1 de febrero – Aunque la administración del presidente Felipe Calderón está apenas en sus inicios, su arranque ha dejado, al menos en materia de combate a los monopolios, un mal sabor de boca.
Dos incidentes son los que hasta ahora han generado dudas en algunos observadores y economistas sobre el verdadero compromiso del presidente Calderón y su gabinete económico por combatir las prácticas monopólicas en México.
Esos incidentes son, por un lado, el desenlace que tuvo una disputa legal entre las autoridades anti-monopolio y la empresa cervecera Grupo Modelo, y, por otro, los comentarios del propio Calderón en torno a la posibilidad de que durante su mandato se autorice la creación de un tercer canal nacional de televisión abierta para inyectar mayor dinamismo a una industria dominada por dos gigantes –Grupo Televisa y TV Azteca.
En el caso del litigio contra Modelo, éste llegó a un sorpresivo final hace dos semanas cuando la empresa, la mayor de las únicas dos compañías cerveceras que hay en el país, anunció que había sido eximida de las acusaciones que le había presentado la Comisión Federal de Competencia por haber supuestamente incurrido en prácticas monopólicas relativas.
Luego de casi dos años y medio de llevar a cabo una investigación para determinar si los contratos que utiliza Modelo para asegurar la venta "exclusiva" de sus cervezas en tiendas y estanquillos en el país constituían o no una práctica monopólica relativa, la Comisión decidió aparentemente tirar la toalla y eximió a Modelo de todo cargo.
"Esta resolución. . . cierra el expediente", dijo Modelo al anunciar que no sólo había salido victoriosa de su disputa, sino que incluso sus prácticas comerciales habían sido reivindicadas por las autoridades. La empresa "no está obligada a suspender la práctica que motivó este procedimiento".
Para algunos observadores el repentino fin de la disputa y la exoneración de Modelo resultó difícil de digerir, sobre todo cuando las mismas autoridades anti-monopolios habían ya ordenado en agosto de 2006 a Modelo suspender la celebración de los contratos de exclusividad con re-vendedores de cerveza por considerarlos una práctica monopólica relativa.
La sorpresa de muchos fue incluso mayor dado que en noviembre de 2005, la Comisión Federal de Competencia multó con 15 millones de dólares a algunos embotelladores de Coca-Cola por llevar a cabo contratos de exclusividad similares.
Las autoridades anti-monopolios no han dado ninguna explicación hasta ahora de por qué decidieron eximir a Modelo de toda culpa y por qué cerraron la investigación. Sentido Común solicitó en repetidas ocasiones una entrevista con el presidente de la Comisión, Eduardo Pérez Motta, o con algún otro funcionario responsable del caso. La solicitud no fue atendida.
Hasta ahora, la única explicación que ha dado la Comisión en voz de Pérez Motta ha sido las declaraciones que dio el presidente de la dependencia al diario Reforma a finales del mes pasado.
Pérez Motta, un economista que había inspirado gran confianza de que bajo su presidencia la Comisión combatiría con todo el vigor de la ley las prácticas monopólicas en el país, atribuyó la decisión de finiquitar la investigación a que existe ya una nueva Ley Federal de Competencia que, luego de ser aprobada por el Congreso el año pasado, le da mayores armas a la autoridad para combatir esas prácticas monopólicas.
"La ley anterior tenía problemas y daba más espacios de amparo a este tipo de empresas", dijo Pérez Motta a Reforma.
El funcionario agregó que estaba considerando realizar una nueva investigación, pero bajo los postulados de la nueva ley. "Con la anterior, si ellos no nos daban información no podíamos hacer nada, pero con la ley nueva, si a mi no me dan información los puedo sancionar", dijo Pérez Motta.
Para algunos abogados, sin embargo, los argumentos que esgrimió el presidente de la Comisión resultan poco sólidos y no justifican aparentemente la decisión de cerrar la investigación y eximir a Modelo. Para empezar, la descalificación que hizo Pérez Motta de la ley anterior excede sus atribuciones como presidente de la Comisión Federal de Competencia, dijeron.
