jueves, 16 de julio de 2009

UNA LUCHA EJEMPLAR

     Isabel Dorado Auz

     Este fin de semana me tocó conocer a Edgar Mondragón Bustamante, padre de Ismael Mondragón Molina, quien perdió la vida producto de una negligencia médica cuando se le sometió a una cirugía para corregir una craneosinostosis sagital, aunque el padre asegura que, en realidad, fue un homicidio calificado. Lo anterior sucedió el 15 de Diciembre de 2004 y Edgar lleva ya cerca de 5 años tratando de que se haga justicia en relación a la muerte de su niño.

     En el expediente del caso se acaba de abrir el tomo 9 de la investigación y en el se pueden encontrar una serie de documentos que han emitido varias instituciones relacionadas con el caso, en la mayoría de las veces en apoyo a la lucha de Edgar Mondragón. Existe por ejemplo una recomendación de la Comisión Estatal de Derechos Humanos porque jamás recibió la explicación a que tenía derecho, junto con su familia, respecto de las causas que originaron el fallecimiento de su hijo, así  como del proceder de los médicos, profesionales, técnicos y demás personal  que lo atendieron, pero lo más importante es el cuestionamiento respecto a que si el Dr. José Manuel Orozco Vázquez se encuentra capacitado para realizar esa operación. En palabras de Edgar, su hijo solo le sirvió al Médico para experimentar una técnica, ya que Orozco Vázquez no es neurocirujano sino un dentista maxilofacial.

     En las consideraciones de un punto de acuerdo en la Cámara de Diputados (19 de Febrero de 2009), Fernando Enrique Mayans Canabal, del grupo parlamentario del PRD menciona que el Ministerio Público del fuero común, quien determinó mediante la exhumación del cuerpo, que la muerte del menor fue a consecuencia de paro cardiorrespiratorio por edema cerebral, existiendo evidencia pericial para considerar negligencia en la atención médica. Además de que la opinión del Colegio de Neurólogos y Neurocirujanos de Sonora quienes, a petición de la autoridad, participan como peritos en el caso determinando una mala e inapropiada técnica ya que el niño debió haber sido operado por un médico neurocirujano pediatra; además de que según el video estiman que se trató de una cirugía cruenta, excesiva y fuera de indicación, desconociendo la participación activa del cirujano (Dr. Mario Gabriel Guevara Barraza), quien supuestamente participó en tal acontecimiento. Se menciona también la recomendación número 45/2006 de la CNDH de fecha 21 de diciembre de 2006 que precisa al ingeniero Eduardo Bours Castelo, gobernador de Sonora para que en su carácter de superior jerárquico y no de autoridad responsable se sirva girar sus instrucciones al secretario de Salud en esa entidad federativa para que a la mayor brevedad se dé cumplimiento en sus puntos a la recomendación 07/2005, emitida por la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Sonora el 2 de agosto de 2005, así como seguimiento al procedimiento administrativo iniciado por el titular del Órgano de Control y Desarrollo Administrativo del Hospital Infantil de Sonora en contra de los servidores públicos de ese nosocomio, y se informe a la CNDH sobre la resolución final que se emita en el procedimiento.

     Con todo y el largo trajinar de Edgar Mondragón, los Doctores responsables de la negligencia siguen trabajando normalmente y no se sabe cuantas negligencias más se habrán presentado desde entonces, ya que al no haber sanciones claras y contundentes el riesgo de que se siga experimentando con los pacientes estará vigente, sobre todo cuando no son especialistas los que llevan a cabo ese tipo de operaciones.

     Las negligencias serán más comunes por mientras se mantenga ese manto de impunidad. Recuerdo nada más que una de las peticiones del movimiento 5 de Junio, de la guardería ABC, de que se construya un hospital sería mejor reorientarlo a equipar eficientemente el actual Hospital Infantil del Estado de Sonora, ya que Edgar comentó que el material utilizado es totalmente obsoleto y que a su hijo le rompieron el cráneo con un serrucho de amputación y una cegueta.

     Hoy como secuela de la lucha Edgar perdió su negocio particular, sobrevino el divorcio de su esposa y de parte de la autoridad estatal solo ha recibido agravios. Sin embargo el sigue de frente y seguramente la muerte de su hijo no quedará impune, pero ha tenido que entregarse en cuerpo y alma a esta causa y lo menos que podemos hacer por él es difundir su caso y presionar para que la ley se aplique a cabalidad en el menor tiempo posible. 


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soy como el clavo, que aun viejo y oxidado, sigue siendo clavo

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