Miguel Ángel Avilés
PENA DE MUERTE: EL DOBLE DISCURSO
Escribo esto a menos de veinticuatros horas del momento en que, inaplazablemente, puede ser ejecutado en Texas el mexicano Jose Ernesto Medellín Rojas.
Escribo esto justo cuando escucho la noticia en la cual se señala que el coordinador de los diputados del PRI, Emilio Gamboa se pronunció a favor de la pena de muerte para secuestradores si se sigue incrementando este delito.
En el caso de Medellín Rojas todo parece indicar que nada se puede hacer para evitar su ejecución. Este lunes la Junta de Perdones y Libertades Condicionales de Texas negó por unanimidad de otorgarle clemencia un día antes que se venza el plazo para ello. Los siete integrantes del organismo votaron en contra de posponer por 180 días la ejecución de Medellín -acusado de haber participado en la violación y homicidio de dos jovencitas en Houston en 1993- y rechazaron conmutar su sentencia por la de cadena perpetua.
Su defensa interpuso un recurso ante la Corte Federal de Apelaciones del Quinto Circuito y mantiene otra ante la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos en un último intento de frenar la ejecución programada para las 18:00 horas de este martes.
México, a través de las autoridades diplomáticas, esta haciendo lo suyo. Las autoridades Tamaulipecas, de donde es originario Jose Ernesto, se han sumado a este intento. Su familia, en el límite de la resignación y la esperanza, sólo le pide a Dios que la vida de este joven no le sea indiferente.
Todo parece ser en vano; sin embargo, a pesar de esta realidad, se puede leer que una buena parte de las autoridades y actores políticos de nuestro país y una buena parte de ciudadanos que se han pronunciado en torno a lo que le pasa a Medellín Rojas, no están de acuerdo con la vigencia de la pena de muerte.
Pero esta lucha tiene sus contrapesos. De nueva cuenta, al calor de una coyuntura, muy lamentable por cierto, otra vez salen las voces que pugnan porque en México se reinstaure la sanción capital.
El secuestro y muerte del joven de 14 años de edad Fernando Martí, hijo de Alejandro Martí, uno de los empresarios de Deportes Martí, merece la reprobación total y consterna a cualquiera que quiera vivir seguro y en paz en este país.
No obstante, dicho caso no puede ser el combustible para que los actores políticos del partido que sea, quieran esconder la incapacidad que han tenido para frenar la inseguridad pública que ha traído consigo una sangrienta batalla campal entre el crimen organizado y en forma por demás cómoda, recurran a su pueril retórica para lucirse con pronunciamientos demagógicos como los que ahora hace alguien con tan escasa autoridad moral como lo es Emilio Gamboa Patrón.
Esto no nada mas pone en evidencia su reducida visión del fenómeno criminal actual, sino que manifiesta el doble discurso que se tiene ante un mismo tema. Por ignorancia o por conveniencia, el Coordinador de los diputados priistas sugiere la pena de muerte como si lo secuestradores, estos los del asunto que lo motivo a declarar así, hubiesen emergido de la nada y que poniendo fin a sus vidas, el país conquistará la tranquilidad deseada. Si este martes muy temprano se le preguntara sobre el caso de Medellín Rojas, sin duda y con todo cinismo, manifestaría su solidaridad con su compatriota.
Sin impunidad alguna y resultando plenamente responsables de los delitos, los tipos que secuestraron al hijo del empresario deportivo deberán ser sancionados con la pena de prisión que el juez de la causa considere dentro de los marcos que la ley le dicta. Pero el grave problema del secuestro no puede parar ahí. Este delito, cuyo deshonroso primer lugar a nivel internacional lo tiene México, se compone de muchas otras variantes que requieren estudiarse y uno muy importante, nodal diríamos, es la colusión, el contubernio, la confabulación, la complicidad, la componenda que las bandas delictivas tienen con las autoridades policiacas, aquella y esta que debieran ser polos opuestos, pero que hoy parecen ser sinónimos.
Esto se pone Justamente de manifiesto en el caso de Fernando Martí. Según los expeditos resultados y las recientes noticias las autoridades policíacas del Distrito Federal detuvieron el viernes a José Luís Romero Jaimes, comandante en jefe de la Policía Judicial y a Marco Antonio Moreno Jiménez, agente federal, por su presunta participación con el secuestro del joven y quienes formaban parte de la denominada banda de la flor.
En 2007, el número de secuestros en el país aumentó 35% el respecto al año previo, según datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Mientras que en el 2006 se reportaron 325 plagios, el año pasado la cifra subió a 438 denuncias.
México encabeza la lista de países donde se registra un mayor número de secuestros, justo arriba de Colombia, Brasil y Nigeria, según un diario alemán.
"México es, antes de Colombia, Brasil y Nigeria, el país de la tierra en el que hay la mayor cantidad de secuestros", dijo recientemente el jefe de una empresa internacional de seguridad que se ha especializado en secuestros citado por el diario alemán Handelsblatt al citar fuentes de empresas de seguridad y aseguradoras.
La Ciudad de México es la zona urbana más insegura en México, aún por encima de ciudades fronterizas en las que impera la violencia por el narcotráfico, ya que tiene una incidencia delictiva
Todos estos datos son suficientes razones para que el tema delictivo y en particular el del secuestro estuviera encabezando la agenda de prioridades de nuestros políticos, sean estos de cualquier poder, partido o nivel de gobierno. Esto, empero, los obligaría a hondar en temas relativos a la corrupción, a la impunidad, a la arbitrariedad, a la negligente procuración e impartición de justicia y abusos policiacos, al binomio delictivo secuestradores-policías y sobre todo en un tema que no por común y trillado podemos dejar en el olvido: la delincuencia de cuello blanco.
Por eso es más cómodo hacer como que la virgen le habla, citar a la prensa y decir: "Yo en lo personal, apoyaría la pena de muerte si veo que sigue esto creciendo. Yo en lo personal, pero no puedo hablar como coordinador de un grupo parlamentario." En entrevista, Emilio Gamboa anunció que los priístas elaborarán una iniciativa para elevar penas a los secuestradores. "Le he pedido hoy al presidente de la Comisión de Seguridad Pública que se ponga a hacer una iniciativa de un castigo mucho mas severo y fuerte a los secuestradores en nuestro país."
Pero hoy martes, de llevarse a cabo la ejecución de Jose Ernesto Medellín López, el señor legislador, en un simple cambio de antifaz, quizás vuelva a citar a la prensa y, sin el mínimo sonrojo, públicamente también se consternará.
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Fernando V. Ochoa
cel 6621 50-83-33
ser como el clavo, que aun oxidado, sigue siendo clavo.
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