La gran filtración
La mayor filtración de la historia deja al descubierto los secretos de la política exterior de EE UU
EL PAÍS desvela los documentos de Wikileaks.- Putin, autoritario y machista.- Las fiestas salvajes de Berlusconi.- Estrecho seguimiento de Sarkozy.- Los movimientos para bloquear a Irán.- El juego en torno a China.- Los esfuerzos para aislar a Chávez
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VICENTE JIMÉNEZ / ANTONIO CAÑO - Madrid - 28/11/2010
EL PAÍS, en colaboración con otros diarios de Europa y Estados Unidos, revela el contenido de la mayor filtración de documentos secretos a la que jamás se haya tenido acceso en toda la historia. Se trata de una colección de más de 250.000 mensajes del Departamento de Estado de Estados Unidos, obtenidos por la página digital Wikileaks, en los que se descubren episodios inéditos ocurridos en los puntos más conflictivos del mundo, así como otros muchos sucesos y datos de gran relevancia que desnudan por completo la política exterior norteamericana, sacan a la luz sus mecanismos y sus fuentes, dejan en evidencia sus debilidades y obsesiones, y en conjunto facilitan la comprensión por parte de los ciudadanos de las circunstancias en las que se desarrolla el lado oscuro de las relaciones internacionales.
Estos documentos recogen comentarios e informes elaborados por funcionarios estadounidenses, con un lenguaje muy franco, sobre personalidades de todo mundo, desvelan los contenidos de entrevistas del más alto nivel, descubren desconocidas actividades de espionaje y exponen con detalle las opiniones vertidas y datos aportados por diferentes fuentes en conversaciones con embajadores norteamericanos o personal diplomático de esa nación en numerosos países, incluido España.
Queda en evidencia, por ejemplo, la sospecha norteamericana de que la política rusa está en manos de Vladimir Putin, a quien se juzga como un político de corte autoritario cuyo estilo personal machista le permite conectar perfectamente con Silvio Berlusconi. Del primer ministro italiano se detallan sus "fiestas salvajes" y se expone la desconfianza profunda que despierta en Washington. Tampoco muestra la diplomacia estadounidense un gran aprecio por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, a quien se sigue con gran meticulosidad acerca de cualquier movimiento para obstaculizar la política exterior de Estados Unidos.
Los cables prueban la intensa actividad de ese país para bloquear a Irán, el enorme juego que se desarrolla en torno a China, cuyo predominio en Asia se da casi por aceptado, o los esfuerzos por cortejar a países de América Latina para aislar al venezolano Hugo Chávez.
En ocasiones, las expresiones usadas en estos documentos son de tal naturaleza que pueden dinamitar las relaciones de Estados Unidos con algunos de sus principales aliados; en otras, pueden ponerse en riesgo algunos proyectos importantes de su política exterior, como el acercamiento a Rusia o el apoyo de ciertos Gobiernos árabes.
El alcance de estas revelaciones es de tal calibre que, seguramente, se podrá hablar de un antes y un después en lo que respecta a los hábitos diplomáticos. Esta filtración puede acabar con una era de la política exterior: los métodos tradicionales de comunicación y las prácticas empleadas para la consecución de información quedan en entredicho a partir de ahora.
Todos los servicios diplomáticos del mundo, y especialmente de Estados Unidos, donde esta filtración se suma a otras anteriores de menor trascendencia con papeles relativos a Irak y Afganistán, tendrán que replantearse desde este momento su modo de operar y, probablemente, modificar profundamente sus prácticas.
Intensas gestiones
Tratando de anticiparse a ese perjuicio, la Administración de Estados Unidos lleva varios días, desde que supo la existencia de esta fuga de documentos, realizando intensas gestiones ante el Congreso norteamericano y los Gobiernos de gran parte de las naciones ante los que tiene representación diplomática para informarles sobre el previsible contenido de las filtraciones y sus posibles consecuencias. El Departamento de Estado envió a principio de esta semana un informe a los principales comités de la Cámara de Representantes y del Senado previniéndoles sobre la situación.
La propia secretaria de Estado, Hillary Clinton, ha telefoneado en las últimas horas a los Gobiernos de los países más importante afectados por esta fuga de información, entre otros los de China, Alemania, Francia y Arabia Saudí, para alertarles de lo sucedido y ofrecer algunas justificaciones
En Reino Unido, Israel, Italia, Australia y Canadá, entre otros socios de Estados Unidos, portavoces de sus respectivos ministerios de Relaciones Exteriores confirmaron que habían recibido información de parte de los embajadores norteamericanos, aunque no revelaron detalles sobre los datos precisos que habían sido puestos en su conocimiento. No ha habido, sin embargo, comunicación directa entre la Embajada en Madrid y el Gobierno español acerca de este asunto.
El portavoz del Departamento de Estado, P. J. Crowley, ha reconocido que no conoce con exactitud las informaciones que aparecerán en los papeles filtrados, aunque ha adelantado que "estas revelaciones son dañinas para los intereses de Estados Unidos". "Van a crear tensiones entre nuestros diplomáticos y nuestros amigos alrededor del mundo", declaró este fin de semana.
El Departamento de Estado, que ha negociado con uno de los periódicos que hoy publican los cables algunos contenidos particularmente lesivos para sus intereses o peligrosos para ciertas personas, está especialmente preocupado por el daño que esto puede causar en la guerra contra Al Qaeda en algunas regiones en la que la libran de forma encubierta, como Yemen o Pakistán, así como los efectos que puede tener para las difíciles relaciones con otras potencias, como Rusia y China.
Los dos últimos años
Los documentos -251.287 mensajes que cubren un periodo hasta febrero de 2010 y, en su mayor parte, afectan a los dos últimos años- fueron facilitados por WikiLeaks hace varias semanas, además de a EL PAÍS, a los diarios The Guardian, de Reino Unido; The New York Times, de Estados Unidos; Le Monde, de Francia, y al semanario Der Spiegel, de Alemania. Estos medios han trabajado por separado en la valoración y selección del material, y pondrán a disposición de sus lectores aquellas historias que cada uno considere de mayor interés; en algunos casos serán coincidentes, en otros no.
Ese proceso se ha llevado a cabo bajo una exigente condición de no poner en peligro en ningún momento fuentes protegidas de antemano o personas cuya vida podría verse amenazada al desvelarse su identidad. Al mismo tiempo, todos los medios han hecho un esfuerzo supremo por evitar la revelación de episodios que pudieran suponer un riesgo para la seguridad de cualquier país, particularmente de Estados Unidos, el más expuesto por estas revelaciones. Por esa razón, algunos de los documentos que serán puestos a disposición de nuestros lectores a partir de hoy aparecerán parcialmente mutilados.
EL PAÍS no ha estado en el origen de la filtración y, por tanto, desconoce los criterios con los que se ha llevado a cabo la selección del paquete que finalmente ha llegado a manos del diario. Resulta evidente que los papeles analizados no son todos los emitidos en el mundo por el Departamento de Estado en el periodo de tiempo comprendido, pero ignoramos si esos son todos a los que ha tenido acceso WikiLeaks.
Pese a eso, el lector comprobará el valor que en sí mismo encierra el conjunto de documentos facilitados, al margen de que puedan existir otros muchos que aún se desconocen. Se trata de un material que aporta novedades relevantes sobre el manejo de asuntos de gran repercusión mundial, como el programa nuclear de Irán, las tensiones en Oriente Próximo, las guerras de Irak y Afganistán y otros conflictos en Asia y África.
Terrorismo y radicalismo islámico
También se recogen los movimientos entre Estados Unidos y sus aliados para hacer frente al terrorismo y al radicalismo islámico, así como detalles reveladores sobre episodios de tanta trascendencia como el boicot de China a la empresa Google o los negocios conjuntos de Putin y Berlusconi en el sector del petróleo. De especial interés son las pruebas que se aportan sobre el alcance de la corrupción a escala planetaria y las permanentes presiones que se ejercen sobre los diferentes Gobiernos, desde Brasil a Turquía, para favorecer los intereses comerciales o militares de Estados Unidos.
Entre los primeros documentos que hoy se hacen públicos, se descubre el pánico que los planes armamentísticos de Irán, incluido su programa nuclear, despiertan entre los países árabes, hasta el punto de que alguno de sus gobernantes llega a sugerir que es preferible una guerra convencional hoy que un Irán nuclear mañana. Se aprecia la enorme preocupación con la que Estados Unidos observa la evolución de los acontecimientos en Turquía y la estrecha vigilancia a la que se mantiene al primer ministro, Erdogan.
Y, sobre todo, esta primera entrega revela las instrucciones que el Departamento de Estado ha cursado a sus diplomáticos en Naciones Unidas y en algunos países para desarrollar una verdadera labor de espionaje sobre el secretario general de la ONU, sus principales oficinas y sus más delicadas misiones.
