jueves, 15 de julio de 2010

AGUA PRIVATIZADA

¿Agua Privatizada? Segunda parte

Isabel Dorado Auz

 

Atendiendo una sugerencia y aprovechando un dato proporcionado por mis lectores regreso al tema de la privatización del agua para profundizar un poco más en el tema.

Desde Abril de 2005 (La Jornada), Maude Barlow, activista canadiense y referencia mundial en el tema, decía  que aun cuando tenemos, en América Latina, el mayor volumen de agua dulce per cápita, con 20 por ciento del total mundial, la población del continente sólo accede a uno por ciento, y se señalaba que la crisis del agua tiene lineamientos comunes en todo el continente: la apropiación privada de los recursos hídricos por un puñado de trasnacionales, favorecida por las políticas de organismos como el Banco Mundial, la Organización Mundial de Comercio y los tratados de libre comercio. Se decía que la privatización tiene distintas caras y nos afecta de muchas maneras. Las trasnacionales manipulan los datos de la crisis para justificar el despojo y aumento de la privatización, culpando a la gente común, los campesinos y los servicios públicos por mal uso y administración.

Una de las caras de la privatización es la titulación individual de tierras colectivas de campesinos e indígenas, con programas como el Procede en México, para permitir su venta, tal y como lo señalaba en mi colaboración anterior. Además de la construcción de represas, hidrovías y desviación de ríos de sus cauces naturales para abastecer zonas de alto consumo industrial, agroindustrial y urbano, privando del recurso a millones de campesinos y pueblos indios, en muchos casos con desplazamientos que destruyen irreparablemente sus formas de vida, cultura y economías propias. Bastaría ver el impacto que tienen trasnacionales como la Ford en Hermosillo y la gran cantidad de agua que usan las compañías mineras en el caso de Sonora. Sin olvidar el uso agroindustrial en el sur de Sonora, mismo que está motivando la oposición al proyecto del Gobernador del estado. Un lector me comentaba que la privatización del agua y su uso irracional, gratuito e ineficiente se dieron en los distritos de riego, como parte del sistema de agricultura "extractiva".

Con la privatización del agua se pretende, través de concesiones y contratos de servicios múltiples, protegidas por nuevas legislaciones nacionales de agua, que las empresas transnacionales se apropien de las redes de distribución y plantas purificadoras, fijando las condiciones de su acceso y tarifas a la población. Lo que antes era un recurso público vital y de todos, ahora se busca que sea una mercancía a la que accederán solo los que puedan pagar por ella. El mejor ejemplo de lo anterior es el negocio, bastante lucrativo, que representa la venta de agua purificada, donde se alcanzan costos de hasta 10 mil veces el costo normal del agua potable que nos llega a través de la red. Se dice que no hay mantenimiento adecuado de las redes públicas de distribución de agua precisamente para favorecer el negocio de "transformar agua en agua".

En la revista Fortuna, Nydia Egremy afirma que al debilitarse la inversión estatal en la infraestructura del agua potable, el sector privado se fortaleció en la década de 1980. Ya en 2004 totalizó un mercado internacional con valor de 400 mil millones de dólares, un atractivo económico que en enero de 2003 motivó al gobierno mexicano para ofrecer, en la Organización Mundial de Comercio, abrir el agua a la inversión extranjera. Luego de que la nueva Ley de Aguas Nacionales de 1992 permitió que los municipios concesionaran el manejo de sus aguas a filiales de trasnacionales, Aguascalientes y la capital de Coahuila abrieron sus puertas a la francesa Vivendi. En 2001, el sistema se concesionó a la española Aguas de Barcelona con participación en Aguas de Saltillo. En los dos primeros años, las tarifas se incrementaron de 32 por ciento a 68 por ciento y la población se rebeló contra esa empresa y la francesa Suez al año siguiente.

 



--
soy como el clavo, que aun viejo y oxidado, sigue siendo clavo

No hay comentarios.: