La identidad se adquiere y se reafirma con el reconocimiento y recreación del pasado, en la medida que vamos desmitificando en lugar de remitificar nos vamos quedando vacíos, sin identidad, huecos, con pura palabrería sin sentido, de tal forma que por ejemplo los simpatizantes del PRD y de la izquierda, pueden muy bien jinetear, controlar y charrificar los sindicatos y seguirse llamando de izquierda sin pena ni gloria.
La verdadera izquierda, como la verdadera derecha, es aquella que no claudica sus principios y sigue reconociéndose y reafirmándose en los hechos históricos que le dan identidad, en cambio todos los arribistas y oportunistas que se corrieron al centro son simples mandaderos de los ricos que cuando son gobernantes se convierten en administradores de la miseria y de los dictados del Consenso de Washington como Lula y la Bachelet.
Este nuevo tipo de izquierdistas, que se hacen llamar modernos y que reclaman que ellos si pueden tratar con sus pares de derecha, que se presentan bien vestidos, con "experiencia" o con títulos académicos, son pragmáticos —en el mal sentido de la palabra—, por lo general son de izquierda porque en suerte les toco apoyar al líder de la izquierda, por el entorno social, académico o familiar, pero bien abrevan en Enrique Crauze, Octavio Paz o Carlos Fuentes, nunca han leído al Che, pero bien pueden traer su estampa, menos a Marx o Lenin y desconocen a Gramsci, a Rosa Luxemburgo o a José Carlos Mariátegui o renegaron de ellos y hoy, aunque se siguen considerando de izquierda, piden democracia —burguesa— para Cuba y les caen mal Hugo Chávez y Evo Morales, uno por negro y el otro por indio, aunque no tienen objeciones con Alejandro Toledo y Rafael Correa por haberse "superado" adquiriendo doctorados en Estados Unidos y ser "moderados".
Estos conversos, desmitificadores, y sus reclutas son extremadamente perniciosos, pues a los jóvenes, políticamente hablando, les meten en la cabeza la idea que son los hombres los buenos o los malos y dejan de lado la cuestión ideológica, la forma de ver y de concebir al mundo, presentan las cosas en blanco y negro, sin matices.
Para ellos no hay necesidad, no se requiere —pero además es una molestia y un estorbo, mantener presente y viva la Historia—, comprender, estudiar y analizar quienes somos, de donde venimos y para donde queremos ir, les vasta y les sobra estar con el "bueno" y tener al "malo" bien identificado. Las condiciones socio-económicas políticas e históricas que generaron las situaciones por las cuales nos encontramos así en este momento, no importan, como tampoco importan los hechos y ejemplos históricos en donde los pueblos han demostrado que pueden hacerse cargo de sus propios destinos.
Para ellos lo que importa son los hombres y mujeres, no el entorno socio-económico, político e histórico en que se mueven estos hombres y mujeres. Para ellos todos los que están con Calderón y Espino son los malos los enemigos a vencer y todos los que están con Andrés Manuel y la izquierda o las redes ciudadanas según sea el caso son los buenos. Se hacen de la vista gorda y buscan contemporizar —pues están por este lado— con Muñoz Ledo, Manuel Camacho, Arturo Nuñez, Leonel Cota, personajes que son tan de derecha, represores, explotadores o corruptos como Calderón.
Para la izquierda de nuevo tipo, democrática y moderna no son las circunstancias, no es la forma de producir, distribuir y consumir lo que genera la explotación, la exclusión y la pobreza, son los hombres y mujeres, principalmente los "extremistas" de izquierda y derecha, intransigentes que no saben negociar. El mundo estuviere mejor, la pobreza fuera menos, todos tuvieran "igualdad de oportunidades", si los moderados, educados y modernos dirigieran el país, excluyendo a los yunques o a los appos o a los líderes de las bandas de desarrapados, exigentes, irreverentes y violentos que no respetan el "estado de derecho" y las "instituciones". Por supuesto la izquierda de nuevo tipo requiere de asesores, académicos o intelectuales, a los cuales se les proporciona "espacio", "se les toma en cuenta" para que "puedan participar" "libremente", sin la molestia de la chusma, mugrosos, prietos, desarrapados, sin educación y que no entienden.
Hay que ser modernos, la política es saber negociar, "ganar para nuestra causa a los enemigos", estar en los medios, apoyar al líder yendo a sus marchas, que ni cosquillas le hacen al sistema represor, excluyente y explotador, pero si entretienen a los jodidos y les crean falsas esperanzas, nada de andar organizando y educando a los jodidos, nada de andar recordando los hechos históricos, que ponen a cada quien en su lugar. ¡¡Imagínese!! Recordar el 2 de octubre, luego van a querer conmemorar el 10 de junio y ahí Muñoz Ledo era Secretario de Estado, para que moverle, vale más matarlos de chiquitos, como dijo el matatrenes cuando agarro a garrotazos el trenecito del parque Ostimuri. Lo mejor es que el pueblo sepa lo menos posible.
El Gerry Valenzuela
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ser como el clavo, que aun oxidado, sigue siendo clavo.
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