sábado, 27 de junio de 2009

PIXOTE, LA LEY DEL MAS DEBIL


 

 
Jesús Dapena Botero (Especial para ARGENPRESS CULTURAL)

Dirección Héctor Babenco
Guión Héctor Babenco y Jorge Durán, basado en la novela Infancia Dos Mortos de José Louzeiro
Actuaciones Fernando Ramos da Silva Pixote
Jorge Julião Lilica
Gilberto Moura Dito
Marilia Pêra Sueli
Tony Tornado Cristal
Fotografía Rodolfo Sánchez
Dirección Artística Clovis Bueno
Vestuario Carminha Guarana
Edición Luiz Elias
Sonido Francisco Carneiro
Música John Neschling
Producción Ejecutiva José Pinto
Producción Paulo Francini
Una producción de Embrafilme

¡Qué bueno que se retome a Pixote para un ciclo sobre la niñez en riesgo! Una película que va en la misma línea de Los olvidados del español, Luis Buñuel, de Shalom, Bombay! de la directora hindú, Mira Nair y de La vendedora de rosas del colombiano Víctor Gaviria, sobre un tema que tanto preocupa a algunos psicoanalistas, que seguimos la línea del Auguste Aichhorne de La juventud desamparada.

Recuerdo que cuando la vi, por primera vez, en su estreno comercial en Medellín, por allá en1984, salí con el corazón en la mano. No hacia falta ir muy lejos de la sala de cine para saber que esa realidad estaba ahí, casi a mis pies. No hacía parte de una ficción en un ambiente exótico, no hacía parte del turismo aconsejable, con el que Julio Cortázar, con bastante sarcasmo, confronta a las "buenas conciencia" con la realidad hindú, en su libro de dos pisos, El último round.

Estos niños desamparados no sólo recorren las calles de Bombay, sino que lo hacen en Ciudad de México, en São Paolo, en Medellín y, en muchos, muchos lugares del Tercer Mundo, donde hacen casi parte del paisaje urbano, para denunciar con su presencia toda una serie de irregularidades, que nos demuestran, en definitiva, que la delincuencia tiene una etiología social, ante una sociedad que se hace la de la vista gorda, y aunque detesto el existencialismo autoflagelador, tampoco puedo quedarme tan tranquilo, como el señorón encopetado que dice:

- Yo no fui.

O con la crueldad de aquellos que acuden a los grupos de limpieza, para quitar la vida, a esta supuesta semilla del mal, como me contaba un muchacho drogadicto, en la consulta, en mis últimos tiempos en la capital antioqueña.

No deja de ser impresionante que Amnistía Internacional, en pleno siglo XXI, haya de seguir relanzando campañas mundiales, contra el asesinato de niños, niñas y jóvenes, porque ese mal aún campea por el mundo. ¿Cómo es posible que aún a estas alturas del partido, a cincuenta y ocho años del estreno de Los olvidados y a veintisiete años de Pixote haya que seguir abriéndose investigaciones para pedir justicia por las muertes violentas de niños, ya que muchos de esos casos ni siquiera son contemplados por la Ley y, al contrario, muchos de esos crímenes han sido perpetrados por agentes de la policía, los cuales hacen gala de su oficio, en medio de una casi absoluta impunidad? Tal vez, en las curvas estadísticas de Tánatos pasen por muertes inexplicables o se acuse a los propios chicos de ser los criminales de sus compinches, como sucede en la cinta de Babenco ¿Cómo pasa todo ésto después de sesenta años de la Declaración de los Derechos Humanos y casi a cincuenta años de la Declaración de los Derechos del Niño? Muchas veces, estas cosas ocurren ante la indiferencia de gobiernos, que prometen y no cumplen o no practican la obligación de impedir este tipo de asesinatos. (1)

Es increíble que apenas hace escasos nueve años, la misma Amnistía Internacional tuviera que denunciar la imposición de la pena de muerte a niños, con un total incumplimiento de las obligaciones internacionales y la violación de la propia Constitución nacional, por orden de tribunales militares, que luego serían absueltos por falta de pruebas. ¡La pena de muerte no es una solución a la delincuencia juvenil, que es, en la mayoría de los casos causada por la sociedad misma! Ya que una cosa es no exigir a los sujetos infantiles su responsabilidad por los actos cometidos y otra condenarlos al cadalso, ya que la condena a la pena capital acaba con toda posibilidad de reparación y de rehabilitación. (2)

El director de nacionalización brasileña, aunque nacido en Mar del Plata, en Argentina, Babenco, allá por 1981, recrearía esta historia, que hace parte de una real historia universal de la infamia, para llevar a la pantalla la verdadera tragedia de muchos niños del Tercer mundo, lanzados por la sociedad a una vida de acciones impulsivas y criminalidad, al centrar la cámara en la vida de un niño de la calle de São Paulo, apenas de unos diez años, quien se mueve en un ámbito delincuencial y de prostitución, a quien arrestan en una redada, cuyo objetivo es la detención de vagabundos, para ir a un reclusorio, torturante, degradado y corrupto, del que escapa con Lilica, un adolescente de diecisiete años afeminado y otros chicos, para enfrentar un mundo cargado de violencia, que termina por conducirlo a la muerte.

La calle en las grandes urbes latinoamericanas es el escenario donde multitud de niños se ven obligados a sobrevivir por cualquier medio, mientras los pequeños se ven obligados muchas veces a participar en el mundo de los traficantes, de los ladrones y criminales, quienes se aprovechan de su condición de impunidad para cometer delitos por encargo.

Pixote es uno de esos chicos, la calle ha sido su hábitat de toda una vida, por lo cual lo conoce como a la palma de su mano, para ganarse la vida como pueda, tal vez movido por las pulsiones de autoconservación, en un medio que pareciera negarle toda esperanza, condenado a un infierno implacable.

Babenco retoma un tanto el modelo del neorrealismo italiano, del cinema- vérite (3) y el free-cinema (4), de los italianos, franceses y británicos para sazonarlo a la brasileña y hacer un acopio de verdaderas memorias del subdesarrollo, o mejor del desarrollo distorsionado (5), para utilizar la feliz expresión de Ernesto "Ché" Guevara, y dar cuenta del mundo de la marginación en América Latina, con un tratamiento naturalista con los cánones del Cinema Nôvo (6), que Babenco retoma de autores como Glauber Rocha (7), Ruy Guerra (8) y Nelson Pereira dos Santos (9), aún a riesgo de su vida, ya que el rodaje de Lucio Flavio, una película en la que exploraba el impacto de los escuadrones de la muerte de la milicia brasileña, hizo que se planeara un atentado contra él y su casa fuera abaleada en dos ocasiones, mientras uno de los personajes en los que se inspiró para realizar el filme fuera vilmente asesinado, a pesar de que la cinta tenía el mérito de haber revivido la moribunda industria cinematográfica del Brasil, para ubicarla en la panorámica internacional y lo llevaría a lograr que su Pixote, lo consagrara alrededor del mundo.

Con este filme, Babenco va hasta el límite para ubicarse en el interregno entre la realidad y la ficción, para cuya realización el director buscara para protagonizarla a verdaderos niños de la calle, entre ellos, el extraordinario Fernando Ramos da Silva, encargado de encarnar al célebre Pixote.

