martes, 21 de abril de 2009

LAS PALABRAS DEFINITIVAS

LAURA M. LOPEZ PORTILLO


"Ser diputado te da poder durante tres años.
Pero la vergüenza te dura toda la vida."
Jaime Sabines

En algún lugar cotidiano, donde el silencio se hace más fino, surge un lenguaje alterno y subversivo; y súbitamente, las palabras adquieren un carácter sublime, definitivo, y etéreo para cantar una canción no aprendida…

Jaime Sabines fue el curandero que aconsejaba tomar cápsulas de Luna cada dos horas, fue el autor que podía reunir, en tan sólo una semana, todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la Tierra, y fue un hombre con oficio de poeta que tuvo que sobrevivir ejerciendo oficios antipoéticos.

Uno de los rasgos que lo distinguen entre los habitantes del mundo literario es la dialéctica en la que transcurrió su existencia: este hombre vivió en dos ambientes diferentes, y desplazándose entre las antípodas logró extraer su verdad. En la vida de Sabines convergieron dos mundos: como poeta, habitaba en un entorno intangible, emotivo y vivencial; como individuo, se adaptó al contexto socio-económico para sobrevivir.

Este ciudadano del mundo literario aprendió la humildad, ese don del que carecen muchos artistas, mientras trabajaba para ganarse el sustento, y por ese motivo incursionó en la política.

La cooptación de celebridades, intelectuales o artistas en el inframundo político es una táctica para desvanecer la imagen turbia que caracteriza a la clase gobernante. Se aplica en las diputaciones y las senadurías cuando el partido adolece de militantes con el carisma suficiente para atraer simpatías y votos.

Sabines fue diputado federal por Chiapas en 1976 y 1979, y por el Distrito Federal en 1988. Y fue en estos momentos de su vida cuando se agudizó la tensión entre los opuestos; Sabines confiesa la degradación que el poeta padece y soporta en la curul del diputado cuando escribe:

Estoy metido en la política otra vez. Sé que no sirvo para nada, pero me utilizan.

Y me exhiben

"Poeta, de la familia mariposa-circense, atravesado por un alfiler, vitrina 5".
(Voy, con ustedes, a verme)

Por fortuna, guardó la investidura del fuero político en el rincón de los olvidos y recuperó la esencia humana para ejercer el oficio de la poesía, ese arte que cultivó todas las tardes detrás de un mostrador de telas. Sabines fue poeta hasta sus últimos días, cuando se reconcilió con Dios y celebró la vida.

Los requerimientos económicos no postergaron su vocación poética, la política nunca mancilló su sencillez, y la enfermedad no lesionó su enorme capacidad para encontrar la belleza excepcional en las esquinas de la sencillez cotidiana.

A Sabines le debemos la autoría de las definiciones más bellas: gracias al poeta sabemos que las mejores palabras de amor están entre dos gentes que no se dicen nada, que la niebla intocable es el hálito de Dios que despierta, y que Yuria es un canto de desesperado de esperanza en un momento de protesta.

Como escribano a sueldo de la vida, ejerció el oficio impúdico del poeta desnudándose en todos sus poemas: Sabines le cantó al dinero como la llave que abre todas las puertas, a un lado de los hipócritas y los perversos canonizó a las putas, cargó en su conciencia la vergüenza de ser diputado, inventó el lenguaje alterno y subversivo del amor, y… sus palabras adquirieron un carácter sublime, definitivo y etéreo para cantar una canción no aprendida…

Por todo eso, el miércoles 22 de abril a las 7:00 PM, en la Biblioteca Pública Central Estatal, Olga Angulo y otros adictos a las cucharadas de Luna, celebraremos la vida de Jaime Sabines leyendo sus poemas. Está cordialmente invitado.

Laura M. López Murillo es Lic. en Contaduría por la UNAM. Con Maestría en Estudios Humanísticos Especializada en Literatura en el Itesm.


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ser como el clavo, que aun oxidado, sigue siendo clavo

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