedad. En cualquier caso, es en 1999 cuando MEDEF (Movimiento de Empresas de Francia) lanza su refundación social, declinando la noción de sociedad civil, [11] ¿una coincidencia en la historia de los lemas?

Por el contrario, contra la debilitante reinterpretación de la historia de los vencidos, la siguiente afirmación del mismo Manifiesto merece la pena ser citada: Es por ello que la resistencia alternativa será potente en la medida en que abandone la trampa de la espera, es decir, el dispositivo político clásico que posterga, invariablemente a un "mañana", a un después, el momento de la liberación. En efecto, que se hace camino al andar es una «ley» que conocen todos aquellos que luchan. De la huelga en el lugar de trabajo a la guerrilla, el hecho de que se dé una lucha hace que la situación cambie. La resistencia crea nuevas relaciones entre las personas, nuevas exigencias, pero también es eso es lo que la hace tan bella. Y eso es algo que probablemente nunca entenderán aquellos que viven en la tristeza de la renuncia.

Así que volviendo a tu pregunta, como comunista no reduzco las posibilidades de conquistar el poder por el proletariado. Porque si las contradicciones del comienzo de esta respuesta, después de Marx, se han desarrollado a una escala planetaria, esto no ha simplificado la identidad del famoso proletariado, al contrario. Al mismo tiempo que la socialización de las fuerzas productivas, vinculada a su desarrollo, se han ampliado los campos de la igualmente famosa misión histórica [12]. Esto no simplifica la tarea de definir los modos que permitirán a la clase explotada actuar en tanto que clase para sí, una cuestión sobre la que ya discutieron Marx y Bakunin hace casi dos siglos.

Resumiendo, si tu pregunta intenta que precise si creo o no creo en la fase transitoria de la dictadura del proletariado…La respuesta es sí, y esta es una de las razones por las que me considero comunista. Pero si, en el papel, este momento me parece indispensable, entre otras razones por todo lo que conocemos sobre la capacidad de hacer daño de la burguesía para mantener su propia dictadura, no me preguntes cual será el esquema de esta dictadura que nos garantizará la abolición de todas las clases, y, por lo tanto, la desaparición del Estado tal y como lo hemos conocido, bajo la dictadura de una clase sobre otra. El método bolchevique correspondió a un impulso que data de casi un siglo. Soy demasiado materialista como para proponerlo como respuesta. Pero el método de la CNT-FAI en Cataluña en el año 1936, una «deserción» que condujo a la ocupación del «vacio» por la burguesía catalana y los estalinistas, es un riesgo que no me acaba de convencer. En resumen, no tengo una respuesta, solo las pistas de nuestros fracasos…Si llego a formular las preguntas correctas sobre estos fracasos, ya sería muy feliz.
 

Joëlle Aubron, prisionera de Action Directe, julio de 2002.

Publicado en el año 2003 por el fanzine francés Future Noir.

[1] Existen abundantes ejemplos, por nombrar dos de ellos: obviamente, el PCF (Partido Comunista Francés) dándole plenos poderes a Guy Mollet para pacificar Argelia, pero también la actitud del Partido Comunista de Cuba mientras la guerrilla estaba operativa.

[2] Inicialmente, COLP fueron unas siglas puntuales utilizadas para reivindicar el ataque contra la prisión de Rovigo en enero de 1982 en el cual cuatro prisioneros, antiguos miembros de Prima Linea, fueron liberados. El ataque fue llevado a cabo por varios pequeños núcleos residuales del movimiento armado que subsistían en Milán y alrededores tras la descomposición de Prima Linea. Esta área alrededor de COLP, y después COLP, continuará trabajando la cuestión de las prisiones y recompondrá por un tiempo una estructura organizativa político-militar. Dentro de la prisión, algunos se unirán a las BR/PCC (Brigadas Rojas-Partido Comunista Combatiente), otros a la escisión de las BR conocida con el nombre de Wotta Sitta (Collettivo Comunisti Prigioneri Wotta Sitta), otros a los libertarios, otros se desvincularon.

[3] Según Alain Ménargues, corresponsal en Beirut entre 1982 y 1995 para Radio France, la implicación del ejército israelí en las masacres va más allá de la complicidad pasiva. Las conclusiones de la investigación oficial israelí, hechas públicas en febrero de 1983, constatan la responsabilidad personal de Sharon en las masacres. Alain Menargues, en un libro de próxima aparición, presenta toda una serie de pruebas que indican la presencia de una unidad de un comando israelí. Esta unidad fue la primera en entrar en los campos rodeados por el ejército. Equipados de una lista de 120 nombres, cometieron 63 ejecuciones sumarias contra cuadros civiles palestinos, abogados, médicos, maestros y enfermeras. Solo después intervinieron una segunda, y a continuación, una tercera ola de asesinos libaneses.

