viernes, 19 de agosto de 2011

DEL PORQUE MARCOS RASCON YA NO ESTA EN EL DIARIO LA JORNADA

El último artículo de Marco Rascón en La Jornada y que ya no fue publicado.

México DF a 17 de agosto de 2011

Amigas y amigos:

Luego de 23 años de publicar periódicamente mis opiniones en La
Jornada y haber sido colaborador e impulsor del proyecto editorial
desde su nacimiento en 1984, ya no estaré más.

De aquel gran impulso intelectual, social, crítico y libertario, que
le ha dado voz a los movimientos y expresiones democráticas a lo largo
de más de 25 años en el país, La Jornada se ha ido cerrando ante la
presión de quiénes la ven como instrumento para el desarrollo del
sectarismo y sus intereses, pretendiendo desde sus páginas dirigir
mediante información sesgada o presión, lo que por el contrario debía
ser espacio abierto para la crítica y opinión de todas las expresiones
progresistas y democráticas.

En mi caso, La Jornada cedió finalmente a la presión del
lopezobradorismo que desde hace años ha sostenido hacia dentro de la
política editorial, la campaña y boicots contra quiénes expresen
posiciones críticas u opiniones que sean consideradas no correctas
hacia esa corriente. Prueba de ello, son la publicación sistemática de
insultos encubiertos en "opiniones ciudadanas" contra colaboradores y
redactores, organizadas desde dentro del mismo periódico, como la
organizada por Jaime Avilés de manera permanente y desde hace años.
http://lahoradelpueblo.blogspot.com/2006/08/boicot-marco-rascon.htmle.

Ante el pedido de muchos que me han solicitado las causas de la
desaparición de mis colaboraciones de los martes, les informo que
primero fui avisado que "por razones de reestructuración" solo sería
publicado cada 14 días. Esto fue el primer aviso en el cambio de la
política editorial de La Jornada ante el proceso del 2012 y que pese a
las presiones, La Jornada resistía la presencia de varios
colaboradores considerados no gratos. Esw por ello, que esta decisión
no es solo contra mí, sino contra todo proceso o protagonista que
tenga una posición distinta o no comulgue con las posiciones del
lopezobradorismo.

Hoy, que se puede criticar a la presidencia de la república con toda
libertad desde cualesquier posición política, resulta que desde no se
puede criticar al lopezobradorismo y su "presidencia legítima". Es
ridículo que habiendo luchado durante años contra el presidencialismo,
hoy en los espacios de comunicación de la izquierda, el hacerlo sea
motivo de escarnio, persecución y censura. Son muchos, redactores y
colaboradores que han padecido y fueron expulsados de las páginas del
diario por criticar no solo acciones y exabruptos del
lopezobradorismo, sino por criticar a personajes cercanos a él como
fue mi caso.

Prueba de ello, la campaña desde la sección editorial contra el
movimiento surgido a partir del asesinato del hijo de Javier Sicilia
y el surgimiento de un nuevo movimiento, al que tras intentar
cooptarlo y no lograrlo, lo han pretendido definir como un movimiento
de la derecha y atacarlo con toda saña.

Frente a esas opiniones expresadas en la sección de Opinión de La
Jornada y luego de esperar pacientemente los rigurosos 14 días que se
me impusieron, escribí la crítica a otras opiniones, coincidiendo
incluso con la de Luis Hernández Navarro, que en este caso ha sido
juez y parte en el debate y la imposición de su criterio para no
publicar mi colaboración. Le pedí que los intelectuales del
lopezobradorismo a los cuales me referí, me respondieran ellos
haciendo uso de su derecho de réplica a lo cual Hernández Navarro, me
respondió que decirles "intelectuales del lopezobradorismo" era un
insulto impublicable cuando considero que para ellos, es un honor
estar con Obrador.

Dejo al criterio de los lectores la opinión sobre lo que es insulto o
debate, sin reclamar o tomar en cuenta los criterios que utilizan los
lopezobradoristas, mayoritariamente desde el anonimato, para insultar
sin dar razones. Ojalá que esto sirviera para reflexionar y no
permitir seguir rebajando el periodismo como se ha hecho en La
Jornada.

