ROGELIO SOSA
No cabe duda, la desesperación es la peor consejera de los políticos que desgobiernan este país. El negro escenario que ofrece la elección del próximo 5 de julio para el PAN y el gobierno del michoacano Felipe Calderón Hinojosa, cuyas campañas por las diputaciones federales no tienen perspectiva de "prender", se suma a la debacle general de dicho gobierno en todos los órdenes; incapaz de contener la más grave crisis económica en 80 años, provocada a pulso por sus políticas a favor de unos cuantos; incapaz de construir un mínimo de credibilidad después del asalto a la Presidencia con el fraude del 2 de julio de 2006; incapaz de contener la violencia radicalizada del crimen organizado que se despliega por todo territorio nacional; incapaz de enfrentar las enfermedades de la pobreza: influenza, dengue, enfermedades infantiles curables, etcétera, provocadas por las políticas contra los más desprotegidos; incapaz de presentar una imagen digna del país ante el mundo y, por el contrario, entregando a sus verdugos a quienes debería proteger con el derecho de asilo otrora sagrado para México; incapaz de contener el creciente despoblamiento de pueblos enteros que huyen del desempleo y del hambre, con un campo michoacano que fue granero nacional y hoy es un páramo abandonado por el régimen.
La lista de agravios de los asaltantes del 2 de julio de 2006 de verdad no tiene límite y, por lo que se ve, tampoco lo tiene su torpeza e incapacidad para captar el daño que le están inflingiendo al pueblo. Sólo un grupo al margen de la realidad puede actuar como lo ha hecho ahora el gobierno panista de Calderón.
En efecto, este 26 de mayo de 2009 quedará en la historia de Michoacán como la fecha en que un individuo nacido aquí agredió desde el poder nacional, con premeditación, alevosía y ventaja a la gente de su tierra. Es cierto, Michoacán optó por Andrés Manuel López Obrador en 2006. Aquí ganó AMLO y perdió Calderón. Eso no lo perdona y en venganza le quita miles de millones de pesos a esta tierra. Recursos que le son propios por derecho; pero, no sólo eso, pretende ahora a la mala meter miedo a todos y que sea el voto del miedo el que gane el 5 de julio, con la idea enfermiza de que así ganará el PAN al tiempo que se legitima el gobierno federal. Así de torcido es el razonamiento que se fragua en Los Pinos.
La coartada de combatir el narcotráfico en Michoacán y para ello levantar a los funcionarios de la lista negra armada en Bucareli y Los Pinos no se sostiene porque, sistemática y abiertamente, el gobierno del estado de Michoacán, desde el inicio de esta gestión ofreció y participó en todas las campañas emprendidas contra el crimen organizado. Existen convenios, normas y acuerdos bilaterales entre el gobierno del estado y el gobierno federal que obligan a las partes a intercambiar información y cooperar para abatir el crimen organizado. No informar a la otra parte y realizar un operativo del tamaño de éste, es una puñalada por la espalda. El gobierno calderonista se arroga el derecho de invadir el estado sin aviso previo y secuestrar personas sin órdenes de aprehensión, pisoteando el estado de derecho que tanto han invocado. Rechazar esos métodos, de ninguna manera significa la defensa o encubrimiento de quienes hayan delinquido, sea quien fuere.
El régimen de Calderón, por otro lado, es omiso y protector con los funcionarios panistas del círculo del poder. Basta sólo recordar a aquel gobernador de Morelos, Estrada Cajigal, y al más reciente, Marco Antonio Adame, coludidos con el crimen organizado, o los retrógradas gobernantes panistas de Jalisco y Guanajuato, enemigos jurados y violadores sistemáticos de los derechos civiles más elementales.
Pero el gobierno panista se equivocó. Aquí en Michoacán, igual que en todo el país, nadie se engaña en cuanto a la vieja práctica de sembrar y construir pruebas contra quien anota en sus listas negras y por lo contrario, ocultar, disimular y encubrir abiertamente a los cómplices es también algo recurrente. Esta certidumbre llevará sin duda a que "el tiro les salga por la culata". Sin duda, la ciudadanía habrá de cobrar el 5 de julio las cuentas al calderonismo, aquí en su tierra y que nadie lo dude, estas agresiones en lugar de intimidar, despiertan la rabia y la respuesta enérgica de la ciudadanía. Quien piense lo contrario es que no conoce a nuestros paisanos.
