Alberto Híjar.
Hace cincuenta años, Karel Kosík expuso en dos conferencias lo publicado tres años después con el título de Dialéctica de lo concreto prologado por Adolfo Sánchez Vázquez. Se conocieron en el XIII Congreso Internacional de Filosofía celebrado en 1963 en la Ciudad de México. La impresionante ponencia de Kosik pasó a ser el primer capítulo del libro traducido del italiano por el maestro Sánchez Vázquez, editor de Grijalbo. Sus indagaciones sobre la praxis, la dialéctica y la estética encontraron en la obra de Kosik una contribución teórica definitiva para superar los mecanicismos y voluntarismos. En septiembre de 1960 Kosik asombró al Coloquio Filosófico Internacional sobre dialéctica en Royaumont, Francia. La nota del autor fechada en Praga, 1961, registra también su conferencia Problemas filosóficos de la estructura y el sistema expuesta en una conferencia nacional sobre lingüística marxista en Liglice, Checoslovaquia 1960. De la reunión de ambas conferencias y de la ponencia en México nació el libro famoso entre quienes encontraron al fin las vías concretas de superación de las abstracciones huecas, las llamadas por Kosik pseudoconcreciones. De aquí la importancia de reunir todo esto bajo el título de Dialéctica de lo concreto.
En las precisiones planteadas en el breve prólogo descriptivo de Kosik hay que destacar dos puntos. El primero, la situación de alerta teórica descubridora de la importancia del texto para traducirlo, difundirlo y discutirlo de inmediato. El otro punto no menos importante, es la presencia del internacionalismo teórico que hizo posibles las ediciones y las resonancias de coloquios de especialistas aparentemente indiferentes al poststalinismo. Un solo libro colocó a Kosik a la vanguardia de la crítica necesaria y urgente y a él se sumó la sucesión de libros y artículos de Louis Althusser para dar la bienvenida a la crisis del marxismo, crisis de vida, no de muerte como la del capitalismo. Mientras, por la zona industrial de Turín, Antonio Negri reflexionaba los nuevos tiempos y organizaba consejos de fábrica.
"El mundo de la pseudoconcreción y su destrucción", título del primer capítulo de Kosik, es la enunciación de un programa. Hace cincuenta años se discutía teóricamente, las disputas alcanzaban apasionamientos sorprendentes, agrupaban, daban lugar a editoriales, seminarios y talleres y también a proyectos revolucionarios tan radicales como el Ejército Guerrillero de los Pobres de Guatemala donde el doctorado en filosofía en Leipzig luego de pasar por México y Bucarest, Mario Payeras, echó a andar el recurso de la crítica filosófica a la par de la poesía, la narración testimonial y fantasiosa y los planteamientos programáticos resultantes de su paso por la Facultad de Filosofía donde brillaba Sánchez Vázquez y se discutía a Kosik. En México, la tesis del filósofo Rafael Sebastián Guillén de 1979 practica el sarcasmo sobre el "fantasma del inexistente althusserianismo" para concluir la nota introductoria de su tesis con el título-consigna de la célebre entrevista con Althusser LA FILOSOFÍA COMO ARMA DE LA REVOLUCIÓN, escrita así con mayúsculas. Entre las organizaciones revolucionarias de Nuestra América de los setenta esta masa teórica resultó determinante.
Por tanto, el Taller de Construcción del Socialismo dedicará el año de la Independencia y la Revolución, a la crítica de esas dos pseudoconcreciones envilecidas por la industria del espectáculo que es lo propio del Estado agonizante cada vez más cínicamente represivo. Se trata de encontrar la praxis teórica en medio del pragmatismo dominante y del triste espectáculo de los universitarios aferrados al reformismo y al vitoreo oportunista de las pseudoconcreciones a veces con pretensiones poéticas. Por el encuentro de las críticas filosóficas, de las poéticas libertarias para no dejar en malas mentes la especulación con los sentimientos y las sensaciones, de los proyectos revolucionarios, el TACOSO homenajea a Kosik y a sus compañeros de lucha teórica profundamente práctica. Los sábados por la mañana en la Escuela Técnica del SME nos vemos como siempre y hasta que los electricistas y todos los trabajadores gocemos de plenos derechos.
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soy como el clavo, que aun viejo y oxidado, sigue siendo clavo
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