Los lectores descubrirán al acceder a las sucesivas crónicas detalles insospechados sobre la personalidad de algunos destacados dirigentes y comprobarán el papel que desempeñan las más íntimas facetas humanas en las relaciones políticas. Eso resulta particularmente evidente en América Latina, donde se dan a conocer juicios de diplomáticos norteamericanos y de muchos de sus interlocutores sobre el carácter, las aficiones y los pecados de las figuras más controvertidas.
Mañana EL PAÍS ofrecerá detalles, por ejemplo, sobre las sospechas que la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, despierta en Washington, hasta el punto de que la Secretaría de Estado llega a solicitar información sobre su estado de salud mental. El mismo día se darán a conocer algunas de las gestiones que la diplomacia norteamericana ha realizado para repatriar a los presos de Guantánamo, así como la intensa actividad en Asia para frenar el peligro que representa Corea del Norte.
Cables controvertidos
Entre los cables con los que ha trabajado este periódic o se encuentran informes extraordinariamente controvertidos, como los mensajes del embajador norteamericano en Trípoli en los que cuenta que el líder libio, Muamar el Gadafi, usa botox y es un verdadero hipocondríaco que hace filmar todos sus exámenes médicos para analizarlos posteriormente con sus doctores, y relatos con meticulosas descripciones del paisaje local, como el que hace un diplomático estadounidense invitado a una boda en Daguestán que sirve para ilustrar el grado de corrupción en la zona.
Hay cables de gran valor histórico, como el que revela la apuesta de la diplomacia norteamericana por el derrocamiento del general panameño Manuel Antonio Noriega o el que detalla ciertos movimientos de Estados Unidos durante el golpe de Estado que destituyó a Manuel Zelaya en Honduras, y cables de enorme interés sobre acontecimientos actuales, como el que precisa la presión ejercida sobre el presidente de Afganistán, Hamid Karzai, para que contenga los abusos de sus allegados y facilite la gobernabilidad del país.
En lo que respecta a España, estos documentos registran el enorme acceso de la Embajada de Estados Unidos a personalidades destacadas del ámbito político y judicial, y su influencia en algunos acontecimientos que han marcado la actualidad de los últimos años. También se descubre el punto de vista que funcionarios estadounidenses tienen de la clase política española, así como el que algunos políticos expresan sobre sus compañeros y adversarios.
En determinados casos, estas revelaciones tienen el estrictamente el valor que tiene la opinión de una persona de posición influyente. En otros casos, se trata de relatos que aportan pistas sobre acontecimientos importantes pero que son narrados por una sola fuente: el servicio diplomático de Estados Unidos. EL PAÍS no ha podido corroborar todos esos relatos y ha prescindido de algunos que ha considerado de dudosa credibilidad. Pero sí ha certificado otros y ha operado de forma responsable con el país objeto de la filtración con la intención de causar el menor daño posible. Entre otras precauciones, se ha decidido aceptar los compromisos a los que The New York Times llegue con el Departamento de Estado para evitar la difusión de determinados documentos.
No todos los papeles obtenidos por Wikileaks han sido utilizados para la elaboración de nuestras informaciones, y solo una parte de ellos serán expuestos públicamente, independientemente de lo que la propia WikiLeaks o los demás medios que han recibido el material decidan hacer. Se han seleccionado tan solo aquellos que consideramos imprescindibles para respaldar la información ofrecida.
Las informaciones han sido preparadas y escritas únicamente por redactores de nuestro periódico atendiendo a nuestras particulares exigencias de rigor y calidad. A lo largo de varios días se irán ofreciendo las crónicas que recogen la sustancia de esos documentos, añadiéndoles el contexto y la valoración requeridos, así como sus posibles reacciones y consecuencias.
Algunas de esas reacciones estarán, seguramente, dirigidas a examinar las causas por las que puede haberse producido una fuga de semejante magnitud. El origen de este problema puede remontarse a los días posteriores al ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001, cuando se detectaron unos fallos de coordinación entre los servicios de inteligencia que recomendaron la necesidad de un modelo de comunicación que permitiera a los diferentes responsables de la seguridad compartir datos extraídos por el Departamento de Estado.
Un sistema de Internet del Ejército
Se extendió, por tanto, a partir de esa fecha el uso de un sistema de Internet del Ejército norteamericano denominado SIPRNET, un acrónimo de Secret Internet Protocol Router Network. Todos los cables que se incluyen en esta filtración fueron enviados por ese medio, como se comprueba por la etiqueta que cada uno de ellos lleva en su cabecera, la palabra SIPDIS, que son las siglas para Secret Internet Protocol Distribution.
Al menos 180 embajadas norteamericanas alrededor del mundo utilizan actualmente ese sistema de comunicación, según informes elaborados por el Congreso norteamericano. Aunque se exigen fuertes medidas de seguridad para el uso de ese sistema, como la de mantenerlo abierto únicamente cuando el usuario está frente a la pantalla, la exigencia de cambiar la clave cada cinco meses o la prohibición de utilizar cualquier clase de CD u otro método de copia de contenidos, el número de personas que ahora acceden a la información ha crecido considerablemente.
A ese crecimiento ha ayudado también la necesidad de ampliar el número de personas trabajando en cuestiones de seguridad y, como consecuencia, la del número de personas a la que se da acceso a documentos clasificados. El Departamento de Estado clasifica sus informes en una escala que va del Top Secret al Confidential. En los documentos facilitados a EL PAÍS no hay ninguno clasificado como Top Secret, aunque sí más de 15.000 situados en la escala inferior, Secret.
Según se puede deducir de datos elaborados por la Oficina de Control del Gobierno, perteneciente al Congreso norteamericano, y otros expuestos recientemente por medios de comunicación de ese país, más de tres millones de estadounidenses están autorizados al acceso a ese material Secret. Eso incluye decenas de miles de empleados del Departamento de Estado, funcionarios de la CIA, del FBI, de la DEA, de los servicios de inteligencia de las fuerzas armadas y de otros departamentos implicados en la búsqueda de información. En Estados Unidos funcionan 16 agencias con responsabilidades de espionaje.
Será muy costoso, por tanto, para ese país reparar el daño causado por esta filtración, y llevará años poner en pie un nuevo sistema de comunicación con plenas garantías. Lo más importante, sin embargo, es el valor informativo que esos documentos tienen actualmente. Estamos ante una serie de relatos, sin precedentes en el periodismo español, que servirán para una mejor comprensión de algunos conflictos y de personalidades que afectan determinantemente a nuestra vida y que pueden abrir a nuestros lectores a una nueva interpretación de la realidad que les rodea.
~.~.~.~.~.~LOS PAPELES DEL DEPARTAMENTO DE ESTADO
Secretos, planes y obsesiones de EE UU
El primer objetivo es contener a Irán - Putin sigue al mando de Rusia - Berlusconi no es de fiar - Hay que controlar a Sarkozy
VICENTE JIMÉNEZ / ANTONIO CAÑO - Madrid - 29/11/2010
Los 251.287 documentos del Departamento de Estado que ha obtenido Wikileaks y han sido puestos a disposición de EL PAÍS constituyen un instrumento sin precedentes en la historia para conocer detalles ocultos y planes secretos de la política exterior de EE UU. Solo cinco medios -'The New York Times', 'The Guardian', 'Der Spiegel' y 'Le Monde', además de EL PAÍS- tienen acceso a esos papeles.
EL PAÍS, en colaboración con otros diarios de Europa y Estados Unidos, revela a partir de hoy el contenido de la mayor filtración de documentos secretos a la que jamás se haya tenido acceso en toda la historia. Se trata de una colección de más de 250.000 mensajes del Departamento de Estado de Estados Unidos, obtenidos por la página digital Wikileaks, en los que se descubren episodios inéditos ocurridos en los puntos más conflictivos del mundo, así como otros muchos sucesos y datos de gran relevancia que desnudan por completo la política exterior norteamericana, sacan a la luz sus mecanismos y sus fuentes, dejan en evidencia sus debilidades y obsesiones, y en conjunto facilitan la comprensión por parte de los ciudadanos de las circunstancias en las que se desarrolla el lado oscuro de las relaciones internacionales.
Estos documentos recogen comentarios e informes elaborados por funcionarios estadounidenses, con un lenguaje muy franco, sobre personalidades de todo el mundo, desvelan los contenidos de entrevistas del más alto nivel, descubren desconocidas actividades de espionaje y exponen con detalle las opiniones vertidas y datos aportados por diferentes fuentes en conversaciones con embajadores norteamericanos o personal diplomático de esa nación en numerosos países, incluido España.
Queda en evidencia, por ejemplo, la sospecha norteamericana de que la política rusa está en manos de Vladímir Putin, a quien se juzga como un político de corte autoritario cuyo estilo personal machista le permite conectar perfectamente con Silvio Berlusconi. Del primer ministro italiano se detallan sus "fiestas salvajes", se expone la desconfianza profunda que despierta en Washington y se recoge la preocupación de un amigo suyo sobre unos análisis médicos de resultado "desastroso". Tampoco muestra la diplomacia estadounidense un gran aprecio por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, a quien se sigue con gran meticulosidad acerca de cualquier movimiento para obstaculizar la política exterior de Estados Unidos.
