miércoles, 23 de junio de 2010

UN ARTICULO MUY ACLARADOR

Flotilla de la Libertad: el detalle que Netanyahu no conocía

Terrorismo de Estado israelí

Flotilla de la Libertad: el detalle que Netanyahu no conocía Como a menudo sucede con los acontecimientos importantes, la prensa desvía la atención del público de las verdaderas interrogantes.

El tratamiento mediático del ataque israelí contra la Flotilla de la Libertad constituye un nuevo ejemplo de lo anterior. Los grandes medios de difusión se esfuerzan por decirnos quiénes son los buenos y quiénes son los malos, en vez de explicar la correlación de fuerzas. Thierry Meyssan analiza en este artículo las verdaderas motivaciones de Tel Aviv y Ankara y revela el detalle que transformó la demostración de fuerza de Israel en un desastre diplomático.

Una semana después del ataque de las fuerzas israelíes contra un convoy humanitario en alta mar, ¿qué nuevos elementos tenemos en estos momentos y cuáles son las primeras conclusiones a las que podemos llegar?

Antes de responder a esta doble interrogante, es importante empezar por despejar todo el blablablá mediático que se ha tejido alrededor del tema. En primer lugar, la intención de la Flotilla de la Libertad no era simplemente llevar ayudar material a los pobladores de la franja de Gaza sino romper el bloqueo [1].

Este elemento, escamoteado durante 2 días, fue finalmente incluido en la argumentación de los voceros israelíes. Estos últimos acusaron entonces a los militantes humanitarios de criptopolíticos, a pesar de que la coalición Free Gaza siempre ha expresado su intención de poner remedio a la impotencia de los Estados en cuanto a hacer valer el respeto del derecho internacional y del derecho humanitario. Los militantes que formaban parte de la Flotilla eran ciudadanos del mundo que trataban de poner en aplicación la resolución 1860 de las Naciones Unidas.

Los voceros israelíes han afirmado que los militantes humanitarios opusieron resistencia a los soldados y que incluso utilizaron armas contra los militares israelíes, lo cual supuestamente demostraría que en realidad eran «terroristas». Para fundamentar ese razonamiento, el ministerio israelí de Relaciones Exteriores difundió una serie de fotos de cuchillos y de armas encontrados a bordo del Mavi Marmara [2]. Pero los datos EXIF de las fotos [presentadas por los israelíes] muestran que la mayoría de esas fotos son anteriores [a los hechos] y que fueron tomadas en otras circunstancias [3].

Se trata de una técnica clásica de propaganda. Mientras se discute la veracidad de las fotos se escamotea el hecho que, a la luz del derecho internacional, no sólo el mantenimiento del bloqueo es ilegal sino que Israel, como potencia ocupante, tiene además la obligación de garantizar que la ayuda humanitaria llegue a su destino. Por otro lado, debido al carácter indudablemente ilegal del ataque perpetrado contra la flotilla mientras se encontraba en aguas internacional, los pasajeros estaban en todo su derecho de oponer resistencia, a condición de hacer [los pasajeros] un uso «uso proporcionado de la fuerza», como efectivamente fue el caso.

En segundo lugar, permitir el paso de la Flotilla no representaba, en términos de seguridad, ningún problema para Israel. La Flotilla no traía armas para la Resistencia palestina sino únicamente ayuda para la población. Es cierto que Israel ha impuesto un embargo que, según los términos del relator de la ONU, constituye un «castigo colectivo». Pero, incluso en el marco de ese castigo impuesto a los 1,5 millones de personas que viven en la franja de Gaza, 10 000 toneladas de mercancías no representan nada (menos de 7 kilogramos por persona, o sea nada que permita a nadie reconstruir su casa y alimentar a su familia). Además, en otras ocasiones Israel ha dejado pasar convoyes terrestres de Free Gaza e incluso un convoy marítimo, y esta misma semana se comprometió a distribuir la ayuda que llevaba el carguero Rachel Corrie. El objetivo israelí, como ya señalé desde el primer día en estas mismas columnas, era «destruir la credibilidad de Turquía» en momentos en que ese país ha comenzado un acercamiento hacia Siria e Irán –para decirlo con más precisión, lograr la caída del gobierno del primer ministro turco Erdogan– y «proclamar el liderazgo del movimiento sionista demostrando que Tel Aviv toma decisiones y Washington no tiene más remedio que aceptarlas» [4].