[4] Es decir, la existencia del «socialismo realmente existente». Fuesen cuales fuesen los fracasos de este modelo a la hora de acabar con las clases y por lo tanto con las relaciones de explotación y opresión, su presencia ha contribuido a democratizar el estadio imperialista, que es por esencia un momento de decadencia y reacción. No es una casualidad que el colapso de este modelo dé lugar a una nueva decadencia. La crisis de la política, entre otras, ilustrada en las últimas elecciones, es una de ellas.

[5] La liberación incluye la emancipación dentro de sus sinónimos. Sin embargo, a veces al usar el término emancipación, trato de retomar una distinción mayor. «Toda emancipación es la reducción del mundo humano, de las relaciones, al hombre mismo. La emancipación política es la reducción del hombre, por una parte, a miembro de la sociedad civil […], y por otra parte, al ciudadano del Estado. […] Sólo cuando el hombre individual real recobra en sí al ciudadano abstracto y se convierte, como hombre individual, en ser genérico, en su trabajo individual y en sus relaciones individuales; sólo cuando el hombre ha reconocido y organizado sus «forces propres» como fuerzas sociales y cuando, por tanto, no desglosa ya de sí la fuerza social bajo la forma de fuerza política, sólo entonces se lleva a cabo la emancipación humana.» (Karl Marx, Sobre la cuestión judía). Por lo tanto, la liberación de lo que se comprende como el opuesto de alienación. Este proyecto no puede convertirse en una búsqueda del paraíso perdido, la liberación y emancipación humana es un devenir en elaboración continua, hacer hoy todo lo posible hará que el mañana sea mejor.

[6] En 1998, escribimos:

Por eso, tanto para las luchas actuales como las futuras, partir de la indiscutible fractura histórica, de finales de los años 80; es de una importancia crucial.

Sin embargo, es igualmente indispensable subrayar que no hay nada extraordinario o catastrófico en constatar que un ciclo de luchas se ha agotado. Estas situaciones se producen al menos dos o tres veces en un mismo siglo. Después de las barricadas de la Comuna de París, la historia revolucionaria en nuestro continente ha evolucionado, experimentado, ha conocido la derrota, la ha reconocido, para a continuación volver a "tomar el cielo por asalto".

Debemos ser capaces de hacer hincapié en esta evolución, hecha de rupturas y fracasos que van desde las antiguas tácticas conspirativas e insurreccionales del siglo XIX a la construcción de los grandes partidos y sindicatos, desde la incapacidad para oponerse a la masacre de la Primera Guerra Mundial a la III Internacional y los Partidos Comunistas, desde la colaboración con el sistema burgués en la posguerra a la nueva oleada revolucionaria que rompió los principales axiomas del revisionismo moderno.

Hoy, lo que queremos retener se resume con una evidencia. El capitalismo se transforma mediante estadios y etapas y, con él, los ciclos de luchas; las formas y los métodos revolucionarios cambian por el "efecto histórico de la lucha de clases".

[7] Solo casi, y es importante porque los procesos históricos y las formaciones políticas y sociales en los que se desarrollan me hacen pensar acerca de lo que comenzamos a saber sobre el funcionamiento del cerebro humano: materia, nada más que materia, pero también química, de la cual participa ampliamente el subjetivo, de ahí la afectividad en las relaciones sociales, culturales e individuales.

[8] George Lebrica, Introducción a la reedición de El imperialismo, fase superior del capitalismo. Puede consultarse una traducción en castellano en este enlace: http://www.lahaine.org/b2-img/043-049labica.pdf (Nota del traductor).

[9] El Manifiesto de la Red de Resistencia Alternativa está firmado por el Colectivo Situaciones, Asociación Madres Plaza de Mayo, Colectivo Amauta y Malgré Tout. Puede consultarse en este enlace: http://194.109.209.222/colectivosituaciones/articulos_01.htm (N. del T.)

[10] Pongo en el punto de mira a ATTAC porque, aquí, en la construcción de un periodismo que sirve de espacio público, a estas siglas se las ha investido con el rol de la oposición. Pero este discurso, donde la práctica de aquellos y aquellas que tuvieron la voluntad de cambiar la sociedad es ridiculizada, es ampliamente compartido, reducido a la historia contada por los vencedores.

[11] Ver el artículo de Paul Lagneau Ymonet en Revenir aux Luttes, número 26/27, Agone.

[12] Por citar uno: la realidad según la cual, si se produce la socialización de las fuerzas productivas, esta socialización implica que la apropiación colectiva de la riqueza integra los límites establecidos por la Ecología. De lo contrario la riqueza ya no sería tal, es decir, enterrar el futuro y despilfarrar el presente.

http://translatetherevolt.blogspot.com/2011/02/entrevista-con-joelle-aubron-de-action.html


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soy como el clavo, que aun viejo y oxidado, sigue siendo clavo