Los cables prueban la intensa actividad de ese país para bloquear a Irán, el enorme juego que se desarrolla en torno a China, cuyo predominio en Asia se da casi por aceptado, o los esfuerzos por cortejar a países de América Latina para aislar al venezolano Hugo Chávez.
En ocasiones, las expresiones usadas en estos documentos son de tal naturaleza que pueden dinamitar las relaciones de Estados Unidos con algunos de sus principales aliados; en otras, pueden ponerse en riesgo algunos proyectos importantes de su política exterior, como el acercamiento a Rusia o el apoyo de ciertos gobiernos árabes.
El alcance de estas revelaciones es de tal calibre que, seguramente, se podrá hablar de un antes y un después en lo que respecta a los hábitos diplomáticos. Esta filtración puede acabar con una era de la política exterior: los métodos tradicionales de comunicación y las prácticas empleadas para la consecución de información quedan en entredicho a partir de ahora.
Todos los servicios diplomáticos del mundo, y especialmente de Estados Unidos, donde esta filtración se suma a anteriores de menor trascendencia con papeles relativos a Irak y Afganistán, tendrán que replantearse desde este momento su modo de operar y, probablemente, modificar profundamente sus prácticas.
Tratando de anticiparse a ese perjuicio, la Administración de Estados Unidos lleva varios días, desde que supo la existencia de esta fuga de documentos, realizando intensas gestiones ante el Congreso norteamericano y los gobiernos de gran parte de las naciones ante los que tiene representación diplomática para informarles sobre el previsible contenido de las filtraciones y sus posibles consecuencias. El Departamento de Estado envió a principio de esta semana un informe a los principales comités de la Cámara de Representantes y del Senado previniéndoles sobre la situación.
La propia secretaria de Estado, Hillary Clinton, ha telefoneado en las últimas horas a los Gobiernos de los países más importantes afectados por esta fuga de información, entre otros los de China, Alemania, Francia y Arabia Saudí, para alertarles de lo sucedido y ofrecer algunas justificaciones.
En Reino Unido, Israel, Italia, Australia y Canadá, entre otros socios de Estados Unidos, portavoces de sus respectivos ministerios de Relaciones Exteriores confirmaron que habían recibido información de parte de los embajadores norteamericanos, aunque no revelaron detalles sobre los datos precisos que habían sido puestos en su conocimiento. No ha habido, sin embargo, comunicación directa entre la Embajada en Madrid y el Gobierno español acerca de este asunto.
El portavoz del Departamento de Estado, P. J. Crowley, ha reconocido que no conoce con exactitud las informaciones que aparecerán en los papeles filtrados, aunque ha adelantado que "estas revelaciones son dañinas para los intereses de Estados Unidos". "Van a crear tensiones entre nuestros diplomáticos y nuestros amigos alrededor del mundo", declaró este fin de semana.
El Departamento de Estado, que ha negociado con uno de los periódicos que hoy publican los cables algunos contenidos particularmente lesivos para sus intereses o peligrosos para ciertas personas, está especialmente preocupado por el daño que esto puede hacer en la guerra contra Al Qaeda en algunas regiones en la que la libran de forma encubierta, como Yemen o Pakistán. En Yemen se da a conocer el contenido de una conversión de 2009 entre el general David Petraeus y el presidente yemení, Ali Abdalá Saleh, en la que este le permite a EE UU atacar las células de Al Qaeda a cambio de que el Gobierno de Yemen diga públicamente que lo hacen ellos mismos.
Los documentos -251.287 mensajes que cubren un periodo hasta febrero de 2010 y, en su mayor parte, afectan a los dos últimos años- fueron facilitados por Wikileaks hace varias semanas, además de a EL PAÍS, a los diarios The Guardian, de Reino Unido; The New York Times, de Estados Unidos; Le Monde, de Francia, y al semanario Der Spiegel, de Alemania. Estos medios han trabajado por separado en la valoración y selección del material, y pondrán a disposición de sus lectores aquellas historias que cada uno considere de mayor interés; en algunos casos serán coincidentes, en otros no.
Ese proceso se ha llevado a cabo bajo una exigente condición de no poner en peligro en ningún momento fuentes protegidas de antemano o personas cuya vida podría verse amenazada al desvelarse su identidad. Al mismo tiempo, todos los medios han hecho un esfuerzo supremo por evitar la revelación de episodios que pudieran suponer un riesgo para la seguridad de cualquier país, particularmente de Estados Unidos, el más expuesto por estas revelaciones. Por esa razón, algunos de los documentos que serán puestos a disposición de nuestros lectores a partir de hoy aparecerán parcialmente mutilados.
EL PAÍS no ha estado en el origen de la filtración y, por tanto, desconoce los criterios con los que se ha llevado a cabo la selección del paquete que finalmente ha llegado a manos del diario. Resulta evidente que los papeles analizados no son todos los emitidos en el mundo por el Departamento de Estado en el periodo de tiempo comprendido, pero ignoramos si esos son todos a los que ha tenido acceso Wikileaks.
Pese a eso, el lector comprobará el valor que en sí mismo encierra el conjunto de documentos facilitados, al margen de que puedan existir otros muchos que aún se desconocen. Se trata de un material que aporta novedades relevantes sobre el manejo de asuntos de gran repercusión mundial, como el programa nuclear de Irán, las tensiones en Oriente Próximo, las guerras de Irak y Afganistán y otros conflictos en Asia y África.
También se recogen los movimientos entre EE UU y sus aliados para hacer frente al radicalismo islámico, así como detalles de que las órdenes para el boicot a Google en China provienen del propio Politburó o de los negocios conjuntos de Putin y Berlusconi en el sector del gas. De especial interés son las pruebas que se aportan sobre el alcance de la corrupción a escala planetaria y las permanentes presiones que se ejercen sobre los diferentes gobiernos, desde Brasil a Turquía, para favorecer los intereses comerciales o militares de Estados Unidos.
Entre los primeros documentos que hoy se hacen públicos, se descubre el pánico que los planes armamentísticos de Irán, incluido su programa nuclear, despierta entre los países árabes, hasta el punto de que alguno de sus gobernantes llega a sugerir que es preferible una guerra convencional hoy que un Irán nuclear mañana. Se aprecia la enorme preocupación con la que Estados Unidos observa la evolución de los acontecimientos en Turquía y la estrecha vigilancia a la que se mantiene al primer ministro, Erdogan.
Y, sobre todo, esta primera entrega revela las instrucciones que el Departamento de Estado ha cursado a sus diplomáticos en Naciones Unidas y en algunos países para desarrollar una verdadera labor de espionaje sobre el secretario general de la ONU, sus principales oficinas y sus más delicadas misiones.
Los lectores descubrirán al acceder a las sucesivas crónicas detalles insospechados sobre la personalidad de algunos destacados dirigentes y comprobarán el papel que juegan las más íntimas facetas humanas en las relaciones políticas. Eso resulta particularmente evidente en América Latina, donde se dan a conocer juicios de diplomáticos norteamericanos y de muchos de sus interlocutores sobre el carácter, las aficiones y los pecados de las figuras más controvertidas.
Mañana este diario ofrecerá detalles, por ejemplo, sobre las sospechas que la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, despierta en Washington, hasta el punto de que la Secretaría de Estado llega a solicitar información sobre su estado de salud mental. El mismo día se darán a conocer algunas de las gestiones que la diplomacia norteamericana ha realizado para repatriar a los presos de Guantánamo, así como la intensa actividad en Asia para frenar el peligro que representa Corea del Norte.
Entre los cables con los que ha trabajado este periódico se encuentran informes extraordinariamente controvertidos, como los mensajes del embajador norteamericano en Trípoli en los que cuenta que el líder libio, Muamar el Gaddafi, usa botox (producto para eliminar arrugas en el rostro) y es un verdadero hipocondríaco que hace filmar todos sus exámenes médicos para analizarlos posteriormente con sus doctores, y relatos con meticulosas descripciones del paisaje local, como el que hace un diplomático estadounidense invitado a una boda en Daguestán que sirve para ilustrar el grado de corrupción en la zona.
Hay cables de gran valor histórico, como el que revela la apuesta de la diplomacia norteamericana por el derrocamiento del general panameño Manuel Antonio Noriega o el que detalla ciertos movimientos de Estados Unidos durante el golpe de Estado que destituyó a Manuel Zelaya en Honduras, y cables de enorme interés sobre acontecimientos actuales, como el que precisa la presión ejercida sobre el presidente de Afganistán, Hamid Karzai, para que contenga los abusos de sus allegados y facilite la gobernabilidad del país.
