por Patrick Barta
Dow Jones Newswires
Ludhiana, India, 2 de agosto – Hace una generación, la hambruna era un flagelo cuando los campesinos de esta polvorienta región recibieron el primer paquete de la nueva especie de arroz diseñada para producir plantas más resistentes y alimentar a más personas que nunca antes.
El arroz, conocido como IR8 por los científicos que lo desarrollaron, trajo la Revolución Verde a la región del Punjab en India.
En la década de 1960, los campesinos locales estuvieron a la vanguardia de un movimiento que afectó a miles de millones de personas en todo el mundo, que dependían del arroz como su alimento básico. Las nuevas variedades, desarrolladas por un pequeño laboratorio de Filipinas, incitaron un nuevo auge agrícola que transformó vidas y naciones.
Pero ese auge ahora corre el riesgo de fracasar.
Las producciones de arroz se estancan. La sobreproducción ha agotado los suelos que alguna vez fueron la base de cosechas mayores. La carencia de agua se intensifica. El precio del alimento más consumido del mundo aumenta en forma drástica, aproximadamente 70% desde 2001, de acuerdo con agencias de Estados Unidos.
Ahora, las enormes poblaciones que subsisten con base en el arroz, en su mayoría en las franjas pobres del globo, sufren de los efectos dañinos.
En China, donde el aumento en los costos de los alimentos contribuyó a una inquietante elevación en la inflación el año pasado, Meng Qingyu, vendedor de granos de 61 años, dijo que hace poco aumentó el precio del arroz 11%, hasta cerca de 50 centavos de dólar por kilo. "No puedo evitarlo", dijo. "Las personas siempre se quejan".
Pero no sólo es un problema para sus clientes. Meng, quien ha manejado su tienda de granos vendiendo arroz y otros bienes en una ajetreada calle del centro de Shanghai durante 15 años, dijo que los mayores precios de los granos ya han mermado algunas de sus utilidades. La tendencia podría empeorar si los precios siguen al alza.
En las laderas montañosas de las afueras de Manila, científicos de International Rice Research Institute (IRRI), un laboratorio con mil empleados, trabajan para superar estos problemas al infundir nueva vida a la revolución que ayudaron a crear sus predecesores.
Algunos investigadores experimentan con variedades de semillas que pueden soportar sequías e inundaciones. Otros cultivan arroz en suelos secos, muy parecidos al maíz, en lugar de hacerlo en parcelas inundadas. Otras estrategias también incluyen tratar de alterar la manera en que las plantas de arroz realizan la fotosíntesis y preparar variedades híbridas que pueden aumentar la producción hasta 20%.
"No somos tan ingenuos como para pensar que resolveremos todos los problemas", dice Robert Zeigler, un estadounidense de 56 años y director general de IRRI. Pero cuando se trata de un nuevo arroz de alta tecnología, añade, "si no lo analizamos con detenimiento, ¿quién diablos lo hará?"
Los beneficios de la Revolución Verde trascendieron más allá de los alimentos, permitiendo que las naciones en vías de desarrollo, como India, hicieran a un lado el temor de sufrir hambruna y se dedicaran a construir economías modernas al invertir en otras industrias.
Pero ahora, a los economistas les preocupa la falta de nuevos avances agrícolas. El progreso estancado, dicen, comienza a afectar el crecimiento en India y en otras naciones, y podría obligar a los gobiernos a dedicar más recursos a la agricultura, o bien a enfrentar un crecimiento más lento en los próximos años.
Dan Basse, presidente de AgResources, una firma de investigación de Chicago, estima que podrían necesitarse entre 22 y 28 millones de hectáreas de tierras de labor adicionales en los próximos tres a cuatro años, sólo para mantener las actuales reservas agrícolas. . . que ya están en niveles muy bajos.
Muchas de las presiones que enfrenta el arroz también se han intensificado sobre otros productos agrícolas, sobre todo en Asia. Después de años de buenas ganancias en la producción, los campesinos ahora también enfrentan limitaciones en su capacidad para aumentar la producción del trigo, la cebada, la palma de aceite y otros cultivos.
La construcción de fábricas, edificios de departamentos y carreteras pavimenta tierras de cultivo en China, India e Indonesia.
Durante décadas, India invirtió mucho menos dinero del necesario en agricultura, cuando fomentó los servicios de alta tecnología y la creación de industrias de transformación. Los cambios climáticos también pueden jugar un papel al aumentar la frecuencia de las sequías extremas y las inundaciones.
Rodeado por unas 200 hectáreas de parcelas de prueba, los científicos de IRRI cultivan plantas en cámaras con clima controlado de más de 80,000 variedades recolectadas desde la década de 1960. Las semillas son almacenadas en una unidad refrigerada que tiene paredes tan gruesas, que puede soportar una explosión nuclear en la cercana Manila.
Algunos de los avances más recientes del instituto ya se prueban en Punjab, incluyendo una variedad de arroz que crece en tierras áridas.
Pero los científicos admiten que es muy difícil lograr avances que representen una gran diferencia. Muchas de sus innovaciones, como algunas que resultaron ser altamente susceptibles a los insectos, han quedado muy lejos de satisfacer las expectativas.
Al mismo tiempo, la demanda de algunas mercancías agrícolas se expande a su ritmo más acelerado en décadas, ahora que se abren nuevos mercados para producir etanol y otro tipo de energías alternativas. Eso ha disparado los precios de los granos. Esto también ha aumentado el precio de alimentos que no se usan para producir combustibles alternos, incluyendo el arroz, ya que los campesinos dedican más tierras a las cosechas de energéticos alternativos. La cantidad de tierras dedicadas al arroz ha disminuido a menos de 150 millones de hectáreas, con respecto de 155 millones en 1999, y muchos economistas creen que disminuirán más.
A pesar de que los rendimientos aumentan con lentitud en todo el mundo: poco menos de 1% anual, de acuerdo con el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, la tasa de incremento se ha reducido de manera considerable desde las décadas de 1970 y 1980, en la medida que disminuyen de manera gradual los rendimientos de las semillas de alta tecnología desarrolladas en esas décadas y después.
Las reservas de arroz, que representan un quinto de la ingesta calórica mundial, están en sus niveles más bajos desde la década de 1970, cuando la escasez de alimentos provocó hambrunas temporales en Asia.
Una respuesta, dicen los expertos y economistas, sería encontrar maneras de cultivar el arroz en tierras menos que ideales y en lugares marginales. Ahora se prueban estrategias similares a las de las industrias minera y petrolera, que tratan de extraer nuevos suministros de entornos hostiles o en lugares aún más remotos.
Fecha de publicación: 13/08/2007
Traducido por Luis Cedillo
Editado por Juan Carlos Jolly Copyright © 2007 Dow Jones & Company, Inc. All Rights Reserved
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ser como el clavo, que aun oxidado, sigue siendo clavo.
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