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Fernando V. Ochoa
cel 6621 50-83-33
ser como el clavo, que aun oxidado, sigue siendo clavo.
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Libreta de notas, con información propia y ajena de asuntos fundamentalmente económicos de Fernando Ochoa V.
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GUERRA EN RED: GUERRA DE ENJAMBRE La guerra ya no es entre naciones con fronteras nítidas, embajadas, frentes de ejércitos uniformados, comunicados oficiales, banderas e himnos nacionales. |
Se atacarán sociedades mediante la combinación de ideas, tecnología, acciones de guerra armada y el absoluto control de los medios de comunicación.
La guerra eterna declarada el 11S por Bush, ha significado que el enfrentamiento amigo-enemigo trasciende todos los niveles de identificación del pasado. Incluso el de combatiente y no combatiente. La "Guerra en Red" (Netwar en la terminología de la RAND Corporation), es una cara más en la guerra de baja intensidad global, una nueva vuelta de tuerca en el conflicto basado en formas de organización, estrategia y tecnología en red.
Los EEUU prueban cotidianamente las capacidades de defensa de naciones soberanas para comprobar su potencial y sus defensas en una eventual ciberguerra. Por tanto, debemos adaptarnos a las transformaciones que exigen nuestros tiempos para conducir el conflicto; necesitamos reorganizarnos en el mundo tal como somos, como una enredadera y no como un árbol.
Guerra multidimensional
La Swarm Warfare, guerra del enjambre o de la horda, es la modalidad de conducción de operaciones bélicas que John Arquilla y David Ronfeldt (1) han desenterrado después del imbatible uso que de ella hiciera Gengis Khan. En términos modernos, esa estrategia pone en práctica la guerra en todas sus dimensiones —terrestre, naval, aérea, mediante misiles, espacial, virtual y en el plano de la información—, en múltiples teatros y niveles. Para ello es necesario que el «enjambre» de diversos componentes y de acciones que se desarrollan concentrándose en un lugar y una dimensión dadas para trasladarse enseguida a otros lugares y otras dimensiones pueda, en cualquier caso, impedir cualquier tipo de reacción. Las hordas encargadas de la destrucción física de los blancos deben integrarse y concentrarse sobre los objetivos a la par de las hordas virtuales encargadas de las acciones diplomáticas, de la guerra sicológica, al igual que las encargadas de la manipulación de la información.
Operación Enjambre (Swarming)
Ante enemigos con apoyo social, los norteamericanos utilizarán probablemente las nuevas tácticas conocidas genéricamente como swarming (enjambres), basadas en el despliegue de pequeñas unidades de comando con alto poder de fuego, autonomía propia, coordinación electrónica entre las mismas y acceso constante a información por satélite y a apoyo aéreo instantáneo con armas de precisión (Reporte especial de Manuel Castells).
¿En qué consiste?
La guerra en red, es un modo de conflicto social que involucra a sus protagonistas en el uso de formas de organización y doctrinas más relacionadas con el empleo de tecnología de punta surgida durante la llamada era de la información que de estrategias militares tradicionales, al tiempo que sugiere una conformación de pequeños grupos dispersos que se comunican y coordinan sin un orden central que signifique la supeditación a estructuras jerárquicas específicas. El término fue establecido por el científico político estadounidense David Ronfeldt y su equipo de colaboradores.
En 1998, después de realizar un estudio por encargo del Pentágono, dicho politólogo Ronfeldt y su equipo, concluyeron que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) —un grupo armado que había salido a la luz pública en enero de 1994 tras una declaración de guerra al Gobierno mexicano y a sus Fuerzas Armadas— había estrenado una nueva forma de lucha, la Netwar Social o guerra socio-informática, que consistía en formar coaliciones transfronterizas altamente entrelazadas y coordinadas para hacer una guerra de redes social que limitaría al gobierno mexicano y apoyaría la causa zapatista.(1)
Estructuras en red
Arquilla & Ronfeldt señalan tres tipos básicos de redes que pueden ser utilizadas por los actores de la guerra en red: (2)
Red cadena – Caracterizada por redes que intercambian de extremo a extremo, información y deben viajar hacia adelante y hacia atrás entre nodos intermedios.
Red estrella – Actores dispares están vinculados a un nodo central (aunque no necesariamente jerárquico), y toda la comunicación viaja a través del nodo central.
Red malla – Cada actor es capaz de comunicarse plenamente con todos los demás nodos de la red.
Los agentes de la guerra en red también pueden asumir formas híbridas, mezcla de diferentes tipos de redes y jerarquías. Por ejemplo, un nodo en la red puede ser jerárquico, una organización puede pasar entre la jerarquía y la autonomía en red en función de las exigencias operacionales, o varios miembros de un mismo grupo pueden estar en red entre sí a través de diferentes tipos de estructuras de red.
Redes de todos los canales
Arquilla & Ronfeldt sostienen que es el modelo en malla, denominado también "de todos los canales", el que se está volviendo cada vez más importante como fuente de poder de organización colaborativa. La red de todos los canales no tiene ninguna dirección central ni nodo clave cuya salida pudiera perturbar toda la organización. En lugar de ello, la red está completamente descentralizada o distribuida, que permite la iniciativa local y la autonomía en una organización que a veces puede aparecer acéfala (sin cabeza), y en otros momentos policéfala (cabeza de hidra).
La red malla es una de las más difíciles de mantener, ya que requiere una fuerte capacidad de comunicación para mantener los vínculos entre nodos. Por otra parte, la autonomía nodal resulta en un estilo de la toma de decisiones distribuidas y consensuadas, que es necesariamente dependiente de la ida y vuelta de comunicación. Como tal, esta forma de organización se ha convertido en factible en una mayor escala sólo en tiempos recientes, con los albores de la era de la información.
Estrategia de la guerra tipo enjambre
1. Unidades autónomas y dispersas se dedican al ataque hacia un objetivo común.
2. El conjunto de elementos interactuantes y acciones ofensivas que de ellos se deriva, no tienen forma pero están coordinados para golpear al mismo tiempo desde todas direcciones.