En lo que respecta a España, estos documentos registran el enorme acceso de la Embajada de Estados Unidos a personalidades destacadas del ámbito político y judicial, y su influencia en algunos acontecimientos que han marcado la actualidad de los últimos años. También se descubre el punto de vista que funcionarios estadounidenses tienen de la clase política española, así como el que algunos políticos expresan sobre sus compañeros y adversarios.
En determinados casos, estas revelaciones tienen el estrictamente el valor que tiene la opinión de una persona de posición influyente. En otros casos, se trata de relatos que aportan pistas sobre acontecimientos importantes pero que son narrados por una sola fuente: el servicio diplomático de Estados Unidos. EL PAÍS no ha podido corroborar todos esos relatos y ha prescindido de algunos que ha considerado de dudosa credibilidad. Pero sí ha certificado otros y ha operado de forma responsable con el país objeto de la filtración con la intención de causar el menor daño posible. Entre otras precauciones, se ha decidido aceptar los compromisos a los que The New York Times llegue con el Departamento de Estado para evitar la difusión de determinados documentos.
No todos los papeles obtenidos por Wikileaks han sido utilizados para la elaboración de nuestras informaciones, y solo una parte de ellos serán expuestos públicamente, independientemente de lo que la propia Wikileaks o los demás medios que han recibido el material decidan hacer. Se han seleccionado tan solo aquellos que consideramos imprescindibles para respaldar la información ofrecida.
Las informaciones han sido preparadas y escritas únicamente por redactores de nuestro periódico atendiendo a nuestras particulares exigencias de rigor y calidad. A lo largo de varios días se irán ofreciendo las crónicas que recogen la sustancia de esos documentos, añadiéndoles el contexto y la valoración requeridos, así como sus posibles reacciones y consecuencias.
Algunas de esas reacciones estarán, seguramente, dirigidas a examinar las causas por las que puede haberse producido una fuga de semejante magnitud. El origen de este problema puede remontarse a los días posteriores al ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001, cuando se detectaron unos fallos de coordinación entre los servicios de inteligencia que recomendaron la necesidad de un modelo de comunicación que permitiera a los diferentes responsables de la seguridad compartir datos extraídos por el Departamento de Estado.
Se extendió, por tanto, a partir de esa fecha el uso de un sistema de Internet del Ejército norteamericano denominado SIPRNET, un acrónimo de Secret Internet Protocol Router Network. Todos los cables que se incluyen en esta filtración fueron enviados por ese medio, como se comprueba por la etiqueta que cada uno de ellos lleva en su cabecera, la palabra SIPDIS, que son las siglas para Secret Internet Protocol Distribution.
Al menos 180 embajadas norteamericanas alrededor del mundo utilizan actualmente ese sistema de comunicación, según informes elaborados por el Congreso norteamericano. Aunque se exigen fuertes medidas de seguridad para el uso de ese sistema, como la de mantenerlo abierto únicamente cuando el usuario está frente a la pantalla, la exigencia de cambiar la clave cada cinco meses o la prohibición de utilizar cualquier clase de CD u otro método de copia de contenidos, el número de personas que ahora acceden a la información ha crecido considerablemente.
A ese crecimiento ha ayudado también la necesidad de ampliar el número de personas trabajando en cuestiones de seguridad y, como consecuencia, la del número de personas a la que se da acceso a documentos clasificados. El Departamento de Estado clasifica sus informes en una escala que va del Top Secret al Confidential. En los documentos facilitados a EL PAÍS no hay ninguno clasificado como Top Secret, aunque sí más de 15.000 situados en la escala inferior, Secret.
Según se puede deducir de datos elaborados por la Oficina de Control del Gobierno, perteneciente al Congreso norteamericano, y otros expuestos recientemente por medios de comunicación de ese país, más de tres millones de estadounidenses están autorizados al acceso a ese material Secret. Eso incluye a decenas de miles de empleados del Departamento de Estado, funcionarios de la CIA, del FBI, de la DEA, de los servicios de inteligencia de las fuerzas armadas y de otros departamentos implicados en la búsqueda de información. En Estados Unidos funcionan 16 agencias con responsabilidades de espionaje.
Será muy costoso, por tanto, para ese país reparar el daño causado por esta filtración, y llevará años poner en pie un nuevo sistema de comunicación con plenas garantías. Lo más importante, sin embargo, es el valor informativo que esos documentos tienen actualmente. Estamos ante una serie de relatos, sin precedentes en el periodismo español, que servirán para una mejor comprensión de algunos conflictos y de personalidades que afectan determinantemente a nuestra vida y que pueden abrir a nuestros lectores a una nueva interpretación de la realidad que les rodea.
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LOS PAPELES DEL DEPARTAMENTO DE ESTADO - 'Inteligencia humana'
Los diplomáticos de EE UU espían a la ONU
El Departamento de Estado exige a sus embajadas que consigan información confidencial sobre el secretario general, países en crisis y Gobiernos
JUAN JESÚS AZNÁREZ - Madrid - 29/11/2010
El Departamento de Estado exige a sus embajadas que consigan información confidencial sobre el secretario general, países en crisis y Gobiernos
El Departamento de Estado cursó el año pasado a los funcionarios de 38 embajadas y misiones diplomáticas una pormenorizada relación de la información personal -incluso los números de tarjetas de crédito- y de otra índole que deben obtener sobre Naciones Unidas, incluido su secretario general, y especialmente sobre los funcionarios y representantes vinculados con Sudán, Afganistán, Somalia, Irán y Corea del Norte. El personal diplomático y consular acreditado ante la ONU y ante los países a los que afectan las instrucciones son los encargados de ejecutar, según cables clasificados como secreto, este espionaje blando.
Además de la ONU, las instrucciones para realizar similar trabajo de recolección de información se enviaron también desde Washington entre 2008 y 2009 a numerosas embajadas en relación con diferentes asuntos de interés norteamericano, como el conflicto palestino, la situación en los Grandes Lagos o el fenómeno de los disidentes en distintos lugares. Pero es la información solicitada sobre la ONU la que más llama la atención por el carácter excepcional de esa organización, cuya sede principal está en Nueva York.
Son datos requeridos, según se desprende de la lectura de varios documentos, para reemplazar archivos existentes en el Departamento de Estado desde 2004 y, en el caso de uno de los países afectados por la investigación, Paraguay, se solicita información más propia de una ficha policial: el escáner del iris, huellas dactilares y el ADN de cuatro candidatos presidenciales.
Los cables mencionados detallan lo que el Departamento de Estado denomina "human intelligence" (inteligencia humana), que parece aludir a la información lograda a través de contactos personales o mediante la relación informal. Aunque sin la expresa intervención de los servicios secretos, el espionaje encomendado a los funcionarios de embajadas y misiones abarca cientos de asuntos: las gestiones y apariencia física de los diplomáticos iraníes y norcoreanos en Nueva York, los planes e intenciones del secretario general de la ONU, el surcoreano Ban Ki-moon, y su equipo, las relaciones de Hamás y Hezbolá, las armas nucleares o los choques militares, étnicos y guerrilleros africanos.
Toda la información conseguida debe ser enviada a una oficina del Departamento de Estado que sirve de enlace con los distintos organismos de inteligencia norteamericanos y que es citada en los cables como INR/B. "Los organismos de inteligencia dependen mucho de los informes de los funcionarios del Departamento de Estado", dice el cable. "Y las biografías informales
[de los interlocutores con información] recogidas a lo largo del mundo, enviadas por e-mail u otro medio, son vitales".
Varios despachos, firmados "Clinton" y elaborados probablemente por la oficina de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, contienen instrucciones precisas acerca de la miríada de averiguaciones a desarrollar en zonas de conflicto, en el mundo de los desertores y solicitantes de asilo, en la sala de máquinas del conflicto palestino-israelí, o acerca de Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia y China para conocer sus planes respecto a la amenaza nuclear de Teherán.
Estas son algunas de las informaciones pedidas para nutrir los archivos de inteligencia norteamericanos:
-"Planes, intenciones, objetivos y actividades palestinas relacionadas con las políticas de EE UU sobre el proceso de paz y el contraterrorismo".
-"Información biográfica, biométrica y financiera sobre los líderes palestinos y de Hamás, incluidos los de los movimientos juveniles, dentro y fuera de Gaza y Cisjordania".
-"Planes y actividades concretas de Reino Unido, Francia, Alemania y Rusia respecto a las políticas de la Organismo Internacional de la Energía Atómica [IAEA por su siglas en inglés]".
-"Planes e intenciones de los líderes y países más influyentes de la ONU, especialmente Rusia y China, sobre derechos humanos en Irán, sanciones a Irán, suministro de armas iraníes a Hamás y Hezbolá y sobre las candidaturas que Irán presenta para ocupar puestos claves en la ONU".
El escrutinio pedido se amplía al ámbito privado al preguntar el Departamento de Estado por la rutina de los funcionarios de la Secretaría General de la ONU y de cualquier interlocutor susceptible de aprovechamiento: se pide la numeración de sus tarjetas de crédito y de viajero frecuente, teléfonos, correos electrónicos, direcciones URL, programas de trabajo y aspecto físico.
