miércoles, 3 de octubre de 2007

2 de octubre de 1968


POSICIONAMIENTO DE LA DIPUTADA PETRA SANTOS ORTIZ EN RELACIÓN CON LOS HECHOS SANGRIENTOS OCURRIDOS EL 2 DE OCTUBRE DE 1968 EN TLATELOLCO, CD. DE MÉXICO D. F.  

HONORABLE ASAMBLEA: 

Hace 39 años ya de la cruel y cobarde matanza de cientos de estudiantes en la plaza de las Tres Culturas, ubicada en Tlatelolco. Un movimiento progresista y libertario fue callado a punta de balas. Ante las razones de los universitarios, el régimen autoritario respondió de la misma forma que previamente lo había hecho con los telefonistas, maestros y ferrocarrileros vallejistas al solicitar un aumento salarial, allá por los últimos años de la década de los 50.  

La saña policíaca desbordó el descontento estudiantil, pues el gobierno en lugar de ofrecer disculpas reconociendo su error se llenó de soberbia e insensibilidad, signos característicos de una dictadura basada en una figura presidencial intocable, incuestionable e inamovible, establecida para proteger los grandes intereses de una minoría antidemocrática y beneficiaria económica y política de la "Revolución".  

Para decirlo claramente, el gobierno autoritario de Díaz Ordaz no buscó el diálogo con los demandantes, sino que los persiguió, encarceló, reprimió, torturó y mató a todo aquel que pudo.  

El disgusto universitario se fue incrementando al pasar de los días, multiplicándose las demostraciones de descontento estudiantil, hasta llegar el paro total de actividades docentes en los planteles de la Universidad Nacional Autónoma de México, a los cuales se les habrían de unir después los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional, integrándose un Comité Nacional de Huelga.  

La actitud de los medios de comunicación ante estos acontecimientos fue causa de que se ganaran el calificativo de "prensa vendida".  Los mismos medios que recientemente  se presentaron a los mexicanos como los defensores de la "libertad de expresión", ante la pérdida de enormes ganancias económicas que les representa la reforma electoral que se discutía en el Senado de la República.

De manera puntual, en ese año de 1968, las leyes que rigen el curso de la sociedad, se cumplieron casi de forma simultánea a nivel mundial. La exigencia de millones de jóvenes de todo el planeta por construir un mundo más justo, libre, igualitario y democrático, comenzó en aquel mes de mayo en la capital francesa… fue el glorioso mayo francés.  

Pronto la idea de protestar para ensanchar los caminos progresistas de una sociedad más igualitaria se extendió al resto de Europa, Estados Unidos y otros países más. México y su hermosa juventud, llegó sólo semanas más tarde a la cita histórica de aquella generación que se atrevió a soñar que otro mundo era posible… pero llegó.  

La nuestra fue una rebelión contra el autoritarismo del régimen postrevolucionario. Fue también la voz de una generación inconforme por los muros que erigió la vocación represora de los gobiernos emanados del que fuera entonces partido monopólico de la vida política de nuestro país: el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

El movimiento estudiantil de 1968 fue un parteaguas en la historia contemporánea de nuestra Nación. Representó la lucha por las libertades cívicas y contra un presidencialismo autoritario, la lucha contra un sistema político que aún nos asfixia y no termina de transformarse.

A ese crimen de lesa humanidad siguió la persecución política de opositores o sospechosos de serlo y una guerra sucia que se prolongó hasta los años 80, que cobró la vida de miles de mexicanos y convirtió el estado de derecho en mera simulación. Las ejecuciones extrajudiciales, las desapariciones forzosas, la tortura, los juicios políticos disfrazados de procesos penales se convirtieron en instrumentos sistemáticos del ejercicio gubernamental. Así respondió el grupo en el poder a los reclamos estudiantiles y populares. Los responsables de esa barbarie lograron su impunidad mediante pactos sucesivos de encubrimiento y protección que se refrendaban en cada sucesión presidencial. Implícitos o explícitos, tales pactos sobrevivieron a la alternancia de 2000 e involucran al foxismo, el cual, a contrapelo de sus promesas no pudo o no quiso llevar a cabo un esclarecimiento exhaustivo y de fondo de lo ocurrido seis sexenios antes. Ahora sabemos que también Calderón ha pactado con los criminales y no pretende hacer nada.  

Hoy en día, todavía en tránsito hacia la democracia, es difícil de entender la mezquindad con que trató el gobierno a sus jóvenes. Sólo buscabamos la libertad de poder debatir, de poder disentir, de contradecir, de proponer, de buscar, de plasmar, de abrir los espacios públicos, pero eso no fue posible de ser asimilado por la clase gobernante ensordecida por la falta de una cultura demócratica, acostumbrada a aplastar cualquier indicio de disidencia, temerosa de perder sus privilegios conseguidos a costa del sacrificio de millones de ciudadanos.

Las investigaciones realizadas por el Comité del 68, organización ciudadana que se creó para la aclaración de estos hechos, han dejado  al descubierto la responsabilidad de miembros del Estado Mayor Presidencial y del ex – Presidente Luís Echeverría Álvarez, en el desarrollo de los trágicos acontecimientos en la Plaza de las Tres Culturas. Sin embargo, esa fuerza de élite, expresión acabada del presidencialismo autoritario, y la fiscalía especializada creada durante la administración del ex - Presidente Vicente Fox para la investigación de estos acontecimientos, no ha aplicado la ley a ninguno de los responsables de los múltiples asesinatos cometidos contra el pueblo indefenso. Han guardado silencio, evidenciando nuevamente la impunidad que existió y continúa existiendo en torno a la matanza de Tlatelolco.