3. El objetivo del ataque es fracturar la unidad, voluntad de lucha y la cohesión del enemigo.
Características
1. Guerras culturales. Lo importante no es la conquista del territorio, lo es la conquista de la sociedad atacada. De este modo, se busca que la sociedad atacada se comporte como el enemigo de cuarta generación quiera y determine. El territorio y su conquista es accesorio, cuando el enemigo tiene una minoría mayoritaria conviviendo dentro de la sociedad atacada, y que pertenece a la cultura y tiene las creencias de la cultura atacante. (3)
2. Dispersas, deslocalizadas, ampliamente extensas muy indefinidas. La distinción entre guerra y paz será muy tenue al punto de desaparecer. No lineal, posiblemente no existirán muchos campos de batalla o frentes definidos.
3. Se atacarán sociedades mediante la combinación de ideas, tecnología, acciones de guerra armada y el absoluto dominio de los medios de comunicación: TV, prensa escrita, radio, y muy particularmente de Internet.
La tecnología en una guerra en red
Nunca la tecnología había sido tan instrumental, tan poco protagonista por sí misma como en este nuevo tipo de guerra. Como escribían, ya en los 90, Arquilla & Ronsfeldt en un conocido documento doctrinal sobre swarming.
La revolución informacional está cambiando la forma en que la gente lucha a lo largo de todo el espectro del conflicto. Lo está haciendo fundamentalmente mediante la mejora de la potencia y capacidad de acción de pequeñas unidades, y favoreciendo la emergencia de formas reticulares de organización, doctrina y estrategia que hacen la vida cada vez más difícil a las grandes y jerárquicas formas tradicionales de organización. La tecnología importa sí, pero supeditada a la forma organizativa que se adopta o desarrolla. Hoy la forma emergente de organización es la red.
En este mundo reticular, con una multiplicidad de agentes que actúan autónomamente, usando las redes para coordinarse, el conflicto es "multicanal", se da simultáneamente en muchos frentes, emergiendo del aparente caos un "orden espontáneo" (el "swarming") que resulta letal para los viejos elefantes organizativos.
Para vencer a una estrategia de swarming, de conflicto simultáneo y autoorganizado en todos los frentes, sólo cabe reorganizarse reticularmente y mejorar la propia capacidad informacional: hacer swarming defensivo, como el británico durante la Batalla de Inglaterra (1940). Por eso es un error dramático aumentar la centralización y el control de los individuos: la única consecuencia real es debilitar la propia capacidad para formar redes espontáneas en el bando propio sin mermar las del contrario.
Citas y referencias
1. David Ronfeldt: The Zapatista Social Netwar in Mexico. RAND, 1998.
2. Véase http://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_red
3. "La Revolución en los Asuntos Militares (RMA) versus 4GW. Tecnología versus la dimensión psicológica de la guerra", 2006.
4. Véase http://www.deugarte.com/wiki/contextos/Netwar
5. E. Milà: "La gran mentira. ¿Por qué es imposible entender el terrorismo internacional?", Pyre, 2002.
6. D. Verton: Black Ice: La amenaza invisible del ciberterrorismo. McGraw-Hill, 2003.
7. J. E. Fojón: "Vigencia y limitaciones de la guerra de cuarta generación", ARI, Nº 23, 2006.
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Tcnel. Héctor Herrera Jiménez, Presidente del Frente Cívico-Militar Bolivariano y editor de la revista Ámbito Cívico Militar. Caracas, Venezuela
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El propósito de esta ponencia es aportar algunos elementos para la discusión sobre el socialismo del siglo veintiuno. El tema, no por casualidad, está siendo objeto de una intensa y creciente discusión. Si hacemos una rápida consulta al Google y miramos el número de páginas existentes, a finales de Julio de 2008 sobre el "Socialismo del siglo XXI" veremos que aparecen listadas aproximadamente más de 1.200.000 páginas que responden a dicho título.
Dado el volumen de la bibliografía existente nos limitaremos a examinar algunas ideas que nos parecen centrales y que quisiéramos dejar como aporte para un futuro trabajo de elaboración colectiva. No tienen pretensión alguna de exhaustividad sino que, por el contrario, deben ser comprendidas como una parcial contribución a un debate en curso tendiente a lograr una definición cada vez más precisa del horizonte socialista de las luchas emancipatorias de nuestra época.
Abordaremos esta reflexión a partir de una distinción tripartita entre:
1. Los valores y principios medulares, que deben vertebrar un proyecto que se reclame como genuinamente socialista.
2. El programa de ese proyecto, es decir, el tránsito desde el universo de los valores a la agenda concreta de la construcción del socialismo y las políticas públicas requeridas para su implementación.
3. Finalmente, el tema del "sujeto histórico" (o los sujetos) de ese proyecto, y sus características distintivas.
Valores
Se trata de un tema clave, porque un proyecto socialista no puede manifestar la menor ambigüedad axiológica en relación a su crítica intransigente y radical a la sociedad burguesa. A la luz de las experiencias que tuvieron lugar durante la fase "keynesiana" del capitalismo no se puede alimentar la menor ilusión acerca de la capacidad de lograr reformas profundas y sobre todo duraderas en la estructura de este tipo de sociedad. La involución que sufrió a consecuencia de la contrarrevolución neoliberal a partir de los años 1980s demuestra, más allá de toda duda, que los avances que se habían producido en los años de la posguerra -y que dieran lugar a múltiples teorizaciones sobre "el fin de las ideologías", el agotamiento de la lucha de clases, las virtudes de la irrestricta movilidad social ascendente, el triunfo de la democracia liberal, etcétera- estuvieron muy lejos de ser irreversibles.
Esta reversión ha confirmado, una vez más, la extraordinaria resiliencia del capitalismo y su capacidad para retornar a la "normalidad" de su funcionamiento explotador, expoliador y opresivo una vez que se disipan las coyunturas amenazantes que, en los años de la posguerra, le obligaron a hacer pasajeras concesiones a las clases subalternas. Componente estratégico de esa coyuntura fue la amenazante presencia de la Unión Soviética. Y es que a pesar de su doctrina oficial de la "coexistencia pacífica", justamente criticada por el Che en numerosas intervenciones orales y escritas, la sola existencia del ejemplo soviético y posteriormente de la revolución china obligó a las burguesías metropolitanas a aceptar reivindicaciones que antes de 1917 hubieran sido respondidas apelando a los servicios de la gendarmería.
