Por Claudia Segura
tomado de apia virtual
He visto escenas de Barak Obama depositando una rosa blanca en los campos de concentración alemanes, he visto a Felipe Calderón frente a las playas mexicanas exhortando al "cuidado de la economía mexicana" y he visto escenas "muy cuidadas" de una guardería del Instituto Mexicano del Seguro Social en Hermosillo, Sonora incendiadas; en la última escena se narran a fondo, las muertes de 44 pequeños de cero a cuatro años de edad.
Yo soy madre y dejo a mi hija en guardería. Siempre ha sido mi temor el que no sufran mis hijos percance alguno ni en la escuela, ni en casa. Siento tanto dolor por las madres que han ido a trabajar como cada día, y se han topado con la dolorosa vivencia de un siniestro que les ha arrancado la vida de sus bebés, y la paz personal de por vida.
No sé si me indigna ver escenas de una guardería que es bodega industrial sin ventilación, sin salidas, sin condiciones salubres básicas en Hermosillo, o si me desgarra el sólo pensar que en la salida fácil de "generarse el auto empleo" el gobierno federal entregó todo tipo de "facilidades" para poner guarderías, y permitió toda suerte de descuidos sanitarios y arquitectónicos en las que son los segundos hogares de los bebés de las mujeres y hombres trabajadores de México.
¿Por qué toca a los pobres, a los que trabajan de sol a sol, tanto descuido de las autoridades?
El nudo que me atora es aterrador, porque no sólo en Hermosillo he sido testigo de las condiciones graves e injustas en las que los niños y niñas del IMSS conviven a diario.
Yo vivo pared con pared de una estancia infantil del IMSS, y esto es en una "zona bonita": Coyoacán, y la verdad sea dicha, las maestras son muy amables, lindas, pero el edificio está infestado de plagas como cucarachas y los techos, las paredes son de una construcción antiquérrima.. ¡Cómo no iba a haber en la estancia de Hermosillo 110 infantes y cinco responsables, si se trata "tan sólo" de hijos de trabajadoras!
En las escuelas privadas ofrecen gym para los bebés, cámaras de monitoreo para que veas a tu escuincle, por vía Internet, a la hora que quieras; hay transporte privado y comida a todo lujo… ¡claro está que, así te cuesta tanto lujo!
Y ahora, aunque hagan renunciar incluso a los directivos más altos del IMSS (que no lo van a hacer), nadie le devolverá a los más de cincuenta chicos afectados, ni la vida, ni la salud, y menos, la dignidad.
Los hijos de las madres trabajadoras son para el sistema empresarial sólo los estorbos que retrazan la efectividad laboral de las señoras empleadas: éstas se toman días para parir, éstas se toman días para amamantar y para colmo, ¡éstas piden horarios más reducidos para recoger a los escuincles!
Es tan aberrante, tan bochornoso que cien bebés hayan vivido un incendio fatal por estar confinados en una bodega industrial, que hacía las veces de "estancia infantil del IMSS", que no puedo ni llorar de la muina…
Si pudiera, estrecharía a cada mamá que está viviendo esto tan terrible, a cada mamá que con más temor que antes, dejará a sus vástagos el lunes en las guarderías privadas y públicas para seguir chambiando en pos de la lana básica para que "sobreviva" la familia.
En México no tenemos perdón de Dios, en México las autoridades de todos los partidos políticos deberían mantener la cabeza gacha y no levantarla ni por casualidad, ante las mujeres trabajadoras que mueven con su esfuerzo físico y emocional la endeble economía mexicana. ¡Qué poca!
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ser como el clavo, que aun oxidado, sigue siendo clavo
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