miércoles 8 de septiembre de 2010
Revuelta social
Arturo Soto Munguía
Las noticias que comenzaron a fluir ayer desde temprana hora, originadas en Cananea, prendieron todos los focos rojos en el tablero de la gobernabilidad, en una jornada violenta donde circularon versiones de un saldo rojo de hasta cuatro personas muertas.
El secretario de Gobierno, Héctor Larios Córdova ofreció al medio día una rueda de prensa en la que desmintió esas versiones y aseguró que había tres heridos de bala, uno de ellos de gravedad.
El responsable de la política interna en Sonora, aseguró que tiene documentados en imágenes, a los presuntos responsables de las agresiones, ubicándolos entre los sindicalistas de la Sección 65, algunos de los cuales fueron captados cuando preparaban bombas molotov y se cubrían el rostro con paliacates y capuchas.
El dirigente de la Sección 65, Sergio Tolano asegura que fueron ellos los agredidos y que sólo repelieron el ataque, pero las acusaciones se cruzan de uno y otro bando. Lo cierto es que la policía estatal detuvo ayer mismo a 26 mineros, todos de la 65 y entre los cuales se encuentran los presuntos autores de los disparos.
Los testimonios de pobladores de aquel municipio, que fueron entrevistados a lo largo del día en diferentes estaciones de radio, revelaban más que nerviosismo, terror por los acontecimientos violentos que pintan un cuadro de revuelta social en aquella comunidad, donde 'se están peleando hermanos contra hermanos'.
La gente en Cananea no gana para sustos. Su vida cotidiana se ha vuelto un infierno en el que conviven los ingredientes más peligrosos: pobreza extrema, desempleo galopante, falta de oportunidades, narcotráfico, pollerismo y ahora, la violencia desatada entre la población civil, en una comunidad que también desde hace rato permanece prácticamente sitiada por policías de todos los niveles.
Las escenas descritas por los pobladores a través de la radio son dantescas: golpes, corretizas, apedreados, hombres pateados y escupidos en el suelo, después de ser sometidos a madrizas colectivas. Balazos y llantos de niños y mujeres.
Comercios, autos y casas destrozadas ofrecen un paisaje nada alentador y más bien cercano al de aquellos días en que los mineros tomaron la calle para protestar contra sus patrones, se acercaron a una empresa maderera propiedad de norteamericanos, y fueron recibidos a tiros.
Si a eso no se le llama ingobernabilidad, ignoro qué puede merecer ese nombre.
Esa es la escena que detonó la violencia de 1906 y a la que se le atribuye el origen de la Revolución Mexicana.
Por cierto, una de las señoras entrevistadas en la radio, mencionó que el gobierno se está gastando sumas millonarias de dinero público en los festejos del centenario de la Revolución y el centenario de la Independencia; dinero que, dijo, debería ser mejor invertido en la generación de fuentes de empleo y en programas sociales para mejorar la calidad de vida de los cananenses.
El alcalde de Cananea, Reginaldo Duarte tuvo algunas participaciones en la radio, que lo mostraban con la voz entrecortada, visiblemente nervioso y asustado. Los antecedentes no son para menos. Cananea está en la orillita de la violencia y a un tris de que la sangre llegue al río.
Después de más de dos años de estallada la huelga, y un largo litigio en el que ha habido de todo, la violencia no cesa en el mineral y al contrario, amenaza con agudizarse toda vez que los mineros se están armando con lo que pueden -palos, piedras, hondas 'arriadoras', bombas molotov y armas de fuego-, lo que no presagia nada bueno.
La gobernabilidad en la comunidad minera parece estar prendida con alfileres, sin que se vea una salida a un conflicto donde ya son demasiado los intereses en juego, mucha la vocación provocadora y muy poca la voluntad de llegar a un acuerdo.
De hecho, el secretario de Gobierno fue muy claro ayer, cuando aseguró que no habrá negociaciones: "no hay interlocución válida cuando se interrumpe el estado de derecho", dijo.
"Cuando se agrede a personas, cuando se atenta contra los intereses específicos de otras personas no puede haber interlocución; nosotros intentaremos por todos los medios invitar a los ex trabajadores de la mina de Cananea a la prudencia, a la cordura, al uso de las vías legales", dijo.
Sin embargo, desde hace más de dos años que la prudencia, la cordura y las vías legales no han dado muchos resultados en términos de una solución satisfactoria para las partes en conflicto, a juzgar por los niveles de violencia que se están registrando y que ayer alcanzaron uno de los puntos más álgidos.
El solo hecho que de los enfrentamientos físicos se haya pasado a los balazos, en una zona donde también desde hace rato la violencia del crimen organizado ha puesto contra la pared a la población civil, con el registro de varios episodios altamente violentos.
Desde hace mucho, el abogado Raúl Sáinz Cota rebautizó a esa población, conocida también como Cuna de la Revolución, cambiándole el nombre a Cuna de Lobos, pero no por la telenovela que así llamada, sino por las camionetas Ford Lobo que circulan ostentosamente en sus calles. Esas camionetas, como se sabe, durante mucho tiempo fueron las preferidas de los narcotraficantes.
Y es que en la minera población, ubicada cerca de la frontera norte de México, la presencia de narcotráfico y los traficantes de personas forma parte del paisaje y la vida cotidiana desde hace muchísimos años, pero nunca se había agravado tanto como en los últimos dos.
Ese ingrediente adicional al conflicto entre mineros sindicalizados y el Grupo México, que no se caracteriza precisamente por ser una perita en dulce a la hora de las negociaciones con sus trabajadores, torna las cosas aún más graves.
