Luis Enrique Ortiz
Especulemos ¿Para qué pueden alcanzar 432 mil millones de pesos? Un líder campesino diría que con ese dinero pueden más que duplicarse los 203 mil millones aprobados por la Cámara de Diputados para subsidios al agro mexicano, durante el presente año, a través del Programa Especial Concurrente para el Campo (PEC). La maestra Elba Esther Gordillo tal vez proponga multiplicar por 33 el monto pecuniario que le ha dado el gobierno federal al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), a fondo perdido, cuya cuantía, de acuerdo al senador Carlos Jiménez Macías ronda los 13 mil millones, también de pesos. Lo hijos de Martha Sahagún podrían utilizarlos –siempre y cuando se trate de dinero ajeno- para financiar la construcción de más de dos millones de casas de interés social, con un costo unitario de 56 mil 632 Udi´s (unidades de inversión). O hagámoslo más terrenal, con el referido ingreso, habría capacidad para comprarle a cada mexicano residente en el país, el contenido de 257 cervezas de las denominadas cahuamas, independientemente de quien termine ingiriéndolas. Pero ¿qué significan o de dónde sale la cifra de marras y causante de tan descabelladas comparaciones? De acuerdo a una investigación del diario La Jornada, se trata de las utilidades que obtuvo Pemex durante 2007, descontando costos de producción y que incluyen las remuneraciones a su obesa nómina. Quiere decir, parafraseando al congresista Carlos Navarrete Ruiz, coordinador de los senadores del PRD, que pretender privatizar una empresa –que con todo y sus rezagos- es capaz de generar tamaño volumen de billetes, es una soberana estupidez (las negritas son mías). Al margen de disertar en ulterior entrega sobre cual fue el destino real de la renta petrolera del pasado y otros años, acá el asunto es ¿se debe utilizar parte o la totalidad de tales ingresos extraordinarios y los que vengan, para modernizar la extracción, refinación y distribución de hidrocarburos, sin tener que malbaratar el mayor pilar de la industria energética nacional? ¿por qué no se hace? Algún mal pensado podría decir, ya que estamos especulando, que tal y como hicieron otras administraciones federales con otras paraestatales, el presente gobierno prefiere dejar de invertir hasta que toda la capacidad instalada de Pemex colapse, lo que llevaría a que fuesen cada vez más frecuentes las fugas en oleoductos, las explosiones en refinerías o las catástrofes en las plataformas de alta mar. Así resultaría menos difícil justificar la privatización y/o extranjerización de un conjunto de recursos cuyas reservas probadas, si se mantienen las actuales formas de explotación, no da para más de diez años, de acuerdo al ex secretario de energía, Felipe Calderón Hinojosa… Antes los titulares del poder Ejecutivo priistas ponían a los dirigentes de su partido, el actual inquilino de Los Pinos también; antes los López Portillo, De La Madrid o Salinas, nombraban y quitaban secretarios de estado sin dar explicaciones, el espurio también; antes los todopoderosos tricolores dictaban desde su despacho la agenda legislativa, el sr. Calderón, también, al menos a los del PAN, tal como sucedió el viernes 18 de enero; antes la tecnocracia del PRI inició el desmantelamiento de Pemex para justificar su venta ¿y a que no saben qué? el auto denominado presidente constitucional, continúa con ese proceso ¡asombroso parecido!… ¿En qué se parecen el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón Hinojosa? En que el primero, declaró el viernes que existen campañas electorales financiadas con dinero del narcotráfico. El mismo día el segundo afirmó que la corrupción (por su puesto que en gobiernos anteriores), ha impedido hacer las obras que México necesita en materia de infraestructura carretera. El parecido, no es el día de la perorata, sino la pose demagógica de tirar la piedra y esconder la mano, de señalar que se viola la ley y no detallar hechos con nombres y lo que es peor en que ninguno hace nada para evitarlo o para buscar que paguen los responsables de tan graves infracciones al estado de derecho.
Mi espacio es breve, que el suyo sea mejor.
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Fernando V. Ochoa
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ser como el clavo, que aun oxidado, sigue siendo clavo.
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