jose miguel moreno, director editorial del semanario sin limites
A propios porque el mismísimo banco central había especificado que el ajuste al alza en las revisiones sería mucho menos pronunciado. Así, doce días antes, en su última reunión de política monetaria, Banxico justificó el incremento de las tasas de referencia en 25 pbs arguyendo que aumentaría su pronóstico de inflación en "aproximadamente medio punto porcentual en promedio". La realidad fue que la revisión, en promedio, para los próximos 24 meses se ubicó en 0.89 puntos porcentuales.
En medio, claro, se publicó un dato de inflación horrible para la primera quincena de julio, de 0.38%, por lo que sólo en ese período casi supera la inflación de todo el mes de julio del año pasado (0.42%), lo que pudo motivar, en alguna medida, el cambio en la estimación.
Pero también sorprendió a extraños, porque nadie podía imaginarse que en el último trimestre de este año la inflación pudiera alcanzar 6.0%. A finales de 2007, la encuesta de Infosel arrojaba un pronóstico de inflación para el cierre de 2008 de 3.9%, siendo el pronóstico más alto entre los participantes de 4.1%. Para finales de febrero, la estimación para este año bajó a 3.7%. Pero incluso, en la encuesta de la semana pasada, ya con los nuevos pronósticos de Banxico en la mano, el consenso espera una tasa de 5.3% para el final de 2008, por debajo del rango establecido por Banxico (5.5%-6.0%).
Para más sorpresas, Banxico se decantó por pronósticos muy altos de inflación cuando en su propio informe detalla varios aspectos que le hacen ser optimista con la evolución futura de los precios. De este modo, estima una disminución de las presiones alcistas en los precios de las materias primas, un debilitamiento de la demanda interna que limitará la capacidad de las empresas para trasladar al consumidor final el incremento de los costos, y unas expectativas de inflación para el mediano plazo apropiadamente "ancladas".
¿Por qué, entonces, Banxico sacó esos pronósticos tan estratosféricos? La respuesta, quizás, es más para tener un escenario base de inflación, el que ellos creen el más probable. Lo que hicieron fue diseñar la trayectoria de precios que mejor se adecuaba a su estrategia de política monetaria.
El objetivo de Banxico con ese escenario de precios tan alto es cubrirse las espaldas y colocarse en el peor de los mundos posible en cuanto a inflación se refiere. Después de los errores cometidos en el pasado, y luego de subir las tasas de interés en dos ocasiones, consideraron más conveniente equivocarse por exceso que por defecto, en parte, porque cometer errores para bien mina en menor medida la credibilidad que si esos errores fueran para mal.
Pero, lo más importante es que, con este escenario de inflación, la conducción de la política monetaria será más cómoda y, por tanto, Guillermo Ortiz se verá menos presionado a subir tasas de manera acelerada en un contexto tan poco propicio, con la economía de EU todavía renqueante y un riesgo muy palpable de que pueda entrar en recesión, lo que posiblemente también zambulliría a la economía mexicana.
En un principio, y con un rango de inflación holgado, las metas no se verán presionadas en el corto plazo y por tanto, Banxico no tendrá que justificar subidas de tasas por el simple hecho de que la inflación se va por encima de sus estimaciones. En ese sentido, reconocer que la meta de inflación ya no se alcanzará al final de 2009 sino al final de 2010, es fundamental.
Solventado ese condicionante, la política monetaria dependerá más bien, tal y como se especificó en el comunicado de política monetaria, de que se produzca un deterioro en las expectativas de mediano plazo, algo que hasta hace poco no era muy notorio, pero que se empieza a hacer perceptible para el 2009.
Según la encuesta de Infosel, la inflación en el 2009 podría ubicarse en 3.9%, en la parte alta del rango que espera Banxico para el último trimestre de ese año (3.5%-4.0%) y una rápida subida comparado con 3.5% a principios de junio. Para el 2010, las expectativas se han mantenido más estables, aunque ha repuntado a 3.5% alejándose del objetivo de 3.0% que busca Banxico.
De momento, Banxico parece conforme con que las subidas de tasas que realizaron en los dos meses anteriores pueden ser suficientes para anclar las expectativas inflacionarias de mediano plazo, que ahora mismo parece ser su prioridad.
En ese sentido, hizo énfasis en que la política monetaria actúa con rezago y que su efecto se hará sentir en un período de entre 18 y 24 meses, que es donde precisamente quiere incidir ahora. En una parte del informe, Banxico comenta que es de esperar que "la mayor astringencia en la postura monetaria contribuya a mejorar, de manera significativa, el balance de riesgos sobre la inflación".
Pero además de todo esto, Banxico mandó más señales que sugieren que la abrupta revisión en las estimaciones de precios no necesariamente significa mayores tasas de interés en el corto plazo.
Por ejemplo, y esto ya lo había dicho en comunicados previos, no percibe que haya presiones de precios por el lado de la demanda, sino que se derivan de "perturbaciones que han afectado a la inflación por el lado de la oferta agregada", y en concreto asociadas a la evolución de los precios de las materias primas en los mercados internacionales, a la reforma fiscal y al clima, lo que convierte a la política monetaria en un instrumento muy ineficaz para atajarlos.
A su vez, también parece confiado en que la desaceleración de la economía global contribuirá a disminuir la tendencia al alza de las materias primas, cuyas cotizaciones han empezado a ceder en las últimas semanas.
Por tanto, la estrategia de Banxico parece diseñada para evitar un ciclo largo de restricción monetaria en una coyuntura en la que una recesión en EU todavía es posible. Es cierto que el dato de inflación de julio, la brusca revisión de Banxico al escenario de precios y el deterioro de las expectativas inflacionarias para el 2009 en las últimas semanas (quizás la peor noticia), lo ponen en una situación tan comprometida que posiblemente tenga que volver a subir, en agosto, otros 25 pbs. Pero después, salvo que el peor de los mundos inflacionarios sea posible, tratará de buscar una pausa.
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Fernando V. Ochoa
cel 6621 50-83-33
ser como el clavo, que aun oxidado, sigue siendo clavo.
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