"Pérez Motta está implicando algo que es grave, está descalificando una ley que operó durante 10 años y está señalando que esa ley era ineficaz para resolver problemas de competencia", dijo Miguel Rosillo, abogado del despacho Rosillo y Asociados, profesor del departamento de derecho de la Universidad Iberoamericana y ex abogado de la Comisión Federal de Competencia. "Eso no lo puede hacer, a él no le corresponde un enjuiciamiento de la ley. Para eso existen controles sobre la legalidad y eso le corresponde resolver a los tribunales. Ellos son quienes pueden decir cuál ley sí y cuál ley no es congruente con los principios constitucionales".
Para Rosillo la ley anterior, aunque inferior a la actual, no era un mal instrumento para combatir prácticas anti-monopolio.
"Es verdad que las nuevas reformas legislativas le dan mayores facultades a la Comisión Federal de Competencia, pero eso no implica que la anterior no fuera útil para sancionar prácticas monopólicas", dijo el abogado. "Yo considero que son muy pocas las veces en las que los tribunales federales desestimaron los casos provenientes de la Comisión Federal de Competencia por la ley. El 90% se debían a que (las autoridades anti-monopolios) no había revisado bien su acto".
Para Rosillo también es poco creíble que Pérez Motta pueda reabrir una investigación contra Modelo, pues en México, como en otros países, existe el principio jurídico que nadie puede ser juzgado por el mismo delito dos veces.
Rosillo dijo que la única posibilidad que tendría Pérez Motta para intentar enjuiciar a Modelo por sus contratos de exclusividad es si el proceso contra la empresa aún no estaba en su etapa contenciosa.
"Si ya hay un emplazamiento y ya existe una controversia fincada ya no pueden" abrir un nuevo expediente, dijo el abogado.
Todo parece indicar que la controversia legal entre la Comisión y Modelo estaba ya en esa etapa contenciosa. Fuentes cercanas a la investigación dijeron a Sentido Común que la empresa había sido ya notificada por presunta responsabilidad de llevar a cabo prácticas monopólicas relativas y que ésta estaba defendiéndose de la acusación.
La investigación contra Modelo se inició hace dos años y medio luego de que la empresa estadounidense Miller Brewing Company, filial de SABMiller, la segunda empresa cervecera más grande del planeta, presentó una queja contra Modelo y Femsa Cerveza, la otra compañía cervecera mexicana, por dificultar su entrada al mercado mexicano.
Sentido Común intentó conocer la reacción de Miller Brewing ante la decisión de las autoridades anti-monopolio mexicanas de eximir a Modelo. La empresa, luego de repetidas solicitudes, no atendió el llamado del periódico financiero en línea. El despacho de abogados Jáuregui, Navarrete y Nader, que llevaba el caso de Miller Brewing en México, también declinó dar su comentario ante las instrucciones de su cliente de no dar entrevistas.
Para los observadores, el caso de Modelo, aún y cuando podría tener un desenlace diferente si se brinda todavía el beneficio de la duda a Pérez Motta, es uno de los dos ejemplos por los que hasta ahora la administración de Calderón no ha dado claras señales de que combatirá las prácticas monopólicas en el país. Por el contrario, parecería que el gobierno de Calderón desea no enfrentar y enfadar a los monopolios –algo que, en caso de ser cierto, muchos lamentarían por la urgente necesidad que ven de que el gobierno combata las prácticas monopólicas con mecanismos de mercado a fin de inyectar mayor dinamismo a la economía del país.
Muchas industrias en México están de hecho controladas por una o dos empresa, como es el caso de la industria telefónica, la televisiva, la petrolera, la eléctrica, la cementera, la de los refrescos, la de la distribución de las medicinas, la de la producción de harina de maíz, y, obviamente, la de la cerveza.
Por lo general, los monopolios o duopolios incrementan los precios de los bienes y reducen la calidad de los productos y servicios en los mercados en que actúan, al tiempo que generan por lo general rentas extraordinarias para sus propietarios a costa de los consumidores.
El otro incidente que ha también dejado esa misma sensación de frustración proviene de los comentarios que el propio Calderón ha vertido cuando diversos medios, como han sido Reforma o la agencia de noticias Bloomberg News, le han preguntado si ve con buenos ojos la posibilidad de que exista un tercer canal de televisión abierta en el país.
Hasta ahora, Calderón ha declinado aparentemente comprometerse con un proyecto de esa naturaleza.
"Soy alguien que cree en la competencia, pero me parece que eso debe ser determinado por las circunstancias técnicas prevalecientes, y por las autoridades competentes que han sido establecidas, y en este caso, son autónomas del gobierno federal", dijo Calderón.
Aunque esa respuesta es institucional y refleja el respeto del presidente por las instituciones que los mexicanos han venido construyendo para contrarrestar el poder presidencial, el comentario ha también generado en algunos observadores cierta preocupación por la falta de voluntad del presidente para intervenir, desde un punto institucional, en esos asuntos –o al menos para dar a conocer su punto de vista.
Las dudas además se basan en que los miembros de la Comisión Federal de Telecomunicaciones no gozan de gran respeto en muchos círculos. Por el contrario, algunos observadores piensan que la Comisión si bien es autónoma del gobierno, no lo es de las empresas monopólicas. Muchos incluso creen que los miembros de la Comsión están ahí para proteger los intereses de las empresas televisivas y con ello bloquear la llegada de una nueva televisora al país.
"Este asunto también concierne a Felipe Calderón aunque preferiría no asumirlo. Esta batalla atañe al Presidente aunque preferiría no pelearla ahora. Porque tiene que ver con la apuesta de su Presidencia. Con lo que ha enfatizado, prometido, vislumbrado. Un Estado más autónomo y menos subyugado. Una economía más competitiva y menos monopolizada", escribió recientemente Denise Dresser, analista político y profesora del Instituto Tecnológico Autónomo de México, en el periódico Reforma.
Claro que para algunos analistas es todavía muy temprano como para conocer realmente lo que Calderón piensa hacer en materia de competencia en México. El estrecho margen con el que ganó la elección presidencial en julio pasado limita además sus grados de libertad para confrontar a los capitanes de industrias monopólicas.
Calderón muy probablemente no desea en estos momentos abrir un frente de batalla más contra los monopolios. El presidente podría estar consolidando su poder para posteriormente proceder contra esos poderes, dijeron algunos analistas.
Así que mientras no es clara cual será la estrategia de Calderón, lo que sí resulta inobjetable para muchos es que si el presidente de México optara por actuar en el futuro contra los poderes monopólicos y los intereses que representan, como podría ser autorizando una tercera televisora o cancelando la renovación de alguna de las concesiones de los múltiples canales de televisión que tienen las dos compañías televisivas actuales, el presidente gozaría de un gran respaldo popular.
Para los analistas es difícil pensar que los electores, o incluso los partidos políticos de oposición, se opondrían a políticas de mercado que buscaran incrementar el nivel de competencia en las principales industrias del país. Pocos o casi ningún ciudadano, dicen, protestaría si las tarifas telefónica bajaran, si el precio del cemento descendiera, si la luz costara menos, si los consumidores tuvieran más opciones para elegir su cerveza preferida, o vieran bajar el costo de sus medicinas o pudieran comprar gasolina más barata en diferentes estaciones de servicio.
En fin, para muchos analistas la mesa está puesta para que Calderón se convierta en el presidente que lleve a México al futuro –como él ha interpretado el resultado de la elección presidencial pasada y en donde la mayoría de los Mexicanos votaron, de acuerdo a él, por el México del mañana.
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