Durante 39 años se nos ha ocultado la verdad, por tal razón, el PRD, junto con diversas organizaciones ciudadanas hemos solicitado reiteradamente la apertura de los archivos oficiales. Durante todo este tiempo los empresarios de la prensa y la televisión se encargaron de difundir la versión oficial de que lo sucedido en la Plaza de Tlatelolco, era una acción para detener una "conspiración de organizaciones comunistas" que intentaban desestabilizar a México.

Actualmente, nadie puede negar que la influencia del movimiento democrático de 1968 diera paso al surgimiento de diversas organizaciones y partidos políticos que  ampliaron las libertades políticas y reformas con que hoy, aunque de manera limitada, contamos los mexicanos.

México cambió después de 1968, pero aún es un país con profundas desigualdades sociales, sin libertades democráticas plenas y con un sistema político que se resiste al cambio. Una evidencia de lo anterior es el enorme y evidente fraude cometido contra Andrés Manuel López Obrador en las elecciones federales del 2006.

Como consecuencia de ese fraude, hoy tenemos en la presidencia de la república a un presidente ilegítimo, que es un auténtico representante de los más oscuros intereses económicos de este país, que se niegan a reconocer que México exige y requiere de una distribución mas equitativa de su riqueza, e impulsan, por conducto del gobierno federal, un programa de reformas económicas, que sólo han traído como consecuencia el deterioro de las condiciones de vida de millones de mexicanos.

Ahí están como evidencia de lo anterior la reforma a la ley del ISSSTE y los recientes aumentos al precio de la tortilla y de la gasolina, sólo por citar algunas de sus acciones más recientes.

Estos aumentos y las reformas realizadas son una evidencia de que Felipe Calderón Hinojosa era y es  el verdadero peligro para México.

La política impulsada desde la presidencia de la república por el espurio Felipe Calderón Hinojosa pretende repetir los hechos aquí descritos, no ha aprendido la lección histórica y cobija su gobierno y sus acciones con la fuerza que le proporciona el ejército en las calles, utilizando al ejército para intimidar a los luchadores sociales con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico. La utilización de la violencia sólo engendra más violencia, y la utilización de las armas del ejército contra el pueblo indefenso, sólo tendrá como resultado más violencia. ¡No han aprendido la lección!

¿Cuál es el mensaje que pretende enviar Calderón al pueblo de México cuando se disfraza de militar y no conforme con eso disfraza también a sus hijos? Sin duda alguna, le cuesta mucho trabajo y vestirse de pueblo y caminar a lado de éste, dada la circunstancia fraudulenta en la que llegó a la Presidencia.

Ahí está como evidencia de sus intentos por volver a escribir páginas sangrientas, la represión y las ilegales desapariciones de luchadores sociales que han decidido defender la soberanía de nuestro país y sus derechos políticos y sociales. Hace 6 días fue desaparecido en Morelia, Michoacán el activista por los derechos humanos Francisco Paredes Ruiz. Y como hechos recientes tenemos los detenidos en San Salvador Atenco, Estado de México, los de la APPO en Oaxaca, y los casos de Edmundo Sánchez Anaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez del EPR.

Se está repitiendo el patrón de torturas, persecuciones, violaciones y desapariciones que predominó en la década de los años 70 en contra de quienes demandaban cambios políticos, económicos y sociales.

Hay una nueva fase de guerra sucia como en los años 60 y 70 y se avizora un nuevo modelo autoritario de seguridad; un Estado cada vez más policial-militar, basado en práctica de tipo contrainsurgente.

Si bien aquel 2 de octubre dejó un saldo demoledor para las aspiraciones de justicia social, democracia, progreso y libertad, lo cierto que fue el inició de la caída del viejo régimen autoritario y asesino, también es cierto que aun no termina de caer, pero que es imposible que pueda levantarse por más que al día de hoy, desde el poderse le proteja, porque la esencia del 68 cobra vida en cada palmo de poder ciudadano que se impone a la minoría que desde hace décadas usurpa el poder.

Hoy, desde ésta tribuna y a 39 años del movimiento estudiantil, deseamos rendir un homenaje a los jóvenes que marchamos por las calles de la Ciudad de México exigiendo libertad, democracia y justicia para nuestra Nación. 

El mejor homenaje que podemos rendir en su memoria es la exigencia y la lucha consecuente para que se detenga el regreso de la guerra sucia en contra de los activistas y luchadores sociales.

Exigiendo un alto a la impunidad de quienes agraden y desaparecen periodistas como Alfredo Jiménez Mota.

Exigiendo y elevando la voz para que cese la violencia y represión contra el pueblo de México y exigiendo que regresen los militares a sus cuarteles.

Exigiendo al gobernador Bours no más represión contra los mineros de Cananea y Nacozari. No más represión contra los trabajadores de la educación básica y universitaria. No más represión contra los pescadores, ni contra los operadores del transporte urbano. No más agresión a las 800 mujeres tianguistas de Puerto Peñasco.

En este día, símbolo de lucha por las libertades democráticas, saludo con gusto la constitución del Frente Nacional contra la Represión que se llevó a cabo este fin de semana por alrededor de 100 organizaciones.

¡Nunca más la violencia de las armas en contra del pueblo indefenso!

¡2 de Octubre no se olvida!  
ser como el clavo, que aun oxidado, sigue siendo clavo.

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