lunes, 9 de noviembre de 2009

Por favor, no me digan ahora que no pueden publicarme el relato.

De: Jesús Noriega jesnor@gmail.com


LOS HUEVOS REVUELTOS CON SESOS SON MÁS SABROSOS

No quiero inventariar todas las expresiones que legó el progenitor, pero ésta que nombra el relato, es especialmente demostrativa de lo que quiero gritarle al mundo.

Con el sugestivo retruécano, mi padre, a la menor provocación aludía la necesidad de ponerle ideas a las ganas.

Y tuvimos muchas ganas de que la Décima Marcha por la Justicia de Cajeme fuera éxito y las ideas sobraron.

Semanas, semanas y semanas de preparativos para darle fuerza al llamado; para que la convocatoria tuviera éxito y centenares de personas llenaran las calles de Ciudad Obregón.

Prensa, radio, televisión, amigos, vecinos, compañeros de la chamba o alumnos de universidades; y a tiro de piedra, cuanta fulana y fulano hicieron contacto visual, fueron llamados a la marcha del 7 de noviembre.

"Sí manito, allá estaré", dijo muy seria La Changeles; "Clarín carnal, cuenta conmigo", remachó la charla El Valentín y apostó que iría con diez veladoras para iluminar la noche tras marchar.

Hasta como ejercicio aeróbico recomendó La Chayo en su escuela la marcha del 7 de noviembre por la justicia del Movimiento ABC. Y Siete profesoras celulíticas le aseguraron que marcharían.

En sus peores cálculos, Maripaz Rodríguez creyó que tendríamos garantizados dos centenares de caminantes en las calles de Obregón.

"Si el obispo juntó medio millar, la causa de los niños no podrá ser tan poca cosa", dijo firmando las palabras con sorbetones ruidosos al café.

Un éxito completo: vendrían los fotógrafos a dejar retratos sepia y grises; los motociclistas del motohomenaje; las calacas y los señores de los zancos; los niños cantores del colegio del nombre impronunciable y, el coro de la universidad  que comprometió traerse El Conrado.

Pasaban treinta minutos de las cinco, la hora de la cita, y lo que debía ser muchedumbre era "pocadumbre". Con periodistas, "sordos" y curiosos desbalagados, no llegábamos a tres docenas.

Y llegó Roberto Vélez a ponerle pasión al encuentro.

Vino de Hermosillo, expresamente a sumarse a la marcha para dignificar la justicia de los niños que murieron en el incendio de la funesta Guardería ABC. (Intento siempre ahorrarme el adjetivo, pero al final, sucumbo invariablemente a las ganas de ensartarlo).

"Jesús, somos muy pocos, ¿qué dices, marchamos?", dijo La Maripaz con chisguetes de voz avergonzada.

"Y pa´acabarla, ni las mantas ni los carteles, porque La Belén anda metida en la boda del hijo y nunca llegará", terció El Rosendo, con la mirada en los cordones de los tenis.

El señor Vélez, sentado por la fuerza de la gravedad en la silla de ruedas, respiró hondo y enarboló por lo alto el pendón con leyenda de Glorieta del Ángel: "ME LLAMO JAVIER/SOY DE GUADALAJARA/LE VOY A LAS CHIVAS/Y EXIJO JUSTICIA PARA LOS NIÑOS DE LA GUARDERIA ABC".

"Jesús, somos muy pocos, ¿cómo la ves, agarramos el pavimento?", dijo la Maripaz a punto del soponcio.

"Mira mujer, vino Alejandro; aquí están Perla Murray, Tere Padrón y Rosy Rodríguez; el regidor Patiño se dejó venir con chamacos y con doña Marcela; hay una plebada entusiasta comandada por el morro "cuerpo de churro", tenemos un chingo de periodistas y polis secretos que nos vigilan, y…y mira esas ruedas rodando, ¡VAMONOS!".

Muchos hombres y mujeres de Cajeme y Sonora, debieran aprender de las tres decenas de ciudadanos que éste sábado 7 de noviembre se enfrascaron o enrutaron pensamiento, obra y vida, a la caza del trascendente objetivo de reclamar justicia por los niños muertos en el incendio de hace cinco meses.

Debo decirlo: teníamos compromisos, garantía y palabra de personas que a última hora desistieron de presentarse a formar parte de la marcha.

Por ejemplo, Pablo, Raúl e Hilda que son funcionarios en el gobierno llamaron para justificar la ausencia, argumentaron que estaban con nosotros, pero no irían porque temían represalias.

Hace mucho que sé que en Cajeme y Sonora, es muy difícil la libre manifestación de ideas o la abierta expresión de preferencias. Eso me escuece el alma.

Pero también sé que quien pretenda asumir los desafíos de la lucha social debe saber que debe estar construido con pasta especial. Una pasta social que resista desaires, descalificaciones, olvidos o desprecios; y en peores escenarios, que tenga disposición para sufrir afrentas, agravios, canalladas, o agresiones.

Nacido del Jesús Noriega padre, ése sí, creado y criado en los entresijos de la cultura del esfuerzo, en el corazón del Valle del Yaqui apenas abierto al progreso, no podía permanecer impasible…

A la mitad de la desairada Décima Marcha, cuando vi la fuerza moral de los caminantes pisando fuerte y al Sr. Vélez enarbolando la pancarta del reclamo futbolero, grité con todas mis fuerzas frente a la mole del Mercajeme:

¡LOS SESOS REVUELTOS CON HUEVOS SON MÁS SABROSOS!

Jesús Noriega

No hay comentarios.: