Por Leopoldo Santos Ramírez
Conocí a Carlos Pavón el 29 de enero en la mesa redonda que se organizó en El Colegio de Sonora con el título "Una mirada a la huelga de Cananea". Pavón fue ponente por parte del Comité Ejecutivo del Sindicato Minero, junto con Sergio Tolano de la Sección 65. Dada la situación de riesgo de represión por la que en ese entonces atravesaba la huelga, los mineros decidieron acudir con todas sus fuerzas a la sociedad sonorense y utilizar los espacios disponibles para mostrar sus puntos de vista y para debatir sus argumentos. De esta manera El Colegio de Sonora con una fuerte tradición de estudios sobre la región de la sierra cananense y atento al devenir de los problemas sociales del estado, fue el espacio idóneo para que mineros y académicos conjuntamente pudiéramos analizar el conflicto que duraba ya más de un año. La presencia de Pavón era por demás significativa porque acababa de salir de la cárcel donde lo había recluido la PGR con acusaciones falsas, pero tenía que presentarse a firmar en el control del penal mientras continuaba el proceso. Contando con una trama de complicidades en las que sobresalen los poderes judiciales federales y estatales, el poder central ha utilizado el arma de los juicios penales contra los obreros mineros y sus dirigencias, principalmente. En el momento de la discusión en la mesa Carlos Pavón expuso con claridad los puntos de vista del sindicato, y en todo momento se mantuvo apegado a los criterios con los que su organización tomaba posición frente a la embestida del Grupo México y de las autoridades que tienen como objetivo acabar con el sindicato minero y posteriormente desaparecer al resto del sindicalismo, así sea el más sumiso o el más corruptible. En esa mesa de discusión Pavón defendió a Napoleón Gómez Urrutia ante las acusaciones por el supuesto robo de los 55 millones de dólares. Por eso me resulta difícil verlo ahora tomar una posición de división contra el comité ejecutivo y lanzar graves acusaciones contra el mismo secretario general. Es decir, hay un cambio súbito de su posición según podemos observar desde fuera. Con toda probabilidad se trata de una fisura que va más allá de Carlos Pavón y de la cual los enemigos del Sindicato Minero van a tratar de aprovecharse. Este estremecimiento se presenta en un momento crucial para el sindicato cuando la solución del conflicto está a un paso y cuando más se requiere la unidad interna para hacer las propuestas de reorganización de la producción minera desde una posición firme. Decir que está a un paso la solución no quiere decir que ese paso sea fácil, y es importante recordar que en las jugadas finales la burguesía es experta en llevarse al baile a los trabajadores. La situación de los mineros mexicanos se parece, en sus condiciones políticas, a lo que ocurrió con la huelga de los mineros del carbón en Inglaterra que duró de 1984 a 1985 en el gobierno de la Tatcher. En ese tiempo 165 mil mineros del carbón se fueron a huelga, y estuvieron a punto de derrocar al gobierno, pero la indecisión de los líderes y la falta de solidaridad de los mineros del acero y los estibadores, aunada a la cobardía de los diputados laboristas hizo posible la derrota obrera, de la cual no se reponen todavía, aunque el neoliberalismo prácticamente ha terminado. Traigo a colación este ejemplo porque en última instancia los mineros cuentan con ellos mismos y con una solidaridad social que ha crecido en los últimos meses. Sin ninguna pretensión de querer intervenir en decisiones que solo competen al sindicato minero, sería importante escuchar las acusaciones de Pavón y resolverlas democráticamente dentro de los cauces que marcan sus estatutos. Consultando la página web de la Sección 65 he conocido la respuesta de los mineros y puede afirmarse que la gran mayoría se conservan leales al movimiento. Aún así, dentro de las organizaciones obreras aquellos que como Pavón demostraron valentía en momentos cruciales, merecen ser juzgados con los instrumentos de justicia que la experiencia obrera contempla para sus miembros.
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ser como el clavo, que aun oxidado, sigue siendo clavo
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