Las prioridades para la investigación en la ONU son: Darfur / Sudán, Afganistán / Pakistán, Somalia, Irán y Corea del Norte, seguidas por la reforma del Consejo de Seguridad, Irak, el proceso de paz en Oriente Próximo, los derechos humanos, los crímenes de guerra, la ayuda humanitaria, el terrorismo y la situación en Birmania. Se requiere también seguir con atención en Naciones Unidas los sucesos en África Occidental, al igual que las tácticas de los diferentes países en las votaciones de la Asamblea General.
Los funcionarios de las embajadas seleccionadas y de las misiones de Naciones Unidas en Nueva York, Bruselas y Roma deben indagar asimismo en las agencias humanitarias de la ONU y adentrarse en asuntos susceptibles de ser conflictivos o de perjudicar a los intereses de EE UU. Los agentes diplomáticos son instados a enterarse de "los cambios internos y proceso de selección de los puestos clave de la Secretaría General, agencias especializadas, comités, comisiones y programas oficiales en Nueva York, Ginebra, Viena y otras ciudades, así como de los asesores especiales y jefes de equipo".
Asimismo, deben proporcionar "detalles de las fricciones entre la oficina de Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH) y el coordinador de Seguridad de la ONU con sus oficinas sobre el terreno". También, "información sobre las actividades de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) en Gaza, Jordania, Líbano, Siria y Cisjordania, y sus relaciones con Hamás y Hezbolá". Otro apartado pide "información sobre los criterios de los miembros del Consejo de Seguridad y de otros países sobre las candidaturas de Siria, Cuba e Irán para ocupar cualquier puesto de liderazgo en la ONU".
Las instrucciones generales sobre la inmersión en la vida de los funcionarios de Naciones Unidas se repiten en cables específicos sobre Paraguay, Bulgaria, África Occidental y la región africana de los Grandes Lagos, así como la situación de los palestinos y los desertores y solicitantes de asilo.
El cometido de algunas embajadas es casi policial, y la de Asunción debió acumular datos físicos de los aspirantes a la presidencia de Paraguay, en las elecciones de abril del 2008: la entonces ministra de Educación, Blanca Ovelar, el ex vicepresidente Luis Alberto Castiglioni, ex general Lino Oviedo y Fernando Lugo, que ganó las elecciones y es el actual presidente. Recaba de los cuatro datos biométricos, huellas dactilares, fotografías, escáneres del iris, DNA "y otras singularidades".
La Secretaría de Estado inquiere sobre la corrupción oficial, el lavado de dinero, las relaciones de Paraguay con Cuba, Venezuela, China, Taiwán y Rusia, la existencia de yacimientos de hidrocarburos en la región del Chaco paraguayo, el narcotráfico y la construcción de mezquitas en el país latinoamericano. La información apetecida alcanza todos los aspectos de la política, la economía y las relaciones sociales.
Sobre Bulgaria interesa el grado de progreso de la democracia y las finanzas nacionales, el alcance de la corrupción administrativa y la fragilidad de los tres poderes del Estado; la curiosidad alcanza el fenómeno de la pornografía infantil y la falsificación de las tarjetas de crédito y carnés de conducir.
Al ser incontables los problemas asociados al subdesarrollo africano, las instrucciones contenidas en los cables relativos a ese continente afectan a todos los órdenes de la vida. La lista de solicitudes comunes arranca con las relaciones intergubernamentales y la influencia política de los grupos rebeldes, sigue con el contrabando de armas y el terrorismo, y continúa con el estado de la democracia, la economía y la corrupción:
-"Esfuerzos de los grupos rebeldes y milicias u otros agentes no gubernamentales, especialmente entidades como las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), que agrupan a ruandeses que participaron en el genocidio de 1994, para obtener más participación en los Gobiernos nacional o local, y para hacerse con el control de los recursos naturales".
-"Personas y organizaciones que apoyan el terrorismo internacional, incluyendo empresarios y transacciones financieras".
-"Detalles de las minas de diamantes, cobre, cobalto, uranio y otros minerales, así como de la extracción de crudo; número y situación de las minas".
-"Detalles sobre corrupción y actividades criminales transfronterizas.
El Departamento de Estado demanda datos biométricos de los líderes africanos, estado de salud, pertenencia étnica, idiomas que hablan y su opinión sobre Estados Unidos. Para ser atendidas, algunas peticiones obligan al espionaje puro y duro: "Detalles sobre instalaciones militares, como aeropuertos y acuartelamientos, equipamiento militar, incluyendo número y estatus operativo [...]. Detalles de las armas adquiridas por el Gobierno y los rebeldes, incluyendo negociaciones, contratos, entregas, términos de la venta, calidad de las armas y precios".
Los requerimientos sobre los "asuntos palestinos" son enciclopédicos y de difícil cumplimiento con los medios que se supone a un diplomático y funcionario consular. Se piden precisiones sobre las actividades de los cuerpos de seguridad palestinos y sus planes de contraespionaje, indagaciones acerca de la presencia islámica y las relaciones con Israel, terrorismo, infraestructuras, comunicaciones, Cientos de preguntas sobre los contactos informales palestinos con Israel o las enfermedades infecciosas en la región completan el cable.
Los desertores y solicitantes de asilo son mencionados como una fuente que debe cuidarse al máximo habilitando interlocutores en los idiomas ruso, español, árabe, farsi, chino mandarín y coreano. Las instrucciones del despacho han sido coordinadas con el FBI, la CIA y otros organismos de inteligencia porque, según se advierte, los desertores y peticionarios de asilo pueden ser "enfermos mentales, traficantes de información, manipuladores, provocadores de servicios de inteligencia extranjeros hostiles o personas que tratan de conseguir información para grupos terroristas".
~.~.~.~.~.~LOS PAPELES DEL DEPARTAMENTO DE ESTADO - El miedo árabe a la República Islámica
Detener a Irán a cualquier precio
Los dirigentes árabes apoyan los esfuerzos de Washington para frenar las aspiraciones nucleares de su vecino, pero desconfían de que tengan éxito
ÁNGELES ESPINOSA - Madrid - 29/11/2010
Los dirigentes árabes apoyan los esfuerzos de Washington para frenar las aspiraciones nucleares de su vecino, pero desconfían de que tengan éxito
El recelo histórico que los países árabes han sentido hacia Irán está alcanzando cotas patológicas a medida que la República Islámica anuncia nuevos progresos en sus programas nuclear y de misiles. Los contactos al más alto nivel que quedan expuestos en los informes diplomáticos a los que ha tenido acceso EL PAÍS revelan mucha más preocupación de la que admiten en público. "Una guerra convencional ahora sería preferible a un Irán nuclear", llegan a decir los gobernantes de Emiratos Árabes Unidos (EÁU) y Bahréin en sus conversaciones con altos cargos de EE UU. Sin embargo, la mayoría de los líderes árabes consideran mucho peor el riesgo de un conflicto militar y están dispuestos a apoyar cualquier otro esfuerzo de Washington para contener a Irán, aunque sin hacer ruido. De momento, esa percepción de peligro les lleva a rearmarse, algo que suscita dudas en Israel.
"El rey [Abdalá] le ha dicho al general [James] Jones
[consejero de Seguridad Nacional] que si Irán logra desarrollar armas nucleares, todos en la región harán lo mismo, incluida Arabia Saudí", escribe el embajador de EE UU en Riad, James Smith, en un informe que dirige a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, para preparar su visita de febrero de este año. La misma advertencia le hizo el príncipe heredero de Abu Dhabi, el jeque Mohammed Bin Zayed al Nahayan, al secretario del Tesoro, Timothy Geithner, durante una cena en julio de 2009. Las monarquías petroleras árabes consideran seriamente una carrera nuclear y quieren que su aliado tome en consideración el riesgo.
Consciente de esa inquietud, Clinton instruye a sus embajadas en los Estados miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) para que tranquilicen a sus respectivos anfitriones (Arabia Saudí, EÁU, Kuwait, Qatar, Bahréin y Omán) ante el anuncio de la nueva política de defensa antimisiles del presidente Barack Obama, en septiembre del año pasado. "Los programas BMD
[defensa de misiles balísticos] en Europa no van a requerir un desvío de activos de EE UU desde el Golfo", asegura uno de los puntos que la secretaria de Estado quiere transmitir a sus aliados árabes, según consta en uno de los documentos analizados.
Los diplomáticos norteamericanos también deben recordar a sus interlocutores que "Estados Unidos ha desplegado sistemas BMD en Oriente Próximo para proteger de la amenaza de misiles iraníes, incluida la presencia de Aegis BMD en el golfo Pérsico y de dos baterías de misiles Patriot en Bahréin, Kuwait, Qatar y EÁU". En enero de este año, una información del diario The New York Times en la que se mencionaban las conversaciones para el despliegue de los Patriot provocó el enfado de Kuwait y la indignación de Omán, dando una idea de la sensibilidad del asunto. Los dirigentes árabes temen que Irán les perciba como hostiles.
En numerosos despachos, los líderes aconsejan discreción a sus interlocutores estadounidenses. "El rey [saudí] le dijo al general Jones que la agitación interna iraní
[tras las elecciones de junio de 2009] constituye una oportunidad para debilitar al régimen (algo que él anima a hacer), pero también instó a que esto se haga de forma encubierta y subrayó que las declaraciones públicas en apoyo a los reformistas son contraproducentes", prosigue el largo informe que el diplomático envía a Clinton. En el mismo sentido, el embajador en Omán, Gary Grappo, concluye en un despacho que el sultanato "no se opondría a la imposición de más medidas contra Irán por parte de las organizaciones internacionales; sin embargo, no quiere mostrarse activo en la promoción de esas medidas".
No quieren mostrarse activos, pero actúan. En una visita a Moscú en junio de 2009, Alexander Vershbow, secretario adjunto de Defensa, dice a sus interlocutores que "el mundo islámico está muy preocupado por el programa nuclear de Irán" y que "varios de sus vecinos árabes han pedido a EE UU misiles Patriot y otras medidas para protegerse contra un ataque iraní". A lo largo de 2010, EE UU ha vendido a los países del CCG armas y servicios militares por importe de 123.000 millones de dólares (unos 93.000 millones de euros), más del triple que en los cuatro años anteriores. En el mensaje de la secretaria de Estado se recuerda que las defensas desplegadas por EE UU "complementan los sistemas BMD de la región que incluyen capacidad PAC-II en Arabia Saudí y Kuwait, y capacidad de Alerta Temprana Compartida en EÁU", dos programas que simbolizan la larga cooperación militar con el aliado estadounidense. El despacho revela además que Washington "está estudiando la posibilidad de facilitar cobertura BMD adicional a los países del CCG, si las circunstancias lo requieren".
¿Es tal el caso? Las declaraciones bombásticas del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, sobre las proezas de la Guardia Revolucionaria y el complejo industrial-militar que controla, dan que pensar. No pasa un mes sin que alguno de los cuerpos de ese ejército, el verdadero poder militar de Irán con 125.000 hombres, realice maniobras o pruebas de algún nuevo juguete bélico. En los dos últimos años, Irán ha alardeado sobre todo de sus misiles y de su programa espacial. Ese desarrollo solo refuerza las sospechas sobre su programa nuclear. La conjunción de capacidad atómica y misiles balísticos constituye la peor pesadilla no solo de EE UU, sino de todos los vecinos de Irán. Así que por mucho que Ahmadineyad trate de tender lazos, tales exhibiciones de poderío intranquilizan a los países de la península Arábiga, que juntos apenas suman la mitad de la población iraní (77 millones).
"Irán tiene el mayor y más activo programa de misiles de Oriente Próximo", afirma EE UU en un documento titulado El programa de misiles balísticos de Irán, que tras haber pasado el control de las agencias de espionaje, el Departamento de Estado distribuye a los participantes en una reunión del Régimen de Control de Tecnología de Misiles (MTCR), en noviembre de 20090. Washington explica el arsenal de cohetes de que dispone Irán y expresa su preocupación de que "pudiera actuar como abastecedor de tecnología de misiles balísticos para otras partes". De hecho, menciona que ya está promocionando sus misiles de corto alcance "en exhibiciones de defensa y webs del Gobierno" y que ha llegado a acuerdos para la producción del Fateh-110 en Siria. EE UU revela por primera vez que los iraníes han conseguido misiles avanzados de Corea del Norte y podrían desarrollar cohetes de largo alcance.
Para los israelíes no hay duda de que Irán tiene un programa de armas nucleares. Entienden por ello el rearme árabe, pero insisten en mantener su "ventaja militar cualitativa". Así, durante una visita del vicesecretario para Asuntos Político-Militares, Andrew Shapiro, a Tel Aviv en julio de 2009, Alon Bar, el vice director para Asuntos Estratégicos del Ministerio de Exteriores, argumenta que "una percepción de que se reduce la distancia entre Israel y los Estados árabes, unido a un Irán dotado de armas nucleares, podría llevar a los Estados árabes moderados a reevaluar la idea de que Israel es parte integrante de la región", de acuerdo con el relato del embajador norteamericano, James Cunningham. Además, menciona que los militares israelíes se muestran escépticos de que la asistencia militar ofrecida sirva contra Irán.
También los saudíes están dispuestos a llegar hasta el final, según se desprende del despacho que firma el ministro consejero de la Embajada norteamericana en Riad, Michael Gfoeller, dando cuenta de una visita al rey Abdalá del general David Petraeus y el embajador estadounidense en Bagdad, en abril de 2008. El embajador saudí en Washington, Adel "al Jubeir recordó los frecuentes llamamientos que el rey ha hecho a EE UU para que ataque Irán y ponga fin a su programa de armas nucleares", escribe Gfoeller. "Les dijo que cortaran la cabeza de la serpiente", cita el diplomático a Al Jubeir quien utiliza un símil árabe.
Y es que la prevención del monarca saudí hacia su vecino es colosal. "El objetivo de Irán es causar problemas", le confía Abdalá a John Brennan, asesor para la lucha antiterrorista del presidente Barack Obama, durante una audiencia en marzo del año pasado. Los 90 minutos de conversación quedó recogido en el informe que elaboró el entonces embajador estadounidense en Riad, Ford M. Fraker. "Sin duda están algo desequilibrados", cita textualmente al rey quien describe a Irán como "un vecino al que uno trata de evitar" y declara: "Qué Dios nos libre de ser víctimas de la maldad iraní".
Arabia Saudí, la cuna de los santos lugares del islam y el heraldo de la interpretación más radical de su rama suní, siempre ha observado con recelo a los chiíes del otro lado del golfo Pérsico, su único rival por el liderazgo regional. La desconfianza histórica se trocó en antagonismo real cuando la revolución de 1979 convirtió al Irán imperial en una República Islámica que con su sola existencia cuestionaba las credenciales religiosas de la dinastía de los Al Saud. Ese temor se vio enseguida corroborado por las intenciones de "exportar la revolución" del ayatolá Jomeiní, el líder de aquel movimiento que cambió las coordenadas estratégicas de la zona, y el inicio de la guerra irano-iraquí. El deshielo con los vecinos que inició el presidente Jatamí a partir de 1997 aún no se había consolidado cuando la oratoria desbocada de Ahmadineyad, su sucesor, ha vuelto a agitar los fantasmas.
El heredero de Abu Dhabi y verdadero hombre fuerte de EÁU, el jeque Mohammed bin Zayed, "está convencido de que se desatará un infierno si Irán llega a hacerse con la bomba, con Egipto, Arabia Saudí, Siria y Turquía desarrollando su propia capacidad nuclear militar, e Irán instigando el conflicto entre suníes y chiíes por todo el mundo", según el relato que hace el embajador Richard Olso. Pero Al Nahayan, "el hombre que dirige" el país y "quien decide en asuntos de seguridad" aunque su único título oficial es vice comandante supremo de las Fuerzas Armadas de EÁU, va más allá y considera "una guerra convencional con Irán en el corto plazo como claramente preferible a las consecuencias a largo plazo de un Irán dotado del arma nuclear".
Opiniones similares dejan entrever el primer ministro de Qatar y el ministro del Interior de Kuwait, a pesar de que ambos países tienen un discurso público más cercano a Irán.
"Nos mienten y les mentimos", resume las relaciones bilaterales Hamad Bin Jasim de Qatar quien se muestra escéptico de que Occidente vaya a poder alcanzar un acuerdo con el régimen iraní, durante la visita del vicesecretario de Energía en 2009.
"Irán está decidido a exportar su revolución y solo puede ser disuadido por la fuerza de alcanzar sus ambiciones nucleares", llega a decir el kuwaití Yaber al Jaled al Sabah a la embajadora Deborah Jones, el pasado febrero.
Pero quien más contundente se manifiesta es el rey Hamad bin Isa al Khalifa de Bahréin. "Hay que parar ese programa", le dice al general Petraeus, en noviembre de 2009. El informe de la reunión, que elabora el embajador Adam Ereli, señala que el monarca defiende "con fuerza que se actúe para acabar con [el] programa nuclear iraní], por cualquier medio necesario". "El peligro de dejarlo avanzar es mayor que el peligro de pararlo", cita textualmente el rey. El texto no hace referencia a las razones internas que alientan esa enorme suspicacia. La dinastía Al Khalifa pertenece a la rama suní del islam, mientras que la mayoría de los habitantes de Bahréin son chiíes y se quejan de discriminación en la educación, el empleo y el acceso a la vivienda. Sus lazos históricos y personales con Irán, de donde son originarias muchas familias, les convierten automáticamente en sospechosos de quintacolumnistas. Aunque Bahréin es un archipiélago con apenas medio millón de habitantes, como sede de la V Flota, su estabilidad es clave para EE UU.
