Nomás no entiendo
Isabel Dorado Auz
No se Usted, estimado lector, pero yo nomás no le encuentro la cuadratura al círculo. Quisiera entender a la Ultraderecha prianista, pero solo puedo esbozar una pequeña reflexión.
Vayamos por partes. En el proceso electoral del 2006 los medios de comunicación nos mandaron el mensaje de que optáramos por un gobierno de "Manos limpias". Obviamente, tendríamos que votar por Felipe Calderón, a quien todos conocemos como el espurio. De pronto, cambió la jugada, ya no era importante tener las manos limpias, se proponía, ante todo, "Para vivir mejor" y, con ello, otra vez, el espurio aparece como el futuro "Presidente del empleo".
Como todos sabemos, se recurre al fraude para evitar que "Por el bien de México, primero los pobres" hiciera acto de presencia y la dupla prianista hizo realidad el anhelo de los poderes fácticos de imponer a un pelele en "Los pinos". Acto seguido, se solicitó a Manlio Fabio Beltrones cubrir el espacio, que en otro fraude, el de 1988, ocupó Diego Fernández de Ceballos, razón por la cual, este último adquirió el mote de "La ardilla". Fue necesario, otra vez, contar con los servicios "profesionales" de los conductores de los medios electrónicos y una buena dosis de notas "a modo" en los medios escritos para que el teatro quedara formado.
El resultado final fue la instauración del poder tras el poder. Resultado que cubrió de privilegios a unos cuantos y fomentó desde el gobierno el mayor atraco que ha padecido la nación, solo comparable al efectuado por los españoles después de la conquista y se quedó pequeño el atraco efectuado por la élite política del porfiriato.
No hay lugar a dudas, el servicio prestado por los prianistas coincide con los propósitos de los potentados y el "trabajo" de sus empleados en las oficinas de gobierno está rindiendo los frutos esperados. Sin embargo, las risas fingidas de los funcionarios ya empiezan a preocupar a quienes los obligan a dar la cara. No se Usted, pero en lo personal ya me provoca lástima ver la cara de Javier Lozano o bien la de Agustín Cartens tratando de justificar lo injustificable. Me preocupa, además, que los potentados no previeron que los privilegios obtenidos, irremediablemente, están provocando una descomunal indignación que no podrán detener los López Dóriga, Ciros Goméz Leyva y demás chachalacas "informativas".
Por todo lo anterior, el robo de áreas verdes, la evasión de impuestos, los crímenes de líderes sociales, la guerra de baja intensidad en contra de los opositores al sistema, la imposición de valores que no corresponde a la época del México contemporáneo, la violación constante de los derechos humanos y la inoperancia de las instituciones que debieran salvaguardarlos, la poca impartición de justicia por parte de la Suprema Corte de Justicia, están, todos estos elementos, engordando el caldo de cultivo para un estallido social. Como una maldición, se repiten las condiciones cíclicas de cada siglo y la ultraderecha sigue empeñada en repetir la historia.
Al final, cambiaran los futuros potentados pero el sistema permanecerá sin cambio. Después de un gran derramamiento de sangre, surgirán nuevos héroes. Quizá surja una nueva constitución, pero el cambio de fondo no se percibe en las actuales condiciones. Nada más puede esperarse cuando se ha degradado tanto el quehacer político.
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