Las respectivas estrategias

Ankara estimuló el envío de este noveno convoy del colectivo Free Gaza como vía para demostrar la ilegalidad del bloqueo.

Durante su conferencia de prensa en Nueva York, el ministro turco de Relaciones Exteriores, Ahmet Davutoglu, indicó que su gobierno había establecido múltiples contactos previos con su homólogo israelí para informarlo sobre el convoy y solicitarle que éste pudiese transitar hasta su destino. Por lo que se sabe hasta ahora, Ankara había previsto tres posibles escenarios:

- 1. Israel deja pasar el convoy y la población de Gaza lo recibe por todo lo alto. En ese caso, Turquía demuestra que –contrariamente a la mayoría de los gobiernos árabes– Ankara es independiente y no se pliega a la voluntad de Tel Aviv.

- 2. Israel desvía el convoy y lo obliga a atracar en Ashdod/Isdud. En ese caso, las donaciones y los militantes humanitarios llegan a Gaza por vía terrestre y también son recibidos por todo lo alto. Tel Aviv mantiene la frente alta y el beneficio político es un poco menor para Ankara.

- 3. Israel sabotea la Flotilla o la aborda. En ese caso, Ankara internacionaliza el incidente y aprovecha la ocasión para cuestionar la continuación del bloqueo. Políticamente hablando, es el escenario más productivo.

El gobierno israelí creyó que tenía otra opción: demostrarle al Estado Mayor turco que si el gobierno civil trata de socorrer a los palestinos, Tel Aviv puede responder exacerbando la agitación entre los separatistas kurdos, y demostrar una vez más que, gracias al respaldo de Estados Unidos, Israel está por encima del derecho internacional. En pocas palabras, el gobierno de Netanyahu creyó que podía llevar a los militares turcos a realizar su quinto golpe de Estado. Partiendo de esa premisa, el dúo Netanyahu-Barak organizó un ataque de mercenarios kurdos contra la base naval de Iskenderun, en el sur de Turquía.

Dicho ataque tuvo lugar el 31 de mayo, poco después de las 0 horas. Los atacantes dispararon varios cohetes en el momento en que se producía el cambio de guardia, dejando un saldo de 7 soldados muertos [5].

Por otro lado, el gobierno israelí se aseguró de que contaría con la correspondiente cobertura de Washington [6].

Como señalara el líder libio Muamar El Khadaffi [7], es inconcebible que las fuerzas israelíes hayan emprendido una operación pirata en aguas del Mediterráneo sin informar por adelantado a la IV Flota estadounidense, fuerza cuya misión consiste precisamente en combatir la piratería y el terrorismo en esa zona y con la que los israelíes trabajan habitualmente. La idea era apoderarse de la ayuda material y enviarla a Gaza como muestra de buena fe así como arrestar a los militantes y acusarlos de estar vinculados al «yihadismo», para así desacreditar al gobierno demócrata-musulmán del AKP. El abordaje podía tener lugar de noche en alta mar o de día en aguas palestinas. El gobierno israelí prefirió la primera solución para que los cerca de 60 periodistas que viajaban con la Flotilla de Free Gaza no pudieran comentar el asalto en vivo y en directo a través de las televisoras que transmiten vía satélite. La orden de proceder al asalto contra la Flotilla fue dada al término del ataque contra la base naval de Iskenderun.

Washington aportó efectivamente a Israel su acostumbrada cobertura ya que Estados Unidos, al igual que Francia, se esforzó por impedir que el Consejo de Seguridad de la ONU tomara una decisión de carácter vinculante. Al cabo de una interminable sesión, el Consejo de Seguridad acabó por parir una miserable declaración presidencial [8]. El texto contiene una letanía de piadosos votos por la liberación de los prisioneros, la ayuda humanitaria a la población de la franja de Gaza y la creación de un Estado palestino.

Entre bastidores, el Consejo de Seguridad de la ONU estaba dividido sobre una cuestión jurídica en particular, que abordaremos detalladamente más adelante. El Consejo se declaró incapaz de clarificar los hechos. Pero, en vez de de crear una comisión investigadora, se limitó a pedir «que se proceda [eventualmente por parte de Israel] a una investigación rápida, imparcial, creíble y transparente, en el respeto de las normas internacionales».

Por su parte, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU creó una misión encargada de aclarar los hechos, pero la competencia de ese órgano es limitada [9]. En todo caso, Israel se ríe de las misiones del Consejo de Derechos Humanos, al igual que se rió de la misión de Desmond Tutu sobre los crímenes cometidos en Jenin y de la misión de Richard Goldstone sobre los bombardeos contra Gaza.

La confusión territorial

Aunque las agencias de prensa hablaron de 16 muertos, el saldo real de la agresión parece ser de 9 fallecidos, a no ser que alguno de los heridos graves muera como consecuencia de sus heridas. Según la televisión pública turca, los comandos israelíes tenían una lista de personas que debían eliminar, pero la resistencia de los pasajeros impidió que actuaran conforme a lo previsto y sólo fue alcanzado el poeta Raed Salah. En el momento de dar la orden de asalto, el gobierno de Netanyahu probablemente sabía que el Mavi Marmara había sido inscrito en las islas Comores. Los comandos israelíes creían por lo tanto que iban a cometer su acto de violencia en territorio de las islas Comores.

Pero los organizadores de la Flotilla, al contar con el apoyo de las autoridades turcas, habían izado la bandera turca, no la de las Comores. Además, también habían desplegado una enorme bandera turca sobre un costado del barco. Según la jurisprudencia de la Corte Permanente de Justicia de La Haya [10], el barco no se considera por lo tanto territorio de las islas Comores sino territorio turco. Incluso ya había cambiado de nacionalidad cuando se unió al resto de la Flotilla y fue precisamente por esa razón que la Republica de Chipre le negó la entrada a su puerto.

Todos los debates sobre el fracaso de la inteligencia israelí están vinculados a ese tema. ¿Cómo es posible que el Mossad no estuviese al tanto del cambio de nacionalidad del barco?

Todas las declaraciones indecisas de las cancillerías, en Washington, París y otras capitales, declaraciones en las que piden que se comprueben los hechos antes de poder pronunciarse sobre las consecuencias jurídicas, tienen que ver con ese detalle que nadie ha mencionado: en el momento del asalto, ¿el Mavi Marmara era territorio de las islas Comores o de Turquía?

La respuesta a esa pregunta reviste la mayor importancia. En efecto, Turquía es miembro de la OTAN y el artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte estipula: «Las Partes acuerdan que un ataque armado contra una o más de ellas, tenga lugar en Europa o en América del Norte, será considerado como un ataque dirigido contra todas ellas y acuerdan por consiguiente que, de producirse tal ataque, cada una de ellas, en ejercicio del derecho de legítima defensa, individual o colectiva, reconocido por el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, ayudará a la Parte o las Partes atacadas, realizando seguidamente, de forma individual o de acuerdo con las otras Partes, las acciones que juzgue necesarias, incluso el empleo de la fuerza armada, para restablecer y garantizar la paz y la seguridad en la región del Atlántico Norte.»

Justo antes de la reunión del Consejo Atlántico, la justicia turca realizó una nueva redada para arrestar a personalidades acusadas de haber fomentado un complot internacional contra el gobierno constitucional. Entre los sospechosos se encuentra el ex ministro de Justicia, Seyfi Oktay. Los arrestados serían miembros de la red Ergenekon, la versión turca del Gladio… o sea los servicios secretos de la OTAN.

El simbolismo de dichos arrestos se reforzó a través de la campaña que los partidarios del AKP han venido realizando durante 2 años en los medios de difusión. A través de series de televisión y de producciones cinematográficas, los partidarios del AKP han divulgado la manera como los servicios secretos de la OTAN organizaron en Turquía 4 golpes de Estado sucesivos.

También explican constantemente el doble juego de los anglosajones, quienes mantienen una fachada de aliados de Turquía mientras que alimentan los problemas con los kurdos, los armenios y los chipriotas para debilitarla. Al cabo de una larga y tormentosa reunión a puertas cerradas, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, leyó una declaración que contenía una sola frase: «Yo exijo la liberación inmediata de los civiles así como de los navíos retenidos por Israel.» [11]

Por supuesto, nadie ha creído nunca que la OTAN vaya a utilizar la fuerza contra Israel. Pero es en ese mismo punto que reside el medio de presión: para preservar la unidad de la OTAN, Estados Unidos tendrá que resolver el conflicto de forma amigable.

