Verónica Villalvazo
Durante los últimos días no se ha dejado de hablar de la alianza que los partidos PAN, PRD, PT y Convergencia, en conjunto con la sociedad civil, han decidido llevar a cabo para finalmente sacar al PRI del gobierno estatal; un gobierno que durante años ha mantenido al estado en decadencia, sometido y en la eterna pobreza.
Y dicha alianza es buena. De hecho es justo lo que Oaxaca necesita. Sin embargo, muchos también cuestionan el por qué el PAN en este frente; y tal vez en la sociedad civil, esa gente que ya dejó de creer en los partidos, esa gente que no ve hacia dónde dirigir su esperanza de realmente cambiar Oaxaca, se pregunta: ¿el PAN?
Lamentablemente la historia no ayuda mucho a dicho partido, y es que muchos aún tienen en la memoria aquel 5 de julio de 2006, cuando por sorpresa nos encontramos frente a un fraude que dolió, que lastimó la libertad de decidir.
Peor aún en la entidad muchos recuerdan quién fue el primero en solicitar la intervención de la PFP durante el conflicto de 2006, y ¡ups!, ese fue el PAN; otros tantos hasta han tachado dicha alianza como una traición.
Y no es que aquellos sean necios o radicales, simplemente la memoria asusta; y bien dicen por ahí, la burra no era arisca, los palos la hicieron. Y es que con todo lo que quienes pertenecen al PAN han hecho, es normal que cause temor de que se encuentren cerca y con poder.
Pero entonces, ¿que pasa en la entidad? Se ha dicho que Oaxaca es el otro México y constancias hay que así es, un gobierno lleno de personajes priísta que por 80 años la ha mantenido bajo el yugo de cuanto cacique exista, hay ocasiones que Oaxaca sigue siendo como el México bárbaro de 1910.
Y es aquí donde entra el llamado a crear la unidad para vencer al dinosaurio y con esto iniciar una transformación en el estado, analizando con la mente fría, sin las emociones que genera que el PAN sea el pato feo de la película por sus acciones; Oaxaca necesita de todo aquel ciudadano responsable con credencial para votar y que desee que en el estado se termine el eterno castigo, que dejen de ser los pueblos succionados por los que ostentan el poder.
Oaxaca necesita ser dignificada, y no es para un partido, es para todo aquél que está cansando de ser violentado; el beneficio no tiene un nombre, se debe entender que es para los pueblos que sobreviven bajo situaciones precarias en el Istmo, Cañada, Mixteca, Valles Centrales, sierra Sur y Norte, Cuenca y Costa, aquellos que tienen que salir del estado para mejorar su situación económica.
Oaxaca requiere vigilantes que realmente la amen, que más allá de buscar el poder por el poder busquen la forma de rescatar a tan hermoso estado, personas que interpongan los derechos de los oaxaqueños antes que los propios, las mujeres oaxaqueñas necesitan que les creen hospitales que las atiendan y no que los construyan en la capital del país. Oaxaca necesita quién le dé proyectos de producción y no despensas que les mitiguen el hambre un par de días.
Mucho es lo que necesita el estado y en estos momentos se requiere de toda la resistencia, inteligencia y unidad precisas para derrotar no al partido, si no a esos macabros personajes que se han adueñado de Oaxaca.
Derrotar con el voto lo que ya es patético mencionar, derrotar a aquellas mujeres que nos hacen tener vergüenza de ser mujeres, y que orgullosamente retan a un hombre a partirse la madre, evidenciando la falta de argumento para encarar una política digna.
Asusta, sí, y es normal, pero Oaxaca lo necesita y demanda de la esperanza de creer que quien lo abanderé lo levanté de tanta sumisión y dolor, incluso frente a los aliados que pretendan lastimarla.
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soy como el clavo, que aun viejo y oxidado, sigue siendo clavo
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