El joven actor se convertiría, a partir de entonces, en toda una celebridad, en una estrella fugaz, en un fuego fatuo, que lo desubicaría de su realidad, con el sueño de convertirse en un gran actor para la fábrica de sueños, y luego darse de culos con la cruel verdad de que este mundo tenía poco que ofrecerle, pues a los pocos años volvía a ser el chico olvidado y empobrecido, que moriría atravesado por las balas de un policía, quien lo perseguía después de que el muchacho cometiera un robo, para cumplir con el destino trágico de su personaje. Sí, Fernando Ramos da Silva representó su papel hasta el final, hasta morir acribillado en una casucha de las favelas brasileñas, una de esas tantas muertes cotidianas de los suburbios de São Paolo, fue como diría Víctor Gaviria de otro de estos muchachos de comunas latinoamericanas un pelaíto que no duro nada, q. e. p. d. ¡Lástima que como los actores barriales de La virgen de los sicarios apenas recibiera un escaso pago por el director, quien tras el éxito mundial de la película, para evitar una demanda que el muchacho pretendiera hacerla por explotación laboral, pactara con Babenco que le diera una casita para eludir el pleito jurídico! Creo que no hay derecho que los directores, supuestamente tan humanitarios, expolien así a sus actores y más cuando Babenco mismo había padecido las dificultades de la vida en los barrios marginales de Buenos Aires, de donde decidiría escapar, para hacerse a un mundo más amplio, a lo largo de años de vagabundeo, situación de la vida que le permitiría conocer el mundo de la marginalidad a carta cabal, la cual le daría mucha tela que cortar para realizar sus filmes de docudrama naturalista, y llegar a Hollywood, donde realizaría la hermosa versión cinematográfica de la novela de Manuel Puig, El beso de la mujer araña (1985), protagonizada por Raúl Julia, William Hurt y Sonia Braga.

El Pixote de Babenco tendría un gran reconocimiento en el Primer Mundo y se haría acreedora de grandes premios. Para empezar tiene una mención honorífica en el Festival de San Sebastián de 1981 y el Festival Fílmico Internacional de Locarno, en Europa, a la par que, en ese mismo año, obtendría un premio del Círculo de críticos cinematográficos de Nueva York y la Asociación de Críticos de Los Ángeles, para continuar cosechando galardones al año siguiente en la Sociedad Nacional de Críticos Cinematográficos de los Estados Unidos de América y la Sociedad de Críticos de Cine de Boston, mientras era nominada al Globo de Oro, en el país del Tío Sam.

Pixote fue considerada por el famoso crítico de cine Roger Ebert (10), un clásico, duro sobre un mundo infrahumano, sobre una desolada realidad cotidiana. Pauline Kael (11) quedaría impresionada con la cinta, casi un documental pero con un poético realismo, cargada de lirismo. Vincent Canby (12) la consideró con un estilo neorrealista. Gabriel García Márquez la consideraría un filme perfecto, una mezcla de contenida poesía y de locura, sobre una cotidiana insensatez. Otros la consideraron el retrato más brutal sobre la infancia, a medio camino entre Charles Dickens y Jerónimo Bosco.

Pixote como un clásico del cine latinoamericano, tendría sus secuelas en la cinta de José Joffily ¿Quién mató a Pixote?, un filme con ciertas libertades dramáticas, en el que se condensa de una manera poderosamente conmovedora la verdadera historia de Fernando Ramos da Silva, no para atacar la industria cinematográfica brasileña sino para exponer las trampas que imposibilitan el ascenso en la escala social en América Latina, pues es claro que si el protagonista de Pixote hubiera nacido en una clase social no oprimida, otro hubiese sido su destino, pero para los jóvenes de las barriadas tercermundistas pareciera haber una ausencia de futuro, y la criminalidad pareciera ser su única alternativa, con muy contadas excepciones. También en el 2007, los directores Felipe Briso y Gilberto Topczewski hicieron un documental titulado Pixote, in memoriam con la actuación del propio Héctor Babenco, Jorge Julião (Lilica), Marilia Pêra (13) (Sueli), José Louzeiro (14), el novelista en cuyo relato se basaran para el guión de la película de Babenco y las fotos de archivo del mismo Fernando Ramos da Silva.

