La reciente aprobación de los matrimonios para todos y todas, los que quieran, en la siempre esperanzadora Ciudad de México, con todos los derechos incluidos (también la adopción), representa una arriesgada apuesta de Marcelo Ebrard. La aprobación que universaliza el derecho al matrimonio es un movimiento complejo, que incluye aspectos tanto ofensivos como defensivos.
Es ofensivo en tanto que representa un avance en la agenda social y cultural de la izquierda (todos los derechos para todos). No en balde, la derecha ha reaccionado como si en la entrada de su hormiguero se haya colocado una piedra. Presa de la confusión, como si el movimiento hubiere sido sorpresivo, el PAN corre y corre tratando de encontrar una respuesta que suene coherente, sin que resalte el carácter confesional (mocho, pues) de su agenda social y política.
Confundido también el PRI, pues el zorro ha mordido su cola. No olvidemos que en el asunto de la despenalización del aborto fue la bancada del PRI, en la Asamblea del DF, la que dio el primer paso. No esperaban que Marcelo Ebrard llevara el asunto hasta las últimas consecuencias; hasta la declaración por parte de la Suprema Corte de la constitucionalidad de la ley que permite la interrupción legal del embarazo en la cuidad que, con ello, es hoy más que nunca la capital de los derechos de todos y todas. La actual inmovilidad del PRI, que pretendió ponerse delante de la izquierda en materia de derechos sociales, no es la actitud del zorro al acecho de la mejor oportunidad, es más bien la del zorro noqueado, que tropezó con la piedra que él mismo puso en el camino.
La Iglesia tampoco puede tirar piedras libremente, pues enfrenta crecientes problemas para explicar por qué muchos de sus dignatarios encuentran tan difícil conservar sus partes pudendas dentro de la sotana, sobre todo en presencia de niños.
En materia de derechos sociales, Marcelo Ebrard se ha adelantado a cualquier otro actor político en México. Andrés Manuel López Obrador puso en alto relieve a la ciudad de México, al demostrar que el erario alcanza para promover una ambiciosa política de protección de los sectores sociales marginados, al tiempo que se puede modernizar la infraestructura necesaria para el desarrollo económico y social. Marcelo ha continuado con esa política, pero ha dado uno, dos pasos adelante. Por eso el carnal Marcelo ha avanzado en construir un perfil propio, que enriquece la oferta de la izquierda frente al 2012, que ya está aquí.
El movimiento también es defensivo en tanto que consolida las alianzas de la izquierda capitalina. Los votos de las minorías, en este caso de los grupos defensores de la diversidad sexual, como también los promotores de la ampliación de derechos de la mujer, serán necesarios para enfrentar la ofensiva de la derecha en el 2012. Poco tendrán que objetar esos grupos, que en la anterior elección optaron por el partido Alternativa, al gobierno de Marcelo Ebrard.
Desde luego que habrá costos, pero es de esperarse que, en la ciudad de México, se consolide una coalición progresista capaz de seguir gobernando. Con éxitos que se notan cada vez más, hasta en las cifras del INEG (incrédulos, favor de revisar las cifras de causas de mortalidad en el DF, y compararlas con las de Sonora).
En una próxima entrega veremos cómo es que Cuauhtémoc Cárdenas también intenta carambolas, y le salen.
Martín Vélez.
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