México, siglos atrás, regaló al mundo entre otras cosas el cacao y el chicle. Aportaciones muy importantes, con grandes efectos en la cultura occidental. La imagen del piloto gringo o inglés, al bombardear una escuela, un hospital, o una vivienda en Irak, Afganistán, Kosovo, Granada, Panamá, Vietnam, Corea, o donde sea, no estaría completa si, al tiempo de dejar caer su mortífera carga, no trajera entre sus manos o sus mandíbulas una barra de chocolate o de goma de mascar.
Gracias a Rosario Robles, México puede presumir una nueva aportación al mundo, que está a punto de ser reconocida: EL FEMINISMO FALICO. Es un curioso tipo de feminismo, que abandera la causa de la equidad de género, particularmente en lo que toca a los mecanismos de acceso a los cargos políticos y a otras fuentes de dinero público. Este nuevo feminismo adora a un poderoso dios, El Gran Falo de Oro Ahumado.
Cuenta la leyenda que un día, cuando Rosario disfrutaba en la ciudad de Bonn, Alemania, de un merecido viaje de turismo político (gracias al erario, obvio) se manifestó ante sus ojos, entre una nube de humo y destellos luminosos, el divino Gran Falo de Oro Ahumado. Pero el Gran Falo adoptó, bajando las escalerillas de un Jet privado, la forma cárnica de un empresario mexicano argentino levemente ahumado, que después estaría también un poco tiznado.
La Robles cayó postrada ante los inmensos poderes de Gran Falo de Oro Ahumado. La divinidad del nuevo ser, aparecido en la vida de esta insigne política mexicana, se fue manifestando poco a poco, aunque de manera cada vez más deslumbrante. Viajes a todo el mundo, pues Gran Falo disponía siempre de su Jet privado, trajes Chanel, compras miles, lujos al por mayor. Inclusive una vez Gran Falo hizo aparecer, para uso y disfrute de su adoratriz Rosario, una "casita chiquita, por allá en el Pedregal… con jardines, alberquita y calefacción central".
Pero nada fue gratuito. Gran Falo, como todo dios que se respete, fue exigiendo a su nueva adoratriz sacrificios cada vez mayores. Así fue que Rosario, para conservar los favores de su dios, fue dejando en el camino principios, amigos, dignidad, lealtades, inteligencia, vergüenza, escrúpulos, credibilidad. No es que ella quisiera hacerlo, pero ¿Cómo decir que no a Gran Falo, después de todo lo que le había dado?
De visita en Hermosillo, ahora Rosario Robles se presenta como sacerdotisa, en una ceremonia litúrgica, en adoración del Áureo Dios Fálico Ahumado. Pidiendo que en el proceso electoral del año próximo, las participantes en esta ceremonia accedan a cargos públicos, se elevarán oraciones para que, si Gran Falo así lo quiere, se abran los caminos de la cuota de género. Cuanto mejor si es por la veredita alegre de las listas plurinominales.
No dejen de asistir a esta jornada milagrosa. Este dios sí cumple, no como otros. Rosario Robles lo garantiza.
Martín Vélez.
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Fernando V. Ochoa
cel 6621 50-83-33
ser como el clavo, que aun oxidado, sigue siendo clavo.
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Libreta de notas, con información propia y ajena de asuntos fundamentalmente económicos de Fernando Ochoa V.
viernes, 23 de mayo de 2008
LA SACERDOTISA y...
LA SACERDOTISA Y EL FALO AHUMADO.
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