miércoles, 28 de noviembre de 2007

Argentina y Brasil preparan un cohete espacial y nosotros, porque no ?

por Daniel Lorenzo
AméricaEconomía 

 

Bariloche, 10 de noviembre – Argentina y Brasil preparan un cohete en conjunto. Y ya hicieron un primer despegue.

Fue un hecho totalmente ignorado. En julio pasado, desde una base naval argentina cercana a la patagónica Bahía Blanca, en Argentina, un cohete despegó. ¿Un ejercicio con un misil? No. Algo distinto: la primera prueba de un "vehículo balístico" (bautizado así porque su trayectoria no es controlada) de una altura de 3.4 metros y un peso de 60 kilos.

Aquel día, el combustible líquido, provisto por el Centro Atómico Bariloche, impulsó a la nave con sólo unos cuatro kilos de la "carga útil" en la ojiva –un receptor GPS y un par de acelerómetros como parte del equipamiento electrónico propio. Al consumirse el combustible, el cohete cayó a tierra colgado de un paracaídas.

El vuelo del Tronador I apenas fue un susurro. Sin embargo, es el comienzo de un plan que sí puede provocar más ruido: la primera fase en el desarrollo de un cohete del que se espera que en pocos años pueda ubicar sus primeros satélites en órbita. Tal es el objetivo de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales, Conae, de Argentina: poner a punto un lanzador de satélites pequeños, de entre 200 y 500 kilos, que los sitúe en órbita a 500 kilómetros de la Tierra.

Para quienes piensen que la construcción de vehículos capaces de colocar satélites en el espacio es una actividad onerosa que lleva cuatro décadas, el físico Raúl Colomb, miembro del Directorio de Conae, les responde con cifras: "sólo en 1999 el transporte y la industria espacial en Estados Unidos implicaron una actividad de 61,000 millones de dólares", dijo. "Y dejaron ganancias por 16,000 millones de dólares, generando 500,000 puestos de trabajo".

A nivel global, "en 2001, los beneficios mundiales de la actividad fueron de 83,000 millones de dólares y hasta 2007 crecieron a 763,000 millones", dijo. Aunque lejanas a la realidad latinoamericana, estas cifras resultan la principal inspiración para la carrera espacial latina.

Quien también mira estos números con interés es Brasil. En materia de cohetería es el país de mayor desarrollo del continente. Si bien su crecimiento se vio seriamente afectado por un accidente en agosto de 2003, cuando 21 especialistas murieron al estallar el cohete VLS 1 en la rampa de lanzamiento, este invierno lanzó –desde su base de Alcántara– el VSB 30, un cohete de sondeo con nueve experimentos científicos en microgravedad.

Con 12 metros de alto y cerca de 400 kilos de carga útil, el equipo realizó un vuelo de 20 minutos hasta los 270 kilómetros de altura.

El lanzamiento fue hecho en cooperación con la agencia espacial de Alemania y estuvo precedido por varias pruebas en Europa. La agencia espacial brasileña informó que su próximo objetivo es obtener un lanzador que sea homologado por la agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) y comience una fase industrial comercial.

¿Por qué quieren argentinos y brasileños desarrollar sus propias plataformas de acceso al espacio? ¿Acaso con las que proveen Estados Unidos, Europa y las ex repúblicas soviéticas en Asia Central no alcanza? De acuerdo con la Conae, no. La incursión en la industria de los lanzadores busca ganar autonomía en un servicio de alto costo: elevar un kilo al espacio cuesta al país que lo pide alrededor de 20,000 dólares y varios años en lista de espera.

Esto ha hecho que la actividad espacial argentina sea considerada un "programa de Estado imprescindible" e incluya la fabricación y lanzamiento de satélites de observación y de comunicaciones.

Además, tener satélites en el espacio en tiempo y forma puede ser fundamental para algunos negocios. "A un satélite (propio) puedo pedirle que monitoree el campo en China y que baje la información cuando pase sobre Córdoba", dijo Coloma "Así puedo saber, por ejemplo, cuánta soja produce un competidor". Para él, los precios del agro en Chicago deben establecerse de esta manera, a diario, sobre la base de un conocimiento detallado de cuántas toneladas se producen de determinado cultivo.

