NINIS Y NINICHÚS.
Poco duró, y poco duro fue, el debate que sostuvo el rector de la UNAM, José Narro Robles, con el secretario de educación federal, de apellido Lujambio, respecto al número de jóvenes que ni estudian ni trabajan, a quienes ahora les dicen NINIS. Narro fijó la cifra en 7 millones, pero Lujambio pretendió corregirlo aseverando que el número de ninis no llega a 300 mil.
El rector Narro no dejó pasar la osadía, de quien compite con algún gobernador en el uso de gel fijador en cantidades industriales. Más rápido de lo que cae un ejecutado (antes se usaba, para esta analogía, el canto del gallo; pero últimamente los ejecutados caen más rápido que el canto de los emplumados madrugadores) nuestro grácil rector respondió al engelado secretario con un tambache de cifras oficiales que no admitían duda: quienes no tienen oportunidad de estudio ni de trabajo rebasan los 7 millones, y contando.
La contundente respuesta del rector Narro no admitió réplica, así que Lujambio emprendió graciosa retirada, cual torero dando presurosos brinquitos hacia la barrera. Fue un subsecretario de educación, cuyo anonimato debemos respetar, quien puso fin al brevísimo debate admitiendo como irrebatibles las cifras de Narro, corrigiendo así a su propio jefe, tan preocupado por la documentada rebeldía del rector….y de sus cabellos, los de Lujambio, por supuesto.
Pero el debate, por breve, no permitió sacar a relucir una cifra oculta: el número de NINICHÚS. La cantidad de ninichús se está incrementando, quizá más aceleradamente que la cifra de ninis. Pero, por alguna razón, quizá entendible, los ninichús no están presentes en la preocupación de los actores políticos dominantes.
El caso prototípico de ninichús lo encontramos en el SNTE. En ese sindicato, la abeja reina de la corrupción sindical en México, Elba Esther Gordillo (Lady Garra), comanda un ejército de cien mil zánganos, siguiendo con el símil apícola. Esos cien mil "comisionados sindicales" están a la orden de Lady Garra Gordillo para sus trapacerías electorales, corruptelas sindicales y "educativas". Entonces, debe ser pertinente la siguiente pregunta sobre esos cien mil comisionados zánganos, alérgicos al gis: ¿Estudian, o trabajan?
Otro caso de ninichús lo encontramos en la alta burocracia federal. Al final del gobierno de Zedillo el número de altos burócratas (de director general adjunto para arriba) era de seis mil. Los gobiernos panistas han llevado esa cifra hasta 47500 (cuarenta y siete mil quinientos). Lo anterior significa que los panistas han multiplicado por ocho el número de mandos burocráticos. Suponiendo, sin conceder, que un panista hace el mismo trabajo que un zedillista ¿Qué hacen los otros siete?... ¿Estudian, o trabajan?
(Largo paréntesis para abundar, acerca de los ninichús de la alta burocracia: El sueldo promedio de la burocracia dorada, con Zedillo, era de 39,000 pesos, con prestaciones anualizadas por 200,000 pesos. Los panistas han elevado el salario promedio a 100,000 pesos mensuales, con prestaciones anualizadas por 700,000 pesos. Estos datos fueron publicados en Excelsior, Universal y La Jornada, en octubre de 2009, en el contexto de la discusión del presupuesto 2010).
Los anteriores dos ejemplos, de los comisionados sindicales de Lady Garra y la burocracia dorada, ilustran un hecho: el rector Narro también se quedó corto en su estimación de las personas que no estudian ni trabajan. Pero, ¿Porqué llamarlos ninichús? Pues por una razón muy simple: no estudian, no trabajan… pero ¡Qué lindo chupan del erario!
Martín Vélez
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