Dicho lo anterior es preciso subrayar que un socialismo renovado de cara al siglo veintiuno no puede quedar reducido a la construcción de una nueva fórmula económica, por más resueltamente anti-capitalista que ésta sea. El Che tenía toda la razón cuando dijo que "el socialismo como fórmula de redistribución de bienes materiales no me interesa." 3 De lo que se trata es de la creación de un hombre y una mujer nuevos, de una nueva cultura y un nuevo tipo de sociedad, caracterizado por la abolición de toda forma de opresión y explotación, el primado de la solidaridad, el fin de la separación entre gobernantes y gobernados y la reconciliación del hombre con la naturaleza.
Proyecto
El apartado anterior analizó, brevemente, la problemática de los valores y destacó la incuestionable superioridad ética del socialismo en relación al capitalismo, tema que no debe olvidarse pese a que muy a menudo se lo deja de lado. Veamos ahora el proyecto y un caso especial: "la planificación central" de la economía, que en el pasado fue interpretada como consustancial con el socialismo y que hoy aparece claramente como producto de una época no existiendo razones irrebatibles para que sea mantenida en el futuro.
Si en el marco del desplome del estado zarista, la Primera Guerra Mundial y la salvaje agresión perpetrada en contra de la joven república soviética la socialización de la economía fue asimilada con la total estatización de las actividades económicas, en la actualidad esa receta no sólo es inadecuada sino, además, contraproducente para la consolidación de un proyecto socialista en las condiciones actuales de la economía mundial.
Si el modelo de la estatización total de la economía fue una necesidad impuesta por determinadas circunstancias esto no significa que deba ser la única alternativa de un proyecto socialista. Y esta conclusión es válida aún si se tiene en cuenta que en su tiempo ese modelo fue altamente exitoso porque hizo posible un formidable desarrollo de las fuerzas productivas y convirtió al país más atrasado de Europa de comienzos del siglo veinte en una gran potencia industrial y militar. Sin embargo, sus logros en una fase de industrialización extensiva no fueron suficientes para responder eficazmente los nuevos desafíos planteados por la tercera revolución industrial, con el desarrollo de la microelectrónica, las telecomunicaciones, la informática y todas las aplicaciones industriales derivadas de estos adelantos científicos y, gradualmente fue perdiendo terreno ante sus rivales capitalistas hasta llegar a su inglorioso derrumbe final, cuando todo el edificio político construido por la primera revolución proletaria de la historia, un acontecimiento extraordinario en la vida de las naciones, se desplomó sin un solo disparo, y ante la increíble indiferencia de la población.
El tema de la magnitud e implicaciones de estos grandes cambios económicos mereció una aguda observación del Comandante Fidel Castro en su discurso del 17 de Noviembre del 2005 en la Universidad de La Habana conmemorando el sexagésimo aniversario de su ingreso a esa casa de estudios. Dijo en esa oportunidad que "somos idiotas si creemos, por ejemplo, que la economía -y que me perdonen las decenas de miles de economistas que hay en el país- es una ciencia exacta y eterna, y que existió desde la época de Adán y Eva. Se pierde todo el sentido dialéctico cuando alguien cree que esa misma economía de hoy es igual a la de hace 50 años, o hace 100 años, o hace 150 años, o es igual a la época de Lenin, o a la época de Carlos Marx. A mil leguas de mi pensamiento el revisionismo, rindo verdadero culto a Marx, a Engels y a Lenin."
Fidel tiene razón: la economía de hoy no es la de hace cincuenta años atrás. No lo son ni el paradigma productivo, ni las modalidades de circulación de las mercancías, ni las características del sistema financiero ni el entrelazamiento mundial del capital y el de éste con los estados de los capitalismos metropolitanos. Por lo tanto, las políticas económicas del socialismo deben necesariamente partir del reconocimiento de esas nuevas realidades. Y, al mismo tiempo, tener la humildad y la sensatez necesarias como para desconfiar de fórmulas librescas, pret a porter, que se presentan como válidas para todo tiempo y lugar para la construcción del socialismo. En esa misma plática a los universitarios Fidel decía que "uno de nuestros mayores errores al principio, y muchas veces a lo largo de la Revolución, fue creer que alguien sabía cómo se construía el socialismo." Lección esta importantísima, no sólo por provenir de quien proviene sino porque desafía la tendencia pertinaz en la izquierda de reducir la construcción del socialismo a la aplicación de una receta, un modelo, una fórmula.
Sujetos
Claramente, en plural. No existe un único sujeto -y mucho menos un único sujeto preconstituido- de la transformación socialista. Si en el capitalismo del siglo diecinueve y comienzos del veinte podía postularse la centralidad excluyente del proletariado industrial, los datos del capitalismo contemporáneo y la historia de las luchas de clases sobre todo en la periferia del sistema demuestran el creciente protagonismo adquirido por masas populares que en el pasado eran tenidas como incapaces de colaborar en la instauración de un proyecto socialista.
Campesinos, indígenas, sectores marginales urbanos eran, en el mejor de los casos, acompañantes en un discreto segundo plano de la presencia estelar de la clase obrera. La historia latinoamericana, desde la Revolución Cubana hasta aquí, ha demostrado que, al menos en los capitalismos periféricos el exclusivismo protagónico del proletariado industrial no fue confirmado por los hechos. Baste recordar la caracterización del "pueblo" hecha por Fidel Castro en La Historia me Absolverá, o el papel de esas masas populares urbanas y rurales en los levantamientos que tuvieron lugar en Bolivia y Ecuador (que se tradujeron posteriormente en las victorias electorales de Evo Morales y Rafael Correa), o el heroísmo de esas masas en la derrota del golpe de estado de Abril del 2002 en contra de la Revolución Bolivariana para apreciar, en toda su magnitud, la multiplicación de los sujetos de la resistencia y oposición al capitalismo.
Para finalizar, no podríamos dejar de examinar esta problemática sin cuestionar la falsa oposición que suele plantearse entre partidos y movimientos sociales. Lamentablemente, en los últimos tiempos esta oposición radical se arraigó muy profundamente en el imaginario de numerosos actores sociales y políticos de América Latina y el Caribe. La consecuencia fue que mientras los partidos políticos de izquierda fueron todos ellos satanizados y considerados sin hacer distingo alguno -y por lo tanto cometiendo una enorme injusticia con algunos que lucharon ejemplarmente contra las dictaduras que asolaron a nuestros países en los años setentas y ochentas- como aparatos burocratizados, desmovilizadores y claudicantes, los movimientos sociales fueron exaltados como excelsas organizaciones inmunes a las deformaciones burocráticas, las ambiguedades, los personalismos y las mezquindades que según esta poco feliz interpretación caracterizarían a los partidos de izquierda de la región. Demás está decir que esta simplificación no resiste el menor análisis y que cualquiera mínimamente informado sobre la realidad sociopolítica de nuestros países sabe que los vicios que se achacan, muchas veces con justa razón, a los partidos también afectan, en mayor o menor medida, a los movimientos sociales. Sus proclamas a favor de la horizontalidad y el "basismo" no siempre encuentran una traducción real en la vida concreta de los mismos y no pocas veces son un discurso divorciado de los hechos. Y las "nuevas formas de hacer política" con que los movimientos sociales muchas veces se presentan en la escena pública para diferenciarse de la vieja politiquería partidaria suelen más pronto que tarde dar lugar a la resurrección de odiosas prácticas que se creían exclusivas de los partidos.
En otras palabras: partidos y movimientos representan dos modos de articular los intereses del campo popular, modos que no son contradictorios sino complementarios entre otras cosas porque juegan en distintos escenarios: los partidos en el marco de las instituciones políticas y los movimientos en el seno de la sociedad civil. Si estos demostraron poseer una potencial capacidad para establecer una conexión más estrecha con su propia base y representar de manera más inmediata sus intereses, adolecen en cambio de una enorme dificultad a la hora de sintetizar la multiplicidad de particularismos que ellos encarnan en una fórmula política y en una estrategia unificada que pueda enfrentar con éxito la estrategia unificada de la burguesía. Tanto los partidos como los movimientos parecen ignorar que ésta jamás apuesta todas sus cartas en un solo escenario sino que continuamente combina tácticas y estrategias que utilizan tanto los canales institucionales (las elecciones y todas las instituciones políticas del estado) como los canales extra-institucionales: la calle, las movilizaciones, la propaganda política, los medios de comunicación de masas, los sabotajes, lock-outs patronales, fuga de capitales, huelga de inversiones, chantajes sobre los gobernantes, etcétera. En una palabra, la burguesía no se enfrenta con los falsos problemas que suelen paralizar al campo popular, esterilizado y desmovilizado en improductivas discusiones acerca de si movimientos sí o movimientos no, o partidos sí o partidos no. Profunda conocedora del poder y sus secretos, la burguesía utiliza todas las armas disponibles en su arsenal haciendo caso omiso de sus características, mientras sus opositores se desangran dirimiendo primacías entre unas y otras y quedando por eso mismo a merced de sus enemigos de clase.Guillermo Almeyra
León Trotsky fue asesinado el 20 de agosto hace 68 años. La semana pasada el fallo contra Ignacio del Valle y sus compañeros de Atenco, que busca sacarlos del combate para siempre y hacerlos morir en la cárcel, me obligó a dar prioridad a la obligación moral de lanzar un llamado a la movilización solidaria, el cual, desgraciadamente, dejó intacto el ciego oportunismo que como una gruesa capa de plomo pesa brutalmente sobre las organizaciones sociales y políticas de eso que no sé bien por qué se sigue llamando por rutina izquierda mexicana. Quienes ni siquiera son capaces de luchar para defender las conquistas democráticas del pasado jamás tendrán ningún futuro digno. Quienes no pueden ni siquiera sentir los agravios y las violencias de clase contra los luchadores sociales son cómplices pasivos de la ofensiva reaccionaria en curso y preparan a todos un porvenir de dictaduras. Como, además, al llegar a los 80 años uno no puede esperar sensatamente tener la seguridad de conmemorar ninguna fecha que esté alejada casi 12 meses, aprovecho entonces este espacio para tratar de destacar algunos grandes aportes de León Trotsky a la causa de la liberación social de los explotados y oprimidos que, en mi opinión, y a diferencia de muchas otras ideas del gran revolucionario ruso aquí asesinado, siguen siendo válidos.
En primer lugar, y antes que nada, su internacionalismo. Sobre todo cuando el mundo está enteramente unificado por el capital y asistimos a una crisis de civilización y una crisis ecológica que obliga a las víctimas del sistema, so pena de ser esclavas o de perecer, a ver cómo las causas generales determinan los efectos particulares y locales y a dar una respuesta mundial al avance de la barbarie. No hay solución meramente cubana, mexicana, argentina o brasileña a los problemas sociales y políticos de cada uno de nuestros países. Encerrarse en el propio rincón equivale a esperar pasivamente el talón de hierro que nos aplastará. "Hay que mirar a Bolivia" no para imitar cursos revolucionarios que corresponden a otras relaciones de fuerzas en otras regiones sino para apoyarlos y para apoyarnos en esos procesos y aprender en ellos y de ellos a unir a los explotados y oprimidos que el capitalismo intenta separar.
En segundo lugar (sólo en el orden de enumeración) su idea firme de que, como decía ya Marx, la liberación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos y no de aparatos que intenten sustituirlos. Y, por consiguiente, de que los socialistas deben ir constantemente a la escuela diaria de la creatividad de los trabajadores, que a partir de la vida confirman, recrean y modifican la teoría revolucionaria. Los bolcheviques, en la Revolución rusa de 1905 y en la de 1917, vieron inicialmente a los consejos obreros como competidores del partido e instrumentos para los oportunistas. Trotsky, presidente de los consejos (soviets) en 1905 y dirigente en 1917 de la lucha por darle todo el poder, en sus mejores trabajos comprendió en cambio que el partido revolucionario es un instrumento importante pero transitorio que, para cumplir su papel liberador, debe ayudar a elevar la conciencia, la comprensión y la decisión de quienes cambiándose a sí mismos harán el cambio social. El partido canalizará el caudal de la revolución, lo encauzará, pero no será el torrente mismo. Sin conquistar la adhesión a sus ideas de la mayoría de la minoría activa de los explotados, ayudándoles a modificar sus ideas y pertenencias partidarias previas, sin una tenaz lucha ideológica y organizativa, no tendrá la autoridad moral para dirigir procesos que son por esencia caóticos.