Pero ir al espacio no es cosa fácil. En 1996 un cohete Pegasus, de Estados Unidos, lanzó el SAC-B, el primer satélite argentino de teleobservación de la Tierra fabricado en los laboratorios de la empresa estatal provincial Invap, en Bariloche. Un error de operación del lanzador estadounidense frustró la puesta en órbita y el equipo terminó siendo destruido. Dos años después, Argentina se repuso del golpe y volvió a la carga con el SAC-A, el cual fue puesto en órbita con éxito por el trasbordador Endeavour.

En 2000, en tanto, un cohete Delta II lanzó el satélite SAC-C, el más grande e importante de los fabricados en Bariloche. En noviembre cumple siete años de servicios de excelencia.

Hoy la Conae prepara las misiones SAC-D / Aquarius y Soacom (esta última con dos satélites), la primera en conjunto con Estados Unidos y la siguiente con Italia. Se trata de proyectos ya avanzados en ingeniería y con partes estructurales en Bariloche, con lanzamientos programados para 2009, 2010 y 2011.

Colomb, quien también es director científico de la Misión SAC-C, explica que el proyecto Tronador surgió por razones, en esencia, económicas.

"El lanzamiento del SAC-C le costó a la NASA (la agencia espacial estadounidense) cerca de 75 millones de dólares. Los Soacom serán muy costosos y su lanzamiento estará a cargo de Argentina. En su desarrollo espacial el país debe resolver el alto costo que significa poner un satélite en órbita", dijo.

Agrega que, además, el problema de la disponibilidad de lanzadores es cada vez más agudo. Cada proyecto satelital que desea el país debe comenzar con negociaciones en todo el mundo para programar un lanzamiento, ya que el aparato está ligado en su fase de diseño estructural de detalle al vehículo que lo llevará a su órbita. "Por eso Argentina busca un desarrollo propio en cohetería", dijo Colomb.

Si Argentina y Brasil ya han decidido correr el riesgo e invertir en el acceso y uso del espacio, en México la situación es menos clara. Desde el año pasado, Satmex, el principal operador satelital, donde el gobierno cuenta con 20% de propiedad, está buscando recapitalizarse, luego que nadie quisiera comprar la empresa.

La compañía y los acreedores (que tienen 78% de participación) esperaban que el gobierno mexicano interviniera para apoyar su situación financiera, mientras se terminaba de replantear un nuevo proceso de venta. Sin embargo el gobierno del presidente Calderón anunció que no tenía intenciones de salvarla con recursos propios ni con estímulos fiscales, y que la empresa debería buscar alternativas para refinanciar su deuda y lograr una mejor capitalización.

Una situación complicada, que podría impactar en el proyecto más inminente de la firma: el lanzamiento del satélite Satmex 8. En Argentina, en cambio, el gobierno de Néstor Kirchner creó el año pasado la agencia Arsat, integrada por varios organismos tecnológicos y empresas privadas del país, que ya encargó la construcción de dos satélites a la firma Invap, de Bariloche.

Sucede que el país deberá reemplazar el satélite Nahuelsat, que está en la posición orbital 71, desde hace 12 años. Néstor Borsetta, a cargo de la Gerencia Espacial y Gobierno de Invap, revela que "el satélite Arsat I tendrá la tecnología más avanzada y con lanzamiento incluido costará unos 100 millones de dólares" y que deberá ser lanzado en el segundo semestre de 2011. "Luego, en no más de dos años, estará en órbita el siguiente, el Arsat II, para ser ubicado en la posición 82", dijo.

Volviendo al Tronador, los desafíos de ingeniería no son pocos. En el fuselaje del cohete trabaja un instituto aeroespacial de la provincia de Córdoba, donde también se ocupan de los equipos de guiado y control.

La fase siguiente, del Tronador II, tendrá a Brasil como protagonista estelar, ya que se vinculará con su proyecto de lanzador VS 30. "Probablemente el próximo lanzamiento se realice allá antes de fin de año", se entusiasma Colomb. Mientras tanto, los cielos argentinos esperan.

Copyright © 2007 Dow Jones & Company, Inc. All Rights Reserved

Fecha de publicación: 27/11/2007
--
Fernando V. Ochoa
cel 6621 50-83-33
ser como el clavo, que aun oxidado, sigue siendo clavo.
mas informacion, libros, noticias y otros asuntos en  http://pregonero.spaces.live.com/

No hay comentarios.: