martes, 19 de enero de 2016

LA URGENTE NECESIDAD DEL BANCO DEL SUR.

Andrés Arauz

 

ALAI AMLATINA, 18/01/2016.-  América Latina tiene depositados $1,034,005 millones líquidos en el resto del mundo. Es decir, más de un millón de millones de dólares estadounidenses.

 

Y por otro lado, la Región está sedienta de dólares, sea como préstamos de organismos multilaterales (de los países hegemónicos) o como inversión extranjera directa de las transnacionales de los mismos países hegemónicos. Estas cifras representan la más grande paradoja de la vieja arquitectura financiera.

 

Estamos ante una coyuntura que hace cada vez más necesaria la nueva arquitectura financiera. Si los países miembros del Banco del Sur lo hubiesen implementado hace años, incluso hace un año, no tuvieran que enfrentar las complicadas coyunturas macroeconómicas con implicaciones geopolíticas que enfrentan hoy.

 

Los países de la región han tenido que ceder ante presiones del Banco Mundial (y de quien está detrás del Banco Mundial) para pagar indemnizaciones ilegítimas por arbitrajes de inversión, temen sentencias judiciales de EEUU respecto a más arbitrajes de inversión y a fondos buitre. La voz del FMI empieza a soñar con arcaica altisonancia nuevamente en la Región.

 

Nuestros países, que impulsaron fuertes políticas de inversión pública y desarrollo endógeno, ahora enfrentan presiones a sus reservas internacionales y han tenido que acudir a políticas de restricción de importaciones y al movimiento de capitales. Es previsible el impacto en la economía real de nuestros pueblos.

 

El resto de los países de la Región se ha escudado en la triste carrera devaluatoria por el fin del ciclo de los precios altos de los commodities. Con el aumento en el nivel de poder adquisitivo y propensión al consumo importado de la población suramericana, la salida de divisas aumentará, ejerciendo presión sobre las reservas de los países de la Región. Esta presión no será aliviada dada la reprimarización de la exportación (soya, hidrocarburos, minerales) de nuestros países y la disminución de precios.

 

Estas coyunturas y la crítica situación global en los próximos días, hace cada vez más urgente que los países sudamericanos retomen la agenda de la Nueva Arquitectura Financiera Regional. En lo inmediato, no es necesaria la construcción jurídica de todos los pilares, pues con acciones específicas y pragmáticas, se pueden lograr avances absolutamente tangibles.

 

Mientras el mundo abandonó posiciones ortodoxas y está viviendo transformaciones radicales, en Suramérica todavía nos creemos el cuento de la vieja arquitectura financiera a pesar de que llevamos nueve años desde el acta fundacional del Banco del Sur. El FMI promueve el control de capitales, el perdón de la deuda, la inclusión del Renmibi en la canasta del DEG. La Unión Europea formalmente declara al CIADI y sus árbitros como ilegítimos y propone transformar los arbitrajes de inversión a una corte designada por Estados. Los BRICS lanzaron la nueva arquitectura financiera global y comenzarán a prestarse en monedas nacionales. El Banco Asiático de Inversión en Infraestructura está en pie y se plantea proyectos magníficos que cambiarán el mundo. Los swaps bilaterales de monedas son la práctica común entre bancos centrales por fuera de su obsesión AAA. Todas estas transformaciones se han dado además en el marco de revoluciones como bitcoin, disruptores como fintech, revelaciones como los offshore leaks, manipulaciones groseras como la tasa Libor, auditorías a la Reserva Federal como la impulsada por Sanders, sanciones económicas como la exclusión de Irán del Swift, estafas como las de las agencias calificadoras de riesgo y el rescate al mainstream de teorías económicas minskyanas.

 

Los países miembros del Banco del Sur deben estar a la altura de la historia, inmediatamente superar posiciones erráticas de mandos medios y resolver la operativización del Banco con el nombramiento de las respectivas autoridades y con los aportes de capital (apenas $200 millones colectivamente en el primer año). Esto puede resolverse en días. Inmediatamente, deben transitoriamente subcontratar el proceso de colocación a un banco de desarrollo regional o a un banco de desarrollo nacional. Esto puede ejecutarse en dos meses.

 

Este alivio fiscal/externo debe ser absolutamente consciente en términos geopolíticos y brindar mayor margen de acción a los gobiernos de nuestros países. Los créditos intra-regionales dinamizarán el comercio y la inversión, como bien lo conocen las empresas brasileñas y argentinas. Proyectos regionales hay suficientes y hay muchos estudios aún por contratarse que parten del portafolio del COSIPLAN de Unasur.

 

El Fondo del Sur es otra urgencia y se puede establecer ágilmente mediante un fideicomiso internacional administrado por el Banco del Sur, como lo establece su Convenio Constitutivo(artículo 3.1.6). El fideicomiso internacional no requiere un esquema jurídico complicado y puede tener reglas hechas a la medida según las necesidades y políticas de los bancos centrales de los países (calificación de riesgo, etc.). El Banco del Sur deberá poder debitar automáticamente los pagos de los préstamos, de las cuentas en el fideicomiso.Considerando que apenas 5% de los recursos que América Latina tiene invertido en el resto del mundo se depositen en el Fondo del Sur, estamos hablando de un activo de 50 mil millones de dólares.

 

Estos fideicomisos no son nada raros para organismos financieros supra-nacionales. El Banco Europeo de Inversiones (banco público de desarrollo regional) administra una variedad de fideicomisos (Nota Z de su informe), por mandato de la Unión Europea, incluyendo a laFacilidad de Estabilidad Financiera Europea. También el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) administra fideicomisos con mandatos específicos (artículo 8 del Convenio Constitutivo). Este fideicomiso puede establecerse en dos meses luego de la designación de las autoridades del Banco del Sur.

 

Parte (20% por ejemplo) de los recursos del fideicomiso internacional "Fondo del Sur" debe ser invertida a plazo en el propio Banco del Sur. Otra parte de los recursos (20% adicional) puede, y debe, depositarse en instituciones supra-nacionales (FLARBCIECAFFONPLATA,Banco del ALBA) o en instituciones nacionales de la Región (bancos centrales, bancos públicos, bancos comerciales de propiedad estatal y certificados de tesorería de los fiscos). Todas estas inversiones serán sin condicionalidad alguna, son de libre disponibilidad pues se manejan como tesorería del fondo, no como colocación crediticia. Con estos recursos, se puede potenciar el reciclaje de la liquidez de la región en la misma región. Serían $10 mil millones frescos para el Banco del Sur y otros $10 mil millones para la Región. Los $30 mil millones restantes podrían todavía seguir criterios "ortodoxos, conservadores y prudentes", mientras se desarrollen los mercados secundarios regionales. Esto demoraría cuatro meses desde la creación del Fondo.

 

Inmediatamente después de la apertura de las cuentas de los bancos centrales en el Fondo del Sur, se debe reducir la salida de divisas para transacciones comerciales intra-regionales. Actualmente, ya existe un mecanismo similar al SUCRE que permite ahorrar divisas entre bancos centrales. Dicho sistema se denomina Convenio de Pagos y Créditos Recíprocos de la Asociación Latinoamericana de Integración. El banco central peruano lleva la contabilidad de este sistema y, actualmente, la Reserva Federal de Nueva York liquida los pagos. Los países miembros del Banco del Sur deben solicitar al Banco Central de Reserva del Perú ("banco agente") que la liquidación cuatrimestral de los pagos se ejecute en el Fondo del Sur como corresponsal común (de conformidad con el artículo 7 del Reglamento).

 

Finalmente, el Fondo del Sur puede ser actualizado para definir una nueva unidad de cuenta (no física): que puede ser existente como el sucre, el peso andino, el derecho especial de giroo uno nuevo, como el peso del sur.

 

Los elementos técnicos están resueltos. Lo que necesitamos es la voluntad política de los gobiernos de los países miembros del Banco del Sur, que, afortunadamente, la van a tener que encontrar en un periodo crítico de la economía global cuando los Jefes de Estado compartan experiencias comunes el 27 y 28 de enero en la Cumbre de CELAC, en Quito, que será una vez más Luz de América.

 

Andrés Arauz, economista ecuatoriano, es Ministro Coordinador de Conocimiento y Talento Humano.

 

URL de este artículo: http://www.alainet.org/es/articulo/174807


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soy como el clavo, que aun viejo y oxidado, sigue siendo clavo

¡¡FIRMES EN LA ADVERSIDAD ¡¡ 

viernes, 8 de enero de 2016

Canibalismo Corporativo, lo que viene, destino: el monopolio

Silvia Ribeiro

ALAI AMLATINA, 04/01/2016.-  La fusión entre Monsanto y Syngenta, dos de las más grandes y combatidas empresas de semillas transgénicas y agrotóxicos a nivel mundial, parecía una mala fantasía. Hoy es probable, y sólo una de las fusiones espectaculares que están ocurriendo. Aunque Syngenta rechazó por segunda vez a Monsanto –porque quiere más dinero–, otras dos gigantes, DuPont (dueña de Pioneer) y Dow Chemicals, acordaron fusionarse en diciembre 2015. Monsanto sigue intentando con Syngenta.  Es apenas un rincón del escenario: los planes de las corporaciones van más allá, en pos de controlar sectores claves y cada vez más grandes de la producción agroalimentaria.

En 1981, el Grupo ETC (entonces llamado RAFI) denunció que las empresas de agroquímicos estaban comprando las semilleras, y que su objetivo era desarrollar cultivos que toleraran los tóxicos de las propias empresas, para crear dependencia de los agricultores y vender más veneno, su negocio más lucrativo. Nos llamaron alarmistas, dijeron que tal tecnología  nunca iba a existir; hasta que en 1995 la industria comenzó a plantar transgénicos: exactamente ese tipo de semilla.

En ese entonces había en el mundo más de 7 mil empresas que producían semillas comerciales, la mayoría familiares, y ninguna controlaba el 1 por ciento del mercado; 34 años después, seis trasnacionales controlan 63 por ciento del mercado global de semillas y 75 % del mercado global de agrotóxicos.

Monsanto, Syngenta, DuPont, Dow, Bayer y Basf, todas originalmente fabricantes de veneno, son las 6 gigantes  que controlan agrotóxicos, semillas y el 100 por ciento de los transgénicos agrícolas, que es la más clara expresión de la fusión de ambos negocios. Como casi no quedan empresas para comprar, se dedican ahora al canibalismo.  Syngenta es la más grande de agrotóxicos  a nivel global, por lo que hasta la empresa china de agrotóxicos, ChemChina, ofertó por ella, pero no le llegó al precio.

Monsanto insiste con Syngenta porque necesita desesperadamente acceder a nuevos agrotóxicos, ya que su producto estrella, el glifosato, está en crisis. En dos décadas de  transgénicos, el uso masivo de glifosato, ha generado 24 malezas resistentes que colocan en inmensos problemas a los agricultores. El aumento de cáncer, abortos y malformaciones neonatales en las zonas de cultivo de transgénicos en Argentina, Brasil, Paraguay es de proporciones epidémicas.  Que hijos de campesinos mueran no parece importarle a Monsanto, pero la Organización Mundial de la Salud declaró en 2015 que el glifosato es cancerígeno en animales y probablemente en humanos y eso sí fue un golpe. Por esto y más, a Monsanto le urge cambiar de agrotóxicos, cambiar de nombre por su enorme desprestigio, y si puede, cambiar de sede, para evitar impuestos.

El glifosato inventado por Monsanto es el agrotóxico más vendido en la historia de la agricultura. Solo por las plantaciones de maíz y soya transgénicos, su uso aumentó 20 veces en Estados Unidos en 17 años, cifras similares en Brasil y Argentina; y 10 veces a nivel global. Pero el negocio del glifosato va en declive. Y Monsanto, engolosinada con su cuasi monopolio de transgénicos, no ha hecho investigación en nuevos productos: en 2013, el maíz transgénico tolerante a glifosato representaba el 44 por ciento de sus ventas totales, la soya transgénica tolerante a glifosato el 11 por ciento, y más del 30 por ciento de sus ventas provienen de ventas de formulaciones de glifosato (RoundUp, Faena, Rival y otras marcas).

El glifosato ya no funciona, sus impactos son muy graves, pero los maíces transgénicos de Monsanto van casados con éste. Por eso le urge que se autorice su siembra en México,  lo cual le daría un respiro para vender sus semillas obsoletas, hasta que allí pase lo mismo: malezas resistentes, baja producción, semillas mucho más caras y patentadas, epidemia de cánceres y deformaciones fetales. Todo junto a contaminar transgénicamente esa región, que es el centro de origen mundial del maíz, dañando gravemente  el patrimonio genético, cultural y de agro-biodiversidad más importante del país. Huelga decir que hay mucho mejores opciones para producción de maíz y que México no necesita sembrar transgénicos para abastecer su consumo, ya que produce más del doble de su demanda nacional para consumo humano. Si Mexico importa maíz pese a eso, es solamente porque le conviene como negocio a las trasnacionales de cría de animales en confinamiento (principalmente pollos y cerdos). Se podría producir la misma cantidad de animales, en menor escala y a manos de muchos pequeños productores, con una diversidad de piensos y forrajes, según región y necesidad.

Aunque Monsanto es el caso más evidente, todas las gigantes de transgénicos tienen iguales intenciones, con otros químicos también muy tóxicos. Pero todas están topando con los límites de su propia ambición. Así, además de estas fusiones que monopolizan enormes porcentajes de cada rubro; emergen nuevos escenarios corporativos al entrar en juego otros sectores, como las transnacionales de fertilizantes y maquinaria agrícola. El Grupo ETC analiza esta coyuntura en un nuevo informe sobre fusiones corporativas: Breaking Bad: Big Ag MegaMergers in Play (http://tinyurl.com/nz3g2at ), que en breve estará disponible también en castellano.

Según ventas de 2013, el mercado mundial de semillas fue 39 mil millones de dólares (mmdd), el de agrotóxicos 54 mmdd, el de maquinaria agrícola 116 mmdd y el de fertilizantes 175 mmdd.  La tendencia parece ser que los dos últimos engullirán a los otros, creando un escenario de controles oligopólicos aún más amplios. Por ejemplo, la transnacional de maquinaria John Deere tiene contratos con 5 de las 6 gigantes de transgénicos, para aumentar sus ventas a través de pólizas de seguro que condicionan a los agricultores a usar sus semillas, agrotóxicos y maquinaria. Tecnologías de automatización, drones, sensores y datos del clima, también están concentrados en esas empresas y se ofertan en el paquete. Si estas fusiones se permiten, vamos hacia nuevos oligopolios que controlarán semillas, variedades, agrotóxicos, fertilizantes, maquinarias, satélites, datos informáticos y seguros.  Y que dañarán, contaminándolas y por otras vías, a las opciones reales para la alimentación y el clima: la producción campesina, descentralizada, diversa, con semillas propias, que son quienes ya alimentan a la mayoría de la población y enfrían al planeta.

- Silvia Ribeiro es Investigadora del Grupo ETC - www.etcgroup.org

URL de este artículo: http://www.alainet.org/es/articulo/174521
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