Notas:
1) Amnistía Internacional relanza campaña mundial contra asesinato de niños, niñas y jóvenes en Honduras.
http://www.comunidadesegura.org/?q=es/node/11009
2) Amnistía Internacional. Pakistán: Imposición de la pena de muerte a niños —- ¿«en el interés superior del niño»? http://www.amnesty.org/en/library/asset/ASA33/012/1999/en/dom-ASA330121999es.html
3) El Cinéma-Verité fue una reacción estética europea frente al cine hollywoodense, que pretendía no generar las ilusiones de la fábrica de sueños estadounidense tras una propuesta de realismo subjetivo, sin poner el énfasis en la narrativa propiamente dicho, sin imágenes redundantes, que puedan hacer una presentación artificiosa de la realidad sino cargado con la intencionalidad de presentar a los personajes en situaciones de la vida real, sin proponerse la transmisión de mensajes precisos, mediante una cinematografía que no pretende explicarse a sí misma, así resulte complicada, en la que los personajes vagan, encuentran cosas, hacen otras o dicen algo sin un propósito claro, sin explicaciones definitivas ni absolutas. Esta estética permite tratar problemas sociales, tanto desde el punto de vista objetivo como subjetivo para acercarse a la dimensión psicológica de los personajes, con todo un realismo subjetivo. Una forma de hacer cine de esta naturaleza permite a los creadores trabajar con una mayor libertad expresiva, con un estilo propio, a la manera que lo hiciera Dziga Vertov con el cine-ojo en Rusia. Las características de este cine tienen entonces sus antecedentes en los documentales, rodados con cámaras portátiles y un equipo de sonido sincronizado. Con ello, se lograba un cine fresco, sin un guión previamente estructurado, de tal suerte que la realidad fluía ante la cámara de una manera natural. El término de Cinéma-Verité sería acuñado por Jean-Luc Godard y Jean Rouch y se destacaría en este estilo la película de Edgard Morin y Michel Brault Crónica de un verano: una experiencia de Cinéma-Verité, rodada en 1960. También esta corriente cinematográfica tiene antecedentes en el neorrealismo italiano, en la misma línea del Free Cinema británico, ya que lo que ambas corrientes se proponen un cine lleno de verosimilitud. Ambas tendencias tendrían gran influencia en el cine canadiense y en el fotoperiodismo y el reporterismo estadounidense en especial en directores como John Cassavetes y Michael Ritchie y aún tendría gran influencia en el Stanley Kubrick de Fullmetal Jacket, en el Steven Spielberg de La lista de Schindler, la cinematografía de Oliver Stone y algunas de las comedias urbanas de Woody Allen tanto como en la Nueva Ola francesa. Este cine pretende captar la vida tal cual es, sin acondiciomamientos.
4) El Free Cinema fue un movimiento que surgió en Inglaterra en la década de 1950 con la propuesta de una estética realista tanto en el cine de ficción como en el documental, para retratar la realidad cotidiana, con una actitud comprometida de parte de los directores, en contraposición con los juegos de artificio hollywoodenses y el cine de terror, al que había recurrido el cine británico, una estética que se acerca al neorrealismo italiano y a la Nueva Ola francesa, mediante la cual se acerca a los seres anónimos de la sociedad, con un cine rodado en equipos bastante simples, al margen de los estudios y con bajos presupuestos, un cine casi totalmente independiente. Sus temáticas estaban supuestamente dirigidas a las clases más populares, por lo que el conjunto de autores que hicieron esta propuesta estéticas fueron considerados jóvenes airados, que se movían alrededor del escritor John Osborne, para hacer un cine socialmente comprometido. Dentro de su filmografía se destacan películas como If de Lindsay Anderson, con Malcolm MacDowell, una película polémica y violenta que arremete contra el sistema de enseñanza secundaria británico, que se considera la última película del Free Cinema y también estaría O Lucky Man! también protagonizada por Malcolm MacDowell, de Lindsay Anderson, una crítica un tanto surrealista del capitalismo. Otra cinta destacada fue Darling, una película de John Schelsinger con Dirk Bogarde y Julie Christie todavía dentro de los cánones del movimiento, una crítica cínica a la sociedad glamorosa, al hedonismo, al culto a sí mismos, a la superficialidad, a la inmoralidad, a la falta de dignidad de un mundo esnobista. El Free Cinema se considera uno de los movimientos cinematográficos más rebeldes, que rechazaba el conformismo y la hipocresía de la tradición monárquica inglesa.
