Las asociaciones defensoras del consumidor exigieron al gobierno mexicano la imposición de un impuesto de 20 por ciento para las gaseosas, jugos azucarados y bebidas afines de alto contenido calórico.
La ingesta de refrescos en México supera en un 40% a la de los Estados Unidos -hasta ahora el mayor consumidor mundial con 118,1 litros al año por persona-, según las estadísticas del estudio presentado por la organización internacional Oxfam y la ONG mexicana El Poder del Consumidor.
El tercer país de mayor consumo en el continente es Chile (116,2), seguido por Brasil (89,1), Colombia (65,3) y Perú (55,7), según las cifras recopiladas durante los últimos dos años en el estudio realizado por el Centro Rudd de los Estados Unidos para políticas sobre obesidad.
La propuesta de este gravamen responde, según Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor, a las recomendaciones de organismos internacionales sobre políticas integrales de combate a la obesidad, ya que "estas bebidas son la principal fuente de calorías" en los Estados Unidos.
Recordó que tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y las Naciones Unidas (ONU) han llamado a tomar medidas contra esta epidemia, pero "han sido ignoradas".
Calvillo también citó las declaraciones de Ángel Córdova, secretario de Salud, quien aseguró que el problema de la obesidad rebasó la capacidad de respuesta del sistema de salud pública y que se prevé que en seis años se requiera de 14 mil millones de dólares, todo el presupuesto de esta cartera, para hacerle frente.
La reducción de la ingesta de bebidas gasesosas ayudaría, además, a bajar "el consumo de calorías y a una mejoría de la economía de las familias, que gastan, en su mayoría, más en refrescos que en huevos, frijoles o tortillas", explicó en conferencia de prensa.
Un impuesto de este tipo a los refrescos "provocaría una reducción de su consumo del 16 al 24 por ciento", añadió.
Además, planteó que con esa recaudación se podría mejorar las condiciones de salud de la población y tener más recursos del Estado para atender las consecuencias en la salud por la alta ingesta de estos productos.
Como ejemplo, refirió la introducción de bebederos de agua potable gratuita en escuelas y espacios públicos, que reducirían aún más el consumo indiscriminado de bebidas gaseosas, tanto en las zonas urbanas como rurales.
Por su parte, Dolores Rojas, de Oxfam, subrayó que la sustitución cada vez mayor de bebidas tradicionales como los jugos de frutas naturales por productos embotellados convirtió a México "en una fábrica de anémicos y obesos".
Según el relator especial de Naciones Unidas sobre el Derecho a la Alimentación, Olivier De Schutter, quien en junio pasado realizó una visita oficial a México, siete de cada 10 mexicanos padecen de obesidad.
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