sábado, 12 de febrero de 2011

MUSICA: la viola.

ARGENPRESS CULTURAL

La viola es conocida actualmente como un instrumento de cuerda frotada algo mayor que el violín; sin embargo, con este nombre se conocía en la Edad Media europea a todo cordófono de arco de varias piezas y fue ésta la primera denominación utilizada para definir a los instrumentos de cuerda frotada, tanto de brazo como de pierna.

Durante el Renacimiento, la familia de la viola original se dividió en dos ramas: la viola da braccio y la viola da gamba. Las primeras quedaron relegadas a las tabernas, en donde tocaban músicas populares; mientras que las violas da gamba eran exclusivas de las cortes más refinadas. Este instrumento acabó cayendo en desuso y el violín fue sustituyéndolo por su brillantez. Los compositores preferían dicho instrumento por su amplitud sonora y la agilidad en vez de la delicadeza de las violas da gamba.

En el barroco, el violín cobró la máxima importancia. La viola le gana en calidez y resonancia, y es casi tan manejable y ágil como el violín.

El papel de la viola es fundamental en la orquesta ya que da profundidad y apoyo a la armonía, la hace rica y aterciopelada. No debemos olvidar tampoco la gran variedad de obras compuestas para la viola solista o las sonatas para viola acompañada.

La viola tiene una reputación menor dentro de la cuerda pero se trata de un prejuicio arrastrado desde los orígenes de la orquesta moderna (s.XIX), cuando era asumida por violinistas en decadencia.

La viola que actualmente conocemos nace entre los siglos XVI y XVII con el nombre de viola da Braccio. Su tamaño es algo mayor que el violín. Sirve de puente sonoro entre éste y el violonchelo, lo mismo en el cuarteto de cuerda que en toda formación orquestal. Su timbre es muy bello aunque con tinte dulcemente opaco. Su tesitura central es la mejor y la que conserva además su verdadero carácter. Se sostiene con el brazo izquierdo en posición horizontal, al igual que el violín y se apoya su caja armónica de la misma manera que éste, o sea debajo de la barbilla.

Tiene cuatro cuerdas que se afinan con las notas do, sol, re, la (de grave a agudo subiendo en intervalos de quinta). Para su lectura musical emplea las claves de do en tercera línea y —cuando las notas son muy agudas— en clave de sol.

Su extensión es de más de tres octavas. Como todos los instrumentos de cuerdas frotadas por el arco, empleando armónicos naturales y artificiales su ámbito es mayor.

En el siglo XVII el papel de la viola se limitaba a reforzar la línea del bajo o completar la armonía. En el siglo XVIII la viola tiene un papel más expuesto (por ejemplo en el Sexto concierto de Brandemburgo, de Bach).

En este siglo Telemann compone el primer concierto para viola en 1731 llamado Koncert g - dur (concierto en sol mayor). En los cien años siguientes se alcanza la edad dorada de la historia de la viola. Se componen 150 conciertos por varios compositores como Stamitz, Hoffmeister, Zelter, Rolla.

Algunos compositores violistas cuyo repertorio ha permitido el desarrollo de la viola como instrumento solista y virtuoso son, entre otros: Lionel Tertis (1876-1975); Paul Hindemith (1895-1963) -de quien aquí presentamos un fragmento-; Vadim Borisovskiy (1900-1972); William Primrose (1904-1982).

Actualmente, para designar los tamaños de las violas se utilizan las pulgadas (1 pulgada = 2,54 cm). Hay violas desde 11' (27,9 cm) hasta 16,5' (41,9 cm). Dependiendo de la edad y altura de la persona ejecutante se elige un tamaño u otro.

Como ejemplos de este bello instrumento presentamos:

• Primer movimiento del Concierto para Viola del alemán Georg Telemann
• El solo del Canon para Viola de Johannes Pachelbel
• El solo para viola de la Sonata Opus 25 N° 1 de Paul Hindemith


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soy como el clavo, que aun viejo y oxidado, sigue siendo clavo

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