La señora Secretaria de Energía calderonista, una mujer de apellido extranjero, acaba de revelar algo verdaderamente impactante: si no le damos entrada al capital extranjero en el petróleo, se corre el riesgo de que los gringos, por ejemplo, se lo lleven mediante el truco de chuparlo con popote, es decir, que lo extraigan subrepticiamente mediante alguna cañería u oleoducto clandestino instalado gracias a la muy superior tecnología que tienen.
La dama en cita planteó que se puede hacer una asociación "estratégica" con el extranjero para explorar aguas profundas y repartirse los beneficios al 50 por ciento. Tal preocupación gira en torno al concepto de "competitividad" que, según revela el Banco Mundial, nuestro país corre el riesgo de quedar a la zaga de otros que sí impulsan reformas que modernicen su industria petrolera. Algunos ponen como ejemplo a Petrobras.
Pero, Brasil, en el momento que confirmó las bondades de un nuevo yacimiento, canceló la idea de lanzar a licitación áreas marinas susceptibles de ser explotadas y, así de fácil, eliminó cualquier posibilidad de subir a su barco petrolero a extranjeros. Ellos van solos y seguramente lo agradecerán las futuras generaciones.
Por otra parte, ¿qué clase de negocios son esos de repartir a 50 por ciento los hallazgos? ¿Así funciona la iniciativa privada mexicana? Cualquiera involucrado en el negocio petrolero sabe que hay alrededor de 160 empresas que proveen tecnología para exploración en aguas profundas, ¿estará enterada la dama panista que dirige Energía?
Lo que está visto es que el argumento de que hay que compartir con los extranjeros porque no disponemos de tecnología es tan falso como la ridícula suposición de que PEMEX, bajo el esquema del neoliberalismo de guarache panista, seguirá siendo "mexicano". Baste recordar la triste historia de Guillermo Ortiz y la banca mexicana, hoy 90 por ciento extranjera.
El Banco Mundial señala que las reservas del petróleo mexicano tendrían una vida útil de 11 años, por lo que, se deduce, conviene agilizar su agotamiento a la par que se exploran nuevos yacimientos de hidrocarburos en alegre asociación estratégica con países primer mundistas que si saben cómo extraerlo y, si encuentran oposición so pretexto de la soberanía, pues entonces lo roban.
Bajo este razonamiento, ¿deberíamos legalizar las drogas y convertir en socios a los narcos, por aquello de su empíricamente demostrada capacidad de infiltración y corrupción? ¿Cabría, por ejemplo, ceder espacios públicos para que los inversionistas privados hagan su agosto? ¿Tendría sentido aceptar sin oposición que se roben patrimonio de la comunidad los fenicios neoliberales porque están apoyados por las autoridades, aunque el pueblo difiera sobre lo que se debe hacer y dónde se debe hacer?
Está como uno que fue gobernador de Sonora, que no dudaba en apoyar la reforma al artículo 27 en el sentido de que de todos modos ya los extranjeros tienen propiedades en la frontera y las costas. "Al cabo que de todos modos…" es la frase clave en este tipo de argumentación, por lo tanto, vale más legalizarlo en vez de combatirlo. Solapar y finalmente darle cobertura legal es menos cansado que hacer valer la ley, que procurar justicia, que impulsar una cultura cívica que de sentido a aquella otra frase "Estado de Derecho…"
Hoy amanecimos con la noticia de que Fidel Castro Ruz, jefe de Estado cubano había renunciado. La nota en su inmensa gama de versiones y detalles daba cuenta de la madurez de Castro y de la sórdida noción de la oportunidad que tiene, por ejemplo, Bush.
Me parece que Cuba tomará su rumbo una vez que el criminal bloqueo gringo termine y el pueblo cubano pueda, sin el ambiente de hostigamiento que Washington instaló a ciencia y paciencia de la comunidad internacional, decidir lo que les corresponde única y exclusivamente a ellos.
Cuba está bloqueada desde hace 50 años, por capricho del invasor de Afganistán, de Irak y de un etcétera largo y variopinto a lo largo de la historia. Pero, ¿acaso no estamos bloqueados también, en otro sentido, claro, por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la OCDE?
Como arriba señalo, ¿por qué el Banco Mundial debe o tiene por qué decirnos qué hacer con nuestro petróleo? ¿Por qué nos dicen qué hacer con nuestra educación? ¿Con nuestro marco jurídico y el sentido de la llamada reforma judicial, claramente violatoria de los derechos consagrados en la Constitución como son las garantías individuales?
En diversas formas todos somos Cuba, Afganistán, Irak, pero no nos damos cuenta. Será porque hay una barrera entre la realidad y nuestra conciencia de ella y es, llanamente, la ideología. Sin saberlo pensamos como piensan nuestros opresores, en una especie de síndrome de Estocolmo que afecta nuestras neuronas, las aspiraciones, la idea de la política y la forma cómo hacerla, o no hacerla.
Somos un pueblo dormido por el narcótico de la estupidez acomodaticia de un opresor que simula ser nosotros, que nos ha convencido de que lo es y que puede colar en el gobierno y la economía a verdaderas oleadas de re-conquistadores, sean gachupines o de cualquier otro origen.
Por lo pronto, la dama de apellido extranjero finge que sabe de petróleo y los legisladores fingen que saben de derecho en eso de la reforma judicial. Al final todos fingen saber de negocios y las ventas alcanzan niveles de audacia inauditos: es como aserrar la rama donde estamos sentados pero, todo sea por la "competitividad" y las "alianzas estratégicas". ¡Jesús, María y José!
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