martes, 24 de noviembre de 2009

..EN LA SIERRA TARAAUMARA

Ciudad Juárez, Chihuahua. 24 de Noviembre de 2009.

 

                        OSCURA MARGINACIÓN SOCIAL

                     EN LA BAJA SIERRA TARAHUMARA.

                            Por: Román Corral Sadoval.

 

 

 1.- En la profundidad de la Barranca de Batopilas las noches eran demasiado oscuras, tan oscuras que sentía temor de que fueran eternas, por eso agradecía  al Creador del Universo cada amanecer  para ver la luz del nuevo día.  Cada noche me enfrentaba a mis temores y era conciente de mi fragilidad, en ese medio geográfico tan desconocido para mí, región montañosa que había creado la fortaleza del alma de los tarahumaras, quienes inclusive en medio de la oscuridad y alumbrados con débiles antorchas transitaban la vereda angosta del "camino real",  trazado paralelamente al cauce del Río Batopilas, dueño de la profundidad de estos abismos y cañones de la Baja Sierra Tarahumara. Esta vereda pedregosa era utilizada por los arrieros, caminantes expertos a los que obedecían burros o mulas cargadas con diferentes mercancías. ¡Qué inútil, qué indefenso me sentía en esta región montañosa del suroeste del estado de Chihuahua y pensar que a mis diecinueve años de edad en el medio urbano donde nací pensaba "comerme" el mundo a puños!

 

2.-  Los tarahumaras como figuras fantasmales, en medio de las tinieblas recorren sin temor  estas veredas serranas, mientras tanto yo temblaba como conejillo recostado en unos mesa-bancos de la casa del maestro, anexo de la escuela primaria rural de la comunidad de Satevó, municipio de Batopilas, Chihuahua, a donde llegué el 21 septiembre de 1970 a prestar mis servicios como maestro rural. Deseaba y debería erigirme, lo más pronto posible,   como guía de esta comunidad rural, y lo tendría que realizar en los próximos días, cuando saliera de todos mis temores e inseguridades para estar preparado en las próximas semanas para transitar, en esta región semi-selvática,  sin miedo por el "camino real", de noche y de día,  donde fui el más inútil de sus usuarios. Desde mi arribo a la Barranca de Batopilas acaecido el sábado 19 de septiembre de 1970, hasta ahora 24 de Noviembre de 2009,  a mis cincuenta y ocho años de edad, me han impresionado tres cuestiones sobre la Barranca de Batopilas: el pasado glorioso que contrasta con su notoria marginación social; su belleza paradisíaca de vegetación semi-tropical de intenso verdor e importante biodiversidad;   las  noches  que me parecían demasiado oscuras y eternas por los motivos que describiré en este texto y que no olvido a casi cuarenta años de mi llegada a esta región, donde presté mis servicios como maestro rural. Irónicamente Batopilas, cabecera municipal, fue el segundo poblado de la República Mexicana , después de la Ciudad de México que para 1873, según los historiadores, ya contaba con el servicio de energía eléctrica dimanado de las plantas generadoras que facilitaban el trabajo en los tiros de las  minas de ricos yacimientos argentìferos de donde extraían los norteamericanos durante el Porfiriato importantes cantidades de plata lo que fortaleció considerablemente la economía del estado de Chihuahua. Sin embargo, después del estallido de la Revolución Mexicana , cesó la actividad minera en la Barranca de Batopilas y el poblado mencionado volvió a quedar en tinieblas, quedando como mudos testigos sus rudimentarias instalaciones del servicio de energía eléctrica que se prestaba en algunas calles, establecimientos o viviendas.

 

3.- Durante el Siglo XX, la mayoría de las pequeñas comunidades de la Alta y Baja Sierra Tarahumara, incluyendo el Poblado de Batopilas estuvieron en tinieblas por las noches al carecer del mencionado servicio, el cual sus moradores suplieron con el uso de cachimbas, lámparas de pilas o de gas, quinqués o aparatos de petróleo y antorchas como en la Prehistoria que en pleno Siglo XXI utilizan las decenas de familias de tarahumaras que habitan en cavernas u oquedades  de la Barranca de Batopilas, mismas que se pueden observar en las riveras de las diferentes corrientes fluviales. Estas teas o antorchas también las utilizan los tarahumaras para transitar de noche por el "camino real", tanto para alumbrarse como para ahuyentar a los posibles depredadores que pudieran estar al acecho en esta región montañosa de exuberante vegetación, como el gato montés o el puma, que seguido atacan a los animales domésticos e inclusive al mismo hombre. Es reconfortante caminar de noche por esta vereda de la Barranca de Batopilas para huir del intenso calor que provocan durante el día los rayos solares que caen a plomo en esta región como si quisieran calcinar toda la materia y que agotan a los más esforzados caminantes de estas abruptas geografías; transitando durante la noche  los pulmones se nutren de abundante oxigeno y del intenso olor a vegetación sin descartar la compañía del  ruido continuo del permanente caudal del Río Batopilas. De 1970 a 1972, los maestros rurales y demás usuarios del "camino real", como arrieros, jinetes, tarahumaras,  preferíamos madrugar o caminar de noche cuando teníamos que recorrer a pie largas distancias por la Barranca de Batopilas para evitar el agotamiento e insolación. Desde el Poblado de Batopilas al mineral de La Bufa hay una distancia de veinticinco kilómetros y en este punto ya existía camino para vehículos automotores. En los libros "Rumbo a Batopilas. Memorias de un maestro rural", ediciones del 2005 y 2008 y "Un Viaje al Paraíso Chihuahuense" (Barranca de Batopilas), ediciones 2007 y 2008, abordé ampliamente estos aspectos geográficos, históricos, sociales y culturales de esta región de la Baja Sierra Tarahumara. Ahora con este texto pretendo describir mis sentimientos, reflexiones y algunos hechos que se dieron durante "Las noches de Batopilas".

 

 4.- Para terminar la presentación de este tercer texto: "Las Noches de Batopilas...Oscura marginación social en la Baja Sierra Tarahumara", sobre la Barranca de Batopilas, reproduzco algunos versos de mi poesía "Hermanos Tarahumaras":

 

 ¡Hermanos tarahumaras,

 iluminen mis tinieblas,

 con las fogatas y antorchas,

guiadas por sus almas buenas,

 los seguiré en veredas,

 en caminos de las sierras,

 de escarpadas geografías,

 como en los lejanos días,

 a la luz de las estrellas!

 

Fuuente: Libro: "Las Noches de Batopilas". Oscura marginación social en la Baja Sierra Tarahumara. Autor: Román Corral Sandoval. Ciudad Juárez, Chihuahua. México. 2010.

 

                             "Aunque en 1970 leía casi en tinieblas,

…Batopilas le dio luz a mi espíritu"

 

                            Román Corral Sandoval

"El escritor de Batopilas en el Siglo XXI".

 

Celulares: (614)- 2807173  y (656)- 5690283.

Ciudad Juárez, Chihuahua. México.

 

 

E. Mail: roman_corral@yahoo.com.mx,

 escritordevalledeolivos@gmail.com,

escritordechihuahua@prodigy.net.mx

 



--
soy como el clavo, que aun viejo y oxidado, sigue siendo clavo

No hay comentarios.: