domingo, 24 de mayo de 2009

los empresarios de dios


Julio Herrera (Especial para ARGENPRESS CULTURAL)

Últimamente casi no pasa un día sin que nos detenga en el camino o llame a nuestra puerta algún portavoz de "la palabra de Dios", -de cualquiera de las numerosas sectas o religiones que proliferan en la actualidad,- para "despertarnos" con la "revelación" de que "por muchos años hemos sido engañados por la corrupción y el materialismo modernos".

Pero lo que esos "mensajeros celestiales" no saben es que nosotros, -casi todos-, ya lo sabemos: hemos sido engañados, -o intentado engañarnos,- por ésas mismas sectas y religiones, con "la buena nueva" de que sólo nuestro inmediato enrolamiento en ellas nos salvará del inminente fin del mundo, de inminentes cataclismos apocalípticos, y con el subterfugio de una hipotética "recompensa en la otra vida" por nuestra humildad y resignación en ésta vida.

Y lo que tampoco saben ésos cándidos enviados de Dios es que el verdadero dios que los ha enviado a pregonar ese mensaje no es otro que el todopoderoso dios DINERO, el que todo lo compra, que todo lo vende, que todo lo mercantiliza, ...¡hasta a Dios mismo!

Por eso puede decirse que los primeros engañados han sido ellos mismos, los presuntos "mensajeros de Dios", puesto que sin saberlo ellos son utilizados como pushers por los barones del opio de los pueblos: los embaucadores de las religiones y sectas. Y el segundo engañado ha sido su propio Dios, puesto que ésos barones y gurús se han auto-constituido siempre en los empresarios de Dios, pero jamás le han rendido cuentas! Es decir, son los judas mercantilistas que se autodenominan "apóstoles de Cristo" después de convertirlo en lucrativa mercancía.

Y ésos ingenuos acólitos, engañados por los escrocs religiosos, pretenden a su vez engañarnos o contaminarnos con su utópico evangelio de "¡Delega en Dios la solución de todos tus problemas y serás feliz!" ... "¡Ten fe, y santo remedio!"

Pero lo cierto es que ésos teohólicos, -afectados de fanatismo hasta la cirrosis intelectual- ya no tienen remedio: ellos deambulan como sonámbulos, vagan en las tinieblas de sus dogmas, alejados de la realidad, y creyéndose iluminados pregonan SU verdad, pero desconocen LA verdad que sus gurús, los autodenominados empresarios de Dios, les ocultan: que ésa "verdad" es sólo la falacia con la que se intenta evitar la rebelión de las masas y facilitar y justificar el bienestar y los privilegios de los que viven como dioses al costo de la ingenuidad de los creyentes.

"Ten fe, ten humildad, ten resignación, y ganarás el cielo". "¡Para los pobres el cielo!" (y para los ricos la tierra).

Pero es bien evidente que para esos magnates empresarios de Dios la pobreza es una virtud (la pobreza de los demás, por supuesto!) porque ellos no están interesados en pasar por el ojo de una aguja: sólo les interesa "salvar almas" preservándolas EN la miseria, y no salvándolas DE la miseria, en favor de sus mezquinos intereses personales o de clase social.

Pero otra verdad que tampoco saben ésos "pregoneros de la verdad" es que, en ésta época de violenta lucha por la subsistencia que nos aqueja, es preferible e indispensable vivir "mosca" en vez de ser "mosca muerta". Porque con la resignación y humildad religiosas no sólo se le da carta blanca a la impunidad de los tiranos y especuladores, sino que ellas constituyen un suicidio, o al menos es convertirse voluntariamente en victimas fáciles y en el hazmerreír de la sociedad. Y porque, contrariamente a la parábola cristiana de "El que se humilla será ensalsado y el que se ensalsa será humillado", la verdad del sacrosanto e ineludible evangelio impuesto por el capitalismo salvaje es: "El que se resigna será humillado y el que se humilla será pisoteado."

¡Y pensar que existen todavía seres ingenuos que creen en esos farsantes religiosos y políticos! ¡Dios mío, hasta qué alturas infinitas llega la credulidad de los creyentes y contribuyentes de la "democracia" judeo-cristiana"!

Esa funesta contradicción sólo puede comprenderse cuando comprobamos que los que tienen vocación, (y especialmente vocación de mártires) anhelan el paraíso, y por eso buscan el suplicio y están siempre prontos a seguir tras cualquier charlatán clerical o político que los conduzca al sacrificio.

Esos seres creelotodo dirán tal vez que éste articulo es una herejía, una burla irreverente y una falta de respeto a tan ilustres y respetables "apóstoles" Pero, ¿no es acaso también una burla infame la que ésos escrocs autodenominados "empresarios de Dios" perpetran contra la humanidad, abusando de la ingenuidad y la de la ignorancia de los pobres? ¿Por qué razón debería de respetarse a quienes no respetan la libertad de las conciencias, a ésos teotraficantes y narcotraficantes que con el opio de las religiones o el basuco de las sectas pretenden engañarnos diciéndonos que hemos sido engañados?

Y aunque esas sectas son generosamente financiadas por las compañías multinacionales, por el Pentágono y la CIA, además exigen a sus fieles un considerable porcentaje de su salario para su sostenimiento.

Por eso, enviar al infierno a los farsantes empresarios de la lucrativa industria religiosa que pretenden engañarnos vendiéndonos el cielo, es la única manera de salvar nuestro raciocinio, nuestra sobriedad de conciencia, nuestro derecho a la autodeterminación personal, nuestra paz,… y nuestro bolsillo. ¡Palabra de Dios! Amén.


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ser como el clavo, que aun oxidado, sigue siendo clavo

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