viernes, 22 de febrero de 2008

La nacionalización de Northern Rock resalta los riesgos para los contribuyentes

por Alistair MacDonald y Carrick Mollenkamp
Dow Jones Newswires 

 
Londres, 19 de febrero – En el Reino Unido se inició un nuevo capítulo de la crisis financiera global.

El domingo pasado, al decidir nacionalizar la sociedad hipotecaria Northern Rock, sumida en problemas, el primer ministro británico Gordon Brown recorrió un camino que rara vez toma el gobierno de alguna nación desarrollada. Se trata de una ruta llena de riesgos políticos y, a final de cuentas, la crisis podría repercutir en los contribuyentes.

Desde el otoño pasado, cuando Northern Rock fue objeto del primer retiro masivo de depósitos bancarios en el Reino Unido en más de un siglo, ha acumulado deudas al estado por más de 25,000 millones de libras esterlinas (48,700 millones de dólares). La decisión de Brown de rechazar dos ofertas y nacionalizar el banco representa la apuesta de que el estado puede hacer que los contribuyentes obtengan buenos dividendos en un momento en que el mercado inmobiliario del Reino Unido se desploma y que sus consumidores, que están entre los más endeudados del mundo, se han vuelto decididamente sombríos.

Lograr esa meta requerirá que el banco tome decisiones que cualquier político preferiría evitar: obligar a los accionistas a aceptar un trato que quizá no les deje casi nada; echar de sus casas a algunas personas ante el aumento que se pronostica de incumplimientos hipotecarios; competir con sociedades hipotecarias privadas; y el recorte potencial de casi la mitad de sus 6,300 empleos, en una empresa que durante mucho tiempo fuente de orgullo y crecimiento económico para la ciudad de Newcastle, al noreste de Inglaterra.

Las primeras repercusiones políticas se hicieron evidentes el lunes pasado. David Cameron, líder de la oposición conservadora, llamó a esta decisión "un desastre para los contribuyentes, para el gobierno y para nuestro país".

En tanto que Northern Rock es el primer banco que se nacionaliza a raíz de la crisis de crédito, otros también han recurrido a gobiernos en busca de ayuda de emergencia. Algunos de los mayores, como UBS, Citigroup y Merrill Lynch, han recurrido a los fondos soberanos de Asia y Medio Oriente para obtener inyecciones de capital después de sufrir grandes pérdidas en sus inversiones hipotecarias.

"Las instituciones financieras han sido muy hábiles para tomar a los gobiernos como rehenes", dijo Charles Wyplosz, profesor de economía del Graduate Institute de Ginebra. "Es probable que los contribuyentes deban pagar una factura enorme".

En Estados Unidos, hasta ahora, la función del gobierno se ha limitado a organizar rescates en el sector privado, presionar a las hipotecarias para que lleguen a acuerdos con sus deudores y proteger a la economía de las crisis, con estímulos fiscales y recortes en las tasas de interés. No obstante, en Washington se estudian con toda seriedad las propuestas que suponen usar el dinero federal para atenuar los problemas.

La decisión del gobierno del Reino Unido también podría marcar el inicio de un nuevo y más áspero escenario de la crisis financiera, en el que las medidas de los gobiernos y organismos reguladores afecten, de manera inevitable, los intereses de los grupos poderosos.

Los accionistas de Northern Rock han criticado la decisión de nacionalización del gobierno, y prometen un largo periodo de batallas legales.

Northern Rock empezó a tener problemas en agosto, cuando se congelaron los mercados de créditos de corto plazo, de los que dependía para capitalizarse, entre la agitación de los mercados crediticios. Un intento de adquisición por parte de TSB Group, propiedad del Lloyd's Bank, del Reino Unido, fracasó luego que el Banco de Inglaterra se negara a proporcionar el financiamiento a una tasa preferencial. Para calmar la demanda masiva de depósitos bancarios en Northern Rock, que se inició después del anuncio de que el banco había requerido financiamiento de emergencia del Banco de Inglaterra, el gobierno tomó la inusual decisión de garantizar todos los depósitos de Northern Rock.

Luego, el gobierno negoció con varios postores. En la medida que crecía la crisis financiera global, la lista de viables interesados se redujo a dos: el propio consejo de administración de Northern Rock y un consorcio encabezado por Virgin Group, de sir Richard Branson.

En enero, el gobierno, apoyándose en la amenaza de nacionalización, exigió que los dos postores presentaran ofertas que protegieran a los contribuyentes del Reino Unido, que se habían convertido en los principales acreedores del banco, y les dieran oportunidad de obtener utilidades en caso que Northern Rock se recuperara. Varias veces, el gobierno pidió a sus asesores de Goldman Sachs Group que intentaran encontrar un método para que el estado pudiera financiar una solución del sector privado.

A fines de la semana pasada, ambos postores hicieron esfuerzos de último minuto para mejorar sus ofertas, pero seguían muy lejos de lo que quería el gobierno. En la oferta de Virgin, el valor total de Northern Rock debía aumentar por lo menos 2,700 millones de libras esterlinas (5,260 millones de dólares), es decir, varias veces su valor actual, antes de que los contribuyentes pudieran tener algún beneficio. El gobierno pensó que su propuesta administrativa no generaría suficiente dinero fresco como para proteger a los contribuyentes del riesgo de sufrir pérdidas.

