martes, 1 de diciembre de 2009

DEL POPULISMO Y EL 2010

Alberto Híjar. 

En la víspera de 2010, se alebrestan los esperanzados en las luchas comunitarias pese al evidente aislamiento de cada una de ellas y los denodados trabajos de la Otra Campaña. Parece repetirse la discusión entre los populistas rusos y Lenin, pero no es así porque en la dictadura actual del gran capital mundializado, el aislamiento comunitario es garantía de control de la miseria tanto campesina como urbana. Se trata de mantener como ghettos virtuales a los más pobres entretenidos con ayudas como Oportunidades y otros programas. Sin embargo hay planteamientos leninistas valiosos sobre las condiciones subjetivas que acompañan a la ausencia de desarrollo industrial y la presencia de caciques y paramilitares para garantizar el saqueo de recursos naturales y el tráfico de influencias para el despojo de las propiedades comunales.

¿Quiénes son los amigos del pueblo?, se preguntó Lenin en 1894 ante la afirmación de Mijailovski de que Marx jamás planteó teoría materialista de la historia alguna sino se limitó a describir el capitalismo y sus leyes. De aquí que la carencia de utopía impida "lo deseable" y la eliminación de lo indeseable. Lenin tiene que ir hasta la crítica a Hegel para deslindar a Marx del descripcionismo. Los conceptos relaciones de producción y formación social son aportaciones para transformar lo que parece natural en un proceso histórico donde la explotación a la par que ha dado lugar a las maravillas modernas, ha concretado la explotación extrema de una clase sobre otra. Esto es materialismo histórico en acción irreductible a los sentimentalismos populistas. El populismo es la exaltación del comunitarismo y su ampliación al pueblo como sujeto histórico donde crece la emancipación.

Lenin abunda en la diatriba de Mijailovski contra Marx que lo compara todo el tiempo con Darwin y alude al Engels crítico de Morgan, todo para plantear a la familia y la utopía igualitaria como motor de la historia. El Estado resulta de todo esto según puede seguirse desde las tribus hasta ahora. La consecuencia es la exigencia de suprimir la economía política para sustituirla por los justos sentimientos comunitarios que el pueblo asume. Pretender una Internacional de los trabajadores resulta así un capricho inútil. La necesidad histórica no pasa por el proletariado por construir sino por el pueblo en evidentes luchas. Así las cosas, el materialismo marxista carece de sustento, es incomprobable y sus pretensiones socialistas son imposibles no por utópicas sino por su afán de remitirlas a las relaciones de producción y no a los nobles sentimientos del pueblo.

Lenin escribe PRACTICA con mayúsculas cuando argumenta contra todo descripcionismo, la fundamentación teórica materialista dialéctica concretada en la agitación y propaganda revolucionaria. El materialismo dialéctico descubre las contradicciones sociales, sus dominios, la dialéctica entre la explotación y la emancipación como proceso económico-político como necesidad que sólo puede solucionar el sujeto histórico proletario irreductible a la masa amorfa del pueblo donde la lucha de clases se oculta. Al final, Lenin califica al "populismo conciliador, cobarde, sentimental y soñador" y yo creo que se equivoca y aquí está la calve de actualización.

Cobarde y soñador es el populismo no sólo campesinista pero siempre comunitarista, cuando exorciza el estallido social para alentar la indefinición económico-política en aras de la unidad del pueblo, una unidad sin sustento. Pero el populismo es bravo porque grita, dice a los gobernantes su merecido, los califica de espurios, pero deja todo en los límites de la democracia electoral y cuando mucho parlamentaria y partidaria. De aquí que a Lenin le preocupara aclarar el Contenido económico del populismo, para no andarse por las ramas de la utopía y la pasión indignada ante la explotación extrema. Entre 1893 y 1899, Lenin insistió en esto a la par que escribía El desarrollo del capitalismo en Rusia. De aquí al Estado y la revolución inconcluso porque consideró mejor hacer la revolución que escribir sobre ella, hay un camino de precisiones transitable por quienes nos proponemos superar la exaltación del pueblo unido que no es cierto que jamás será vencido. O se precisan las peculiaridades del capitalismo con todo y proletariado liquidado en los procesos de trabajo contra todo derecho laboral propios de la toyotización y la robótica y ante un gobierno mundial del capital financiero y los grandes consorcios, o se precisa la dialéctica entre el Estado y la represión como necesidad invencible con gritos y sombrerazos, o nunca pasaremos de la autocomplacencia comunitarista por más confederada que resulte como en el proyecto de la APPO, el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y Los Caracoles zapatistas. Superar la autocomplacencia y hacer como que todo va bien y en marcha al 2010, es contrarrevolucionario y sólo contribuye a contener el estallido social.

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soy como el clavo, que aun viejo y oxidado, sigue siendo clavo

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