La Media Luna Roja de tapadera
Los servicios secretos iraníes y los pasdarán utilizaron a la Media Luna Roja iraní como cobertura para infiltrar agentes en Irak, los Balcanes y Líbano, según confía un antiguo empleado de esta institución en una entrevista con Ramin Asgard, el director de la oficina para Irán que Estados Unidos tiene abierta en su Consulado de Dubái.
"En vísperas de la intervención estadounidense en Irak, a principios de 2003, un agente de los servicios secretos iraníes pidió 'dos o tres certificados profesionales para oficiales de la Fuerza Qods' [la unidad de la Guardia Revolucionaria encargada de exportar la revolución islámica]", declara la fuente según el informe del funcionario norteamericano. "Una vez iniciada la guerra, el número de oficiales de Qods que buscaron cobertura de la Media Luna Roja iraní aumentó a entre 10 y 30".
De acuerdo con la fuente, el responsable de esa gestión se negó a firmar los documentos porque hacerlo violaba los estatutos de la organización humanitaria. Su superior no tuvo tantos escrúpulos. El empleado (cuya identidad aparece en el informe diplomático, pero este periódico omite para no poner en peligro su seguridad) asegura que "los únicos miembros legítimos de la Media Luna Roja iraní en Irak eran los médicos y los conductores".
LOS PAPELES DEL DEPARTAMENTO DE ESTADO - La reislamización de Turquía
EE UU vigila de cerca la agenda islamista de Erdogan
Washington mantiene relaciones privilegiadas con militares turcos como contrapeso al primer ministro - La Embajada maneja "pruebas circunstanciales" de un plan oculto
JUAN CARLOS SANZ - Madrid - 29/11/2010
Washington mantiene relaciones privilegiadas con militares turcos como contrapeso al primer ministro - La Embajada maneja "pruebas circunstanciales" de un plan oculto
El misterio de Recep Tayyip Erdogan se resuelve casi a diario en los despachos de la Embajada de Estados Unidos en Ankara. Desde que es investido como primer ministro en 2003, en vísperas de la intervención militar norteamericana en Irak, los diplomáticos norteamericanos no han dejado de escudriñar sus movimientos. Parecen haber llegado a la conclusión de que el gobernante islamista es un líder reformista con tics autoritarios al frente del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), aunque consideran que el riesgo de que pueda imponer la Sharia o ley islámica en Turquía es bajo. Los observadores estadounidenses manejan también información sobre sombras de corrupción en el entorno de Erdogan.
En 2007, cuando se acercan las elecciones legislativas, la Embajada de EE UU se pregunta si Erdogan tiene una "agenda oculta islamista" y considera que sus rivales políticos solo han presentado "pruebas circunstanciales" (cable 101373) en su contra. Por ejemplo, sus raíces políticas en el Partido del Bienestar del ex primer ministro Necmettin Erbakan, un islamista radical. O que siendo alcalde de Estambul, elegido en 1994, se denominaba a sí mismo "el imán" de la ciudad. Erdogan pasó cuatro meses en la cárcel en 1998 tras ser condenado por incitación al odio religioso, pero moderó su discurso político y fundó el AKP en 2001 para arrollar en las urnas al año siguiente a los partidos tradicionales.
EE UU observa con atención las debilidades que hacen vulnerable al primer ministro - "arrogante orgullo" e "irrefrenable ambición"-. Frente a quienes defienden su gestión reformista para reducir el control de los militares sobre el poder civil, se sitúan sectores laicos que sospechan que tras el acercamiento a la Unión Europea se oculta un programa de islamización forzosa. Por ejemplo, en la legislación que autorizó el uso del pañuelo islámico en las universidades, posteriormente anulada por el Tribunal Constitucional, o por la entrada de dinero verde (de Arabia Saudí y el golfo Pérsico) en los negocios turcos, cuyo peso relativizan los propios diplomáticos de EE UU en Turquía.
Poco después de los comicios de 2007, en los que el AKP arrasó con cerca del 47% de los votos, un estrecho colaborador del primer ministro se entrevista con un diplomático de EE UU (cable 116713, clasificado secreto) que solicita que la fuente quede "estrictamente protegida". El relato es en general amable, pero la Embajada interpreta que el terco e hiperactivo Erdogan es un "patriarca benevolente que manda en sus dominios con estrictas normas autocráticas".
Cuenta que en la reunión de la ejecutiva del AKP celebrada al día siguiente de las elecciones todos esperaban que Erdogan celebrara los buenos resultados. En cambio, les amonestó. "Solo queda año y medio para las elecciones locales. Para que seamos el partido de Turquía necesitamos ganar en Esmirna, en Trabzon, en Tunceli y en [el palacio presidencial de] Çankaya ", prosigue el relato de su colaborador recogido por la Embajada de EE UU.
Tras describirlo como un workaholic, el confidente narra que el adicto al trabajo gobernante visitó tres provincias al día durante la campaña electoral. "Quien conoce bien al primer ministro sabe que es muy obstinado", explica el contacto fichado por la legación estadounidense en Ankara. Pero también resalta su capacidad de seducción en las relaciones personales directas, que cultiva en el trato con los líderes extranjeros. A título ilustrativo, asegura que hasta el frío Vladímir Putin le abraza para saludarle.
Obstinado y perfeccionista. Pero no un déspota. Erdogan prefiere generar relaciones de lealtad en su cercanía. Su estrecho colaborador refiere a los estadounidenses que en el anterior mes sagrado de Ramadán el jefe de Gobierno se quedó encerrado dentro de su vehículo blindado oficial. Se había desmayado a causa de una bajada de glucosa en la sangre producida por el ayuno. Su guardaespaldas buscó un gran mazo en una construcción cercana para romper el parabrisas y rescatarlo. A pesar del escándalo (algunos periodistas observaron los hechos) no le despidió, pues consideró que actuó por "verdadera devoción" hacia su jefe.
En algunos documentos del Departamento de Estado consultados se siembran dudas sobre la limpieza de la gestión de un jefe de Gobierno que tiene la lucha contra la corrupción como bandera. Así, en un informe sobre la situación en la ciudad de Antalya, uno de los principales centros turísticos de Turquía, la Embajada en Ankara asegura que Erdogan recomendó al alcalde, miembro de su partido, que adjudicara la construcción de una línea de tranvía al empresario Sadik Albayrak, padre del yerno del primer ministro.
El marido de su hija también aparece citado (cable 247415) por la Embajada de EE UU en Moscú al analizar los intereses de Putin y Berlusconi en el sector de la energía. Al referirse al proyecto South Stream de la compañía rusa Gazprom (un gasoducto que discurre bajo el mar Negro) en relación con una conducción similar turca para enlazar Samsun (mar Negro) con Ceyhan (Mediterráneo), un diplomático europeo en Moscú asegura que la empresa italiana ENI es el operador del proyecto de Turquía y que, junto con su socio local -"el yerno del primer ministro Erdogan", según revela a la Embajada de EE UU- necesita el apoyo de Rusia.
El consejero económico de la Embajada indaga por su cuenta en los negocios entre Turquía e Irán (cable 194407) tras el acuerdo para construir un gasoducto entre ambos países. Una fuente cercana al ministro de Energía precisa que el socio turco del proyecto es, por recomendación del primer ministro, la compañía SOM Petrol, propiedad de Sitki Ayan, compañero de estudios de Erdogan en una imam hatip (escuela coránica) de Estambul.
También con vistas a las elecciones de julio 2007, la Embajada de EEUU en Ankara intenta averiguar las intenciones de los militares tras el "golpe de Estado electrónico" del anterior 27 de abril. Un comunicado para "proteger el Estado laico" difundido en la página web del Estado Mayor turco precedió al veto del Tribunal Constitucional a que el islamista Abdulá Gül fuera elegido entonces presidente de la República en una votación parlamentaria.
Tras recabar la opinión de varios expertos turcos, la número dos de la legación norteamericana considera que "los generales están claramente actuando detrás del telón". La misma responsable diplomática refiere un "encuentro reciente" con el también número dos de las Fuerzas Armadas, general Ergin Saygun, en el que este asegura que los militares actuaron el 27 de abril para "garantizar la protección de sistema laico de Turquía". Saygun afirma que los militares no buscan el enfrentamiento, y precisa que podrían haber sacado los tanques a la calle si hubieran querido.
Los analistas de la Embajada en Ankara consideran que Erdogan dirige un movimiento conservador de raíces islamistas que ha impulsado, aunque modestamente, las ideas de Mustafá Kemal, Atatürk, fundador de la República en 1923, para la modernización y occidentalización del país. "Los cambios van a alterar inevitablemente el tradicional reparto de poderes para fortalecer a los gobernantes civiles", concluyen.