Otra idea fundamental es la de la democracia interna vital en el partido para evitar su burocratización y el unanimismo que de ella deriva y que lo torna ciego y estéril. Igualmente importante fue su lucha por el derecho a la pluralidad de partidos obreros en la transformación revolucionaria porque la clase obrera no es homogénea, porque la democracia es un derecho para los que piensan diferentemente que la mayoría y porque nadie posee la verdad teórica (que por otra parte no existe: hay sólo aproximaciones sucesivas a la misma), ni la posición justa ante cada problema y mucho menos de una vez para siempre. Contra los burócratas, que se consideran vanguardia eterna designada quién sabe por cuál deidad, y contra los anarquistas que repudian la organización y la disciplina de partido, Trotsky demostró que la revolución la hacen los trabajadores, pero que no resulta ni de la sabiduría de un puñado de dirigentes ni de un cambio espontáneo del humor de éstos sino que debe ser preparada y fomentada por la labor cotidiana y gris de quienes han hecho del cambio revolucionario el objetivo de su vida y son capaces de aprender continuamente del sujeto cambiante de la revolución mientras lo ayudan a madurar y a afirmar su decisión y sus ideas. La revolución la organiza el capitalismo mismo y la hacen los trabajadores, pero el partido aporta a éstos sus cuadros y el arte de la revolución.
Por último, la idea de que el partido revolucionario debe estar separado del Estado después de la revolución para no ser tragado por el funcionamiento de un órgano que sigue siendo burgués, aunque no esté ya en manos de la burguesía, y también para poder controlar los errores y las políticas de su propio gobierno, del aparato estatal apenas modificado por los comienzos de la revolución y que mantiene enormes resabios burocráticos en la administración y la justicia y en la persistencia del peso cultural de las clases desposeídas sobre los nuevos gobernantes. Autogestión y consejos, para apoyarse en los trabajadores. Democracia y pluralidad partidaria democrática en la revolución. Separación entre el partido revolucionario socialista y el Estado que se rige por normas burguesas. Conquista cotidiana de un pensamiento socialista plural y libertario. Tales son, a mi juicio, las ideas que hacen de Trotsky el revolucionario más importante del siglo pasado, junto con Lenin, y un hombre de nuestro siglo.
México, D.F., 15 de agosto, 2008
C. MA. TERESA FERNÁNDEZ DE LA VEGA,
VICEPRESIDENTA DE ESPAÑA,
PRESENTE.
Los abajo firmantes, ejerciendo la soberanía que nos otorga el artículo 39 Constitucional, le demandamos notifique al Presidente de su país, Sr. José Luis Rodríguez Zapatero, que por ningún motivo el petróleo de México pasará a poder de Repsol, que no permitiremos que se celebren contratos leoninos con respecto a la refinación, petroquímica, transporte y distribución, como tampoco la exploración y explotación del petróleo y gas de nuestro territorio nacional.
En 1938, el Presidente de México, Gral. Lázaro Cárdenas del Rio expropió la industria petrolera que se encontraba en poder de empresas extranjeras, que además de depredar este recurso, ejercían un férreo control político y económico que frenaba el desarrollo social de México, y que a pesar de la promulgación de la Constitución en 1917 que contenía las reformas realizadas en el Artículo 27, el que confiere a la Nación el dominio de todos sus recursos naturales, fue hasta ese año que convergieron las condiciones que permitieron al ejecutivo federal –conflictos laborales con trabajadores petroleros y la proximidad de la Segunda Guerra Mundial- llevarla a cabo; pero ante la escasez de recursos financieros el Presidente Cárdenas solicitó la contribución del pueblo, el que literalmente se volcó en las calles para ofrecerle su apoyo a fin de salvar a la Patria.
En ese mismo año, el gobierno de México brindó asilo político a los republicanos españoles, mujeres y hombres que lucharon por la libertad y justicia social, principios y valores que son el fundamento del PSOE, y que supuestamente comparte el Presidente de su país, por lo que fue reelecto. Sin embargo, sabemos por declaraciones hechas por la Secretaria de Estado para Iberoamérica, Trinidad Jiménez, que el gobierno que encabeza el Sr. Rodríguez Zapatero siempre defenderá "los derechos económicos de las empresas españolas", lo que significa que no le importan las consecuencias sociales que su política económica pueda ocasionarle a los pueblos latinoamericanos.
Para su conocimiento, el pasado mes de julio concluyó un debate que tuvo lugar en el Senado de la República en torno a la reforma energética que propone el gobierno federal, -en el que intervinieron académicos, científicos, intelectuales, abogados constitucionalistas, economistas, geólogos, ingenieros petroleros, ex funcionarios de Pemex y de Hacienda, fiscalistas, todos ellos de reconocido prestigio nacional e internacional-, en el que quedó de manifiesto el peligro que sería para México entregar este recurso natural a empresas extranjeras.
Por otro lado, se han celebrado a la fecha dos Consultas Ciudadanas, en las que participamos más de dos millones de mexicanos, y cuyo resultado es que más del 70 por ciento nos oponemos al proyecto de reforma energética propuesta por el Poder Ejecutivo.
Pese a todo lo anterior, aprovechando su asistencia en el contexto de la Conferencia Internacional de Sida celebrada aquí, usted estuvo negociando la participación de Repsol en las áreas señaladas en el primer párrafo de ésta, cuando todavía el Congreso mexicano no ha dictaminado lo conducente; además no ha tomado en cuenta la voluntad del pueblo mexicano expresada en las urnas, lo que constituye una flagrante violación a nuestra Carta Magna.
Así como el pueblo mexicano ha respetado la soberanía de España, ese mismo respeto pedimos, pero no suplicamos, porque nos asisten el derecho y la razón.
Vivimos el saqueo del oro y la plata, la esclavitud impuesta por sus antepasados, que hasta la fecha son heridas lacerantes que tiene el pueblo de México; dice la leyenda que dieron espejitos, la historia demostró la verdad, fue un saqueo aunado a un genocidio.
No disfrutamos, ni nos alegramos de la grave situación por la que atraviesa su gobierno; mucho de sus problemas, somos conscientes son herencia que les entregó el franquismo, pero si sus gobiernos decidieron irse por la vía fácil e ilusionista del neoliberalismo, acompañar y ser comparsas de un imperialismo decadente es su responsabilidad. Hoy la crisis que se cierne sobre su gobierno los golpea contundentemente, la gravedad del problema de la vivienda que está atravesando España, es igual o peor que la de Estados Unidos, pero esto no justifica el despojo que intentan hacer con nuestros recursos naturales, y convertirse en aves de rapiña no les ayudará a resolver su crisis.