5) Para Ernesto "Ché" Guevara, el subdesarrollo era un enano con una cabeza enorme y un tórax henchido pero con unas piernas débiles y unos brazos cortos, que no articulaban con el resto de la economía, un fenómeno monstruoso, que se daba en los países coloniales, semicoloniales y dependientes, deformados por la acción del imperialismo, el cual ha desarrollado de forma anormal las ramas industriales y agrícolas para completar su compleja economía. Los subdesarrollados, en cambio, eran los practicantes del monocultivo, de los monoproductos, del monomercado, para llevar sus mercancías a un mercado único que termina por imponer y fijar las condiciones de compra.
6) El Cinema Nôvo es todo un movimiento de la historia del cine brasileño, que se dio en la década de 1950, también en la onda del compromiso social del intelectual, bajo el lema de: Una cámara en la mano y una idea en la cabeza y la influencia tanto del neorrealismoa italiano como de la Nueva Ola francesa, con el que pretendían tratar la realidad social de su país, su pasado histórico y los temas de la pobreza en las grandes urbes y en desolado nordeste brasileño. Su búsqueda es la de un cine más auténtico y consecuente, bajo un término acuñado por Glauber Rocha. Sus directores estaban marcados por un profundo idealismo en un ámbito fraternal, Se buscaba también un lenguaje cinematográfico acorde, capaz de reflejar los problemas sociales del verde Brasil, un cine de bajo presupuesto desde una óptica nacionalista y popular, que contrastara con el cine de Hollywood. Era un cine que también pretendía decir la verdad, con películas filmadas en escenarios naturales, en las favelas, con personas del lugar y muy pocos actores profesionales, con luz natural, cámara de mano y sonido directo, con una narrativa directa que se inmiscuyera en la realidad del pueblo, podríamos decir hacia un cine pobre, una especie de cine-ojo vertoviano, sin actitudes demagógicas, que puntuara una realidad humana, sin enmascaramientos de los problemas nacionales, por una estética del hambre, en busca de una transformación de la cultura. La propuesta era realmente revolucionaria; pretendía superar un cine anodino e insulso, dominado por intereses económicos, para dar cuenta de la tragedia del subdesarrollo y el hambre en América Latina, con una intencionalidad reivindicativa y crítica, desde una óptica izquierdista. Los cineastas de este movimiento se lanzaban a aprender mientras se lanzaban a sus realizaciones, para lograr una integración entre teoría y práctica
7) Glauber Rocha fue la figura más importante del Cinema Nôvo; había nacido en 1938, en el Estado de Bahía, educado en el seno de una familia presbiteriana y se había iniciado en la crítica cinematográfica desde los treces años, para luego dedicarse al teatro, al cine y al periodismo. Escribiría un ensayo titulado Revisión crítica del cine brasileño, publicado en 1963, donde analiza el malestar en la cultura cinematográfica de su país. Sus textos fueron profundamente polémicos, inspirados en una ideología marxista, que marcaría la pauta del Cinema Nôvo. El tema de la lucha de clases estaría presente en dos piezas claves de su filmografía: Dios y el diablo en la tierra del sol de 1964 y en Antonio das Mortes de 1969, y en su obra maestra Tierra en trance de 1967, en la que abordaba el asunto del golpe militar de 1964, en un puesta en escena muy barroca, productora de un particular y fascinante punto de vista. De ahí emigraría al África y a Europa para rodar en el Congo, El león tiene siete cabezas en 1969 y en España, al año siguiente haría Cabezas cortadas con Francisco Rabal para, poco a poco, ir haciendo un cine cada vez más incomprensible y morir finalmente en Río de Janeiro a la edad de cuarenta y tres años, a causa de una neumonía. Su estética es una estética de la violencia, con una poética personal, rebelde y colérica, con una gran tosquedad en la filmación de los planos. Así, Glauber Rocha se manifestaría como todo un innovador.
8) Ruy Guerra nació en Mozambique en 1931. En su África natal, ejercería como crítico de cine y abandonaría sus estudios en Portugal para irse a la Escuela de Cine de París, donde trabajaría con varios directores franceses, de donde se trasladaría al Brasil, donde se vincularía al movimiento del Cinema Nôvo. En 1980, haría una versión cinematográfica de la novela de Gabriel García Márquez, La cándida Eréndira y su abuela desalmada y en 1988 llevaría acabo para la televisión española, para la serie Amores difíciles, una versión de la Fábula de la bella palomera. Al año siguiente filmaría Me alquilo para soñar. En el 2004, haría una versión de la novela de Gabriel García Márquez, La mala hora sobre una ciudad con un pasado glorioso y próspero, de construcciones señoriales, detenida en el tiempo, donde nada sucedía, donde sus habitantes viven pequeñas vidas solitarias, insípidas y egoístas, hasta que un día los pasquines denuncian sus secretos más inconfesables. Ahora se lo considera un cineasta internacional, de raigambre neorrealista, con influencias de la Nueva Ola francesa, con una filmografía cargada de pesimismo, que dan cuenta de una vida personal cargada de frustraciones. Al llegar al Brasil, en 1964, haría la película Los fusiles, que lo consagra como gran realizador del cine latinoamericano, al tratar el tema de los problemas del Nordeste brasileño, sin acudir a los cánones tradicionales, con el uso de códigos sociológicos, etnográficos y estéticos para lograr una reflexión sobre la historia política, el ejército y la religión, el Poder y las relaciones de clase, donde lo popular se vincula con una mirada intelectual para contar historia del gran Sertão. Dulces cazadores de 1969, Los dioses y los muertos de 1972 y La caída de 1977, tienen fines más comerciales y esteticistas, con sesgos alegóricos e izquierdistas.
9) Nelson Pereira dos Santos, nacido en 1928, es descendiente de italianos, de profesión abogado, militante del Partido Comunista, a quien se considera el padre del Cinema Nôvo; un director de gran claridad y madurez intelectuales, quien haría dos de los grandes filmes sobre las favelas, como lugares de pobreza, marginación y discriminación como son Río, 40 grados (1954-1955) y Río, Zona Norte.
10) Roger Ebert es uno de los críticos cinematográficos más reconocidos en el mundo.
11) Era una crítica estadounidense, nacida en 1919 y muerta en el 2001, quien escribía para The New Yorker, quien llegaría a ser una de las principales críticas cinematográficas del mundo.
12) Es otro crítico estadounidense, nacido en 1924 y fallecido en el 2000, quien trabajaba para The New York Times, quien apoyaba con entusiasmo a muchos cineastas, entre ellos a Woody Allen.
13) Marilia Pêra no es una actriz improvisada pues prácticamente nació en uno de los camerinos de uno de los teatros brasileños, ya que provenía de una familia de actores y actuaría en las tablas prácticamente desde la más temprana infancia en una representación de Medea y a los doce años se convertiría en una bailarina clásica para pasar luego a ser actriz de vodevil, de teatro, de grandes musicales y de televisión para consagrarse en el cine con su actuación en Pixote, la ley del más débil, con su sensible interpretación de la prostituta Sueli. Otros filmes en el que se destacaría sería en La estación central del Brasil, acerca de una mujer que se gana la vida escribiendo cartas a los analfabetos que pasan por una estación brasileña, en Tieta de Agreste, tendría un alegre contrapunteo con la gran Sonia Braga y Amelia en la que representa a una camarera brasileña de Sarah Bernhardt, quien la induce a la gran actriz francesa a presentarse en Río de Janeiro y vivir exóticas aventuras en el verde Brasil.
14) José Louzeiro es un escritor y periodista brasileño, nacido en 1932, quien escribiría los diálogos del filme del mismo Babenco, Lucio Flavio o el pasajero de la agonía, basado en una novela de autoría, lo mismo que otros relatos policíacos como El caso Aracelli y El asesinato de Claudia Lessin Rodrigues.

Jesús Dapena Botero es colombiano residente en España.

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