viernes, 12 de marzo de 2010

Diálogo para la Reconstrucción de México (DIA)

DIA: Recuperar el voto para asegurar el cambio de rumbo

México ha perdido visión. México ha perdido esperanza. La caída de la economía ha golpeado a miles de empresas y a millones de familias. La violencia aterroriza a regiones enteras. Frente a ello, las instituciones van quedando atrás. La democracia misma ha perdido el vigor que había ganado, pues frente a la libre participación de los ciudadanos que le da vida, se alzan los muros del clientelismo, el control del territorio por  las maquinarias electorales, el dominio del dinero y la manipulación de la comunicación.

Los partidos políticos que en 2006 ofrecimos una esperanza de cambio (PRD, PT y Convergencia), tenemos hoy la responsabilidad de recuperar la unidad que nos dio fuerza, relanzar un proyecto de transformación que esté a la altura de las nuevas dificultades. Debemos asegurarle a la sociedad que, con los mejores hombres y mujeres, estaremos en posibilidad de construir una nueva mayoría y competir y ganar la Presidencia de la República en 2012.

Nuestra primera responsabilidad es volver a abrir los cauces de la participación para que, quienes están convencidos de que el rumbo actual no depara ni paz ni progreso, puedan votar por el cambio. Para recuperar la esperanza del cambio progresista, impulsado por la izquierda, lo primero que debemos recuperar es la utilidad del voto.

Esa es la razón principal que nos ha llevado a reconstruir la unidad de la izquierda dentro del Diálogo para la Reconstrucción de México y a aceptar ir en alianza con el PAN en algunos estados de la República.

Las alianzas electorales con el PAN –que hemos establecido públicamente y de cara a la Nación- son el único camino que tenemos abierto para evitar una restauración autoritaria en 2012 y que se viene gestando desde 2006. De no ofrecerle triunfos a la sociedad, la bola de nieve, la "cargada política" a favor del PRI, construida sobre la base de pactos y acuerdos patrimonialistas en los estados, sería imparable.

Con el PAN y con el PRI tenemos diferencias profundas en materia de laicismo, políticas de género, democracia sindical y derecho de huelga, soberanía sobre el petróleo, campo y soberanía política. Estamos en contra de la política económica del PAN y del  PRI que ha impedido crecer, aumentado el desempleo y la pobreza. Estamos a favor de un crecimiento con inclusión social. Con el PAN tenemos hoy una coincidencia: reabrir los cauces de la participación, antes de que la maquinaria del PRI los termine de cerrar para asegurar su triunfo en 2012.

En los estados donde iremos aliados, la suma de fuerzas nos hace competitivos. Los candidatos y los programas estatales que estamos impulsando hacen la diferencia. Donde vamos unidos, como en Veracruz y Tlaxcala, seremos competitivos. Donde hemos hecho alianzas con el PAN, si triunfamos, o al menos logramos que el PRI pierda sus mayorías cómodas, se abrirán nuevas posibilidades de democratización y rendición de cuentas en Oaxaca, Durango, Hidalgo, Puebla, o en Quintana Roo. En todos esos estados impulsaremos un proyecto de combate a la pobreza, ejercicio pleno de los derechos civiles y políticos, desarrollo económico y una mayor  seguridad.

Estado y municipio donde gane la izquierda o logre mejorar las condiciones de competencia será una base territorial nueva a favor de la competencia democrática para 2012. La política de alianzas es acertada, a tal punto que, en medio de una crisis económica y de seguridad graves, este punto del debate está en el centro de la agenda política. Si las alianzas no tuvieran posibilidad de cambiar la correlación de fuerzas: ni serían noticia ni habrían provocado las reacciones de temor que se han observado de parte de quienes ya festinaban su victoria anticipada.

Nuestra estrategia no es para excluir al PRI. Es para que todas las fuerzas políticas puedan competir en igualdad de condiciones. Nuestra apuesta es reabrir la democracia para que, en 2012, no sean el dinero y los aparatos lo que haga la diferencia. Luchamos para que el debate sobre el proyecto, la solidez de las candidaturas y una muy alta participación oxigenen de nuevo la vida política de la Nación. Un pueblo sin visión, perece. Una Nación abatida, sin esperanza de cambio, se descompone. Para recuperar la esperanza en un cambio verdadero, lo primero es recuperar la utilidad del voto.

 

Diálogo para la Reconstrucción de México (DIA)



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soy como el clavo, que aun viejo y oxidado, sigue siendo clavo

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