--
soy como el clavo, que aun viejo y oxidado, sigue siendo clavo
Las noticias que comenzaron a fluir ayer desde temprana hora, originadas en Cananea, prendieron todos los focos rojos en el tablero de la gobernabilidad, en una jornada violenta donde circularon versiones de un saldo rojo de hasta cuatro personas muertas.
El secretario de Gobierno, Héctor Larios Córdova ofreció al medio día una rueda de prensa en la que desmintió esas versiones y aseguró que había tres heridos de bala, uno de ellos de gravedad.
El responsable de la política interna en Sonora, aseguró que tiene documentados en imágenes, a los presuntos responsables de las agresiones, ubicándolos entre los sindicalistas de la Sección 65, algunos de los cuales fueron captados cuando preparaban bombas molotov y se cubrían el rostro con paliacates y capuchas.
El dirigente de la Sección 65, Sergio Tolano asegura que fueron ellos los agredidos y que sólo repelieron el ataque, pero las acusaciones se cruzan de uno y otro bando. Lo cierto es que la policía estatal detuvo ayer mismo a 26 mineros, todos de la 65 y entre los cuales se encuentran los presuntos autores de los disparos.
Los testimonios de pobladores de aquel municipio, que fueron entrevistados a lo largo del día en diferentes estaciones de radio, revelaban más que nerviosismo, terror por los acontecimientos violentos que pintan un cuadro de revuelta social en aquella comunidad, donde 'se están peleando hermanos contra hermanos'.
La gente en Cananea no gana para sustos. Su vida cotidiana se ha vuelto un infierno en el que conviven los ingredientes más peligrosos: pobreza extrema, desempleo galopante, falta de oportunidades, narcotráfico, pollerismo y ahora, la violencia desatada entre la población civil, en una comunidad que también desde hace rato permanece prácticamente sitiada por policías de todos los niveles.
Las escenas descritas por los pobladores a través de la radio son dantescas: golpes, corretizas, apedreados, hombres pateados y escupidos en el suelo, después de ser sometidos a madrizas colectivas. Balazos y llantos de niños y mujeres.
Comercios, autos y casas destrozadas ofrecen un paisaje nada alentador y más bien cercano al de aquellos días en que los mineros tomaron la calle para protestar contra sus patrones, se acercaron a una empresa maderera propiedad de norteamericanos, y fueron recibidos a tiros.
Si a eso no se le llama ingobernabilidad, ignoro qué puede merecer ese nombre.
Esa es la escena que detonó la violencia de 1906 y a la que se le atribuye el origen de la Revolución Mexicana.
Por cierto, una de las señoras entrevistadas en la radio, mencionó que el gobierno se está gastando sumas millonarias de dinero público en los festejos del centenario de la Revolución y el centenario de la Independencia; dinero que, dijo, debería ser mejor invertido en la generación de fuentes de empleo y en programas sociales para mejorar la calidad de vida de los cananenses.
El alcalde de Cananea, Reginaldo Duarte tuvo algunas participaciones en la radio, que lo mostraban con la voz entrecortada, visiblemente nervioso y asustado. Los antecedentes no son para menos. Cananea está en la orillita de la violencia y a un tris de que la sangre llegue al río.
Después de más de dos años de estallada la huelga, y un largo litigio en el que ha habido de todo, la violencia no cesa en el mineral y al contrario, amenaza con agudizarse toda vez que los mineros se están armando con lo que pueden -palos, piedras, hondas 'arriadoras', bombas molotov y armas de fuego-, lo que no presagia nada bueno.
La gobernabilidad en la comunidad minera parece estar prendida con alfileres, sin que se vea una salida a un conflicto donde ya son demasiado los intereses en juego, mucha la vocación provocadora y muy poca la voluntad de llegar a un acuerdo.
De hecho, el secretario de Gobierno fue muy claro ayer, cuando aseguró que no habrá negociaciones: "no hay interlocución válida cuando se interrumpe el estado de derecho", dijo.
"Cuando se agrede a personas, cuando se atenta contra los intereses específicos de otras personas no puede haber interlocución; nosotros intentaremos por todos los medios invitar a los ex trabajadores de la mina de Cananea a la prudencia, a la cordura, al uso de las vías legales", dijo.
Sin embargo, desde hace más de dos años que la prudencia, la cordura y las vías legales no han dado muchos resultados en términos de una solución satisfactoria para las partes en conflicto, a juzgar por los niveles de violencia que se están registrando y que ayer alcanzaron uno de los puntos más álgidos.
El solo hecho que de los enfrentamientos físicos se haya pasado a los balazos, en una zona donde también desde hace rato la violencia del crimen organizado ha puesto contra la pared a la población civil, con el registro de varios episodios altamente violentos.
Desde hace mucho, el abogado Raúl Sáinz Cota rebautizó a esa población, conocida también como Cuna de la Revolución, cambiándole el nombre a Cuna de Lobos, pero no por la telenovela que así llamada, sino por las camionetas Ford Lobo que circulan ostentosamente en sus calles. Esas camionetas, como se sabe, durante mucho tiempo fueron las preferidas de los narcotraficantes.
Y es que en la minera población, ubicada cerca de la frontera norte de México, la presencia de narcotráfico y los traficantes de personas forma parte del paisaje y la vida cotidiana desde hace muchísimos años, pero nunca se había agravado tanto como en los últimos dos.
Ese ingrediente adicional al conflicto entre mineros sindicalizados y el Grupo México, que no se caracteriza precisamente por ser una perita en dulce a la hora de las negociaciones con sus trabajadores, torna las cosas aún más graves.
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soy como el clavo, que aun viejo y oxidado, sigue siendo clavo
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