Por eso, de ser invisible, hoy mis opiniones fueron consideradas
"insultos a otros colaboradores" y por lo tanto me señalaron que de
"no corregir" mi propio artículo, en función del criterio del
coordinador editorial de la sección Opinión este no se publicaría.
¿Qué debo de decir y como decirlo? ¿Quién califica y bajo qué
criterio?

Como no se me han hecho llegar, cuales son los nuevos criterios para
publicar mis colaboraciones y en el entendido de que estás pueden
estar o no discrecionalmente a la opinión de un censor que te exige
autocensura o no publicación como "su última palabra", se me
imposibilita por decoro y dignidad continuar publicando con libertad
antes ejercida en las páginas de La Jornada. En este caso sí
triunfaron, lo que fue una larga campaña para silenciar mi espacio
intolerable para el lopezobradorismo y los defensores de la
intolerancia en La Jornada.

Anexo lo que fuera mi última entrega del 8 de agosto y que no fue
publicada ni el 9 ni el 16 como espere.

Finalmente, reclame a Luis Hernández Navarro y no hubo respuesta,
aunque entendí y le expresé que en la entrevista a Andrés Manuel López
Obrador en primera plana del 15 de agosto, se perfila lo que ha sido y
será la cesión de La Jornada al lopezobradorismo en su tarea de
dividir y manipular, falseando la historia de sus actos, como su
intención de crear confusión y división. El lopezobradorismo, ha hecho
ha pretendido dirigir al PRD desde La Jornada, levantando campañas de
odio y sesgando la memoria y las responsabilidades.

De alguna manera, mi última colaboración era una respuesta anticipada
a lo declarado en esa entrevista y una explicación sobre la raíz del
inmovilismo, las campañas de odio y mentiras hacia todo aquello que se
considere un obstáculo a sus intereses, contaminando los procesos
internos y calificando de traición a lo que fue su propia obra como la
imposición de él de Leonel Cota como dirigente del PRD en 2006. Ahora,
hay elementos para pensar en un cerrar filas en La Jornada contra la
critica de izquierda y ceder la objetividad periodística a una campaña
sectaria y divisionista que conduce desde ahora a una nueva derrota en
2012 como la organizada igual en el Estado de México. ¿Cómo hacer
campaña dividiendo?

Para despojarme de mi espacio de 23 años, se me provoco convocándome a
la autocensura que no había sucedido en años y frente a temas aún más
delicados. Creo que la decisión ya estaba tomada antes de escribir mi
última colaboración y de ello no tengo duda.

La Jornada no es de nadie sino de un largo proceso democrático a favor
de las causas progresistas de los mexicanos. Ratifico mi respeto a La
Jornada como proyecto de crítica y voz. A todos los amigos y amigas de
La Jornada con los cuales he compartido momentos, convicciones e
historias, mi amistad, agradecimiento y reconocimiento en esta larga
noche no solo de La Jornada, sino de la izquierda mexicana.

A todos mis lectores, pongo a su consideración mi última entrega y mi
disposición a continuar ejerciendo la crítica.

Marco Rascón

DE QUE SE MOVIÓ, SE MOVIÓ…

Marco Rascón

Le reclaman a Javier Sicilia y el Movimiento por la Paz con Justicia y
Dignidad MPJD, como si les hubiera quitado la cruz a otros.

La descalificación encabezada por John Ackerman y Octavio Rodríguez
Araujo al MPJD y Sicilia, acusándolo de filopanista, falso demócrata y
progresista, soberbio y distractor, no solo son delirantes, sino que
delata la estrategia del inmovilismo lopezobradorista bajo el concepto
de solo-creo-en-él sustentado en la "fe y formado en la espiritualidad
del amor al prójimo", como dice el spot del cristianismo legítimo.
Para ellos, mezclar lucha contra la violencia y reforma política, es
maniobra de la mafia del poder, pues consideran que la violencia
actual es complot para confundir al pueblo, de cuya representatividad
ellos tienen el monopolio.

Para los intelectuales del lopezobradorismo, los muertos y
desaparecidos de la violencia del país, no son políticamente correctos
y por tanto, su reconocimiento y defensa significan una táctica
distractora. Del delirio de Ackerman y Rodriguez Araujo, la aparición
de Sicilia en la escena es un acto contra la causa verdadera y es un
pecado, haber convertido su dolor en una causa ciudadana. Según su
tesis, lo políticamente correcto es convertir el dolor en una dieta
vitalicia.