El domingo, el ministro de finanzas Alistair Darling se reunió con Brown a la hora del almuerzo. Allí se tomó la decisión de nacionalizar el banco.

Por su parte, Brown trató de distanciar al estado de la administración del banco, diciendo que el equipo ejecutivo, encabezado por Ron Sandler, exdirector general del mercado de seguros de Lloyd, administrará la empresa "muy de cerca".

El gobierno dijo que su meta es devolver el banco a la iniciativa privada lo más pronto posible, aunque de acuerdo con Brown, la privatización no podría realizarse sino hasta después de las próximas elecciones, que deberán realizarse antes de mayo de 2010. Las negociaciones de las acciones de Northern Rock en la Bolsa de Valores de Londres se suspendieron, al anticiparse su eliminación en la lista de la bolsa.

En lo referente a cuánto tiempo podría el banco permanecer endeudado con los contribuyentes, Sandler dijo, "Es evidente que hablamos de un periodo de varios años". Eso puede dar una idea sobre el tiempo que podría durar la participación del gobierno en el banco. El Banco de Inglaterra apenas terminó de saldar las deudas de Slater Walker Securities, un banco rescatado en 1975.

Una de las primeras tareas del banco, ahora propiedad del estado, será tratar con los furiosos accionistas. Darling dijo que un árbitro independiente valuará las acciones de Northern Rock como si el banco nunca hubiera recibido el apoyo del Estado, una táctica que quizá deje a los accionistas con casi nada.

"Pensamos recurrir a todas las opciones en todas las jurisdicciones posibles", dijo Jon Wood, administrador de fondos de SRM Advisers con sede en Mónaco, uno de los dos fondos de inversiones de riesgo que tomaron parte activa en el asunto y que, en conjunto, controlan cerca de 20% de las acciones del banco. Ambos fondos habían respaldado la oferta de la administración.

El éxito del gobierno con Northern Rock también dependerá mucho de la economía inmobiliaria del Reino Unido. Ese mercado se acerca de manera gradual a una desaceleración, en una tendencia que ya puso freno al gasto de consumo, que representa dos tercios de la economía británica. Al estar los consumidores del Reino Unido entre los más endeudados: sus deudas totales representan 164% de sus ingresos disponibles anuales, por mucho el mayor nivel de endeudamiento entre las naciones desarrolladas, los economistas esperan que toda desaceleración provoque un marcado aumento en los incumplimientos hipotecarios.

Esta perspectiva inmobiliaria significa que el gobierno, en tanto nuevo propietario de Northern Rock, tal vez se vea obligado a echar de sus casas a algunas personas. "Es inevitable", dijo Howard Archer, economista jefe de Global Insight para Europa y el Reino Unido. "A pesar de que el gobierno ya designó a un equipo ejecutivo, así muy difícil".

Algunos competidores temen que, como entidad propiedad del estado, Northern Rock tenga ventajas injustas para atraer depósitos y obtener recursos para financiar sus operaciones. El lunes pasado, la calificadora Standard & Poor's mejoró la calificación crediticia, de "A-" a "A", una mejora que quizá reduzca el costo de pedir créditos de la organización.

Northern Rock "tiene una ventaja significativa de costo y de garantía en sus depósitos", dijo Alex Potter, analista hipotecario de la firma Collins Stewart de Londres.

Sin embargo, la capacidad del banco para competir y expandir sus actividades dependerá de las autoridades de la Unión Europea, a quienes el gobierno debe presentars un plan de ayuda estatal antes del 17 de marzo. La Unión Europea tiene reglas estrictas sobre la ayuda gubernamental que se proporciona a cualquier empresa, mismas que tratan de asegurar así un nivel de competencia equilibrado.

La Comisión Europea, la rama ejecutiva de la Unión Europea, verá qué tanto vale la ayuda estatal proporcionada a Northern Rock, en términos de qué tan baratos son los préstamos del banco y qué tan atractivo hace al banco para los depositantes. La comisión tratará de balancear estos aspectos al exigirle al banco deshacerse de activos y limitar el alcance de sus actividades.

Muchos analistas esperan que la nueva administración de Northern Rock se vea forzada a reducir sus operaciones, y que se deshaga de cerca de 100,000 millones de libras esterlinas (195,000 millones de dólares) en préstamos hipotecarios para disminuir su deuda con el gobierno y así cumplir con la demanda de la Unión Europea de reducir operaciones. Una persona familiarizada con esta cuestión dijo que al gobierno del Reino Unido le dijeron que tenía que esperar que el tamaño de la hipotecas del banco se reduzca entre 50% y 60%, de manera que el cociente de los préstamos hipotecarios que ha concedido contra los depósitos que ha recibido esté más de acorde con el de sus similares del Reino Unido.

Sin embargo la contracción de sus negocios implicaría la difícil tarea de despedir a muchos de los 6,300 empleados de Northern Rock. La mayoría vive cerca de las oficinas generales del banco en el noreste de Inglaterra, alguna vez una región intensamente industrializada y que es un distrito electoral importante para el partido Laborista de Brown.

Traducido por Luis Cedillo

Editado por Juan Carlos Jolly

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Fecha de publicación: 21/02/2008

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