No tiene justificación que para salvar a los suyos quieran hundir una vez más en la miseria al pueblo mexicano, porque el problema señora, no es con el gobierno de México, ése está desahuciado, no tiene estatura moral, es un gobierno virtual, que ni con los aplausos de sus Cortes se puede legitimar. Entre más intentan ayudar al gobierno impuesto y entreguista de México, más lo hunden en su lodazal. No hagan que los mexicanos de a pie, los que tenemos hambre, y que a pesar del hambre seguimos luchando, engendre odio contra el pueblo español, el que sabemos muy bien tuvo que vivir etapas tan deplorables y oscurantistas como las que hoy vive México. Ni todos los gobiernos del mundo, ni apoyos financieros pueden cambiar la realidad.
México desde hace veinticinco años ha sufrido presidentes educados en Estados Unidos, con un chip de perversidad que les dice tienen que traicionar a su Patria, y señora, a los enemigos se les puede perdonar, a los traidores jamás. El pueblo de México tiene la sabiduría suficiente para saber qué hacer, no necesita consejos fáciles, sus gobernantes sí, el pueblo NO, y la soberanía recae en el pueblo.
Esperamos que tenga usted la sensibilidad suficiente para escuchar al noble pueblo mexicano que exige
NO INTROMISIÓN
RESPETO IRRESTRICTO
usted sabe muy bien que las páginas del oscurantismo de los años del franquismo no las escribieron los vencedores, sino los vencidos, y este pueblo mexicano va a escribir la próxima página de su Historia con dignidad y valentía, no le quepa la menor duda.
Responsables: Francisca Macian Bonete / Luz Ma. Acosta Rodríguez
Gustavo Esteva · · · · ·
¿Seguridad? ¿Protegernos de qué o de quién? Aumenta continuamente la preocupación general por la seguridad y al mismo tiempo se diluyen sus contornos.
La situación de los zapatistas es buena parábola de la cuestión. No tienen problemas de "seguridad interior". Hay una relación convivial entre vecinos y las comunidades saben cómo procesar justa y serenamente conflictos y violaciones a las normas sociales. Pero la gente vive bajo continua amenaza "externa": el acoso militar y policiaco y la agresión de los paramilitares. Las autoridades gubernamentales son el problema de seguridad de los pueblos zapatistas.
En el resto del país, el "crimen organizado" se concentra también en el gobierno. El desorden e incompetencia que lo caracterizan disimula el empeño concertado, de tipo delictuoso, presente en los tres niveles de gobierno. Combina el afán desorbitado de apropiarse de bienes ajenos, bajo todas las formas de la corrupción, con el ejercicio sistemático de la violencia, para imponer su voluntad y someter a control a la población. En el caldo de cultivo de la impunidad galopante proliferan mafias en que es cada vez más difícil distinguir a delincuentes de policías, jueces o funcionarios.
Narcotraficantes y secuestradores se usan como pretexto y cortina de humo de esa asociación delictuosa. Pero la "guerra contra las drogas" produce lo contrario: hace evidente la naturaleza del régimen dominante y la función de la seguridad como justificación de un ejercicio ilegítimo de dominación y control.
Esa "guerra" se pierde día tras día: aumentan inconteniblemente la producción y consumo de drogas y la violencia, impunidad y corrupción que las acompañan, lo que lleva a intensificar el fallido esfuerzo. Se alimenta así el fuego, en vez de apagarlo. Nadie ha llegado al punto de tirar la toalla, pues el horror penetra por todos los poros de la sociedad, corrompiendo a su paso cuanto encuentra. Pero un número creciente de personas y grupos descubre el carácter del predicamento y plantea cómo salir de él.
Desde hace décadas estudios rigurosos han mostrado que de cada dólar pagado por un consumidor estadunidense de drogas, tocan de tres a cinco centavos a su productor en Guerrero o Colombia; los traficantes se llevan de 12 a 15 centavos; el resto va a parar a manos de quienes combaten uso y tráfico de drogas. Las policías y los ejércitos, los funcionarios gubernamentales, los bancos, el poder constituido (gobernadores incluidos), se reparten la tajada del león. Las proporciones no cambian, aunque las cifras del negocio se multipliquen geométricamente. Intensificar la "guerra" aumenta el precio del producto para el consumidor y las ganancias de cuantos participan en la operación, pero no modifica la naturaleza del negocio ni altera la composición del reparto.
La razón que se aduce para mantener la criminalización de las drogas es muy simple: el Estado debe proteger a los ciudadanos... de sí mismos. Según esto, no somos capaces de usar sensatamente nuestra libertad. Sin la protección del gobierno caeríamos inevitablemente en la drogadicción y nos entregaríamos al vicio, como ya lo hacemos con el alcohol o el tabaco.
Es cierto que en la sociedad de consumo la propaganda hace comprar productos dañinos o inútiles y en ella quien no es prisionero de la adicción a comprar lo es de la envidia (por falta de poder de compra). Pero el argumento es frágil. Muchos productos que circulan libremente son más dañinos que las drogas; no hay razón para tratarlas como excepción. La protección que supuestamente ofrece el Estado con la criminalización es cada vez más contraproductiva: estimula el consumo de drogas, en vez de evitarlo; desampara, en vez de proteger; causa más males que los que pretende resolver, corroyendo las bases mismas de nuestra convivencia.
Las campañas que en todas partes se realizan para despenalizar las drogas no abogan por la libertad seudoanarquista del mercado, sino por la creación de un orden social auténticamente democrático, que no delegue en el poder constituido, en nombre de la protección a los ciudadanos, la facultad de someterlos a su arbitrio y control. Es el orden por el que siguen luchando los zapatistas.
En cuestiones de seguridad, como en todas las demás, ha llegado la hora de decir serenamente a los guerreros instalados en el poder constituido: no, gracias, no queremos su protección. Preferimos el riesgo y las dificultades de una despenalización sensata de las drogas, a seguir padeciendo su guerra, en la que perdemos todos para que ustedes se enriquezcan. Asumir la responsabilidad en este ámbito nos permitiría hacerlo en muchos otros, para romper la cárcel de la sociedad de consumo, operada por la república autoritaria.
Gustavo Esteva es un analista político mexicano que escribe regularmente en el diario de izquierda La Jornada. leer más...
