BLOG DE MIGUEL VARGAS EN MILENIO
En México el tema de la justicia redistributiva, del imperativo por reparar la mala repartición de la riqueza, es apenas un tema de campaña electoral, pero difícilmente pasa de esa categoría para convertirse en el eje de acción de nuestros gobiernos. Y es que si en tiempos de bonanza económica es difícil encontrar el valor de la solidaridad entre mexicanos, sobre todo en las élites en el poder, es aún más complicado que ésta aparezca en medio de una grave contracción económica.
Aún cuando se le puedan recriminar sus formas y su posterior accionar político, el gran éxito de López Obrador en la campaña presidencial de 2006 fue que puso en el centro del debate nacional el tema de la pobreza y la desigualdad económica, prometió luchar por aminorarlas y su discurso caló tan hondo que el rival –hoy presidente– que le ganó la Presidencia en base a atacarlo y desprestigiarlo, después tuvo que copiarle varias propuestas y hasta prometió rebasar por la mismísima izquierda al líder más carismático que ha tenido la izquierda mexicana en las últimas décadas. Pero, aunque se acepte que la responsabilidad sobre la desigualdad imperante en el país no puede recaer sólo en un personaje, hay que decir claramente que el presidente Calderón no ha centrado sus energías en el tema de la justicia redistributiva y que no ha rebasado por la izquierda a nadie (a menos que esté circulando en sentido contrario), pues los resultados de su política social son más que pobres, así lo confirma la Encuesta Nacional Ingreso Gasto de los Hogares 2008 recientemente publicada por el INEGI.
El 80 por ciento más pobre de la población ha visto reducidos sus ingresos reales en los últimos dos años. El decremento más grave lo encontramos en el decil más pobre, este diez por ciento de la población vio como sus ingresos familiares trimestrales pasaron de 6,651 pesos en 2006 a 6,116 pesos en 2008, para una disminución de 8 por ciento. Así, los ocho deciles más bajos también vieron reducidos sus ingresos familiares en este periodo: los ingresos del decil 2 bajaron 7.2%; del 3, 5.1%; del 4 y del 5, 4.9%; del 6, 2.9%; del 7, 2%; y del 8, 1.1%. Mientras que los ingresos del 20% más rico del país prácticamente no sufrieron ningún cambio: los del decil 9 crecieron 0.2%, mientras que los del decil 10 permanecieron constantes.
Aunque el coeficiente Gini, que mide la desigualdad económica (tomando un valor de 0 cuando se registra la igualdad económica perfecta y 1 la desigualdad absoluta) ha mejorado ligeramente, pasando de 0.511 a 0.498; esto se debe más a la baja generalizada de los ingresos en el 80% de la población con menos recursos, que a un mejoramiento de éstos respecto a los deciles altos. Los polos se han alejado, no se han acercado: si en 2006 el ingreso del decil más rico era 20 veces superior al del decil más pobre, esta relación es ahora de 22 a 1. Con estos datos, aunque no hay ningún segmento de la población mexicana que esté mejorando en términos económicos, sí se puede ver con claridad quiénes son los que más han perdido en este periodo presidencial.
En 2006 el debate público nacional se centraba en la pobreza y la desigualdad. Hoy no estamos mejor que entonces, pero ya nadie habla de esos temas. Lo que el Ejecutivo no ha logrado en la lucha contra el narcotráfico o en la lucha contra la pobreza, sí lo ha conseguido en la arena mediática: en la lucha por darle prioridad a unos temas y hacer olvidar otros… Esa guerra, sí que la ha ganado el presidente Calderón.
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soy como el clavo, que aun viejo y oxidado, sigue siendo clavo
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