Isabel Dorado Auz
Los veo desesperados. Hace cuatro años organizaron una marcha para bajarle popularidad a Andrés Manuel López Obrador, pero hoy no atinan a identificar un destinatario en relación a la "inseguridad" que están padeciendo. No quieren darse cuenta, pero la respuesta está en sus propias narices.
Nuestro país, después de un tortuoso camino se estaba abriendo a la democracia. Todo llevaba una secuencia lógica que poco a poco involucraba a más actores sociales y, al mismo tiempo, se le restaba fuerza a esa maquinaria electoral fraudulenta de los priistas. Ese vaivén priista que en ocasiones se presentaba como socialista, después como nacionalista revolucionario, terminó por adoptar los posicionamientos de la derecha a partir de 1982. Aún y cuando De la Madrid jugó un papel modesto con su llamada Renovación Moral, el sistema de derecha que hoy predomina tuvo que recurrir al fraude para imponer a Carlos Salinas de Gortari; posteriormente, se recurrió al asesinato de Luis Donaldo Colosio para conservar el predominio priista y preparar el terreno para una transición partidista, pero no de régimen de gobierno. Finalmente, se recurrió nuevamente al fraude para imponer a Felipe Calderón como encargado de despacho en los Pinos.
No quieren darse cuenta que han truncado el anhelo de muchos mexicanos y han abusado del uso de los medios de comunicación para imponer una visión que no comparten la mayoría de los mexicanos. El riesgo de una insurrección popular es muy grande y, de darse, se darán cuenta que todo ese poder usurpado no les servirá de nada. La pequeña muestra la están dando las estadísticas de secuestros, México es el número uno a nivel mundial. Acaso han reflexionado acerca de los motivos por los cuales más y más individuos se atreven a retar a esos omnipotentes hombres del dinero. Peor aún, la desesperación de unos cuantos los está llevando a efectuar secuestros Express por los que solo solicitan cantidades de 5 a 10 mil pesos.
Si en lugar de descalificar acremente a quienes disienten de ellos, si realmente hubiese un debate de ideas serio, responsable y con consecuencias positivas que permitieran la integración de todos, si realmente se aceptara que podrían estar equivocados, no necesitarían estar denostando permanentemente a los verdaderos liderazgos de la izquierda y tendríamos una mejor visión del México que queremos en un futuro cercano. Mucho se ha dicho del interés por seguir, a pie juntillas, los dictados del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, mismos que en un periodo de 26 años no han logrado reducir la desigualdad social y, en su lugar, ha encumbrado a unos cuantos a las famosas listas de la Revista Forbes.
Son tiempos de hacer reflexiones de fondo, reorientar el rumbo y dejar a un lado esas prácticas de corrupción que se están fomentando al interior de los partidos políticos. Una vez más, se equivocan denostando y pervirtiendo el quehacer político. Se requiere fortalecer, más que desacreditar a las instituciones políticas. Se requiere pues, respetar al adversario y darle la oportunidad de que exprese libremente lo que piensa. No todos deben alinearse al proyecto "dominante", Sudáfrica lo entendió en relación a Nelson Mandela, y recientemente el Paraguay democráticamente dejó atrás varias decenas de años de dominio del Partido Colorado. Los cambios que estamos viendo en América Latina quizás sean los cambios que necesita México. Apostarle a seguir enriqueciendo a unos cuantos y empobreciendo a la inmensa mayoría, podría terminar en que todos los mexicanos, en otra insurrección popular, nos levantemos con la ilusión de áquellos que crearon la Constitución de 1917.
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ser como el clavo, que aun oxidado, sigue siendo clavo.
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