Exactamente 24 horas después de la declaración de Rasmussen, el vocero de la administración penitenciaria israelí anunciaba que había liberado a todos los prisioneros extranjeros (aunque mantiene detenidos a los ciudadanos israelíes implicados [en la asociación Free Gaza]) y que [los liberados] estaban a punto de ser enviados a sus países de origen o a algún país dispuesto a acogerlos. Este resultado revela la existencia de un problema inesperado.

La OTAN fue conformada por Estados Unidos y Gran Bretaña con los Estados que componían su zona de influencia inmediatamente después del encuentro de Yalta. Estados Unidos y Gran Bretaña eran los líderes de la OTAN mientras que los demás miembros se sometían a las órdenes de Washington y Londres. Con excepción del paréntesis que abrió De Gaulle [al retirar a Francia de la estructura militar de la OTAN], ningún otro miembro se ha atrevido a cuestionar ese modo de funcionamiento. Sin embargo, como muestra de su creciente influencia, Turquía acaba de utilizar el Tratado del Atlántico Norte para torcerle el brazo a Estados Unidos.

Se mantiene el careo entre Erdogan y Peres

Mientras esposaban y golpeaban a sus prisioneros, los comandos israelíes gritaban entre risas «One minute!», «One minute!». Hacían así referencia a la discusión en la que el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan y el presidente israelí se enzarzaron durante el Foro Económico de Davos. [La Red Voltaire no se hace responsable de la publicidad que Google pueda insertar de forma aleatoria en este video.]

Esa provocación verbal provocó la indignación de la opinión pública turca, que percibió las burlas israelíes contra el primer ministro turco como un insulto a la nación turca. El resultado es que, lejos de limitarse a aprobar la reacción de Erdogan ante la agresión israelí, la opinión pública turca está animando al primer ministro a que actúe de forma más enérgica en el plano internacional, como lo demuestran los últimos sondeos de opinión.

Es por ello que el parlamento turco ha adoptado una resolución particularmente enérgica en la que exhorta al gobierno a «reconsiderar [las] relaciones políticas, militares y económicas con Israel y [a] tomar las medidas apropiadas y eficaces» [12].

El ministerio de Justicia ha formado un grupo de trabajo para analizar todos los recursos jurídicos disponibles en el derecho turco y en el derecho internacional. Dicho grupo trabaja particularmente sobre el documento emitido por una asociación de juristas londinenses, documento cuyo texto íntegro publicamos en inglés. [13]

La fiscalía de Estambul-Bakirkoy abrió una investigación [14] en el marco de la cual ya se realizaron autopsias y exámenes de medicina legal y se está procediendo a recoger las declaraciones de los ciudadanos turcos que participaron en los hechos. Dicha fiscalía pudiera decidir rápidamente inculpar al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu y a los generales Ehud Barak y Gabi Ashkenazi con cargos de piratería, agresión y lesiones, homicidio, secuestro y detención arbitraria.

Sin embargo, en función de los elementos que pueda reunir, el fiscal turco pudiera recalificar los hechos como crimen contra la humanidad. En ese caso, los acusados ya no podrían viajar libremente sin exponerse a ser detenidos.

Consolidar el liderazgo del movimiento sionista

Si usamos como referencia los comunicados y declaraciones de prensa de la Casa Blanca sobre las conversaciones telefónicas sucesivas entre el presidente Obama y el primer ministro Netanyahu, veremos que en el primer momento los israelíes estaban orgullosos de lo que habían hecho. Primeramente, Netanyahu se comunica telefónicamente con el presidente Obama para excusarse por no poder cumplir con la invitación [estadounidense] ya que los acontecimientos exigen su urgente regreso a Tel Aviv.

Durante la segunda conversación, Netanyahu cuenta su propia versión de los hechos, o sea pone al presidente Obama ante el hecho consumado. Si Estados Unidos había autorizado previamente la intervención militar israelí, Washington no se esperaba en todo caso la carnicería que finalmente se produjo. La tercera conversación es sobre cómo torpedear la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, o sea los israelíes imponen su propia hoja de ruta a los estadounidenses.

El tono cambia cuando se llega a la convocatoria del Consejo Atlántico. En ese momento se hace difícil localizar a Netanyahu, mientras que la secretaria de Estado Hillary Clinton se ve obligada a enfrentar al ministro turco de Relaciones Exteriores, quien viaja a Estados Unidos para reunirse con ella. La secretaria de Estado busca entonces un chivo expiatorio y pide al general Ehud Barak que resuelva el problema haciendo recaer la responsabilidad sobre un subalterno, pero el general se niega a hacerlo. No sólo se niega a cuestionar la actuación del comando que realizó el asalto, sino que se erige además en defensor de sus soldados y llega incluso a visitarlos [como muestra de apoyo].