A propósito, ¿cuál será la respuesta del gobierno que encabeza Leonel Godoy? Es previsible que ya haya leído el mensaje que se le envió desde Los Pinos: este operativo es para emplazarlo a subordinarse al atropello. En caso contrario, la maniobra para fraguar su caída no sería algo remoto. Nada vendría mejor a Calderón que justificar la coartada de "erradicar el crimen organizado de Michoacán" haciendo a un lado a un gobierno perredista legítimo, dando paso incluso a la desaparición de los poderes en el estado. Es tentador para el PAN asaltar el poder por fuera de las urnas y llegar a ellas en mejores circunstancias. Si ya lo hicieron en el plano nacional, por qué no lo pueden hacer en el plano estatal.
Es también cierto que el gobierno de Michoacán, como el de otros estados, está sometido presupuestalmente al gobierno federal; sin embargo, cuando se llega al nivel de agravios que se vive actualmente, hay que sacar la casta. Todavía se recuerda cuando en su gobierno el ingeniero Cárdenas tuvo que hacer frente a una intromisión anticonstitucional de fuerzas represivas externas en el caso de El Mareño y los paró en seco. Ese fue, sin duda, uno de los mejores momentos de su gestión. Hoy, no se compara lo que ha hecho Calderón. Esto es infinitamente más agresivo e indignante y requiere un gobernante a la altura de los acontecimientos. Sin duda, Godoy debe encabezar la respuesta por la dignidad del pueblo michoacano y a éste debe apelar.
Nadie debe dudar que incluso al llamado del gobernador podrán movilizarse miles de michoacanos en defensa de la dignidad de este pueblo fogueado en luchas mucho más graves y desventajosas, y qué decir de las bases perredistas que perdieron en la lucha frente a Salinas y Zedillo a cientos de compañeros. No se debe descartar igualmente a las organizaciones sociales, quienes frente al poder neoliberal nunca se han quedado en medio.
horizonte23@gmail.com
No cabe duda, la desesperación es la peor consejera de los políticos que desgobiernan este país. El negro escenario que ofrece la elección del próximo 5 de julio para el PAN y el gobierno del michoacano Felipe Calderón Hinojosa, cuyas campañas por las diputaciones federales no tienen perspectiva de "prender", se suma a la debacle general de dicho gobierno en todos los órdenes; incapaz de contener la más grave crisis económica en 80 años, provocada a pulso por sus políticas a favor de unos cuantos; incapaz de construir un mínimo de credibilidad después del asalto a la Presidencia con el fraude del 2 de julio de 2006; incapaz de contener la violencia radicalizada del crimen organizado que se despliega por todo territorio nacional; incapaz de enfrentar las enfermedades de la pobreza: influenza, dengue, enfermedades infantiles curables, etcétera, provocadas por las políticas contra los más desprotegidos; incapaz de presentar una imagen digna del país ante el mundo y, por el contrario, entregando a sus verdugos a quienes debería proteger con el derecho de asilo otrora sagrado para México; incapaz de contener el creciente despoblamiento de pueblos enteros que huyen del desempleo y del hambre, con un campo michoacano que fue granero nacional y hoy es un páramo abandonado por el régimen.
La lista de agravios de los asaltantes del 2 de julio de 2006 de verdad no tiene límite y, por lo que se ve, tampoco lo tiene su torpeza e incapacidad para captar el daño que le están inflingiendo al pueblo. Sólo un grupo al margen de la realidad puede actuar como lo ha hecho ahora el gobierno panista de Calderón.
En efecto, este 26 de mayo de 2009 quedará en la historia de Michoacán como la fecha en que un individuo nacido aquí agredió desde el poder nacional, con premeditación, alevosía y ventaja a la gente de su tierra. Es cierto, Michoacán optó por Andrés Manuel López Obrador en 2006. Aquí ganó AMLO y perdió Calderón. Eso no lo perdona y en venganza le quita miles de millones de pesos a esta tierra. Recursos que le son propios por derecho; pero, no sólo eso, pretende ahora a la mala meter miedo a todos y que sea el voto del miedo el que gane el 5 de julio, con la idea enfermiza de que así ganará el PAN al tiempo que se legitima el gobierno federal. Así de torcido es el razonamiento que se fragua en Los Pinos.