Aquel proyecto, o lo que queda, está siendo implementado en buena parte del continente con mayor o menor énfasis, según la relación de fuerzas en cada país. A veces podrá parecer que se registran escasos o nulos avances en la ruptura con el modelo neoliberal, mientras en otros el proceso camina, pese a la enconada resistencia de las derechas y las debilitadas oligarquías. En todo caso, la acumulación de fuerzas permitió arribar a los resultados actuales, entre los que destaca la gestión del aparato estatal por parte de una camada de dirigentes, formados en los aparatos partidarios, en las instituciones estatales y en las diversas resistencias.
Al acercarnos al final de la primera década del nuevo siglo, todo indica que los cambios producidos en las izquierdas y en los movimientos populares son mayúsculos. Los caminos de la izquierda institucional y los de los movimientos se bifurcan. Demasiado simplista sería culpar a los nuevos gestores estatales de problemas que son emergentes del nacimiento de un nuevo periodo histórico. No se trata de exculparlos de las opciones realizadas, a menudo demasiado continuistas respecto al modelo neoliberal, sino de tomar en serio las nuevas dificultades para asumirlas sin cortapisas ni excusas.
Un primer problema surge de constatar que los movimientos que luchan contra el sistema capitalista, o sea, los movimientos antisistémicos, cuentan con menos aliados que en el periodo nacional-popular, o desarrollista si se prefiere, inspirado en la conservación y reconstrucción del Estado del bienestar. Por un lado, un sector de quienes participaron en los llamados movimientos sociales y en la izquierda partidaria participa hoy en la gestión estatal. Por otro, un amplio sector de las viejas clases medias ha descubierto que tienen más en común con las elites nacionales y globales que con los sectores populares. En tercer lugar, ya no existen burguesías nacionales, barridas y subsumidas por la globalización y la expansión del capital financiero, que en algún momento dieron sustento al proyecto nacional-popular.
La principal alianza hoy es la que pueda construirse en el interior del mundo del trabajo, entre la enorme diversidad que conforman los sectores populares que siguen resistiendo. Lo que los zapatistas llaman el "abajo y a la izquierda". De algún modo es una alianza "hacia adentro", ya no buscando captar aliados externos.
Un segundo problema es que los cambios operados en el sistema indican que no podemos esperar algún tipo de "desarrollo" desde los intereses de los sectores populares. Pero tampoco debemos apostar al "etapismo", en el sentido de un periodo, como la nacional-popular, capaz de "preparar" el camino hacia el socialismo. El dirigente del MST (Movimiento de los Sin Tierra de Brasil), Gilmar Mauro, enfatiza en entrevista a la revista Debate Socialista: "El proyecto estratégico pasa por la superación de la visión de que existe un capital malo, que es el financiero, y un capital bueno, que es el productivo". Y agrega que el único proyecto es "la superación del orden capitalista" en la medida que ya "no hay ningún burgués bueno defendiendo un proyecto nacional"
De las transformaciones anteriores, el dirigente sin tierra deduce por lo menos dos consecuencias adicionales: el Estado se ha hecho más complejo, se ha ampliado a tal punto que "en Brasil tenemos 270 mil ONG e instituciones desparramadas por toda la periferia defendiendo el status quo". Es justamente en esas periferias, que serán los escenarios decisivos en el futuro inmediato, donde los estados se han vuelto capilares, desplegando a la vez "planes sociales" y batallones militares.
Un tercer cambio o nuevo problema radica en que "las formas organizativas del siglo XX dieron resultado para aquella época, pero hoy no son suficientes para enfrentar la compleja realidad mundial". En ese sentido, Gilmar Mauro rechaza el concepto de "acumulación de fuerzas" que guió durante décadas a las izquierdas, y que estaba estrechametne vinculado a la cuestión del partido de vanguardia.
Piensa que el MST está viviendo un proceso de maduración, con base en cinco desafíos: construir lazos entre movimientos y "luchas comunes", analizar y estudiar los cambios en el capital y las clases sociales, investigar cómo organizar a los precarizados y subempleados, trabajar para construir un proyecto común con todos esos sectores y huir del inmediatismo. Los problemas que busca superar el MST son, en los hechos, muy similares a los que se plantea la otra campaña, impulsada por el zapatismo. Más que acumular fuerzas, concepto siempre lineal de crecimiento sostenido hacia una meta, se trata de crear espacios y tender puentes para la intercomunicación de los de abajo.
Por último, Mauro reconoce que "Lula es malo", pero que poco se gana con cambiar al de arriba, ya que los problemas están en otro lugar: en la capacidad organizativa que permita modificar una relación entre clases que hoy es netamente favorable al capital. Maduración es, como señala el dirigente sin tierra, la palabra más adecuada para sentir y asumir estos tiempos desconcertantes. Parte de esa madurez parece consistir en mirar cada vez menos hacia arriba, para concentrarse en "lo nuestro": profundizar una sólida alianza horizontal entre los de abajo, que permita relanzar un nuevo ciclo de luchas, centrado en la construcción de poderes "otros" hacia un mundo socialista.
Hermosillo, Sonora a 30 de Agosto de 2008.
H. Comité Ejecutivo Estatal del
Partido de la Revolución Democrática
En Sonora
P r e s e n t e . –
Por este conducto, quiero presentarles mi renuncia a la Secretaría de Participación Ciudadana y a la militancia partidista. Creo firmemente que el PRD al que me afilié en 1991 ya no existe y hay en su lugar la preponderancia de los intereses de pequeños grupos sobre los intereses del partido y de la sociedad en general.
La declaración de principios es letra muerta, sobre todo donde se afirma que "Las luchas sociales poseen una enorme vitalidad: sus formas de organización, su capacidad de movilización y su persistencia rebasan en ocasiones, por su creatividad, congruencia y fuerza, a los partidos políticos y a los gobiernos. Representan más directamente, el verdadero sentir de la sociedad. El PRD se compromete a entablar una relación abierta, fluida y permanente con las luchas, movimientos y organizaciones sociales. A reconocer y expresar sus demandas y objetivos de lucha, a abrirles cause para que se escuche su voz y apoyar el ejercicio de su libertad de manifestación y organización democrática".