Siguiendo la lógica de su argumentación tóxica, como ellos hacen, el
complot de la ultraderecha decidió asesinar a Juan Francisco el hijo
de Sicilia, para generar un falso movimiento y desviar la lucha
verdadera. ¿Qué movimiento democrático, no se propuso desde la minoría
reformas de cambio? y ¿Qué hizo la oposición durante décadas, sino
eso?

Para Ackerman y Rodríguez Araujo, Sicilia debía aprender a respetar y
no meterse en asuntos de política; debía pedir permiso y no establecer
diálogos prohibidos. Para ellos, grave pecado cometió Sicilia al no
exigir la renuncia de Felipe Calderón y no fabricar una nueva
frustración como le dictó "la mesa 6 de Juárez" donde se sirvieron
los enviados del lopezobradorismo, mientras Sicilia atendía madres,
viudas y huérfanos en la caravana del consuelo.

Estoy de acuerdo en el reclamo de Luis Hernández Navarro cuando afirma
que los legisladores no han hecho nada y son parte del problema. Pero
esta crítica va directamente al centro más alto del lopezobradorismo
en el congreso, pues justamente es la senadora del PT Rosario Ibarra
de la Garza, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Senado,
quién en la actual LXI legislatura 2009-2012 y en lo más alto de la
violencia, solo ha tenido 2 intervenciones en el pleno, en lo que
podría considerarse una de las más pobres actividades legislativas,
rayando, esa sí, en una desaparición inexplicable. ¿Es el inmovilismo,
la línea correcta?

Desde esa posición privilegiada para denunciar y actuar, no hay un
solo pronunciamiento sobre las ejecuciones de inmigrantes en San
Fernando, ni de los 50 mil muertos y las miles de desapariciones;
tampoco hubo el mínimo interés y hasta curiosidad de la presidenta de
la Comisión de Derechos Humanos del Senado, para asistir a Chapultepec
y escuchar demandas en las que como todo legislador o ciudadano, podía
o no estar de acuerdo y ahí haber impugnado la Comisión de la Verdad
solicitada por el MPJD y de la que ella está en contra. ¿Por qué no
estuvo? ¿Es eso democrático y solidario?

¿Será que ella solo dialoga con el pasado y su propia causa y con
nadie más? Pero tiene sus excepciones: la senadora Ibarra en su
intervención del 29 de marzo de 2011, dijo que se entrevistó hasta en
39 ocasiones con Luis Echeverría, de las cuales nunca se enteró el
Frente Nacional Contra la Represión FNCR. Sin caer en el mismo
maniqueísmo, pese a esos diálogos privados y que no le resolvieron a
ella nada, la fuerza de su demanda fue antecedente para lograr leyes
de amnistías, excarcelaciones, retorno de exiliados y la reforma
política de 1977. Si algún antecedente tuvo la reforma reyesheroliana,
fue la guerrilla y la lucha contra la represión.

Se acusa a Sicilia y los twitteros, por demandar candidaturas
independientes y abusar de una representatividad ciudadana ¿no lo
hacen los ciberporros que en nombre del pueblo, insultan o acusan a
quién critique al lopezobradorismo en el internet?

Sicilia y el MPJD no pidieron permiso, pero tampoco le quitaron nada a
nadie y ni siquiera voltearon al templo de los marxistas fariseos. Son
parte de las mejores causas actuales y lograron mover ciudadanía,
víctimas, secretos, conciencias, gobiernos y fuerzas políticas,
poniéndolas frente a frente en medio del desasosiego nacional y el
futbol.

Con Sicilia o sin Sicilia, la Ley de Seguridad Nacional será aprobada
por el congreso, no le echen esas pulgas al poeta. Sin embargo, el
veto profundo a la ley de marras, proviene del diálogo que se impuso
en Chapultepec y no del cielo –donde por cierto, vía spot- ya
admitieron en la nueva biblia, a los que tienen dinero!

Rodríguez Araujo y Ackerman le piden congruencia al poeta y se
retuercen por los besos y abrazos. Serenense, ya les llegaran los
suyos del amoroso con lengua de fuego.

www.marcorascon.org


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soy como el clavo, que aun viejo y oxidado, sigue siendo clavo

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