MANICERO, DAME UN POCO DE MANÍ.
Hace quince años, un sonorense distinguido dijo que "México tiene hambre y sed de justicia". A ese sonorense no lo dejaron llegar muy lejos; una impunidad, pelona, se atravesó en su camino. Hoy México está aún más hambriento de justicia, díganlo si no los padres de los niños asesinados en la bodega-guardería ABC.
Pero los gobiernos del PRI y del PAN encontraron un remedio para esa hambre. No parece importarles que el remedio sea sólo temporal, sólo ficticio. Han decidido, ante el urgente reclamo, ofrecer cacahuates para calmar, así sea momentáneamente, el hambre nacional de justicia. Veamos por qué.
Cuando el gobernador Bours (PRI) tenía en sus manos la averiguación de los asesinatos de los niños ABC, no quiso tocar a los intocables. Así que procedió contra los almacenistas de la bodega de papeles, contigua a la bodega de niños. Empleados menores de la Secretaría de Hacienda estatal fueron procesados. Los dueños de la "guardería" (PRI-PAN), los altos funcionarios estatales (PRI), los altos funcionarios del IMSS (PAN) siguieron la vida glamorosa de la clase política nacional. Para el hambre nacional de justicia no hay filete, sólo cacahuates.
(NOTA ACLARATORIA: no se pretende agredir la dignidad de las personas que fueron procesadas, la mayoría de ellas injustamente. Se busca resaltar el hecho de que la procuración de justicia lanza a sus sabuesos contra ciudadanos sin peso político o económico).
Ahora el expediente del caso ABC está en manos panistas. Pero el menú sigue siendo el mismo. Funcionarios municipales, más bien modestos, fueron apresados para salir bajo fianza: un ex director de Protección Civil y el anterior Jefe de Bomberos. Inclusive se amenaza con detener a un número indeterminado de bomberos. Algo que ni el arrogante Bours se atrevió a hacer. ¿Siguen con hambre?...más cacahuates. Mientras tanto los intocables no se tocan.
Los beneficiarios de la corrupción y el tráfico de influencias que se destapó con el incendio de la bodega ABC debieran ser los primeros en pisar la cárcel. Ese es el reclamo de los padres de los niños asesinados. Ese es el reclamo de Manuel Alfonso Rodríguez Amaya, papá de Xinuelt, cuya vida se segó el 5 de junio, y que hoy está en su quinto día de huelga de hambre.
Manuel Alfonso pide, reclama, exige justicia… no cacahuates. Pero el manicero sólo ofrece maní, poquito, para acabarla.
Martín Vélez
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