lunes, 6 de diciembre de 2010

LYCANTROPO

fernando ochoa.


Agitado y sudando despierto sobresaltado. Me levanto de un salto- paso algo, digo para mi, hay algo extraño, huelo y camino- descalzo apresurado, abro la puerta de la recamara, en penumbras se ve su cama revuelta, las almohadas tiradas… no está, ¡ella no está¡, un vuelco en el corazón, y siento el chorro de adrenalina que se inyecta en las venas, a toda prisa salgo, me asomo al baño, voy a la cocina, no está, no está, en la otra recamara mi madre duerme apacible, cierro la puerta, atenazado por el miedo voy al cuarto de lavado, no está.. ..

Debe estar en el patio, trato de salir y la puerta no se abre, jadeante, veo marcas, el pasador esta puesto y no se puede abrir…una terrible idea me llega al cerebro y junto con ella el dolor aquel insoportable dolor, ¡oh, no!, ¡eso no!, caigo, me levanto, siento que mis huesos crujen, mas adrenalina, mas dolor, aflora la ira que nace en algún rincón de la mente, crece… crece y va sustituyendo al dolor - sigo jadeando - siento que mis brazos se abultan, los músculos se estiran, se hacen poderosos, con la espalda en la pared trata de sacar el celular del pantalón, que ya me aprieta, y solo consigo arrancármelo con las tremendas garras que me han brotado, me enderezo y aullando arranco la puerta de u tirón, me bastan tres saltos para estar en el patio, en el cerro, junto a los pinos y eucaliptos, hace viento, pero ni los siento, en la oscuridad veo en todas direcciones, huelo… vuelvo oler, busco su rastro, no lo encuentro, volteo miro la luna y lanzo un poderoso y largo aullido que se escucha en todo el vecindario.

Buscándola, salgo corriendo a grandes  saltos a la calle, me detengo, la calle está desierta, pero no me importa, mi prioridad es otra, olfateo el suelo, olfateo el aire, busco su rastro no lo encuentro, a toda velocidad corro por la calle, tiene lugares oscuros, separadas por pequeñas manches de luz que emiten las lámparas en los escasos postes, no me importa lo que quiero es encontrarla antes de que sea demasiado tarde, me paro en las esquinas, las olfateo, gruño, espero encontrar una señal… frente a la tienda de Jaime lo encuentro… una idea, temida idea llega mi mente como un disparo,… no, no, no, ¡debo impedirlo!, ¡ella me necesita! Gruño, trato de gritar, mientras la ira crece,... porquuee¡¡, y solo me sale un adolorido y lastimero aauuuuuuuuuuuu, mientras me paro en mis dos poderosas patas.

Sin pensarlo arranco a toda velocidad, corriendo, paso calles oscuras y claras, asfaltadas y de tierra, ya sé donde esta, ya sé a donde debo ir, la desesperación motiva mis movimientos violentos, sigo corriendo, espero que no sea demasiado tarde, que no sea demasiado tarde, … paaassss, tras, tras, tras, mientras doy vueltas con los huesos rotos bajo las ruedas del tráiler que avanza a media velocidad y frena al sentir el fuerte golpe bajo su motor enfrente y bajo sus ruedas, se me viene a la mente con espanto una idea … la carretera, la carretera internacional, no me acorde de ella…trato de hablar y solo me brota u lastimero aullido.

Me  agito, tiemblo, me estremezco mientras se forma un inmenso charco de sangre bajo mis huesos deshechos, alcanzo a escuchar que el chofer abre la portezuela salta y la cierra, corre hacia mí, lo veo implorando ayuda, vuelvo a aullar, el se para en seco exclamando asustado, que demonios aplaste…, es una bestia,… es una bestia.

Clan, clan, clan  suena la reja de acero, se abre la puerta alguien se asoma, y escucha,…mama, mama me dejas pasar por favor?, me puedo quedar?... hay Carolina, -dice la suave voz- te volviste a salir sin avisar, pero como dices eso?, claro pasa, si esta es tu casa.

Cruza la puerta de rejas de acero recién abierta, esbozando una enigmática sonrisa, enmarcado en su precioso, alborotado y abundante cabello rizado, en la oscuridad destellan sus ojos, mientras su madre cierra la reja de acero con seguro. …que andabas haciendo hija?, …nada mama, contesta ella, salí a buscar al perro, carolina dice la mama ya deja de buscarlo, se fue hace años, se escucha mientras lejos de ahí, agonizo entre las ruedas de un pinche tráiler.



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soy como el clavo, que aun viejo y oxidado, sigue siendo clavo

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