Un diplomático sostiene a finales de 2009 que sus "contactos" desmienten la tesis de que Turquía corra el riesgo de convertirse en una república islámica,como IRÁN. El activismo político de los sectores religiosos se articula a través de las tarikat o cofradías religiosas. Entre ellas destaca la de Fetulá Gülen, un imán exiliado en EE UU y al frente de un movimiento conectado con la política, la educación, los negocios y la prensa. Este grupo ejerce, por su influencia, un papel similar al que desempeñó en España el Opus Dei en la época final del franquismo.
Como subraya en su comentario final un diplomático del Consulado de Estambul, los militares temen una infiltración masiva de adeptos de Gülen entre la oficialidad. De manera que, periódicamente, el Estado Mayor purga sus filas de elementos islamistas. Una periodista turca revela a los diplomáticos estadounidenses alguno de los métodos utilizados por la cúpula militar en la caza de brujas. Hay inspectores de las Fuerzas Armadas que suelen revisar las bolsas de basura depositadas ante las viviendas de los oficiales para comprobar en cuáles de ellas no hay restos de botellas de alcohol. Y a veces los mandos castrenses son invitados por sorpresa junto con sus esposas a fiestas organizadas en las piscinas de los centros militares, donde se supone que todos los asistentes deben ir en bañador. Aquellas mujeres demasiado devotas que se niegan a acudir a la fiesta acaban poniendo en peligro la carrera de sus maridos.
El Departamento de Estado emite el 22 de enero de 2010 desde Washington un mensaje para la Embajada de Ankara con el siguiente asunto: "Petición de información sobre el intento de asesinato del viceprimer ministro turco Bülent Arinç" (cable 244927). El embajador James F. Jeffrey contesta el día 29. "Dos oficiales de las fuerzas especiales del Ejército turco fueron detenidos por la policía el pasado 19 de diciembre cerca de la casa del viceprimer ministro Arinç, lo que llevó a sospechar que los militares estaban planeando asesinarle".
La supuesta trama contra el viceprimer ministro se diluye entre los legajos de los juzgados de la capital turca por aparente falta de pruebas. Sin embargo, dispara la tensión entre civiles y militares, que acaba por estallar el 22 de febrero de 2010. La Embajada de EEUU en Ankara informa al día siguiente a Washington (cable 250311).
La policía detiene a casi medio centenar de jefes y oficiales acusados de estar involucrados en tramas golpistas entre 2003 y 2004. El embajador destaca que Erdogan se encontraba en esa fecha "convenientemente fuera del país", "en visita oficial en España". Cuando se conoció la noticia de la redada,el primer ministro turco estaba participando en un foro con políticos y empresarios en Madrid. No parecía muy agobiado, pues al acabar el acto se detuvo para hacerse una foto con un grupo de escolares en la puerte del hotel Ritz, antes de entrevistarse con su homólogo español, José Luis Rodríguez Zapatero. "La policía ha actuado con mandato judicial", como receoge el teletipo diplomático, se limitó a declarar en el Palacio de la Moncloa. Es su "perro de presa", precisamente Bülent Arinç, quien proclama en el mismo informe que "los tiempos han cambiado en Turquía". Jeffrey admite finalmente en su comunicación conel Departamento de Estado. que "por el humo se sabe dónde está el fuego". "Los militares, obviamente, tienen planes para intervenir en los asuntos políticos si lo consideran necesario".
~.~.~.~.~.~LOS PAPELES DEL DEPARTAMENTO DE ESTADO - Los primeros documentos
Viejos enigmas históricos salen a la luz
Informes clasificados a partir de 1966 explican la liberación de Mandela o la Revolución Islámica
IGNACIO CEMBRERO / C. PÉREZ-LANZAC - Madrid - 29/11/2010
Informes clasificados a partir de 1966 explican la liberación de Mandela o la Revolución Islámica
El conjunto de documentos filtrados incluye varios cuyo valor principal es la luz que arrojan sobre acontecimientos históricos cuyas consecuencias se prolongan en algunos casos hasta el día de hoy. Los dos primeros son los más antiguos del paquete que se hace público: fueron enviados en 1966 y 1972 desde Argentina e Irán. El tercero procede también de Irán, pero ocho años más tarde, en plena Revolución Islámica. El cuarto, de 1986, es el primero en el que aparece España. Y el último, de 1990, informa de la inminente liberación de líder sudafricano Nelson Mandela, el principio del fin del apartheid.
- Argentina y las Malvinas. El 28 de diciembre de 1966, seis meses después del golpe de Estado del general Juan Carlos Onganía y 15 años antes de la guerra que enfrentó a Reino Unido y Argentina por las islas Malvinas, la Embajada de Buenos Aires alerta de que Argentina planea aumentar sustancialmente sus aguas territoriales en las próximas semanas, abarcando en su nueva configuración a las Malvinas. "La prensa informa y diversas fuentes de la embajada confirman que la nueva legislación argentina, que cambia de forma unilateral la jurisdicción marítima, está en avanzado estado de revisión", dice el documento, que achaca la urgencia de la decisión a la alarma suscitada en las fuerzas armadas del país por la aparición en aguas argentinas de navíos cubanos y soviéticos. La embajada explica que ha intentado frenar la decisión informando a los oficiales argentinos de que tal cambio no solucionará el problema y podría crear "nuevas fuentes de malentendidos y conflictos".
- Escuadrones para el sah. El 25 de febrero de 1972 el embajador en Irán informa de que el sah de Persia, a través de su ministro de Defensa, ha pedido a EE UU que haga un esfuerzo y acelere la entrega de 16 escuadrones de cazas F-4. El motivo de la urgencia del monarca Reza Pahlevi es su preocupación por "las ambiciones de la Unión Soviética y por el reciente acuerdo de amistad firmado por la URSS e Irak". El embajador recomienda que se atiendan las peticiones del sah y que se le dé a Irán prioridad en la entrega de escuadrones.
- Los persas y su "egoísmo desbocado". He aquí un ejemplo de cable de contenido "psicológico". El 13 de agosto de 1979, en plena Revolución islámica, la embajada de Teherán envía un análisis de la forma de ser de los "persas" -de sus "limitaciones"- dirigido a representantes del Gobierno y a ejecutivos de empresas que tengan que negociar con ellos. El análisis incluye descripciones como las siguientes: "Quizá la única característica dominante de la psique persa es el egoísmo desbocado". "Su larga historia de inestabilidad e inseguridad impulsa la autopreservación". "Se preocupan de uno mismo y dejan poco espacio para entender los puntos de vista del resto". "Su mentalidad es de bazar (...) ignoran sus intereses a largo plazo a favor de ventajas inmediatas". "Tienen poca vista y usan tácticas de acoso". "Son incapaces de comprender la causa efecto". "Debido al islam y su énfasis en la omnipotencia de dios, incluso los persas educados al estilo occidental tienen problemas para entender la interrelación de los eventos". Tras la descripción se hacen una serie de reflexiones: "No hay que asumir que un iraní entiende las ventajas de una relación a largo plazo basada en la confianza". "[En las negociaciones, el iraní] Intentará maximizar los beneficios propios". "Las negociaciones pueden romperse en cualquier momento".
- España libera a dos terroristas. El 12 de julio de 1986, el Gobierno español indultó a dos terroristas chiíes libaneses, Mohamed Rahal y Mustafá Alí Jalil, que habían sido condenados a 23 años de cárcel por intentar asesinar, dos años antes, a un diplomático libio en Madrid. Ese es el primer cable relacionado con España que aparece en la masiva filtración de documentos del Departamento de Estado. Lleva la firma del embajador Thomas Enders y tiene fecha del 14 de julio de 1986. Para forzar su liberación sus familiares secuestraron unas horas en Beirut al embajador de España y, más tarde, a un policía y a dos empleados de la Embajada. "Nadie aquí se hace ninguna ilusión de que la liberación de Rahal y de Jalil no se deba a la puesta en libertad, hace cinco meses, de los rehenes españoles", concluye Enders.
Mandela informa de su propia liberación. Un documento del 17 de enero de 1990, anuncia un momento histórico: la liberación de Nelson Mandela tras 27 años en prisión. La fuente no es otra que el propio Mandela, quien a través del abogado Essa Moosa informa de que el 2 de febrero el presidente De Klerk anunciará en el Parlamento su liberación así como el levantamiento del estado de emergencia, la legalización del Congreso Nacional Africano (CNA) y el retorno de los exiliados políticos. El cónsul en Ciudad del Cabo recoge la preocupación del Gobierno de Sudáfrica por las relaciones del CNA con el Partido Comunista de Sudáfrica. Mandela pide que se le transmita al reverendo Jesse Jackson, cuya visita se espera, que a su regreso a los EE UU no defienda el levantamiento de las sanciones, pues podría ser contraproducente. El cable recoge la opinión de Mandela sobre De Klerk: "Tiene una buen
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soy como el clavo, que aun viejo y oxidado, sigue siendo clavo
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