La coartada de combatir el narcotráfico en Michoacán y para ello levantar a los funcionarios de la lista negra armada en Bucareli y Los Pinos no se sostiene porque, sistemática y abiertamente, el gobierno del estado de Michoacán, desde el inicio de esta gestión ofreció y participó en todas las campañas emprendidas contra el crimen organizado. Existen convenios, normas y acuerdos bilaterales entre el gobierno del estado y el gobierno federal que obligan a las partes a intercambiar información y cooperar para abatir el crimen organizado. No informar a la otra parte y realizar un operativo del tamaño de éste, es una puñalada por la espalda. El gobierno calderonista se arroga el derecho de invadir el estado sin aviso previo y secuestrar personas sin órdenes de aprehensión, pisoteando el estado de derecho que tanto han invocado. Rechazar esos métodos, de ninguna manera significa la defensa o encubrimiento de quienes hayan delinquido, sea quien fuere.
El régimen de Calderón, por otro lado, es omiso y protector con los funcionarios panistas del círculo del poder. Basta sólo recordar a aquel gobernador de Morelos, Estrada Cajigal, y al más reciente, Marco Antonio Adame, coludidos con el crimen organizado, o los retrógradas gobernantes panistas de Jalisco y Guanajuato, enemigos jurados y violadores sistemáticos de los derechos civiles más elementales.
Pero el gobierno panista se equivocó. Aquí en Michoacán, igual que en todo el país, nadie se engaña en cuanto a la vieja práctica de sembrar y construir pruebas contra quien anota en sus listas negras y por lo contrario, ocultar, disimular y encubrir abiertamente a los cómplices es también algo recurrente. Esta certidumbre llevará sin duda a que "el tiro les salga por la culata". Sin duda, la ciudadanía habrá de cobrar el 5 de julio las cuentas al calderonismo, aquí en su tierra y que nadie lo dude, estas agresiones en lugar de intimidar, despiertan la rabia y la respuesta enérgica de la ciudadanía. Quien piense lo contrario es que no conoce a nuestros paisanos.
A propósito, ¿cuál será la respuesta del gobierno que encabeza Leonel Godoy? Es previsible que ya haya leído el mensaje que se le envió desde Los Pinos: este operativo es para emplazarlo a subordinarse al atropello. En caso contrario, la maniobra para fraguar su caída no sería algo remoto. Nada vendría mejor a Calderón que justificar la coartada de "erradicar el crimen organizado de Michoacán" haciendo a un lado a un gobierno perredista legítimo, dando paso incluso a la desaparición de los poderes en el estado. Es tentador para el PAN asaltar el poder por fuera de las urnas y llegar a ellas en mejores circunstancias. Si ya lo hicieron en el plano nacional, por qué no lo pueden hacer en el plano estatal.
Es también cierto que el gobierno de Michoacán, como el de otros estados, está sometido presupuestalmente al gobierno federal; sin embargo, cuando se llega al nivel de agravios que se vive actualmente, hay que sacar la casta. Todavía se recuerda cuando en su gobierno el ingeniero Cárdenas tuvo que hacer frente a una intromisión anticonstitucional de fuerzas represivas externas en el caso de El Mareño y los paró en seco. Ese fue, sin duda, uno de los mejores momentos de su gestión. Hoy, no se compara lo que ha hecho Calderón. Esto es infinitamente más agresivo e indignante y requiere un gobernante a la altura de los acontecimientos. Sin duda, Godoy debe encabezar la respuesta por la dignidad del pueblo michoacano y a éste debe apelar.
Nadie debe dudar que incluso al llamado del gobernador podrán movilizarse miles de michoacanos en defensa de la dignidad de este pueblo fogueado en luchas mucho más graves y desventajosas, y qué decir de las bases perredistas que perdieron en la lucha frente a Salinas y Zedillo a cientos de compañeros. No se debe descartar igualmente a las organizaciones sociales, quienes frente al poder neoliberal nunca se han quedado en medio.
horizonte23@gmail.com
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