El Zancudo
(No mata, pero hace roncha)
Arturo Soto Munguía
Abel Murrieta, como El Tuerto
Le decían El Tuerto porque tenía un solo ojo, pero era pizpirindo; pata ancha, muy anda'o. Y la muchachita pues era chiquita, muy delgadita. Uh, se la comió.
Como al personaje del corrido de El Piporro, al procurador Abel Murrieta no se le complicó mucho la comparecencia ante una Comisión de Seguridad más bien chiquita, bienportada y perdida en el laberinto donde los diputados priistas son viejos compañeros de viaje, y los diputados panistas tienen que asumir su vocación institucional, para no cuestionar una ratificación que viene de un gobernador de su partido.
Se le facilitaron las cosa, al procurador, ante una audiencia del tipo 'flojita y cooperando', a la que terminó convenciendo de que no le va a doler mucho si accede a hacer un exhorto al gobierno de la República, para que entre otras cosas, mande más agentes federales.
Los que hay, pudiera pensarse, apenas alcanzan para arremeter a madrazos contra ancianos indígenas que andaban en plena competencia desleal con las casetas de cobro en la fatídica carretera 15, usurpando funciones del gobierno federal en materia recaudatoria.
Indios ladinos, éstos.
Por eso el primero que brincó al ruedo fue Bulmaro Pacheco, preguntándole al procurador por dos indígenas en calidad de 'desaparecidos', tras el violento desalojo de un bloqueo carretero en el sur del estado.
Abel Murrieta explicó que de acuerdo a información cotejada personalmente con el delegado de la PGR en Sonora, los 'desaparecidos' no están desaparecidos, sino que aparecen en calidad de 'detenidos', lo cual llenó de alivio a la concurrencia, pues el destino de los indígenas apañados tenía a todos con el alma en un hilo.
No a todos, claro.
A Carlos Navarro Sugich, recién estrenado subprocurador de Control de Procesos en la Procuraduría estatal por ejemplo, lo aburrido del debate le permite explorar las infinitas variedades de comunicación on line que ofrece su blackberry, y que le ayudan a mitigar, no siempre con eficacia, las ganas de desplegar un largo, largo bostezo, de esos de verdadera weba del mediodía, recargado en una pared de la Sala de Comisiones del Congreso de Sonora.
Tampoco a la diputada perredista Gorgonia Rosas López, que se la pasó buena parte de la comparecencia entre la frenética compulsión de exprimir entre sus mandíbulas un chicle rejego, y la dubitativa y metódica eliminación de sus problemas de tierras, que pacientemente resuelve retirando algo de sus uñas con el taponcito de una pluma Bic.
En descargo, habría que decir que al final, no quiso quedarse sin manifestar su profunda preocupación por la oleada de violencia que asuela Sonora, y dijo, siempre con ese aire grave y doctoral que sólo compite con el de Otto Claussen cuando quiere hacer creer que habla en serio: "Ya entró a Sonora el pulpo de mil cabezas: la mafia".
¡El pulpo de mil cabezas!, así dijo, se los juro.
Y luego ilustró la percepción real de que en cualquier población sonorense, lo que impera es el miedo: "como dicen en el pueblo, tenemos miedo de aparecer en un dren con la panza verde".
Gorgonia (así se llama, y se encabrona cuando le llaman Georgina, y si no, que le pregunten a su compañero de bancada, José Guadalupe Curiel).
Gorgonia (así se llama, neta) refuerza su argumentación con la elocuencia de quien tiene todas las evidencias: "Ahí andan los carros nuevecitos desparramando droga y atrayendo a los chamacos a la delincuencia… porque es a donde van a dar… por el maldito vicio", sentencia, y sigue maniobrando el taponcito azul de su Bic en sus largas uñas.
Con más canas y más callos, Abel Murrieta compareció ante diputados locales que no le arrancaron ni una pluma, perdidos como están, en sus vanos intentos por probar ante las cámaras su urgencia por hacer algo en materia de seguridad pública.
El Cuate Marcor, por ejemplo, que desde la comparecencia anterior, la de Ernesto Munro, manifestó su preocupación por la vigilancia policiaca en las carreteras, porque en Semana Santa piensa salir de vacaciones con su familia y las carreteras son tan inseguras, que su esposa lo persigna dos veces antes de salir a uno de los múltiples viajes a que lo obliga su alta investidura.
Por eso replantea la pregunta al procurador, ya que el Secretario Munro no se la contestó, se queja.
Y el procurador le dice que sí, que sí habrá vigilancia en las carreteras.
Que se puede ir tranquilo de vacaciones, que se las merece después de la chinga que se ha puesto como diputado durante los últimos seis meses.
Esto último no lo dice el procurador, pero lo dice el gesto con que asume la respuesta el diputado ecologista, dejándose caer de espaldas en el mullido sillón de la Sala de Comisiones, con un suspiro y una sonrisa de satisfacción que su amigo Carlos Rodríguez alimenta con unas palmaditas en la espalda.
El Cuate marcor se arrellana reconfortado, al saber que su lucha por la ecología no ha sido en vano, y las palmeras del Bulevar Rosales deben agradecerle que un día, las defendió contra aquellos desalmados panistas que clavaban propaganda electoral en sus troncos.
Por cierto, las palmeras desaparecieron por completo, bajo el asfalto del Plan Sonora Proyecta, pero esa es otra historia.
En la Sala de Comisiones el procurador domina la escena. Está ante tipos y tipas que no saben ni qué chingados es un calibre .227 y se embelesan con un power point y un rayo laser.
Abel Murrieta no sólo se da el lujo de capotear a tan cándida audiencia, sino que le tupe incluso a sus homólogos de entidades vecinas, a quienes acusa de maquillar sus estadísticas, lo que en su caso no funciona, porque él tiene información de lo que verdaderamente pasa en Sinaloa, Chihuahua y las Bajas, en materia de homicidios y secuestros, sobre todo.
En la Sala de Comisiones volvieron a aparecer los deudos de los líderes transportistas asesinados la semana pasada en hechos aún no aclarados.
Portan pancartas con leyendas que expresan su escepticismo sobre "la teoría del asesino loco solitario". Exigen justicia y portan moños negros en sus solapas. Se colocan atrás del procurador con sus pancartas, y vuelven imposible la tarea de 'desaparecerlos' de la pantalla de Telemax, como ocurrió un día antes. Por eso ahora hasta les dieron unos segundos en el noticiero.
La comparecencia, datos y cifras incluidas
Hay intervenciones de diputados sobre el asunto.
El procurador les explica que estamos jodidos en materia de seguridad, pero hay estados más jodidos. Y que lo que urge es un llamado al gobierno federal para que se ponga las pilas y mande más recursos, más carros, más armas, más cartuchos, más chalecos antibalas…
Y los diputados, desde el gozo de su estatus, dicen que sí. Que finalmente, no les dolerá mucho si exhortan al gobierno federal a que voltee a Sonora, y lo exhortan.
En el gobierno federal, mientras tanto, andan tratando de resolver el embrollo de los polígrafos en que los metió el dirigente nacional del PAN, César Nava, a propósito de políticos mentirosos.
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soy como el clavo, que aun viejo y oxidado, sigue siendo clavo
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