jueves, 30 de julio de 2009

EL ZANCUDO del chapo soto

El Zancudo

(No mata, pero hace roncha)

 

Arturo Soto Munguía

 

Pobre Alfonso

 

Así se refirió el dirigente estatal del PAN, Enrique Reyna Lizárraga, al derrotado candidato del PRI-Sonora a la gubernatura, Alfonso Elías Serrano.

"El único fraude que vemos aquí, es el que los abogados del PRI le han hecho al pobre de Alfonso, porque le están mintiendo", declaró Reyna, en alusión a la demanda de anulación de la elección para gobernador, que a dos manos otra vez, el gobierno del estado y el PRI-Sonora, están difundiendo en una dispendiosa campaña mediática.

Pero el dirigente panista no es el primero, mucho menos el único, que ha deslizado esas palabras cuando aluden al excandidato: 'pobre Alfonso'.

Desde la precampaña, cuando solía presentarse como 'el candidato de la lealtad', excluyendo de facto a todos los que supusieran siquiera que lealtad era sinónimo de sumisión, ya había quienes decían así: 'pobre Alfonso'.

Desde que Eduardo Bours lo comenzó a cargar a 'papuchi' por cuanto corte de listón se le ocurría, la gente comenzó a decir así: 'pobre Alfonso, donde lo cargan'.

Cuando cien mil ciudadanos sonorenses gritaron ¡Fraude!, y se inconformaron con la elección que lo hizo candidato a la gubernatura, Alfonso Elías los despreció, pero por alguna razón, la gente se refería a él con indulgencia: 'pobre Alfonso', decían.

 

II

 

El 5 de julio por la tarde, el así llamado Vaquero lanzó cohetes al cielo y proclamó su triunfo a voz en cuello, con una mano en la mano de su esposa y la otra en un par de actas de pueblitos remotos y diminutos donde llevaba una decena de votos de ventaja.

Quienes lo oyeron gritar desaforado que al otro día los esperaba en la oficina del gobernador, que Sonora ya iba al siguiente nivel y otras sandeces, volvieron a preguntarse quién lo subió tan perversamente a ese templete a hacer el ridículo de su vida política.

Porque unas cuantas horas después, el PREP comenzaba a mostrar una tendencia a favor del candidato del PAN; ventaja que fue creciendo hasta el final del conteo.

Y quienes lo habían oído proclamarse gobernador unas horas antes, se volvieron a decir: 'pobre Alfonso, ¿quién lo trae ahí?'.

 

III

 

Pero eso se decía desde antes. Una anécdota de la precampaña, pudiera ilustrarlo

El 26 de febrero, a unos días de la elección interna, Alfonso Elías Serrano se presentó a un debate entre los precandidatos del PRI a la gubernatura, convocado por el periódico 'Expreso', que desde entonces ya iba de tumbo en tumbo por el despeñadero del descrédito.

Elías Serrano fue el único precandidato que asistió.

Una noche antes los otros contendientes: Ernesto Gándara, Carlos Zataráin y Julio César Córdova, habían detectado un operativo para montar la escenografía más aparatosa, que justificara las ocho columnas de ese diario al día siguiente: "Elías: un león rasurado".

(Ejemplo hipotético).

Aquella mañana, en el Cerro de la Campana y en otras partes cercanas al periódico, se congregaron por miles, acarreados de camiseta roja, torta, soda y doscientos pesos, listos para tomar la calle con sus matracas, trompetas, tambores y gritos.

La estridencia que se desgañita para sustituir la pobreza del discurso. El 'ruidajo' que reemplaza las limitaciones conceptuales. Las aglomeraciones compradas, como recurso para llenar las plazas y fotografiar el momento sublime de una realidad virtual que proyecta grandes consensos, tan efímeros y precisos como un pago por evento.

Al día siguiente Martín Holguín, director de ese medio insultó y descargó su ira contra el que llamó 'bloque rebelde' integrado por los otros tres precandidatos, y calificó a Alfonso Elías como 'un león rasurado' al que aquellos tuvieron miedo.

Su 'Carta a Ernesto Gándara' es la explicación más a la mano, de lo que hoy ocurre con ese diario.

 

IV

 

Durante la campaña interna,  Alfonso Elías nunca convocó más simpatías que las estrictamente necesarias; nunca levantó siquiera su propio ánimo y sin embargo, siempre tuvo la obsequiosa desmesura del elogio multiplicado en los medios de comunicación masiva, pero poco convincente.

Así llegó el 8 de marzo, con los resultados ya conocidos. El fraude para imponer a Alfonso Elías como candidato del PRI-Sonora fue tan monumental, que no hubo rincón del estado donde no se aludiera a un proceso amañado, fraudulento, inequitativo, abusivo, prepotente y avasallador por el poder del dinero y la amenaza.

"¡Así sí vale!", cantaron entonces los eufóricos 'triunfadores' del 8 de marzo, y bailotearon sobre los vencidos.

Por eso ahora que, derrotados, exigen la anulación de la elección constitucional por inequidades, excesivos gastos de campaña y mapacherías varias, los sonorenses más o menos enterados, no pueden sino esbozar una sonrisa del tipo: "ya ni la chingan".

La campañita 'Así no vale', resultará muy costosa en lo económico, y muy inútil en lo político.

Porque en un contexto social cruzado por el desaliento; con una sociedad herida por la tragedia y desencantada con la política electorera, insinuar siquiera la posibilidad de repetir una campaña, una elección y un nuevo conflicto poselectoral, es el salvoconducto más expedito a una mentada de madre.

 

V

 

Además, las quejas sobre inequidad hacen sonreír a la gente que está enterada del descarado abuso de los medios de comunicación estatales, para promover el vaquerismo de siguiente nivel y denostar groseramente a sus contrincantes.

Las quejas sobre derroche financiero remiten inmediatamente a los pendones monumentales, los espectaculares, la lluvia de spot de radio y televisión (señaladamente en Telemax y Radio Sonora); las noticias mal disfrazadas, la invasión de los rojos en toda la programación.

Pero de nada le valió a Alfonso Elías el derroche insultante de recursos públicos, ni el abusivo manejo clientelar de los programas sociales, ni el acarreo por lista de beneficiarios de los programas para abatir la miseria donde sobra quién venda un voto a 500 pesos y si son mil, mejor.

Nada de eso sirvió. Alfonso Elías perdió la elección frente a un Guillermo Padrés que ya le había metido más de 90 mil votos de diferencia tres años atrás, cuando le ganó el escaño en el Senado.

 

VI

 

Cuando después de la elección, se desapareció por 20 días, la gente decía: 'pobre Alfonso, ¿dónde andará metido?'.

Cuando lo sacaron de ese misterioso ostracismo de media cuarentena, para ponerlo a leer unas cuartillas y ordenarle que se retirara inmediatamente, sin responder una sola pregunta a los reporteros, la gente sigue diciendo: 'pobre Alfonso, él no es para eso'.

Qué pena con los vaqueros, los echados pa'delante, los sonorenses bien nacidos, los que hablan de frente, etc., pero después de su misteriosa ausencia, Alfonso Elías reapareció, leyó y corrió.

Con la percepción que genera ese mensaje, el fracaso de la costosa campaña, eufemísticamente bautizada como "Así no vale", está garantizado.


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