Finalmente, los israelíes se ven obligados a liberar a sus prisioneros. Ellos impusieron la situación, pero después les fue impuesto el desenlace. Un problema suplementario ha surgido con la muerte de Furkan Dogan. Este joven tenia doble nacionalidad, era a la vez turco y estadounidense, lo cual implica que su familia puede presentar una denuncia por asesinato contra el Estado de Israel ante la justicia estadounidense.

Primeras conclusiones

En definitiva, el gobierno israelí fracasó en alcanzar sus dos objetivos. Turquía sale fortalecida de este enfrentamiento, y con ella se fortalece el triángulo que ha formado con sus aliados Siria e Irán. Y de paso, Turquía ha adquirido varias cartas. La justicia turca juzgará en ausencia a los ministros y generales israelíes por los crímenes cometidos. La misión investigadora del Consejo de Derechos Humanos empañará aún más la imagen de Israel.

Lo más importante es que Turquía puede jugar una segunda partida. Según nuestras informaciones, Ankara ha hecho saber al Departamento de Estado que Erdogan proyecta romper personalmente el bloqueo israelí contra Gaza, como cuando Francois Mitterrand rompió en su época el sitio impuesto a Sarajevo [15]. Erdogan pudiera embarcarse en una flota humanitaria organizada por varias asociaciones con el apoyo de diferentes gobiernos, como los de Irán, Siria y Venezuela. Hassan Nasrallah, secretario general del Hezbollah, ya lanzó un llamado a todos los libaneses para que participen en nuevas iniciativas. También pudiera producirse un llamado a todos los marinos del Mediterráneo, de forma tal que cientos de embarcaciones se sumarían a la flota, la cual contaría entonces con una escolta garantizada por la marina de guerra de Turquía… país miembro de la OTAN.

Este posible escenario ha suscitado gran inquietud en Washington, donde ha aparecido un súbito interés por convencer a Tel Aviv de que levante el bloqueo de Gaza.

Por otro lado, el prestigio que Turquía ha adquirido a través de esta operación pone de relieve la colaboración de ciertos Estados árabes con Israel, especialmente la del gobierno de Hosni Mubarak.

Este último ha colaborado efectivamente con el bloqueo impuesto a Gaza impidiendo el contacto entre el Hamas palestino y los Hermanos Musulmanes egipcios. El Cairo no ha vacilado en construir un muro de acero recurriendo al dinero de Estados Unidos y a los conocimientos técnicos de Francia para aislar al millón y medio de personas que habitan la franja de Gaza [16].

Hay que recordar la respuesta del ministro egipcio de Relaciones Exteriores cuando le preguntaron qué haría con las mujeres y niños hambrientos que trataban de atravesar la frontera: «Que traten de hacerlo. ¡Les romperemos las piernas!».

El resultado es que la sangre de las personas ultimadas por los comandos israelíes a bordo del Mavi Marmara cae también sobre el gobierno de Mubarak y Alejandría se encuentra al borde de la rebelión. Para aliviar en algo las tensiones, el gobierno egipcio ha decidido entreabrir temporalmente la frontera.

Antes de lanzarse a jugar en el patio de los grandes, es probable que Turquía se haya asegurado de que tendría cubierta la retaguardia. Nuestra hipótesis, basada en entrevistas de diversos diplomáticos, es que Ankara obtuvo garantías de parte de Rusia durante el viaje de Dimitri Medvedev al Medio Oriente. Este escenario parece confirmarse con el sorpresivo anuncio de la visita a Ankara, el 8 de junio, del primer ministro Vladimir Putin para participar en una cumbre en la que no se esperaba su presencia.

En Ankara, Putin se reunirá probablemente con el presidente iraní Mahmud Ahmadinejad. La delegación israelí, cuya participación estaba anunciada, renunciará probablemente a viajar a Ankara ya que cualquier representante oficial de alto nivel del Estado de Israel se encontraría a la merced del fiscal de Estambul-Bakırkoy.

Este último puede decidir en cualquier momento que los hechos del Marvi Marmara entran en la categoría de crimen contra la humanidad y ordenar el arresto de los responsables israelíes.



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soy como el clavo, que aun viejo y oxidado, sigue siendo clavo

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