Estoy convencido de que se perdió el rumbo y pesan más los agravios internos que la posibilidad de encabezar las causas más nobles de la sociedad. A nivel nacional, el divisionismo interno no ha permitido una verdadera lucha conjunta en contra de la imposición de Felipe Calderón como presidente de la República, con todas las secuelas negativas que hoy padecemos. A nivel local, los dirigentes de facto han decidido acordar con la derecha priista y es difícil observar acciones de solidaridad con los múltiples movimientos sociales que se han presentado. El saldo ha sido totalmente negativo: Juan Murguía fue encarcelado injustamente; Alfonso Chaparro permanece preso por oponerse al negocio lucrativo de los Bours, el SUBA; los profesores de la Universidad Tecnológica de Hermosillo tienen más de un año en Huelga y, finalmente, seis integrantes del Movimiento en Defensa del Parque de Villa de Seris contamos con auto de formal prisión, por interferir en el otro negocio importante de los Bours, el Proyecto Galerías.
Ante este panorama, considero una verdadera traición el hecho de que, una vez más sea el PRD, a través de su regidora, quien aporte el voto decisivo para desincorporar otro terreno, parte de la Calle de la Cultura, para darle viabilidad al Proyecto que nos está quitando el Parque de Villa Seris. Más allá de las especulaciones de las verdaderas razones de ese voto, creo que el Partido de la Revolución Democrática dejó de ser ese instrumento que la sociedad requiere para alcanzar sus más nobles objetivos.
Empecé mi militancia bajo la dirección de un gran luchador social, Jesús Vega Aguilar, y por respeto a su memoria he decidido apartarme de una institución a la que le dediqué 17 años de mi vida, una institución que hoy en día da la impresión de tener una mayor preocupación por avalar los caprichos del gobernador que por encabezar las luchas sociales. Siempre he estado convencido de que la izquierda sonorense no solo se restringe a un partido político, por lo que seguiré actuando políticamente y espero que mis grandes amigos, que aun conservo dentro de las filas perredistas, entiendan esta decisión que hoy tomo.
Sin rencores tomo distancia de esta forma de hacer política y expreso mi anhelo de que pronto podamos, la sociedad en general, tener la capacidad de alcanzar una mejor organización de la izquierda que habrá de gobernar el país en el año 2012.
FRATERNALMENTE
ISABEL DORADO AUZ
Hermosillo, Sonora, 29 de agosto de 2008
BOLETÍN DE PRENSA
A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN:
Con más pena que gloria la visita de Felipe Calderón a Sonora. Como Salinas ni vió ni escuchó a los mineros de Cananea y a los damnificados por la tormenta "JULIO".
En su paso por el estado Calderón trajo más incertidumbre y zozobra, pues se acrecentó la inseguridad.
Le interesó más la reunión con sus diputados, que los grandes y graves problemas que aquejan a los sonorenses, donde sus precandidatos acelerados al gobierno de Sonora y Hermosillo, se pasearon como si en la reunión con diputados federales ellos tenían algo que hacer, aprovechándose nuevamente de una visita pública para continuar violentando las normas electorales del estado, mientras tanto el Consejo Estatal Electoral sigue durmiendo en sus laureles.
Antes Fox, ahora Calderón hace lo mismo, secuestra la democracia a su favor, interviene en los procesos electorales para cargar los dados.
El timón de este País esta a la deriva, el discurso falaz de que ahora si acabara con el narcotráfico en el país, con mano dura no convence a nadie y si preocupa y ocupa a los ciudadanos ante el temor de ser victimas de la violencia.
El discurso triunfalista de Calderón, contrasta de manera evidente con la realidad de Sonora y del País, seguimos esperando respuesta a los problemas esenciales de la población.
ATENTAMENTE
Hermosillo, Sonora, a 29 de agosto de 2008
PROF. RAMON MANRIQUEZ GULUARTE
Isabel Dorado Auz
Fueron alrededor de 20,000 mesas receptoras de votos las que se instalaron en las tres etapas de la Consulta Nacional en Defensa del Petróleo, lo cual quiere decir que aproximadamente un ejército de 60,000 voluntarios tuvieron la responsabilidad de recibir la opinión de cerca de dos millones seiscientos mil votantes. Con esto, se pone de manifiesto un muy buen nivel de organización de la izquierda mexicana con todo y los problemas que le aquejan.
Más allá de las divisiones internas del Partido de la Revolución Democrática y, a pesar de una pequeña diferencia con los representantes del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo, se puede decir que Sonora cumplió las expectativas iniciales. Se puede decir también, que se hizo historia al llevar a cabo este ejercicio de democracia participativa y dejó un buen sabor de boca a quienes nos tocó ser representantes en las mesas receptoras de votos.
Fue un Domingo muy agradable, tanto en lo climático como en el comportamiento de quienes se acercaban a la mesa receptora de votos con la intención de preguntar de que se trataba y, en no pocas ocasiones, se animaban a emitir su voto libre y razonado. Se presentaron casos en que algunas personas no pudieron votar porque no llevaban la credencial del IFE y manifestaban un dejo de desilusión por no poder participar en esta ocasión. Con todo, fue un día muy especial. Pensar en un 24 de Agosto, donde no está en juego ninguna candidatura, donde las personas participantes no recibieron un sueldo o una despensa, donde el amor por nuestro país hizo participar fervientemente a miles de mexicanos con la única intención de decir ¡¡Aquí estamos y esto es lo que pensamos!!
Orgullo de romper con todo el esquema establecido por las televisoras y un grito de protesta por la forma en que tratan de vernos la cara los empleados de la derecha transnacional que dominan el poder de nuestro México. Un ¡¡Ya basta!! Democrático de las fuerzas vivas en relación a la pretensión de entregar la industria petrolera a las grandes transnacionales. Un nivel de organización permanente que dificultará las intenciones del Espurio por emular a Santa Ana.
Además, alegría por la forma en que se fueron integrando, con todo y sus diferencias, las diferentes tribus internas del Partido de la Revolución Democrática, la forma en que contribuyeron el Partido del Trabajo, Convergencia y el Partido Alternativa Social Demócrata que se adhirió aquí en Sonora, contando además con la integración de un verdadero Consejo Ciudadano, donde personas muy activas como Judith Armenta, Isidro Leyva, César Gallegos, Ramón Angel Salazar, Claudio Escoboza, Benjamín Gaxiola y Félix Castillo cumplieron con creces la encomienda de supervisar y dar fé de todo el proceso de la Consulta.
No cabe duda, la izquierda sonorense también puede dar ejemplos de buena organización y unida podría dar una verdadera sorpresa en el próximo año electoral. Es muy temprano para echar las campanas al vuelo, pero este ejercicio democrático nos demostró a muchos que podemos darle la pelea a la derecha y, de paso, pugnar por que se terminen los privilegios de unos cuantos.