viernes, 25 de junio de 2010

LA COCA

viernes 25 de junio de 2010

La ronda de la coca

Antonio Peredo Leigue

Un informe de Naciones Unidas vuelve a desatar la ya antigua controversia que, de tanto en tanto, reaparece en relación a la coca. La discusión sobre tal informe se da, esta vez, entre Perú y Colombia. El recién electo presidente Santos, de Colombia, se apresuró a anunciar con gran satisfacción que, su país, había dejado de ser el primer productor de coca. En el Perú, por supuesto, hay una reacción de disgusto ante el hecho de que se les haya situado en primer lugar. Bolivia, por su parte, no acepta la calificación del informe.

La intervención de la Organización de Naciones Unidas en el tema de la coca, es incluso anterior a su fundación; ocurrió en la instancia de su antecesora Liga de Naciones donde, en los primeros años '30 del siglo pasado, ya se planteó la interdicción en la plantación de coca. Es bueno recordar que, cuando aquello ocurrió, los latifundistas dueños de las grandes plantaciones de coca en Yungas y Chapare, se unieron para hacer gestiones ante el gobierno de entonces. Entre otras acciones, publicaron un folleto que destaca las virtudes de la hoja y demuestra los perjuicios que se causaría con los intentos de erradicación. Por entonces, según declaración de los mismos latifundistas, se producían 19 mil hectáreas de coca en el país; Bolivia, en aquella época, tenía un poco más de 1 millón de habitantes.

Un breve párrafo más para terminar ese parte. Los latifundistas tenían peso y, bajo tal influencia, el gobierno se opuso ante la Liga a cualquier prohibición del cultivo y consumo de la coca en su estado natural. Así logró que la propuesta erradicatoria no prospere. Otra fue la situación cuando, en los años '60, con un gobierno que trataba de enmendar sus desencuentros con el imperio, aceptó presuroso la interdicción y se trajo el texto de una ley, que hizo aprobar por el Parlamento con el número 1008.

Hoy, la Constitución Política del Estado establece dos principios: la protección y respeto al cultivo y consumo natural de la coca y el combate al narcotráfico. El informe de la ONU nos sitúa en tercer lugar, aunque incidiendo en que se ha producido un aumento y que 56 mil toneladas de hoja van a la fabricación de drogas. Y nosotros también decimos: no es bueno ese informe. No lo es, porque parte de una decisión cuestionada sobre la interdicción de la coca, y no toma en cuenta ninguna otra consideración sobre este cultivo. Pero, además, es absolutamente parcial porque, en el recuento de los cultivos de plantas alucinógenas y la producción de drogas prohibidas, jamás se ha conocido un informe sobre la situación en Estados Unidos de Norteamérica. Se sabe, y no lo dice la ONU, que USA es el mayor productor de marihuana en el mundo; tanto es así que, en ese país, se produce más marihuana que maíz. Se sabe, y no dice nada la ONU, que la más alta producción de anfetaminas, corresponde a Estados Unidos. Se sabe, y la ONU se calla, que en ese país se han inventado y se producen drogas tan malignas como el crack. Por eso, estos informes de la ONU no pueden ser respetados.

Otro aspecto importante, tiene que ver con la misma hoja de coca pues contiene vitaminas A, E, B1; B2; B3 y C (ácido ascórbico), proteínas y microelementos (calcio, fósforo, hierro, potasio y sodio), tanina y además catorce alcaloides que fomentan su acción medicinal. Es decir, declarar que la coca sólo se usa en la fabricación de cocaína, es ignorar absolutamente la larga lista de elementos que se encuentran en ella.

Pero la prohibición del cultivo de coca es importante, no para la ONU que sólo es una pantalla de las grandes potencias, sino para éstas. Los periódicos locales, por ejemplo, explotan el dato de que, en Bolivia, se mueven más de 300 millones de dólares alrededor del narcotráfico. Y nos preocupa. Es una suma importante que muestra la incidencia de ese comercio ilegal en la economía nacional. Pero se oculta, en Estados Unidos y en los organismos internacionales, los miles de millones que mueven el comercio ilegal de drogas en ese país. A eso habría que agregar los grandes capitales que, la Unión Europea, invierte en el mismo negocio. ¿Por qué, nosotros: Colombia, Perú y Bolivia, debemos cargar con la responsabilidad?, ¿por qué, los gobiernos de USA y la UE, no formulan y ni llevan a la práctica un plan efectivo para erradicar el consumo de drogas en sus respectivos países? No se trata de regalar unos cuantos millones de dólares a los países productores y ordenarles que, con eso, erradiquen la coca, sin que importe la situación de los campesinos que la cultivan. Tampoco es aceptable que venga la DEA a sembrar el terror entre los agricultores, para tener el control de la producción de cocaína, como quedó demostrado en el caso de Huanchaca.

Una política seria contra ese mal, tiene que centrarse en la persecución y destrucción de las mafias y cárteles de la droga. Deben dejar de lado la hipocresía criminal, que ha llevado a tierra mexicana, la disputa de los cárteles que, en Estados Unidos, aparecen tranquilos y sin salirse del orden establecido. Porque se trata de esos cárteles estadounidenses que saldan sus cuentas en México y en Colombia y en Perú y, ahora también, en Bolivia.

Mientras no haya una verdadera equidad, tomando en cuenta todos estos aspectos, los informes de Naciones Unidas no serán aceptados y, sin embargo, ¡cuánto necesitamos de informes internacionales que nos ayuden a combatir este y otros males!, siempre que apunten correctamente y sean resultado de una real convicción.


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soy como el clavo, que aun viejo y oxidado, sigue siendo clavo

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