miércoles, 13 de julio de 2011

UEGEN MEDIDAS PARA ESTIMULAR LA ECONOMIA DE ESTADOS UNIDOS

Ben Bernanke llegó ayer al Capitolio con el plato lleno: un paro persistentemente alto, un crecimiento anémico, el alza de precios afectando al consumo, el déficit disparado, la negociación del techo de la deuda bloqueada y la incertidumbre por Europa. Y eso le ha forzado a ofrecer algo para dejar a todos contentos, en un momento en el que la Reserva Federal afronta una compleja transición. El presidente del banco central de EE UU sigue creyendo que la desaceleración es temporal y que la actividad se fortalecerá en los próximos trimestres. Aun así, ha dicho que su equipo está examinando vías para estimular el crecimiento si las condiciones económicas empeoran, y en ese punto ha hecho referencia a un nuevo plan de recompra de deuda, lo que ha sido recibido positivamente por los mercados. En la víspera se había publicado el acta de la última reunión de la Reserva Federal. Algunos miembros, los menos, opinan que una tercera ronda de estímulos monetarios no sería una opción descartable si el crecimiento sigue anémico, el paro sube y si las perspectivas de inflación se mantienen relativamente bajas. Frente a esta posibilidad, Bernanke ha precisado que maneja varias opciones. Una de ellas pasaría por cómo comunicar al mercado y al público las perspectivas de tipos de interés. La otra incluye una tercera ronda de compra de activos de deuda, el mecanismo conocido como rebaja cuantitativa de tipos (QE3). Y por último, también podría rebajar un cuarto de punto el interés que pagan los bancos por sus reservas. El objetivo que persigue no es pequeño, ya que la posibilidad de que la desaceleración sea más persistente está ahí. Pero Bernanke ha dejado claro que también trabajan en una estrategia de salida, caso de que se cumpla su análisis de que el frenazo en la primera economía mundial será pasajero. El primer paso de esta estrategia pasa por dejar de comprar activos. Después se modificará el lenguaje del comunicado que hace referencia a que los tipos seguirán excepcionalmente bajos durante un periodo prolongado. Y por último, se subirán y se procederá a vender los activos en balance. Este proceso es lo que ha denominado como "una planificación prudente". La división interna sobre el rumbo a seguir es evidente. Por tanto, se ha abierto un compás de espera hasta ver cómo evoluciona la recuperación. El mercado, de hecho, no esperaba una intervención de Ben Bernanke ante el Congreso como la del pasado verano en Jackson Hole, cuando anunció la segunda ronda de estímulos. La situación es mejor que hace un año, cuando dominaba el temor a la recaída en la recesión. Pero los estadounidenses siguen preocupados. El paro subió en junio al 9,2%, tras crearse ese mes 18.000 empleos. La presión del alza de precios se relajó, con la moderación del precio de la gasolina. Aun así, el consumidor sigue teniendo dificultad para llegar a fin de mes. Bernanke ha hablado sobre el enfrentamiento ideológico que se vive en Washington en la negociación para elevar el techo de la deuda. Sobre este asunto ha urgido a un acuerdo ya, antes del 2 de agosto, la fecha en la que el Tesoro de EE UU dice que ya no podrá pagar sus facturas. Pero también ha dicho que esto se debe hacer a la vez que se define un plan a largo plazo para reducir el déficit.

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